
Nada queda
-¡¿Es que no te das cuenta?!
-¡Quien no se da cuenta eres tú! ¡Soy yo quien lleva razón y...!
-¡Ja! ¿En qué mundo llevas razón? ¿En el de los incompetentes?
Una mirada desafiante se hizo presente en los ojos de Dodoria ante tales palabras. ¿Incompetente él?
-Me parece que quien ha sido incapaz de cumplir las órdenes que se le dieron, fuiste tú -dijo mirándole resentido.
Zarbon torció el gesto al escuchar aquello y dirigió una mirada cargada de desprecio.
-Las habría cumplido de no ser porque te metiste por medio.
-¡Pero necesitabas ayuda!
-¡No la necesitaba! -terminó gritando colérico -. ¡Guárdate tu estúpida ayuda y métete en tus asuntos!
Los ojos del ser rosado le miraron con rabia, para después darse media vuelta y marcharse por de los pasillos.
Estaba harto de aquella discusión. Si no se quería dar cuenta, allá él.
-No volveré a ayudarle -masculló entre dientes.
Una figura ominosa le observaba de cerca, acercándose al rosado lentamente con un solo pensamiento en la cabeza.
«Ten por seguro que no volverás a hacerlo»
Aún a pesar del paso de las horas, Zarbon seguía convencido de que era él quien estaba en lo correcto. No quería seguir dándole vueltas al asunto, bastante tenía con haber decepcionado a su señor como para que encima Dodoria le dijera que sus pensamientos eran erróneos.
-No necesitaba su ayuda. Podría haberlo logrado. ¿Y qué ha pasado con su intervención? ¡Me he quedado sin cumplir la misión que me asignó el señor Freezer! Todo por "salvarme la vida" -murmuró tremendamente irritado.
De repente, escuchó una llamada entrante en su scouter que no tardó en contestar al ver de quién se trataba.
-Dígame, señor.
-Requiero de tu presencia, Zarbon. Ven a mi despacho de inmediato.
Tras murmurar un rápido "Sí, señor Freezer", Zarbon partió en dirección a donde se encontraba el despacho de inmediato. La forma en la que había hablado el emperador... Estiró nervioso de sus calentadores, cubriendo aún más sus manos. Seguramente le diría cuál sería su castigo y su corazón ya se había encogido por el miedo que siempre sentía frente a una situación así. Fallar una misión nunca traía nada bueno.
Al llegar frente a la puerta de la estancia tras la cual estaba el tirano, inspiró profundamente y llamó con cuidado. Escuchó la voz del changlong invitándole a pasar y acto seguido abrió la puerta para pasar al despacho...
Antes incluso de que pudiese pronunciar palabra, sus ojos captaron algo que hizo que el pulso le aumentara y alcanzara un ritmo desenfrenado. De hecho, no fue capaz siquiera de controlar su acciones. Su cuerpo se movió por sí solo, temblando, hasta el lugar donde podía ver un cúmulo de carne. De sangre. De...
Las piernas de Zarbon fallaron por completo, cayendo de rodillas al suelo. Salpicándose de la sangre derramada que había allí... Que se derramaba de un cuerpo que conocía a la perfección, pero que en ese momento estaba tan destrozado que cualquier otro habría sido incapaz de saber a quién pertenecía.
Sus lágrimas chorreaban sin cesar de sus ahora turbios ojos, sintiendo su corazón constreñido por la aflicción, la culpa y la desesperación.
Un dolor insoportable, que se extendía por todo su cuerpo pero radicaba en su mente, le hizo abrazar aquel quebrado ser. Le hizo aferrarse a los últimos vestigios de lo que hasta hacía poco había sido su mejor amigo.
El demonio se acercó lentamente a su fiel mano derecha ondeando su cola entretenido con aquel espectáculo, disfrutando lo que su cruel y retorcida alma había provocado.
Llegó hasta su espalda y apoyó sus manos en los hombros del peliverde, inclinándose sobre él hasta poner su boca al lado del oído del hombre que se desmoronaba.
-Mira lo que me has hecho hacer, mi querido Zarbon...
630 palabras
30-09-2020
🙂 Jelp
Okey
A ver... Es que vi una cosa... Que me dejó con una tristeza tremenda y se me ocurrió esto.
Aquí el post que me inspiró:
En fin. Me las piro!
Byeeee~
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