Un fiero aire soplaba por aquellas montañas. Parecía que se avecinaba una tormenta y no era una buena idea tentar a la suerte y seguir adelante con el camino.

-Maldita sea -murmuró el hombre que caminaba a duras penas por culpa del viento -. ¿Por qué se me habrá ocurrido venir por aquí si el temporal comenzaba a arreciar?

Siguió caminando por aquel desolador escenario, buscando con la mirada algún lugar en el que pudiera cobijarse. Mas lo único que consiguió divisar fueron unas finas gotas de lluvia que comenzaron a perlar su piel y humedecerle el cabello.

-¡Lo que me faltaba! -gruñó acelerando el paso, dudando si llegaría a encontrar algún sitio o si por el contrario se quedaría a la intemperie hasta que amainase la tormenta -. ¿Tanto pedir es encontrar una cabaña?

Situándose bajo un gran árbol, el hombre miró hacia el horizonte, escaneando con sus negros ojos alguna posible casa... O lo que fuera.
Y tras bastante esfuerzo, forzando su vista a distinguir entre la oscuridad de la noche, pudo divisar una construcción no demasiado lejos de allí. Aún no llovía con intensidad así que probablemente podría llegar hasta ese sitio sin mojarse demasiado.

-Parece que finalmente la suerte parece sonreírme un poco -murmuró con una media sonrisa.

Con paso rápido y firme fue en la dirección en la que se encontraba aquel edificio que había visto... Lo que no esperaba al llegar frente a él era lo enorme y lúgubre que resultaba a simple vista. Tragó saliva un poco inquieto, pero igualmente avanzó para ir al interior.

-Las casas encantadas no existen, son cuentos de niños -se dijo para darse ánimos -. Seguro que por dentro es muy acogedor y estaré de maravilla.

No completamente, pero sí bastante acertado. Un recibidor con tapices y una bonita moqueta fue lo que vió nada más traspasar las puertas. Sus latidos comenzaron a aminorar la marcha conforme fue avanzando y entró a la sala que encontró a la derecha. Un salón decorado con muebles de ébano y cuadros de hermosos paisajes.

-¿Quién vive aquí? ¿Un ricachón? -preguntó para sí mismo con unas cuantas risas -. Tiene un algo... Triste. Pero es lujoso, sin lugar a dudas.

Recorrió la estancia mirando cada detalle atentamente. Quizás no era tristeza la sensación que desprendía aquello, sino más bien soledad.
Dejó escapar un suspiro ante tal pensamiento. El ambiente solitario no era algo que le agradara especialmente, pero siempre se veía inmerso en él.

-Miraré el resto de este caserón. Quizás haya alguien.

En silencio fue recorriendo las distintas habitaciones, comprobando que a pesar de que todo parecía estar muy bien cuidado allí no había absolutamente nadie...

O eso creía él.
Un par de ojos brillantes le observaban desde cualquier ángulo posible.
Alguien había entrado a su mansión. Alguien... Vivo.
Sus largas uñas pintadas de un azul oscuro contrastaban drásticamente los destellos dorados que reflejaban sus ojos al observar a aquella persona.

-Un humano -susurró sintiendo la presión de sus dientes alargándose en la boca -. Un hombre fornido...

Le siguió de forma sigilosa por toda la casa. Hacía mucho desde la última vez que disfrutó de la compañía de una persona. Más aún de alguien como él.
Por supuesto, seguía tratando con humanos... Pero no para devorarlos.
Sus blancos colmillos asomaron entre sus labios. Después de tanto tiempo podría volver a divertirse.

Una brisa corrió cerca del visitante, enrollándose por él mientras ascendía y formaba una silueta humanoide que se cernía sobre sus hombros como si quisiera susurrarle algo al oído. De su boca surgió un susurro tan suave como un soplo de aire, pero capaz de erizar toda la piel del humano que se giró sobresaltado y con un leve rubor.
Sus oscuros orbes buscaron asustados lo que había provocado esa reacción en él, pero fue incapaz de ver la presencia que le observaba con diversión en la mirada.

-Q-quizás estoy imaginando cosas por culpa del cansancio -susurró intentando tranquilizarse -. Iré a alguna alcoba para poder descansar bien y mañana partiré de nuevo.

Mientras él iba a uno de los dormitorios que había inspeccionado, el dueño del lugar sentía una creciente emoción. Con que iría a dormir... Eso lo haría aún más divertido. Sería como si la cena se sirviese sola en el plato... Se relamió sus pálidos labios. Después de su banquete podrían recuperar un poco del aspecto bronceado que tenían cuando se encontraba con una salud plena.

Aún con cierto reparo por la sensación que había tenido momentos antes, el hombre humano se quitó el jersey y el calzado para meterse bajo las suaves sábanas de la cama. Emitió un suave murmullo de felicidad, notándose cobijado de cualquier preocupación bajo aquellas confortables mantas.
Aquel sonido llegó perfectamente hasta los oídos del vampiro, que no puedo evitar sentirse aún más tentado de acercarse y comenzar lo que tenía planeado.

-¿Cómo es posible que tenga un aspecto tan... Delicioso? -susurró mientras andaba de forma grácil hacia su presa, con su larga cabellera ondeando elegantemente tras él.

Prendió una pequeña vela que había al lado de la cama y observó el rostro dormido del otro. Sus iris capturaron el brillo que desprendía su oscura piel a la luz de la llama, haciendo que esbozara una sonrisa satisfecha.
Con un gesto de la mano hizo que las sábanas se apartaran lentamente del cuerpo lleno de vida del hombre que había llegado a su casa.

-Desprendes un olor tan agradable... -susurró con sus chispeantes orbes fijos en el rostro ajeno -. Voy a devorarte entero, lentamente. Sin daño alguno.

Su cuerpo se cernió sobre el humano y le acarició con suavidad mientras acercaba su boca a su objetivo.

-Voy a hacer que quieras quedarte conmigo, que quieras entregarme todo tu ser -su lengua lamió sobre la yugular del humano, sintiendo sus pulsaciones a la perfección -. Vas a ser mío por el resto de la eternidad.

973 palabras
03-02-2021

Okey, echadle la culpa de esto a un trabajo que estoy haciendo sobre Drácula 😂😂
La verdad es que me gusta bastante este AU, estaría guay desarrollarlo, pero dudo mucho que eso ocurra xD
Sea como sea, espero que os haya gustado. Nos vemos!

Byeeee~