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17


Farey

En un cerrar y abrir de ojos un día, dos, tres, cuatro y cinco días habían pasado, cuando estas como yo solo sentada y haciendo nada ves el tiempo pasar, como amanece, atardece y cae la noche. Estoy como un florero pero solo que si puedo hablar como cotorra.

Porque sino pasaría todo el día durmiendo, que no es una mala idea pero estoy a punto de tirarme del techo, odio no hacer absolutamente nada, todos me ayudan, o me hacen el desayuno, a lavarme la cabeza como ahora, aunque no mentirte Pearce tiene unos dedos increíbles que te hacen cerrar los ojos y disfrutar, pero aún así odio esto.

—No te duermas —se burló 

—Cállate o te empapó —advertí 

La realidad es que no tenía la más mínima idea como es que no me incomoda que el este entre mis piernas lavándome la cabeza contra la palangana.

Estoy vestida, para su mala suerte solo me ayuda con la cabeza, de mi cadera hacia abajo lo hago sola, puedo perfectamente. Que tampoco se me ilusione mucho.

—¿Qué haremos después? —quise saber abriendo mis ojos y siendo recibida por su mirada y extrañamente no sonreía 

Desde que me había despertado note algo bastante raro en el aire y en él y Madox también, como extraños pero no se el porque.

—¿Tú?. Quizás puedas sentarte afuera, mirar algo o pensar en lo guapo que soy —vale, no tiene sonrisa pero su lengua nunca la pierde. Rodó los ojos

—Pensaré de lo idiota que eres 

—Mientras sea de mi, me sentiré halagado 

—Entonces no pensaré nada —sonrió

Sus ojos me miraron, y notó algo extraño, mierda me causa muchos nervios y eso es algo que no me gusta para nada.

No hablé más hasta que terminó su tarea, secó mi cabello y luego salió del baño y yo lo seguí detrás, tome el peine que está encima de la cama, me senté y despacio comencé a cepillarlo. Pero no por mucho, me quitó el cepillo y se encargó él en silencio a cepillar mi cabello, mordí mi lengua despacio para no preguntar que mierda pasa quizás solo son cosas mías y me estoy haciendo la idea. 

O también ya me está haciendo mucho efecto las pastillas que estoy tomando.

Al terminar, lo observe recoger las cosas que había utilizado y luego salió de la habitación, sin decir nada. Lo que es raro porque cuando él me ayuda suelta alguna estupidez.

Decidí no dar mucha pelota y jugar un rato con Runny que está echada encima de la almohada, perfecto me dejará todos sus pelos encima.

Me levanté y tomé un pequeño juguete en forma de pato que tiene adoración con él, cuando lo ve se vuelve loca y corre por todos lados con él en la boca o le gusta que se lo haga atrapar.

Mi cuerpo está jugando con Runny pero mi mente está dando vueltas a la extraña actitud de casi todos los que había visto. Vale, no daré muchas vueltas y solo intentaré pensar en nada, aunque sea difícil. 

Por un rato estuve jugando con Runny hasta que escuché un par de veces abajo, aunque con el silencio que reinaba en todo el lugar hasta la respiración puedo oír. Estoy casi cien por ciento segura de que Thiara está abajo, por la vos me parece que es ella. 

Escuché unos pasos y luego apareció la rubia en la puerta, tenía una mirada extraña y parecía un poco rara.
Vale, algo pasa. 

—Hola linda —sonrió 

—Tenemos que hablar —entró y se sentó a mi lado 

—Primero buenos días —empujé con mi brazo sano su hombro 

—La manda entro en celo Farey 

Vale, sin anestesia ni nada. 

Espera, ¡¿acaso dijo que entró la manda en celo?! 

Cuándo un animal entra en celo, significa que te quieren dar duro contra el suelo por muchos días. 

Vale, mi voz interior tiene razón y yo mientras termino de procesar toda la información que llega a mi mente mi cuerpo tomó vida propia salí de la habitación, Madox está parado al inicio de las escaleras y quizás se cruzó la idea de tirarme por las escaleras para no pasar por su lado. 

