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Problemas En La Esquina

- ¿¡Como qué te robaron, mamá!? - preguntó Ronnie Anne muy alterada.

-  Si hija, creo que los esteriotipos en este país son muy distintos a lo que en realidad pasa - dijo María sentada en su sillón.

- No, esto no se puede quedar así. Iremos a denunciar esto de una vez, deben encarcelar a esos desgraciados - dijo Ronnie Anne de manera decidida.

- Tranquila hija, el doctor Shepard me ayudó con esos infelices - dijo Maria mientras esbozaba una sonrisa en su cara.

- ¿El doctor Shepard? Mamá, dudo mucho que ese viejo que haya ayudado solo porque te vio en apuros, ya te he dicho que no me gusta mucho como se te insinúa, ¿o acaso se te olvida la fiesta en su casa? - Shepard precisamente no era la persona que a Ronnie le caía mejor en el mundo.

- Ronnie, es mi jefe, le debo una bastante grande, aparte de que me recibió cuando ningún otro hospital lo quiso hacer, deberías estar también agradecida con él - dijo María con una actitud más seria.

- Estaría agradecida con él si dejara sus intenciones amorosas de lado y fuera más profesional contigo - dijo Ronnie duramente.

María sabía que no podía discutir con su hija, pues era como echarle agua al mar, aunque no por eso pensaba que Ronnie Anne tenía la razón, Shepard solo era su jefe y amigo, en el cual podía confiar a pesar de todo.

Por otro lado, en la casa Loud nos encontrábamos con Lincoln, quien estaba por todos lados con las actividades de sus hermanas, si no era Lola con su pasarela, era Lynn con su práctica de lucha libre, la cual dejaba a Lincoln con moretones, claro que también debía ayudar a Lisa con sus experimentos, siendo su sujeto de prueba en varios de ellos, además de que era quien ayudaba a Lucy con sus ataúdes, lijándolos y limpiándolos para el uso de la gótica, y sin olvidarnos de que era quien ayudaba a Lily con sus deberes, a pesar de que sus padres estaban desocupados.

Lincoln parecía infeliz, se notaba que había perdido la sonrisa que tuvo en la tarde, ¿acasounaiaba pasar tiempo con sus hermanas? Para nada, odiaba ser su sirviente personal.

- Okey Lily, terminamos, y recuerda: no te metas tus juguetes a la boca - dijo el albino casi moribundo.

- Claro Dincon - decía la pequeña con algunas dificultades por su corta edad.

Al salir de la habitación de su hermana pequeña, caminó frescamente hacia su habitación, pero, antes de entrar, recibió un golpe en su cabeza, seguido de un dolor inmenso en su cuerpo.

- ¿A dónde vas apestoso? Necesitamos volver a practicar mis movimientos - dijo Lynn mientras sujetaba a Lincoln de la espalda.

- Oh por Dios Lynn, estoy cansado después de todo lo que hemos hecho esta tarde, además de que le ayudé a las demás con sus tareas - dijo Lincoln mientras se zafaba.

- Lincoln, no estás siendo un buen hermano, y creo que a papá y mamá no les gustaría saber que no me estás ayudando, ¿quieres que te castiguen? - dijo Lynn de forma amenazante.

Quizás anteriormente nuestro pobre albino habría dicho que la ayudaría, pero, hoy se sintió diferente, se creyó que él también era importante en la vida.

- Haz lo que quieras Lynn, ya no soy un mocoso - dijo Lincoln para después entrar en su habitación.

Claro que las maldiciones por parte de Lynn no se hicieron esperar, alertando a todos en la casa, aunque no se les hacia raro, pues era costumbre para ellos escucharla hacer un berrinche porque nadie cumplía sus caprichos.

Por su parte, Lincoln decidió que no tenía porque escucharla, y con sus audífonos y su celular, viajó a una dimensión diferente, una donde no lo podían molestar, y simplemente se sentía liberado.

Sí, he sido el sirviente de mis hermanas desde hace años, lo que comenzó a mis once años con algo normal como lo era ayudarlas en sus cosas, porque conocía sus gustos, se convirtió en un abuso constante, más que todo por parte de Lynn, Lucy, Lola y Lisa, y diría que Lori fue parte, pero Gracias a Dios ella maduró por nuestro bien. 

