Anoche tuve de nuevo aquella maldita pesadilla, mentiría si te digo que no me dió miedo, pero fue la más espeluznante; todas las mariposas que se posaban en mis manos tomaban un color; negro y luego procedían a morir, también las rosas a mi alrededor se marchitaban sin razón. Aquel cielo se iba poniendo gris, me daba algo pánico, ¿qué es eso en el suelo? Pájaros muertos, ¿de dónde salían? No lo comprendía, pero tampoco lo iba a averiguar. El simple hecho de existir y estar rodeada de destrucciones me aterrorizaba.

Segunda noche en casa de quién decía amarme, no le creía nada la verdad cuando por fin conciliaba el sueño, los ruidos iniciaron; las ventanas no dejaban de rechinar al minimo contacto con el viento; los grillos tuvieron su orquesta, mi "amada" no paraba de murmurar cosas aún dormida. Esta sería una noche larga.

Esas pesadillas. Aquellas que me mataban cada que cerraba los ojos, di vueltas en la cama, aún así no dormía ni un poco. Esto parecía un bucle que no me dejaba tranquila.

Tercera, y esta vez, mientras dormía; Soñé algo aún más trastornado; un psicópata me encerró, en un lugar que a mi parecer, podría ser un sótano. Después de gritar y golpear aquella puerta madera, decidí que mejor me iba a rendir, así que caminé por el sitio, vi goteras; ratas se pasaban por mis pies y cucarachas por las paredes, me gana ban los escalofríos. Los anteriores me asustaron, pero este fue bastante tétrico. Justo cuando me acosté en el frío suelo dentro de aquel sueño, volví a mi realidad, mi corazón con latidos frágiles, el sudor corriendo por mi cara, pecho y espalda, ¿cómo podría estar tan perturbada?

¿Que quería decirme el cerebro que yo no recordase?