—Farey... —comenzó a acercarse 

—Si te acercas te golpeare —avisó

—Tranquila —se corrió y me dejó el pase libre por lo que no dudé en bajar las escaleras en segundos.

Entre en la cocina, no tengo la menor puta idea de porque mierda baje. No estoy siendo dueña de mis acciones, solo estoy actuando por instinto.
Había agarrado un sartén que estaba encima de la cocina.

¿Les doy un sartenazo o no?

¿Me encierro en la habitación o no?

¿Salgo corriendo o no?

Preguntas y más preguntas rondan por mi cabeza causando que me esté volviendo paranoica.

Sentí sus presencias a mis espaldas causando que apriete con fuerza el mango del sartén, vale vamos a tranquilizarnos y no ponernos paranoica.

—Farey —Pearce me llamó y yo no quise darme vuelta—. Tienes que tranquilizarte 

Como si eso fuera fácil.

—Esto está siendo diferente —Madox habló—. Déjanos explicarte 

Me di la vuelta y los observé, están en la entrada de la cocina, parecen un poco raros pero muy tranquilos y sin intenciones de saltarme encima, pero no dejaré la sartén.

—Hablen —exigo 

—Es totalmente diferente a como te lo estás imaginando —Madox explicó 

—¿Ósea?...

—No sentimos la necesidad de…

Aparearse,entiendo.

—¿Cómo? —pregunto confusa—. ¿Osea que no se tiraran encima de mi?

Pearce se tentó, vale si fui muy directa y sin pelo en la lengua, pero tengo que saber.

—Exactamente, no sabemos porqué pero no tenemos ese impulso sólo el de estar a tu lado —Pearce asintió luego de que dejara de reírse

Y aún así no suelto la sartén, es mi salvación.

Los sartenes mandarán.

Los sartenes son la nueva religión.

—¿Puedes dejar ese sartén? —Pearce ocupó lugar en uno de los bancos mientras pedía que dejara el sartén 

Dude, tardó un rato en dejarlo pero lo ise.

Suspiró, necesito calmar mi mente y mi mente y mi nerviosismo, esto no me gusta, porque no se como calmar el nerviosismo que crece en mi interior, detesto esta sensación de no saber qué hacer y no poder manejar mi locura interior, culpo a esta mierda del celo.

Me quedé recostada contra la mesada, pensando en muchas cosas que al final no tienen coherencia, es una mierda.
Me pasa cada vez que estoy muy, demasiado nerviosa, no puedo estar sentada y pienso en muchísimas cosas.
Hasta qué mierda nació Obama.

—Tienes que tranquilizarte o te dará algo mujer —otra vez Pearce pidió que me calmará 

—¡Joder tío!,  ¡No puedo! —golpeó el suelo con mi pie.

Suspiró mientras salgo de la cocina, me estoy enfadando, detesto esto. 
¿Por qué me pasa a mi?

Subí las escaleras, necesito dormir un rato o ocupar mi mente en otra cosa que no tenga nada que ver con lo que pasa y con este lugar.

Al entrar Runny se bajó de la cama y camino hasta mis piernas donde comenzó a refregarse contra estas en busca de atención.
Voy hasta la cama y me acomodó en esta, dejó que la pequeña gata se acueste sobre mis piernas mientras me concreto solo en acariciar su pelaje.

Funcionó por un rato hasta que sentí el olor conocido para mi nariz, vale volvemos con la misma mierda de los nervios que no se habían ido, solo disminuyeron un poco.

—Farey… —mi nombre salió de sus labios pero lo interrumpí sin mirarlo 

—Si vas a entrar, hazlo. Pero no abras tu boca y déjame en paz. No me jodas los ovarios —solté sin más

Se movió hasta la silla que está al lado de la puerta del baño, se sentó sin decir nada y yo seguí acariciando el pelaje de mi pequeña hasta que esta se levantó y bajó de la cama.