Sé que con lo que hice, papá entrará por esa puerta en menos de cinco minutos, aunque si les soy sincero, papá y su sermón dejaron de importarme hace mucho, creo que respeto más al abuelo como figura paterna que a él, y es con justa razón, ¿y es qué cómo permites que tus hijas humillen casi siempre al único varón? Bueno, no digo que deba ser al revés, pero creo que también debería interceder por mí, y ayudarme.

Unos golpes se escucharon en la puerta de la habitación, seguido de un "Lincoln, ¿puedo pasar" dicho por una voz masculina con autoridad.

Se los dije.

Lincoln dio permiso a su padre de que pasara a su habitación, donde el patriarca observó con algo de asombro lo que rodeaba el  pequeño espacio de su hijo, y no era para menos, pues no era normal que él entrara ahí, solo lo hacía cuando necesitaba un favor por parte del albino o iba a reprenderlo por algo que hubiera hecho mal.

- ¿Qué sucede? - preguntó Lincoln algo desinteresado.

- Oh, bueno hijo, escuché lo que nos dijo Lynn y me parece que estás actuando de mala manera, creo que debiste haberla ayudado, al fin y al cabo es tu hermana - dijo Lynn Sr mientras tomaba asiento en la cama de su hijo.

- Bueno, es fácil para ti decirlo, digo, no tienes a siete hermanas en tu casa, donde tienes que ayudarle por obligación a cinco hermanas, donde cuatro son unas desagradecidas completas, y donde también yo tengo derecho a un descanso - dijo Lincoln con argumentos sólidos.

- Hijo, creo que ya hemos tenido esta conversación; la familia es primero, la sangre es más espesa que el agua y los lazos familiares son importantes por sobretodo, créeme que en el futuro, ellas serán quienes te ayuden a ti - dijo su padre con "experiencia".

- Papá, ya no tengo once años, tengo catorce, y debo empezar a tomar mis propias decisiones, y si una de ellas es dejar de ayudarles a mis hermanas con sus tareas, pues que así sea, porque no voy a soportar que sean unas desagradecidas por completo, y que tras del hecho, me usen como si nada. No papá, no estoy para eso - dijo Lincoln irritado.

- Lincoln, creo que he sido muy condescendiente contigo. No te estoy pidiendo un favor, te doy una orden y esa es que ayudes a tus hermanas, si la acatas pues seguimos siendo los mejores amigos, pero si te faltan los pantalones para acatarla, supongo que las salidas con tus amigos pueden quedar vetadas hasta nuevo aviso - dijo Lynn Sr mientras se levantaba.

- Como sea, papá. No voy a pelear contigo, no tiene caso, de todos modos siempre es lo que digas, sin consultar lo que opinan los demás, como quisiera irme a vivir con el abuelo - dijo Lincoln mientras lo miraba con decepción.

Dichas palabras fueron la gota que derramó el vaso, y con una violenta potencia, la mano de Lynn Sr terminó en la cara de Lincoln, "volteandole la boca" (como decimos en Colombia). Era visible que a su padre no le gustaba ser comparado con su suegro, quizá porque lo odiaba o porque odiaba de por si las comparaciones.

Se fue sin decir una palabra, apretando su puño, lo cual dejaba ver la ira que tenía contenida en su interior.

Por su parte, el albino había quedado estupefacto, pues nunca había recibido un golpe y más de su padre, quien parecía llevarlo en una buena tónica. ¿Acaso el albino se había pasado, o su padre era quien se había pasado? La conclusión no era muy clara.

P-pa-papá me golpeó. Me siento horrible, no sé que le dije para que se enojara, ¿de verdad ser sobreexplotado por mis hermanas es tan importante como él dice? Dios, ¿¡qué pasa por su cabeza!? De igual modo, lo que sea que pase por ahí no lo voy a tolerar, por más que sea mi padre, también es un imbécil.

Quizá mañana vaya a visitar al abuelo y me quede con él, no voy a estar acá al menos hasta que acabe el fin de semana, o Lynn me pida disculpas por la cachetada que me dio, ¡Dios, desearía poder largarme de este lugar!.

Pasó un tiempo, hasta que la hermana mayor de la casa Loud entró en la habitación de Lincoln, viéndolo con su mejilla comenzaba a colorarse por una cachetada, además de ver que el albino tenía los ojos rojos, quizá por las lágrimas que empezaron a desbordarse en sus mejillas, demostrando que estaba herido, tanto física como emocionalmente.

