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Farey
Siempre he sido creyente de que todas las personas tenemos un motivo en el mundo, un por que, que para algo nacimos.
Todos aportamos de alguna forma, capas que algunos más que otros, también hay personas que no buscan ese por que y se conforman con lo que saben, hay personas que pasan todas sus vidas buscando ese por qué y otras como yo que a veces creemos que ya lo encontramos y no era así, o que a veces esperamos por un tiempo y luego seguimos, en fin solo se que tengo un propósito y que algún día lo sabré, es como una corazonada que me lo dice.
Pero dejemos de lado la filosofía y les contare un poco de mi, podría clasificarse como una chica tranquila, o según las etiquetas de la sociedad la típica chica tímida, aburrida, nerd, antisocial, etc.
Cosas que al final no concordaban conmigo, ser tranquila no significaba nada de esas ridículas etiquetas que muchos estaban acostumbrados, a pesar de ser tranquila, sabía divertirme, tenía un gran círculo de amigas, no solo tenía dos como la sociedad pensaba.
Fuerte, casi nunca me podrán ver cayendo o llorando, soy mucho más dura en el sentido del sentimentalismo, pero a la vez soy muy sentimental, quizás tenga la dureza para algunas cosas y el sentimentalismo para otras, a veces soy muy rara.
Me considero una persona que sabe defender lo que piensa, osea, respeto las opiniones de los demás pero también hago valer la mía, soy mujer pero no soy débil, no me dejo pisotear mucho menos manejar por quien sea, mucho menos por los hombres, siempre me podrás ver llevarle la contraria a uno cuando este quiere que haga lo que quiera, sería una buena novela de drama y capas que risa también.
Si hablamos de mi forma de ser con las personas mejor dejo que lo vayan descubriendo de a poco.
Mi forma de ver el mundo es muy abierta, mi mente es abierta, no me molesta hablar de los famosos temas tabú, estamos en el siglo XXI, ya es más que normal hablar de sexo, ver personas del mismo sexo besarse y todo eso, y yo no tengo nada en contra de ello.
Si las personas me oyeran hablar con mis amistades de eso nos llevarían directamente al psiquiatra, aún qué eso nos daba risa cada vez que lo pensábamos.
—Tierra llamando a Farey, baja del mundo de los penes —la mano de Persia se pasaba enfrente de mi rostro
—¿Qué pasó? —mi mirada se posó en ella mientras le daba unos sorbos al café humeante en mis manos
—Estabas modo pérdida, ¿En qué pensabas cochina? —Rydel apareció en mi campo de vista empujando a su hermana.
Estas eran dos pelirrojas mellizas, solo compartían el color de pelo, por que después eran polos realmente diferentes, una era literalmente loca y la otra muy pendeja, con el paso del tiempo podrán ver cómo a pesar de ser tan diferentes en muchos aspectos eran uña y carne.
—No estaba pensando en nada de eso, estupida —rodé los ojos mientras mi cuerpo se inclinaba sobre el sofá para dejar la taza vacía sobre la pequeña mesa de madera.
—Uy no, haremos que te creemos —dijeron a la vez
Cruce mis piernas en forma de indio mientras mi otra amiga Chania aparecía por la puerta con un audífonos puestos.
—Baby, i'm sorry —su voz resonó por toda la casa mientras se acercaba a nosotras
—I'm not sorry —Thiara le siguió la canción, como no si era su favorita.
Vivíamos casi todas en un misma casa, menos Thiara está pasaba la mayoría del tiempo fuera del país, tenía la suerte de tener un novio que robaría un banco para poder verla o pagarle el pasaje, todas queremos uno así.
Yo puedo perfectamente incluirme en ese saco, sin duda.
Chania era una chica muy divertida, sus comentarios fuera de lugar siempre logran sacarte una sonrisa y su sonrisa era muy contagiable, la única pelinegra de este círculo, Thiara era la única rubia, era la más reservada fuera de estas paredes, aunque podrías verla con una sonrisa en su rostro de su mano iba cogida de la desconfianza a donde sea que valla, era la extrovertida de todas, ni siquiera Chania que siempre tenía algo que decir podía ganarle con su mente realmente sucia y pervertida, no tenía pelos en la lengua a la hora de decirnos sus experiencias sexuales, y no, no se guardaba ningún detalle para ella, claro que en eso las demás éramos un poco más guardadas pero teniendo a una Tiara Dupont a tu lado seria casi imposible serlo.
Pero al final del cuento éramos cinco mejores amigas que sabíamos complementarnos de una forma que sería difícil que otra persona lo hiciera.