Vale, mi gata no quiere ayudar a su madre. Hoy no come 

Apoyé la cabeza contra la pared, cerré los ojos y quise dejar mi mente en blanco, realmente quise pero no pude.

¿Acaso estoy siendo juzgada por beber tanto café? Va, eso sí puede ser. Pero, mierda hubieran esperado a que no estuviera lastimada y necesitará ayuda.

Necesito café, voy a morir de tanta cosa.

Me levanté de la cama y miré a Runny en los brazos de Madox, traidora.

Salí de la habitación, bajé las escaleras y entré a la cocina, Pearce está sentado en la isla me da la espalda pero eso no significa que no sepa que estoy detrás suyo.

Intente no dejar que su mirada en mi espalda no me afectará mientras preparo mi café, pero los nervios están haciendo demasiado estragos, mi mano tiembla y realmente quise que no me afectara, quise pero no pude evitarlo.

La tasa por un movimiento torpe de mi temblorosa mano la bolque y se cayó de lado, causando que el café y el azúcar se regaran, vale por suerte aún no había puesto el agua.

Solté un suspiro tratando de limpiar el desastre que hice, pero otra mano tomó el trapo que usaba para limpiar y lo iso por mi, tener tan cerca a Pearce me pone aún más nerviosa.

—Siéntate, yo te lo preparó —sonrió mirándome de reojo 

No le llevé la contraria y me fui a sentar en un banco mientras esperaba mi café.

—No se que me pasa —suspiró

—Debe de ser por el celo —aseguro mientras terminaba mi café

—Y una mierda —bufó, esto es como un grano en el culo

¿No podía atacarme más el hambre?

¿Sueño?

¿Nada?

No me da nervios y me quiero cagar en la madre de medio mundo porque exactamente lo que más odio es ponerme nerviosa, y lo que sucede es eso, nervios hasta para mear.

Cuando tuve la tasa de café en frente de mí la tomé y dejé que el olor me relajará.
Puedo ir al infierno pero si es por beber café yo misma voy sola, nadie me tiene que obligar porque amo con cada átomo de mi cuerpo este sabor.

Bebí tranquilamente del café, sin prestar atención a nada, solo somos el café y yo.
Claro, café, yo y nervios no.

Realmente esto es una mierda, una completa mierda. Pero una mierda no tan mala que me permite beber café.

No hablé hasta que tuve mi taza de café sin nada, osea unos cuantos minutos sin decir nada.

No quise levantarme, solo me quedé observando la taza vacía mientras solo pienso en una simple cosa. 

Quiero que esto acabe y no llevo ni un día. 

—¿Quieres comer algo? —Pearce preguntó rompiendo el silencio

—No, estoy bien —murmuró levantándome de la silla para dejar la tasa en el fregadero 

Salí de la cocina y coloque mi mirada en el living, quizás pueda ver algo en el televisor. Asique directamente en vez de meterme en la habitación fui hasta el sofá más grande y le senté en este, no sin antes haber tomado el control.

Prendí el televisor y comencé a buscar algo, cuando vi que estaban dando Hemlock grove no dude en ponerla, desde que me había lastimado el hombro no la había visto y había dejado a mis amores.

Preste total atención a la trama, y aunque sentí como Madox ocupó lugar a mi lado y Pearce en el otro sofá no deje de mirar el televisor.

Todo paso un poco lento, y desgraciadamente había terminado la serie y estoy que le tiró un zapato al televisor.

—¡NO PUDO HABER MUERTO! —le grité al televisor—. ¡PUTO!

—Oh pero termino bien —Madox exclamó y yo lo mire como la niña de exorcista 

—¡¿Como que bien?! —chille—. ¡LE QUITARON A SU HIJA!

—Pero el no es que fuera muy buen padre —Pearce compartió la opinión que no le pedí

Tomé un cojín y se lo lanzó en la cabeza, este solo se río.

Idiota.

—¡Es mi amor!, no puede morir —suspiró

—¿Tu amor? —Pearce alzó sus cejas

—Es guapisimo —suspiro enamorada—. Con él me casó

—¿Sabes que no existe, no? —cojin para Madox 

—¿Saben que dormirán con los perros?