- Linky, ¿estás bien? - preguntó Luan, mientras tomaba asiento en la cama de Lincoln.

Lincoln no respondió, estaba aferrado a su alhomada, tanto que ni miraba a su hermana, reflejando que quería estar solo, quería que lo dejaran en paz.

- Ah... Linky, sabes como es papá, si no sigues sus ordenes siempre va a terminar en algo que a nadie le va a gustar - dijo Luan, tratando de justificar las acciones de Lynn Sr.

- ¿De verdad Luan? Entonces debe ser que golpear a tu hijo por oponerse a algo que claramente le afecta es malo, pero yo tengo la culpa, ¿no? - dijo Lincoln de manera hóstil..

- Lincoln, entiendo que ser sirviente de tus hermanas es complicado, pero desgraciadamente es tu deber, y no te lo digo como una percepción mía, sino porque es la percepción de papá - dijo la castaña algo nerviosa.

- Pensé que podía confiar en ti, Luan. Desde que ya no me necesitaste en tus cosas, sentí un gran respiro, pero ahora que me dices esto, creo que es peor que recibir un pastelazo en la cara de tus shows. Sal de acá - terminó por decir, de manera fría, dejando de mirar a su hermana.

Luan supo que había metido la pata, pero ya era tarde, ya su hermano había entendido que no contaba con su propia hermana. Al salir, encontró a Lynn en la puerta de su cuarto con una bola de béisbol.

- Entonces, ¿el apestoso está triste porque papá lo puso en su lugar? - preguntó Lynn de manera burlona.

- Si, gracias a ti, Lincoln va a ser la burla de la preparatoria por un buen tiempo - dijo Luan algo enojada.

- No fue mi culpa, si tal vez él entendiera que su deber es ser nuestro sirviente, pues, nada de esto pasaría - dijo la deportista mientras levantaba la mirada hacia Luan.

- Lynn, un día de estos vamos a perder a Lincoln por lo que le estamos haciendo, ¿no te cabe esa posibilidad en tu cabeza? - dijo Luan indignada hacia el trato que recibía su hermano

- Oh, Luan, créeme cuando te digo que ese día nunca llegará, porque Lincoln no tiene los pantalones de un Loud para tomar esa decisión tan radical - dijo Lynn de manera orgullosa y prepotente.

- No me refería a que se vaya de casa - dando otro significado a sus palabras, Luan hizo caer en cuenta a Lynn.

Obviamente, Lynn cambió su expresión de confianza a seriedad, ¿acaso su hermano sería capaz de suicidarse? Bueno, nunca lo sabría, Lincoln parecía estar "sano" mentalmente, pero, ¿y si no?.

Ambas hermanas dejaron el tema en el aire, y pasaron a sus habitaciones, dando luz verde a que la noche en la casa Loud tuviera su momento cumbre, con todos los hermanos conciliando el sueño, menos Lincoln.

Bien, diré que iré a hacer un pequeño proyecto con Clyde, puedo llevar mis cosas para dormir como mi pijama, mi cepillo de dientes y mi ropa, no creo que se den cuenta, ya no son tan observadoras como antes, o quizá agudizaron su sentido, pero deciden quedarse calladas; da igual, de todos modos no entiendo a mis hermanas.

Oh, veo que ahí están, supongo que ya vieron todo lo que pasó con mi padre, y se preguntarán: "¿por qué no hablas con tu abuelo o con un familiar de confianza?" y creo que es lo que primero hice hace como seis meses, pero, ya saben, los padres siempre tendrán la razón y saben que pasa en su hogar, saben más que sus propios hijos quienes son sobreexplotados por sus hermanas, ¿pero qué importa, no?.

Por cierto, ¿vieron a la chica nueva? Nos recuerdo bien su nombre, creo que era Ron... Ronni... ¡Ronnie Anne! Dios, casi lo olvido. Pero en síntesis, me pareció tan linda y tan interesante, obvio que no estoy enamorado de ella porque solo tengo catorce años, pero, vamos, no me pueden negar que es muy linda.

Mientras que en la residencia Santiago, Ronnie y María estaban viendo películas con algunas botanas que habían preparado, sin embargo, María había caído tendida sobre el sofá, cubierta por una cobija que su hija le había puesto.

