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Capítulo 3–––––"El segundo".

(...)

Estaba acostada chateando en un grupo de chicas, para darnos likes a fotos y comentar. ¡Era divertido!. Cuando de repente me llega un mensaje a WhatsApp de un número desconocido. Miro hacía los lados de mi habitación, y encojo el hombro derecho.

Entro al chat, y el mensaje reza:

"¿Qué tal?, eh encontrado tu número agendado en mi lista de contactos. No sé porque, y tú nombre es Morgan por cierto".

Esto era raro. Lo leí de nuevo, y ahí estaba. Sabía mi nombre, osea que mi nombre y número estaban registrados en su memoria celular.

Contesté:

"Ajá, ese es mi nombre. Y el tuyo?,chico misterioso."

Y estuvimos chateando desde ese momento, toda la noche. Hasta que salió el sol más o menos o empezaban a verse las primeras luces del amanecer.

Logré sacarle información: tenía 17,
igual que yo. Medía 1,82, era de sagitario (dato un poquito innecesario sino te gusta la astrología) y además lo agendé como "Chico misterioso". Su foto de perfil era el de un personaje de un videojuego. Por mi parte, tenía una selfie que me había sacado con Chauncey mi hermanita menor.

Las dos sonreímos a la camara y el chico me había dicho que era linda. Yo le respondí con un:

"Está bien, ¿gracias?".

Y prácticamente estuvimos chateando por 3 semanas enteras largo y tendido. Me gustaba su forma de escribir, iba a decir de ser.

Pero no, solo escribíamos. Y en un momento me dijo que le daba cierta ternura porque si nos conocíamos en persona, cosa que me puso súper incomoda, iba a darle ternura por mi aparente estatura (1,72).


Me reí con un sonoro "JAJAJAAH", y salí del chat lo más rápido que pude. Luego de esas tres semanas nos conocimos. En persona, claro. Era alto y delgado. Además: moreno.

Fuimos a un parque con un cálido sol de otoño. Una bonita tarde cabe destacar.

Había ido vestida con una falda de jean y medias largas negras. Él me había elegido el atuendo por así decirlo. Fue divertido, nos reconocimos a primera vista.

Oh, claro. Eres el que camina de forma cool y saltó por detrás mío mientras esperaba sentada inocentemente sobre un banco tu llegada, que me asustó por cierto. Nos saludamos con un efusivo hola y un beso en la mejilla.

¡Fue literalmente así!.

Ahora, secreto.
Fuimos hasta su casa en transporte público. Me sentí incómoda todo el tiempo porque había gente por doquier y me aplastaban. Al bajar me miró y me dijo:

– Estamos frente a mi casa.

– ¡No bromees!.—exclamo fustigada haciendo hondear mi cabello corto.

– No bromeo, podemos jugar al Xbox a Call of Duty, ¿Te gusta?. También tengo Grand Theft Auto y un juego de Lego's de batalla campal.

Lo miré encantada.

No sabría más bien que más decir. Sus familiares no estaban en casa y sorprendentemente su habitación se situaba subiendo una escalera hasta un edificio bajo de un segundo piso. La tarde había caído en picada y entramos. Me pareció una maravilla, aunque únicamente estaba su cama de plaza y media, un plasma con los joystick delante y un ropero que guardaba toda su ropa de forma cómoda y ordenada.

Al sentarse con un brinco en el colchón me hizo saltar hacía arriba también y me brindó una cálida sonrisa. Se le formaba un pequeño hoyuelo en el lado izquierdo.

– Te ves incómoda.—añade—, ¿Quieres jugar a algo o hacer algo?, por mi haríamos cualquier cosa.

Alza ambas cejas hacía arriba y lo ahuyento con un gesto de la mano, sin llegar a ser irrespetuosa y le sonrío. Su pequeño sobrino está con nosotros, rse es un detalle que olvidé mencionar. Es moreno igual que él (básicamente su versión miniatura) y lleva unos bonitos rizos en el cabello, es como una corona. El niño juega GTA sin reparar en nosotros que cuchicheamos a su espalda.

– Cuando quieras que se vaya, solo dímelo y lo haré irse.—me susurra acercándose a mi oído.

Un escalofrío me recorre suavemente. Y no es miedo, sino mariposas. Asiento. El niño es adorable y no sería capaz de hecharlo de la habitación para besarme con su tío siquiera. Ehh, quiero decir. Lo que sea. Cuando me susurró al oído y me dijo aquello, sabía lo que estaba pasando por su mente, todos los sinónimos de perverso que existieran cruzaron la mía.

Rápidamente me ví entablando conversación con él pequeño que me habia tendido el mando del juego y me estaba enseñando a manejar un auto.

– Este botón es para acelerar.—me aclara.

Asiento con la cabeza con un "aja" tímido. Pero presto especial atención en sus instrucciones.

– Y las palancas para cambiar de dirección,—añade mirando la pantalla y señalandome con los dedos.—Son estás. Y no te preocupes si lo chocas, podemos comprar uno nuevo.

El Chico misterioso sonríe.
Oh, nunca les mencioné su nombre, claro. Era Clowd... Si, dirán que es súper raro pero así se llamaba. A mí me pareció un nombre bastante bonito.

– Si te aburre con su plática,solo házmelo saber.—dice su tío sentado a la par y rozando su brazo con el mío.

Aparentemente,este contacto le hacía sentir felíz y con ansias de tener el control de la situación, porque parecía que nada estaba saliendo como lo había previsto. Su pequeño sobrino estaba acaparando toda mi atención, y eso lo hizo chasquear la lengua en repetidas ocasiones.

En un momento le empujé con suavidad el hombro y me quito el mando poniendo sus manos sobre las mías y enseñándome a usar las armas y a manejar con soltura. Ya saben, es como coquetear dormido. Y lo hacía muy bien. En ese momento, todo era casi nuevo para mí. No sabía que existían ciertos métodos para coquetear y se encendió una chispa de emoción en mi vientre.

Estaba saltando de alegría. Al cabo de una hora le dijo a su sobrino pequeño que su tío tenía que estudiar y necesitaba que apagará el televisor y dejará de jugar. El niño nos lanzó una mirada escrutadora y no hizo ninguna pregunta ni siquiera un comentario. Asintió y salió corriendo escaleras abajo. No sin antes despedirse con un beso en mi mejilla rápido, porque parecía algo tímido.

– Qué bonito, ¿cómo se llama?.—inquiero.

– Se llama Chester. Tiene 5 años y a veces lo quiero muchísimo pero, otras me toca la fibra nerviosa sensible.— se encoje de hombros y se arrima un poco hacía mi.

¿Con qué estudiar eh?.
El niño es todo menos tonto. Se acerca y me toma del mentón haciendo que lo mirase y me besa fervientemente. Me fundo con él y me aparto. Acaba de llevarse mi último aliento. El suyo sabe a chocolate mentolado.

Eso ah sido el principio.—anuncia con una sonrisa ladina.

🐨
Nota del escritor:
Espero que está historia llegué a muchos lectores, porque recién estoy siendo nueva en esto. Y mi estilo de escritura está basado en muchos libros que eh leído. Cómo español neutro y también gallego.
¡Besos y abrazos!.

Capítulo editado✓

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