—No tenemos perros —dijeron al anuncio 

—Adivinen, ustedes son los perros 

Se rieron, a la vez. Y eso causó una sacudida de emoción en mi interior.
Ignore como pude esas emociones, y solo rodé los ojos.

Roman, siempre serás mi amado.

—Estas graciosa hoy —Pearce sonrió

—La próxima será un zapato 

—Y agresiva —Madox agregó, alguien quiere zapatazos 

Apoye la cabeza sobre el respaldo del sofá pero un punzada de molestia en mi hombro me causó una mueca, y se que esa molestia después se convertirá en dolor y tendré que tomar las pastillas, pero como soy demasiado floja me quede sentada sin hacer nada, si no me muevo mucho estaré bien hasta que el dolor empiece sólo.

—¿Te duele? —Madox preguntó 

—No, por ahora esta bien —lo miré por unos segundos

Sonrió de lado cuando Runny apareció y se sentó en mis piernas, observandome con sus hermosos ojos azules.
Es una pequeña que es muy inteligente y sabe muy bien las cosas a pesar de no tener más de un año es una gata muy hermosa y inteligente, cada ves que estoy triste, enojada, o felicidad ella parecía entenderlo a pesar de que lleva muy poco tiempo conmigo ella parecía haberse acostumbre muy fácil al lugar y a mi.

No podía negar que estoy encantada con esta pequeña, siempre quise tener una mascota pero antes vivía con mis padres, después con las chicas y cuando tenía trabajo,  entonces no tenía tiempo para poder cuidar a una mascota y ahora que la tengo la adoro con mi alma.

El silencio que se formó no fue malo, en realidad es el perfecto silencio en que no necesitás más que solo disfrutar de él y me encanta.
Perfecto para la situación.

Claro, si es que a los dos acompañantes que tengo no le da por conversar.

Por un largo rato estuvimos así, Madox colocó una película pero no me estoy prestando mucha atención, mi mente está recordando mucha información, el hecho de que estos son hermanos y que no es normal que sean los dos alfas de una sola manada, que todo esto se base en una leyenda que no tengo la menor idea de cual es, de como mis padres son parte del mundo sobrenatural, como a pesar de ser humana sentí la magia aquel día y no creo que sea porque hay un lazo entre ellos y yo, no me la creo, se que hay algo grande detrás de todo esto. 

Es agobiante no saber a ciencia cierta qué pasa con mi vida, la pregunta que no deja de rondar en mi cabeza es simple, ¿porque soy humana si mis padres son lobos?.
Y la respuesta solo me la pueden dar mis progenitores quienes no sé cuando vendrán y podré verlos.

No entiendo el porqué, si mis padres son lobos la ciencia es que yo al nacer lo hubiera sido, lo hubiera porque soy humana que los propios humanos.

Esto me frustra demasiado. 
No me gusta esto, quiero saber porqué yo nací así, ¿Acaso nací fallada?.

Vale no, no pienses así Farey Reynolds 

Me resongo a mi misma.

La película para estar buena o eso quiero creer mientras observo cómo va terminando mientras no entiendo ni una mierda.

—¿Qué te pareció? —Madox pregunto 

Vale, ¿le dijo la verdad o miento?

—Estuvo buena —asiento despacio

—¿No le prestas atención, no? —sonrió 

Okey, fui descubierta

—Me encerré en mi mundo de dudas —suspiró—. Tengo muchas preguntas que no le encuentro respuestas 

—Dinos las preguntas que podemos responderte —Pearce se acomodó en el sofa a mi lado

Vale, nervios déjenme un segundo en paz por favor.