¿Por qué las películas de amor son tan bonitas? Me hacen pensar que mi media naranja nunca vendrá a mí... Esperen, ¿están ahí? ¡Ni una sola palabra de lo que dije! ¿Entendieron? Aunque, ahora que me puse a pensar, el güerito que conocí hoy no me parece tan mal, bueno, a pesar de lo que pasó con Clyde, es lindo y muy atento, pero no me gusta, porque el amor es para los tontos que creen que todo es una estúpida película de amor, y no me vayan a juzgar, además de que ya experimenté de primera mano lo que es el desamor, y solo estar ahí por el compromiso y no por el amor, es duro pero es la cruel realidad, y no sé si quiera eso para mi vida.

Así pues, culminaba la noche en todo Royal Woods, con bastantes reflexiones sobre el día que había pasado pero con un ansias del nuevo día que estaba por llegar.

*toc toc* *toc toc*

Era el sonido que invadía la habitación de Lincoln, el cual permanecía dormido, pues, era sábado y el cuerpo lo sabía.

Pero ni con el día a su favor los golpes pararon, por el contrario, se intensificaron en gran medida, al parecer quien lo necesitara era porque parecía ser una urgencia.

- ¡Si sigues golpeando, te haré lamentarlo por el resto de tu vida! - gritó Lincoln al despertarse por el ruido.

- ¿Seguro, hermanito? Creo que deberías reconsiderarlo - dijo una voz femenina del otro lado de la puerta.

- Ah... Lola, ¿acaso sabes que hora es? - preguntó el albino con gran pereza.

- Si, es hora de que desayunes, tomes una ducha y me ayudes con mi pasarela, porque tengo una competencia muy importante y necesito a mi sirviente personal - dijo Lola, de forma arrogante.

Lincoln no tuvo otra opción, no quería que su padre volviera a cachetearlo por algo que no era su culpa. Se levantó de su cama, y fue a ayudar a su hermana, a pesar de estar desarreglado.

- No, tonto, no me estás ayudando como debes - dijo la menor ante el cansancio de Lincoln.

- Lola, deja de insultarme, te estoy ayudando en la mayor medida, entiende que estas competencias ya no son las mismas de hace tres años - dijo Lincoln mientras organizaba las cosas de su hermana.

- Eso no tiene nada que ver, la complejidad de la competencia es inexistente Linky, soy Lola Loud, ¡y voy a ganar! - decía la pequeña hermana con gran confianza.

Lincoln solo rodó sus ojos, y pasó a organizar los vestidos de Lola, los cuales necesitaban una retocada con el hilo, pues la tela parecía ser frágil y de mala calidad, aunque era lo que su hermana había querido para su beneficio.

Mientras su hermana practicaba sus pasos y movimientos en la tarima, el albino seguía cosiendo sus vestidos, hasta que, de forma extraña, encontró un papel en uno de los bolsillos del vestido, el cual llevaba por nombre "miedo".

- ¡Lola, se me acabó el hilo, iré por más! - dijo Lincoln mientras metía el papel en su bolsillo.

- ¡No te tardes, tenemos que practicar la vuelta con lazo! - decía Lola.

Lincoln fue al cuarto de sus padres, donde aparentaba buscar hilo, pero realmente estaba desenvolviendo el papel que tenía en sus manos.

"¿Y si fracaso? Es casual
No decepciono a nadie, solo a todos
Fracasar es normal, para los perdedores
¿Soy una perdedora? Para nada.

Pero el miedo persiste
El temor me acosa
Y los nervios me dan una cachetada.

Tengo miedo.

¿Miedo a qué? No lo sé
El miedo no me deja dormir.

Trato de buscar respuestas, no las hay
Quizá es el fracaso.
El fracaso me atemoriza
Todos confían en mí.

Pero, ¿yo lo hago?" 

Lincoln estaba en blanco, ¿su hermana realmente tenía miedo? Suponía entonces que habían entrado en una fase donde el miedo al fracaso se volvía persistente, pues, ya no era una niña de seis años que veía el mundo rosado, sino que ahora con nueve años, era una niña que las inseguridades le había llegado cuatro años antes de lo previsto. Lincoln a pesar de que estaba cansado de que su hermana lo usara como si sirviente, era consciente de lo que Lola estaba pasando, y sabía que debía intervenir, para que a su hermana le fuera excelente.

- Dios, tonto, te demorraste una eternidad, ¿qué demonios estabas haciendo? - dijo Lola algo fastidiada.

