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Capítulo 4–––––"Mejor así".
(🌼)
¿Saben que es lo que sucedió?,
¿Si salí viva de allí y él no terminó siendo un asesino serial o algo así?.
Salí viva y rejuvenecida. Preguntense mejor que no pasó, porque fue absolutamente de todo y no quiero ser explícita.
Una noche fugaz y ardiente. Dos jóvenes entregándose el uno al otro y adentrándose en un mundo casi adulto.
Experimentando ese romance de una noche, básicamente una aventura. Dos adolescentes de 17 años, aparentemente inexpertos. Él me tocó, me besó y me hizo sentir genial.
Con un pie apenas en el planeta Tierra, yo lo besé y pasé mis manos torpemente por su torso desnudo. Todo pasó lento y de forma maravillosa. Jamás pensé que se podía experimentar aquello, pero el dolor que sentí ahí debajo no voy a olvidarlo jamás. No fue como morir ni nada, pero fue un dolor que se distingue como perder la virginidad.
Para ambos fue nuevo, así que no me sentí totalmente inexperta. Tampoco creí que cortaríamos comunicación, pero en parte fue mi decisión. No quería volver a verlo después de eso, porque me sentía avergonzada y tenía varios motivos. Entonces lo dejaría así, de ese modo.
No sabría más de mi, ni yo de él. Había sido una aventura de una noche, y éramos jóvenes así que eso iba a ser olvidado tarde o temprano.
O eso esperaba.
*En el presente.
Los días transcurrieron con normalidad, seguí estudiando y estaba en la preparatoria. Tenía a mis amigas y éramos un grupito de cinco. Tania, Molly, Rubie, Margoth y yo (Morgan).
Nos llamábamos en secreto "Admiradoras número 1 de Dylan O'Brien", el protagonista de la saga The maze runner. Ese nombre fue mi idea por cierto.
Algunas suspiraban por Newth, otras por Minho y luego estaba yo que suspiraba largamente por Thomas. Yo y Margoth. ¡Y era tan lindo!. Hasta teníamos un álbum con fotos impresas y de recortes de revistas de ellos y demás. Y abajo poníamos todo tipo de comentarios, y algunos se salían de contexto.
A la que le gustaba dibujar corazones era a Rubie y Molly los envidiaba.
– ¿Cómo los puedes hacer tan perfectos?, eres una tramposa Rub.—exclamaba.
Era lo más fangirl que teníamos.
De vez en cuando hacíamos maratón de películas en la casa de cualquiera de las 5, y en dónde no estuvieran sus primos o familiares lejanos de visita justo ese día. También estaban las noches de pijamada. ¡Hurraaaaa!, esas eran las mejores. Con chismes, cotilleo como salsa caramelo en un helado y bromas. Pero siempre era lo primero y segundo.
¡Cotilleo!.
Escuchábamos música. A Tania y a Rubie les gustaba mucho Ariana Grande y Taylor Swift. Yo tenía que aguantar a qué cantarán a todo pulmón, siempre me les sumaba sin saber más que el estribillo.
– ¡Eres una falsa Swiftie, Morgan!.—me gritaba Rubie acusándome con un dedo.
Yo le hechaba la lengua y después me metía un malvavisco rosa a la boca. Esos de sabor a cereza de edición limitada.
Les había contado en una de esas reuniones variopintas lo que sucedió con Clowd, la aventura. Todas escuchaban con atención y suspiraban de vez en cuando. Cuando llegué al final diciendo que cortamos comunicación, Tania quiso saber porque.
–No iba a valer la pena, porque ni siquiera vive cerca.—alegue masticando un cheto de una bolsa que habíamos comprado en un mall.
Todas me miraron asombradas y soltaron vagos comentarios con desdén.
– ¡Entonces hiciste bien!.—dijeron al reflexionar un buen rato.
Eran buenas en dar su opinión al respecto, pero a mí me parecía algo nimio, sé que pensaban mucho más pero no me lo querían contar.
Y la pregunta que más ansiaban hacer la guardaban siempre para lo último. Todas habíamos pasado por ese momento, el momento en el que te hicieran aquella "pregunta".
–¿Te gustaba cierto?.— era, la siguiente:—¿Estabas enamorada?.
Me crucé de brazos y negué con la cabeza. Me gustaba pero no estaba enamorada. Nada más lejos que eso, quería creer.
– Si, solo me gustaba.—agregué mirando al centro de la bolsa de chetos que yacía abierta de un modo casi salvaje, desperdigando muchos de estos hacía afuera.
– ¡Eso está bien!.—y aplaudieron.
Me gustaba cada vez que lo hacían, porque significaba que no habías fallado como mujer. Había hecho lo correcto que era dejar de hablarle y distanciarme un poco. Vivía lejos, no iba a servir para un noviazgo duradero y no sé me daban bien esas cosas a distancia por así decirlo en concreto. Además en mi familia no andábamos bien de dinero,y tarde o temprano eso iba a ser un problema a la hora dem transporte.
La segunda en enterarse, o la quinta persona, fue de ese modo: Chauncey. Que saltó de alegría durante toda la historia y obviamente, me salté lo último ya que eso era muy personal, y quizá pudiera hablar de eso con soltura cuando cumpliera los 17 o incluso los 18. Y la última persona fue mi mamá. Que me miró horrorizada y luego suspiro largamente, pensando en como había logrado tener una hija como la que tenía.
– ¡Ay, chicos!.—sentenció—,Sabía que ibas a tener carácter en ese sentido e ibas a romper corazones desde niña, pero no pensé jamás que se manifestaría tal fenómeno tan temprano, mientras estés feliz con tus aventuras, yo estaré contenta de igual forma.
Y me regaló una cálida sonrisa. Pero claro, lloré por una semana por ende casi dos. No recuerdo bien, estuve a punto de caer en el pozo de la desolación sino fuera por mis amigas que iban a casa a preparar galletas y a escuchar a Taylor Swift en los altavoces de la sala a un volumen desmesurado. Cuando ponían "Gorgeous" ahí si que explotaba.
– Gracias chicas, esto es... no sé, no puedo explicarlo. Es tan complicado.—trato de sonreír pero mi ánimo no alcanza a darme más.
Tania me abraza y su pelo rubio se mezcla con mis lágrimas. Pronto se me caerán unos cuantos mocos y se apartará para ir a traer un rollo de papel higiénico.
– Ese chico no era para ti, está claro.—agrega en mi oído y trata de animarme.
Bueno, todas lo hacen.
– ¡Mañana saldremos al centro comercial e iremos a por unos cuantos artefactos!.—grita Molly sacando una bandeja con galletas del horno con un guante parecido a un miton para el invierno.
– ¡Necesito comprar muchos cosméticos y una bolsa!—exclama Rubie.
Ellas serían como la definición de femenina. Las demás somos más moderadas pero igualmente nos gusta ese ámbito.
– Solo si dejan de poner una y otra vez las mismas canciones de Taylor—agrego de mala manera añadiendo un movimiento de mano recalcando lo negativo de la situación.
Saltan de alegría y Tania corre a cambiar la música del altavoz en el cual suena una canción de Lana del Rey.
🐻💌
Capítulo editado✓
Con fines recreativos, no busco generar u cambiar la forma de pensar y el raciocinio de la mente de mis lectores. Sin más ni menos, ¡diviértete!. Y comenta💜.
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