—¿A qué leyenda se refieren? —preguntó 

—¿Cual de todas? —la mirada graciosa de Pearce casi me hace rodar los ojos 

—A la que pertenecemos 

—Pensé que ya sabías —murmuró con confusión, Madox está en silencio, esta vez parece que Pearce será quien relata una historia 

—No, es estúpido pero no me e puesto a pensar en eso hasta ahora —rodo los ojos 

—Bien —se acomodó—. Es fácil, hace no se cuanto tiempo una mujer amo a dos hombres con tanto fervor como si estuviera vinculada a ellos, más fuerte que el vínculo de almas gemelas y en ese entonces solo se decía que se podía amar a una sola persona pero ella no lo iso, y esos dos hombres tampoco dieron mucha pelota. Pero no se bien si es que los mataron, o si la mataron a ella pero si se que nunca pudieron estar juntos y felices, siempre estuvieron escondiéndose y amándose en secreto. 

》Por si preguntas, yo opinó que si ella los amaba con tanta fuerza, y ellos a ella tendrían que haber mandado todo a la mierda, irse y ser felices. Pero no lo hicieron, se siguieron viendo, siguieron creando ese vínculo, fueron descubiertos y murieron. Fin 

Vale, Pearce es una mierda explicando, o no le gusta hacerlo pero aún así entendí perfectamente lo que sucedió. 

Una mujer fue castigada por amar, vale mejor que no nací en esa época o seguro no hubiera durado ni treinta años. 

—Pearce eres una mierda explicando —Madox leyó mi mente causando que ría 

—No me gusta explicar —el susodicho rodó los ojo 

—Te e faltado la cosa más importante idiota —el otro peligro a mi lado se llevo la mano a su frente 

—¡Oh que idiota soy! —Pearce aseguró—. La chica era una bruja y antes de morir creó como una "maldición", ella sabía que no podría ser feliz con ellos dos, pero no dejó que su amor quedara en el olvido, ella sabía algo, nadie lo supo solo que el amor que sentía por ellos dos no era una equivocación y que eso tendría que demostrarse, dejó dicho ese amor no se moriría, que en otra vida el renacerá ese amor, por muchos años realmente se creyó eso pero después se volvió una leyenda hasta que nacimos nosotros y aquí estamos 

—Exactamente, parece que esa chica quería que alguien pudiera tener lo que ella no pudo 

—Entonces, ¿antes esto había sucedido? 

—No, por eso es sorprendente para muchos —Madox respondió—. Es la primera vez que sucede después de esa chica

—Vale, osea hasta antes que nacieramos no había sucedido —hable para mi misma

—Si, hasta llegó a creerse que eso no iba a suceder pero no es así. Cuando nacimos nuestros padres lo supieron, luego nos explicaron a nosotros y tu llegaste sin más —Madox me observa, siento su mirada pero no lo miró, estoy observando la pantalla apagada

Esto solo significa una simple cosa, o esa chica pudo ver algo que nadie supo, o escondía un gran secreto, pero de que sabía que ese amor y ese vínculo que tenía entre ellos no iba a morir, ella lo sabía y por eso se encargó de que renaciera en nosotros.

¿Pero por qué?

¿Por qué no sucedió antes?

¿Porque exactamente nosotros?

Miles de preguntas comenzaron a hacerse en mi cabeza, es que. Aún no entiendo el porqué, quizás porque yo nací humana, quizás porque ellos son los únicos que después de muchísimo tiempo tienen la conexión con la magia.
O quizás hay un porque pero no lo sabemos.

De repente el viento comenzó a hacerse más fuerte, hasta hacer ruidos que te causan una extraña sensación  y con él también vino de a poco el frío y claramente soy la única que lo siente más que ellos.

La punta de mis dedos de mi manos y mis pies comenzaron a enfriarse rápidamente.

Quise rápidamente calentar mis manos y pies, de pequeña había tenido algunas convulsiones. No se porque vergas pero las había tenido, mamá me decía que tenía que tener cuidado cuando me pasaba esto, una mierda.

Me levanté del sofá para ir en busca de una manta y un café caliente. Pero ellos se interpusieron en mi camino y por unos cortos segundos sentí que los nervios me harían desfallecer, pero no.