- Estaba mirando mi celular, y justamente me apareció un artículo de la importancia de la salud mental de los modelos de pasarela - dijo Lincoln mientras sacaba su celular del bolsillo.}

Lola se alertó de forma repentinda, cambiando su cara de confianza a preocupación.

- ¿Ah sí? ¿Y-Y-Y que decía? - nerviosa, Lola a penas pudo pronunciar palabras.

- ¿Te interesa? Creo que es un aspecto que debemos trabajar de ahora en adelante para que no te pongas nerviosa en tus competencias - dijo Lincoln con perspicacia.

- Por Dios Lincoln, soy Lola Loud, no necesito esa estúpidez - confiada, pero con una cara que no reflejaba lo mismo, ¿mentía?

- Piénsalo, Lola. Por hoy digo que acabámos, tengo que ir a bañarme - dijo Lincoln mientras daba media vuelta.

- ¡Linky, espera! - gritó su hermana al ver que su hermano ya iba subiendo las escaleras que daban a la puerta de entrada de la cocina.

El albino volteó su cabeza, mirando con una sonrisa a su hermana, quien algo apenaba, solo podía mirar el piso.

- Está bien, empecemos a trabajar esa parte, ¡confío en ti para ganar, Lincoln! - dijo su hermana mientras lo señalaba.

Lincoln asintió, y pasó a la casa, donde subió las escaleras, tomó su toalla y caminó al baño, donde procedió a bañarse. El día no había empezado muy bien, pero al menos se sentía feliz, porque había ayudado a una de sus hermanas, un sentimiento el cual no pasaba por su mente ni corazón dede hacia ya varios años.

Al salir del baño, caminó a su cuarto, donde se cambió rápidamente, pues no tenía mucho tiempo para que su padre volviera del trabajo, y realmente él no quería encontrarse con él, porque en sus propias palabras.

Es un idiota.

- ¿Seguro que van a hacer un trabajo? Me parece raro que en el primer día de preparatoria ya les dejen un trabajo - dijo Rita mientras leía su libro.

- Bueno, más que eso, es que los señores McBride me invitaron a pasar la noche, y no puedo rechazar su invitación luego de que no fue al campamento con ellos por un partido de Lynn - dijo Lincoln mientras cruzaba los dedos para que su madre le creyera.

Rita se quitó sus gafas, dejó su libro de lado, y miró a los ojos a su hijo, ella había ideado un mecanismo de detección de mentiras sobre sus hijos, y estaba poniéndolo a prueba con su hijo varón, a quien ciertamente, le tenía mucho más aprecio que al resto de sus hijas.

- Bien, puedes ir, pero te quiero ver acá mañana al medio día. No me decepciones, hijo - decía Rita con confianza sobre su hijo.

Lincoln esbozó una sonrisa, agradeció en su mente que su familia nunca hablaba de los problemas que habían transcurrido, normalmente ocultaban todo por las simples apariencias, las cuales hacían ver a los Loud como una familia unida, sin problemas, aunque claro, era una vil mentira que por años habían construido.

¿por qué mamá quiso que fuera a comprar estas cosas? No tenemos muchos amigos acá para invitarlos a comer, o simplemente quizá es solo una amiga de ella que quiere venir a conocerme, me enorgullece que mamá haga ese tipo de amigos, es algo que en Great Lake City casi nunca pasaba, más que todo por lo ruidosa que era la casa.

Eran los pensamientos de una Ronnie Anne la cual salía de una tienda con ciertos ingredientes para lo que parecía ser un almuerzo especial.

La latina empezó a caminar, creía que iba algo tarde a su casa, más que todo creía eso porque su mamá necesitaba cocinar en un santiamén, parecía ser que su invitado estaba por llegar. Sin embargo, el camino de la latina se vio interrumpido por un tropezón co un chico, el cual llevaba prisa.

- Diablos viejo, deberías ver por donde caminas - dijo Ronnie mientras se sobaba su rodilla.

- Discúlpame, llevo mucha prisa y no miré bien - esa voz, esa voz se le hacía conocida a la morena.

Al alzar la vista, vio a su nuevo amigo, quien la miraba con cierto destello en sus ojos, algo que ciertamente le movía el piso.

- Pero si eres tú, Lincoln, ¿qué haces por acá? - preguntó la mexicana algo incierta.