Teníamos nuestros momentos donde no podíamos vernos o nos caíamos a putazos limpios pero después de la tormenta que creábamos llegaba el arcoíris y podíamos arreglar todo y seguir siendo como éramos.
—Estás muy pensativa el día de hoy —Thiara mencionó sentándose a mi lado
—Estoy normal niñas —acomode mis pies sobre sus piernas
—Claro, como si normal fuera algo que exista para nosotras —los ojos de Rydel cambiaron por unos segundos de color.
—Como normalmente soy chicas —mi mentón se apoyó sobre la palma de mi mano
—Ya claro, cambiando de tema, ¿Tienen preparada su maleta? —Persia preguntó mientras se sentaba en el sofá enfrente de mi
—Si y no, me faltan varias cosas pero antes de irnos la tendré lista —Chania aseguro y yo solo asenti con la cabeza dándole la razón.
En unos días nos iríamos de viaje, Chania, Persia, Rydel y yo a Telluride, Colorado.
Todos los años hacíamos algún viaje en conjunto y nos quedamos un tiempo en el lugar que hayamos elegido, este año habíamos optado por Telluride por lo que habíamos encontrado en nuestro tio Google, y un pequeño presentimiento de que algo pasaría también, pero claro esto mis amigas no lo sabían o sino me dirían que estaba loca de remate en serio, lo único que nos disgustaba de este viaje era que Thiara no nos acompañaría, pues tenía planeado irse con su novio, no nos opusimos ya que arreglamos para que esta antes de que el viaje acabara se reuniera con nosotros y pasará el resto del viaje antes de volver a New York.
La mañana se había pasado en un abrir y cerrar de ojos, las pelirrojas se habían ido a buscar algunas cosas e pasar un rato de hermanas, Chania se había ido al Spa o algo así había dicho con thiara y yo había quedado sola en la casa.
La Soledad nunca había sido un problema para mí, en realidad me gustaba, podía disfrutar de un buen libro, por que algo que amo en esta vida es leer, no tengo género específico pero cualquier libro que pueda darme una lectura y hacerme olvidar de las cosas era perfecto para mi.
Levanté la mirada de las últimas líneas del párrafo que leía para observar mi habitación, era la más grande de toda la casa, contaba con un pequeño baño y ducha, un pequeño mueble donde tenía mis libros favoritos o los que releía con frecuencia, las paredes de color beige, una cama al medio de la habitación, una puerta que daba al armario, no ese armario que parecía otra habitación, no, un simple armario de cuatro puertas y cajones.
Mi habitación sin duda siempre a sido mi lugar favorito en todo el mundo, está representaba lo que yo con palabras no podía, muchas son las veces en que mis actos hablan más que mis palabras y era algo que valoraba más, por qué algo que siempre e tenido claro es que las palabras se las lleva el viento.
Y era una lección que había aprendido después de meter la pata hasta el fondo más de una ves, capaz que algún día podría volver a meterla pero otra vez por lo mismo estaba casi segura que no, pero a el destino no lo podía leer e predecirlo, este era más que cambiante y tenía varias cosas preparadas para nosotros, como también existía el famosísimo karma, que siempre te devuelve todo lo que haces sea bueno o malo, el mundo gira y gira alguna vez tendrás lo que mereces tarde o temprano llegaría.
Dejó el libro que estaba leyendo sobre la cama ya que las ganas de leer se habían esfumado de mi cuerpo, con una taza vacía de café salí del cuarto, un total silencio se podía apreciar en cada rincón de la casa, era agradable si no te ponías a pensar y cuestionar mucho las cosas como ya era costumbre mía, mi mente era como una máquina que solo necesitaba una chispa para entenderse y trabajar como loca, más de una vez había armado locas teorías que al final no tenían nada que ver con cosas que pasaban.
Ya en la cocina dejé en el fregadero la tasa y me acerque a la puerta que daba al patio trasero y de este se podía observar a unos pocos kilómetros un extenso bosque donde podían habitar las famosas criaturas de cuentos, si era totalmente sincera el bosque no era mi lugar favorito, siempre que estaba en uno o muy cerca de este una sensación que no sabría explicar con palabras pero que en cierta parte no era agradable se instalaba en cada célula de mi cuerpo y no desvanecía hasta que abandonaba el lugar, por eso pasaba la mayoría del tiempo en la ciudad y entre su barullo, este callaba esas voces que a veces soñaba y a veces escuchaba en la oscura noche...
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Damos por finalizado el primer capítulo de esta nueva y loca historia que nació desde mi loca mente.
Dejad su voto y comentario con lo que piensan del primer capítulo, se aceptan críticas constructivas pero como siempre diré si quieres que te respeten debes tú primero respetar.
Hasta la próxima.
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