—¿A dónde vas? —Madox preguntó 

—Se ha puesto muy frío, se me están congelando los dedos de la mano y los pies —froto mis manos—. Se a puesto horrible 

—Dame tus manos —Pearce murmuró acercándose lo suficiente para tomar mis manos

Vale, es la sensación más satisfactoria que haya sentido en mi vida, el calor de sus manos contrastando el frío de las mías casi me saca un suspiro, parece el agua que hierve a más de 100° y me encanta, además los nervios han disminuido bastante y eso me está causando mucha relajación.

—Madox, trae una manta —Pearce murmuró mirando a su hermano

Mientras no sueltes mis manos, todo estará bien.

Nos sentamos en el sofá, él no soltó mis manos y yo tampoco dije nada para que lo hiciera, si Madox quiere les doy mis pies, si sus manos están igual que la de sus hermano sin duda lo hago.

Hablando del rey de Roma, apareció con una manta bastante gruesa en sus brazos, la colocó encima de mis piernas y por casi un microsegundo tenerlos así de cerca fue una explosión de distintas emociones que me hicieron sentir sumamente inexplicable.

Pero solo fue por ese micro segundo.

Este se separó y creo que fue a la cocina, me acomodó en el sofá y dejé que la grata sección de calor que las manos del pelinegro me relaje.
Hasta que Madox volvió con una taza de café, ya puedo morir en paz.

Tome la taza de café y el calor que desprendía no era nada comparado con las manos de Pearce.

Bebí luego de soplar un par de veces el líquido, oh esto me encanta.

En el televisor comenzó a reproducirse una película y esta vez sí le presté atención, es muy buena. Se llama Geo Tormenta y es sumamente buena, me gusta.

La película duró a cerca de dos horas, la noche de a poco está comenzando a caer y el frío se aumenta causando que parezca que voy para el polo, me enrolle como pude en la gran manta gruesa y tenía a dos lobos a mis costados que desprendían un grato calor que me ayuda a estar bastante bien.

—¿Quieres cenar algo? —Madox preguntó

—No tengo mucha hambre 

—Tienes que comer algo, no volverás a tomar las pastillas sin comer algo antes —me regaño y yo solo sonrío con toda la inocencia que tengo 

Tu inocencia la perdiste el día en empezaste a pensar cosas sucias con Henry Cavill

Mi voz me recordó y casi me ahogo con mi propia saliva, mierda es verdad.

Y la re mataste cuando se la mamaste a…

¡CÁLLATE! 

En mi mente chille tratando de sacar esa imagen de mi cabeza, padre nuestro perdona mis pecados.

No estaba pensando en muchas cosas en ese momento, pero conste que yo iba a rezar pero me desvíe del camino.

Ni dios te quiere en el cielo 

¡Oh cállate!

¿La verdad duele?

Para nada, prefiero estar en el infierno antes que con un señor viejo.

Pecadora

No le respondí a mi vos, yo era un ángel pero me desvíe del camino pero uno siempre puede volver, ¿no?, ¿NO?.

Pero volviendo al tema de las pastillas, un día tomé las pastillas sin haber comido nada y después parecía más muerta que viva, me cayó tan mal que ese día termine vomitando hasta lo que había comida en el vientre de mi madre y pasé todo el día en la cama creo que delirando cosas sin sentido, desde ese dia todos se aseguran que coma lo suficiente para después tomar las pastillas, nadie quiere verlo a pasar lo que pasaron. Y siendo sincera, yo tampoco.

—¿Sándwiches? —pregunto levantándome y yendo a la cocina

—¿Carne? —Pearce pregunto detrás mío

—Sándwiches —afirmó 

Se río, pero vamos que al final termine ganando y comeré ricos sándwiches.

Me senté en un banco y acomodó la manta para que no se cayera, tener solo un brazo sano es horrible aunque prefiere esto a no tener algo roto en el pie o piernas, ya hay me hubiera muerto sola.

Madox se sentó en una esquina de la isla y yo estoy a su costado, mientras Pearce deja distintas cosas sobre esta, lechuga, huevo duro, tomate, atún, mayonesa y pan para hacer sándwiches.

Yo no quiero ser mañosa, pero acá todos parecen querer hacerme una, y yo soy de carne débil para eso. Después no me pueden culpar.