- Bueno, estoy yendo a visitar a mi abuelo, porque está algo enfermo y soy el único en mif amilia que tiene cierta conciencia moral sobre él - dijo el albino mientras ayudaba a Ronnie a levantarse - ¿Y tú, a dónde vas?

- Estaba comprando unas cosas para cocinar que mi mamá necesita, dijo que la visita es una sorpresa, aunque es raro porque casi no tiene amigas en esta ciudad - dijo Ronnie mientras recogía las cosas.

- Bueno, nunca se sabe con las personas - dijo Lincoln con algo de sabiduría.

- Si, tienes razón en ese aspecto. Por cierto, ¿qué pasó con Clyde? - dijo Ronnie mientras hacía memoria.

- Hablamos, nos abrazamos y lloramos, fue reconfortante aunque no sé, Ronnie, es raro porque sentí a Clyde diferente luego de las vacaciones - dijo Lincoln algo extrañado por su amigo.

- Bueno, no los conozco lo suficiente para dar un diagnóstico preciso, pero siento que deberías hablar con él, digo, para que te evites problemas como lo que pasó ayer - dijo la latina con experiencia.

- Voy a seguir tu consejo, aunque es difícil hablar con él porque se envuelve en una capa protectora de la cual es difícil sacarlo - dijo Lincoln, conociendo a su amigo.

- Bueno, haz el intento, quien sabe y a lo mejor logras algo importante - dijo Ronnie mientras empezaba a dar media vuelta para volver a su casa.

- Gracias Ronnie, espero te vaya bien con la cena de tu mamá - dijo el albino mientras también daba media vuelta.

- Gracias Lincoln, y espero que te la pases muy bien con tu abuelo - dijo la latina mientras empezaba a caminar.

Una nueva interacción surgía entre ellos, lo cual prendía fuego a su constante avance en lo que parecía ser una amistad, o más que eso.

Lincoln es complicado pero a la vez maravilloso, es genial en cierto modo, ¿debería invitarlo a salir? ¡No! Ronnie Anne, no debes pensar en eso ahora mismo... ¿o sí?

Ronnie Anne es asombrosa, sabe escucharme como nadie más lo sabe hacer, y me hace sentir que mi mundo no es una mierda, creo que la voy a invitar a salir, pero claro, como amigos.

Ah, los pensamientos de estos chicos eran curiosos, pero chistosos, de cierto modo, pareciera que ambos fueron hechos a la misma medida, como si una fuerza superior supiera que en algún momento se iban a encontrar, que curioso es el destino en estos casos.

Ronnie llegó a su casa, donde dejó las cosas a disposición de su madre, procedió entonces a cambiarse de ropa para recibir al invitado misterioso, y empezó a ayudar a su madre con el almuerzo, donde ambas se la pasaron de maravilla. Mientras que Lincoln seguía caminando hacia Sunset Canyon, lugar donde su abuelo vivía, aunque el albino seguía pensando que no haber sacado dinero había sido una mala idea, pues las piernas no le daban para más.

*ring* *ring*

- Ronnie, cariño, ¿puedes abrir la puerta? Estoy ocupada con el pollo - dijo María, algo nerviosa, ¿por qué?

Ronnie Anne asintió, y caminó hasta la puerta de su casa, donde abrió la puerta, topándose con un indeseable señor.

- Buenas tardes... Doctor Shepard - dijo la mexicana de manera forzada y fastidiada.

Por su parte, Lincoln había llegado al asilo de su abuelo, pero algo no iba bien, pues, una ambulancia se había posesionado en la entrada, lo cual, dejó confuso al peliblanco.

- Disculpa Stacy, ¿sabes qué pasó? - preguntó Lincoln algo incierto.

- ¿Linky? Oh, no, tú no deberías estar acá - dijo la rubia que lo recibió, con un pañolete en mano.

- Stacy, me estás asustando, ¿pasó algo con mi abuelo? - Lincoln empezó a ponerse nervioso.

Pasados unos minutos, el inquietante sollozo de un joven de catorce años sacudió todo el recinto, poniendo de pie a todos los que estaban ahí.

...

Upa, segundo capítulo de esta historia, ¿qué les pareció, les gustó?. Perdón por la demora, ya iba para un mes sin actualizarla, pero quería darles un buen capítulo. Po rcierto, sigo buscando a quien haga una portada, así sea sencilla, comenten si me pueden hacer el fa.

Ahora si, los dejo, y cuídensen.

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