—¿Seguro que eso será un sándwich común? —alce las cejas mientras observo cómo los va preparando 

—Preciosa, esto será mi famoso sándwich —alardeó

—Oh disculpa chef profesional —casi me río en su cara, me esta gustando burlarme de él 

—Vas a morirte cuando lo pruebes —aseguró muy seguro de sí mismo

—Tampoco exageremos hermano —Madox se unió a mi juego de burlarnos de Pearce

—Mejor tu no hables, aún no puedo creer que hayas quemado mi amada Sofía —exclamó don dramático 

—Superarlo —el pelinegro a mi lado sonrió con burla

—¿Quién era Sofía y a quien quemaste? —pregunte 

—Sofía era una olla —y ahí me empiezo a mear de la risa

¡Una olla se llamaba Sofía!

Me duele la panza de tanto reír.

—Era mi amada Sofía —don dramático exclamó luego de que dejara de reírme—. Respeta a los difuntos 

—¿Realmente llamaste Sofía a una olla? —preguntó tratando de no reírme otra vez

—Y no lo viste hablarle —Madox hizo que susurraba sin dejar de mirar a su hermano 

Y ahí estalle a carcajadas.

Sin pensar en nada más que eso una parte de mi, muy en el fondo que no le prestaba atención creció en mi interior, dándome una sensación de comodidad, comodidad por estar así, estando con dos hombres que estaban empezando a desatar de apoco cosas que ahora no estaría dándole pelota pero que más adelante me harían sentir cosas que no pensé hacerlo. Pero eso no me importó en ese momento, solo estaba riéndome con dos chicos que hace meses atrás no pensé hacerlo y ahora me sentía cómoda.

Y solo a veces necesitas eso para darle paso a otras cosas.

Luego de reírme otro rato de Sofía que en paz descanse en algún basurero, probé el famosísimo sándwich de Pearce y realmente tenía razón, estaba buenísimo, a pesar del frío comerlo me refresca por dentro.

Volví al sofá y esta vez Runny se unió a mí, se acomodó sobre el pequeño hueco que había luego de que me sentara como indio además la manta la cubría y está calentita.

Mientras los hermanos hablaban de algo en la cocina yo terminaba de comer el último sándwich que tenía. Una completa delicia.

No tardaron mucho en volver al living, me miraron y yo a ellos, ¿estamos jugando a las miradas?.

—Vamos a dormir aquí, todos —Pearce hablo

—¿Y porque no dormiré en la habitación? —quise saber

Madox me miró y sus ojos literalmente me dijeron que si el frío me causa problemas o si veo la forma en que los dos quepan en esa diminuta habitación y había olvidado lo del celo.

Es verdad, han pasado todo el día a mi alrededor, cerca. Y no es que iban a cambiar cuando fueran a dormir, yo ya me los imaginé parados, porque el espacio no da para que estén acostados los dos en distintos colchones. Vale, sí sería bastante gracioso pero no.

—Aquí es bastante frío —hago una mueca

—Eso se resuelve —don dramático encoge sus hombros

—Yo dormiré en el sofá —avisé—. No pienso dormir en el suelo, se me va a congelar hasta el alma

Por no decir la pepa.

—Es un sofá cama, tranquila. Tú dormirás ahí y nosotros haremos espacio aquí —señaló la mesa y algunas otras cosas que ocupaban el lugar

Aunque la idea de dormir en un sofá cama no me agrada del todo, porque tengo malas experiencias lo aceptó sin rechistar.

—¿Que necesitas para dormir? —Madox pregunto mientras Pearce comenzó a correr los otros sofa

—Cambiarme por el pijama, mis almohadas, y más mantas —le hable mientras dejo a Runny sobre el sofá así puedo levantarme—. Es incómodo dormir de Jean

—Esta bien 

Lo seguí desde atrás mientras subía las escaleras, no le miré el culo. Aunque algo dentro de mí quiso hacerlo pero no, se daría cuenta enseguida y si él lo hacia yo seguramente le daría una buena cachetada. Asique no lo ise.

Cuando entre a la habitación un frío helado me abrazo causandome un escalofrío, está helado. Tome la parte de abajo de mi pijama y fui al baño a cambiarme mientras dejo que él tome lo demás que necesito.

Demoré un poco en sacarme el Jean, es difícil de hacerlo una mano pero no imposible, rápidamente me coloqué el pijama. Este pantalón me hace mas culo, ¿acaso los pantalones de pijamas vienen con esa función? Los demás pantalones deben ser así.

Salí del baño con el Jean en mi mano, los zapatos me los puse como chanclas porque me iba a poner las pantuflas, son más calentitas.

—¿Lista? —Madox pregunto con mi almohada en uno de sus brazos y mis mantas en otro

Asiento y salimos de la habitación, que frío de puta madre hace.

Se me congela todo mientras bajo las escaleras, esto es la Antártida ya no tengo dudas.

Al bajar pude ver como don dramático se encargó de dejar un espacio bastante grande al lado del sofá que ahora es cama, suficiente para ellos.

—Sólo falta traer los colchones y ya —don dramático le informa a su hermano mientras esté deja mis cosas sobra la improvisada 

Me dejaron las mantas arregladas y no dude en sentarme y dejar que estas dieran calor a mi cuerpo mientras estos terminaban las cosas que faltan, no se como pero don dramático encontró la forma de hacer un pequeño respaldo con algunos cojines y encima mis almohadas, por lo que puedo perfectamente apoyarme en estas y no quedar totalmente boca abajo ni muy sentada.

Observé como estos acomodaron sus colchones y apenas se habían puesto una manta, yo me muero de hipotermia con una sola, pero claro ellos no. Malditos hombres lobos.

Se sentaron contra ahora mi cama, y recien me doy cuenta que hay una chimenea y está prendida, oh si. En un ratito todo estará claramente calentito.
Y no será un templo de hielo.

Estuvimos un rato en silencio, pero es grato, cómodo a lo que no quise hablar nada y solo observar un par de noticias que pasan por un canal. 

No sé en qué momento la hora paso, pero sin duda la noche ya había caído hace rato y quizás se hizo un poco más gélido pero realmente no lo sentí mucho, las mantas mantienen mi cuerpo caliente y la chimenea desprendía un grato calor.
Por lo que desde hace rato tenía las puntas de los dedos y pies calentitos.

Hasta que de un momento a otro escuche un ruido que provenía de afuera, mi corazón se aceleró y mis sentidos aunque no son de lobos supieron que algo pasa afuera.

—¿Escucharon eso? —pregunte casi en un susurro 

—shhh 

Me callé, están demasiado atentos puedo notarlo en sus facciones, no me miran pero apuesto a que sus ojos están de otro color.

Mi corazón late desenfrenado, muy rápido y comienzo a sentirme demasiado nerviosa.

¡Bom!

La puerta principal cayó en un sonido seco haciendo que saltara en mi lugar y el miedo se apoderó de mí al ver lo que causó que la puerta se callera de tal forma.

Creo que estoy a punto de levantarme y salir corriendo de este lugar como alma que persigue al diablo.

Un maldito lobo loco de mierda está parado encima de la puerta tirada, sus ojos tienen un color amarillo un poco opaco pero se ven más brillantez por la oscuridad que habia en la habitación, hablamos apagado la luz hace un rato.
 
Tiene garras en sus manos y dientes filosos, parece estar babeando. Se nota afligido, furioso, descontrolado. 

El claro ejemplo de un animal en celo.

—¡Tú! —exclamó dando un par de pasos mirándome con mucha fijación 

Ay la puta madre que me parió.

Rugió, y sentí el verdadero terror.

Y después se desató el caos.

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¡Hola!

Lo sé, parece loco pero no. Ya van tres capítulos seguidos y no es un simulacro.

¿Ya les dije que me gusta el drama?, no. Bueno si, me encanta.

Sin más, no olviden de dejar su voto y comentario.

Hasta pronto.

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