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•°• 9. FLORES

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Evie

Cuando Regina paro la fiesta, Ben, Mal, Bella y por supuesto Bestia, se fueron al castillo pidiendo al hada madrina que cancelará todo el evento, por supuesto que se escucharon rumores de parte de todo el mundo, nadie sabía nada y la confusión rondaba por los aires.

—¡Evie! —Jay, se acercó a mí con intención de que me fuera con ellos, pero yo tenía otro plan.

—Los alcanzare luego. —dije antes de que llegará conmigo para luego correr en dirección a la oficina de Ben, donde estaban todos.

Por alguna razón, me preocupaba que se hubieran llevado a Regina con ellos, algo me decía que no era muy buena idea ir a husmear, pero otra parte de mí, necesitaba saber que pasaba, porque Regina había llegado así de repente y más importante que hizo el padre de Ben con el bebé de Regina.

Tenía muchas preguntas, empezando porque Mal, no me había dicho aún que ella ya sabía parte de la verdad. Se supone que somos amigas… aunque, por otro lado, tal vez ella no sabía lo mismo que yo.

Me quite los tacones cuando llegue al pasillo, así mis pasos no se escucharían y nadie sabría que estoy husmeando por el castillo.

Finalmente, logre llegar a la puerta de la oficina de Ben, donde se escuchaba que todos estaban hablando, me acerque un poco más, para poder entender mejor lo que decían.

—¡Padre! ¡Exijo saber porque Regina está aquí! —ese sin duda era Ben, se escuchaba bastante molesto.

—Eso es algo que no debería importar, ella solo viene por la corona como bien lo dijo antes… —por primera vez, escuche a Adam, hablar con molestia.

—¿Solo por la corona? —esta vez, era la voz de Regina. —¡no sólo por la corona, no seas bestia! Vine por todo, por lo que es mío, por lo que me quitaste y por mi hija, mi niña, la cual encerraste en esa maldita isla sin importarte nada.

Entonces la pequeña, terminó en la isla de los perdidos, esa era parte de la información que había sido arrancada del libro.

Recordé entonces, que jamás vi la palabra que formaban las letras de ese otro libro de cuentos, que parecía no tener sentido, debido a algunas páginas que tenía en blanco.

Empecé a buscar en mi bolso, si estaba en lo correcto, había alcanzado a guardar el papel y si no, estaría entre las páginas de ese libro, por lo que tendría que buscarlo luego.

—¿Qué? —Bella, parecía confundida, como si no supiera nada de lo que pasaba.

—Entonces fue usted. —Mal, hablo esta vez. —usted es quien secuestro a la princesa de Storybrooke, lo que significa que Regina…

—Es la verdadera reina de todo esto. —finalizó Ben la frase.

—No les conviene saber exactamente si es así. —Adam, seguía tratando de evitar dicho tema.

—¡Vamos bestia! ¡Dile la verdad! —Regina grito por el lugar, haciendo que incluso yo, me estremeciera.

—Como rey de Auradon, exijo saber toda la verdad. —Ben, estaba bastante serio.

Hubo un breve silencio, me intrigó saber que diría y me desespero no haber encontrado el papel que buscaba.

—¡Bien! —por fin, Adam rompió el silencio. —sí, yo me robe la corona, hice la barrera para separar parte de Storybrooke y si, secuestre a la hija de Regina, la deje en la isla de los perdidos y cree una madre falsa para ella.

Ahí estaba más información que probablemente también quitaron del libro, esto cada vez era más confuso, todo parecía tener un pasado malo con la familia de Ben.

—¿Y quién es esa niña? ¿Dónde está ahora? —Bella entró en desesperación, lo podía notar en su voz.

—Esta aquí en Auradon. —siguió hablando Adam. —y se trata de…

Justo para ese momento, uno de los guardas del Castillo, empezaba a asomarse por el pasillo, sus pasos no me dejaron escuchar lo que habían dicho, y no quería problemas así que tuve que salir corriendo hasta salir por la puerta de atrás, donde llegué justo al sendero que daba a mi casa.

Agradecí que no me vieran, de otro modo, podría tener un problema grande teniendo en cuenta de que todo está hecho un tornado de caos.

—¿Evie? —Jay, me estaba esperando en el jardín de mi propia casa.

—Jay. —pase un poco por su lado, estaba aún descalza y si seguía caminando así, mis pues podrían perder esa suavidad.

Entre a mi estudio de costura seguida de Jay y al parecer Carlos, que apenas se daba cuenta de que yo había llegado.

—¿Dónde te habías metido? —me preguntó Jay.

—Estaba en el castillo, necesitaba confirmar una teoría que recientemente tuve. —busqué zapatos más cómodos y me los puse.

—¿Teoría? ¿De qué hablas Evie? ¿Se debe a tu falta de suelo y comida? —Carlos se me acerco preocupado, pero lo evite y entre a la casa directamente buscando ahora ese papel.

—No me hace falta nada de eso, no sé porque todo el mundo cree lo mismo. —me queje, toda la semana había estado aguantando esos comentarios.

—Quizás porque se nota Evie. —respondió Jay, con obviedad. —¿se puede saber que buscas?

—Un papel, estaba por estos libros, pero no lo encuentro, lo necesito porque hay información importante en el. —me empezaba a preocupar el hecho de que no lo encontrará.

Sin decir mucho más, ellos empezaron a ayudarme a buscar, pero simplemente no estaba, era como si hubiera desaparecido de la noche a la mañana.

Suspiré con algo de molestia dando una mirada a la ventana, donde me encontré con una luz roja cerca de los árboles. Salí enseguida sin decirle nada a ninguno de los chicos, sentía sus pasos detrás mío, pero yo me concentré en buscar la luz, que cada que me acercaba esta se alejaba.

Llegó al punto, en donde dejó de brillar, dejándome en medio de un lugar lleno de flores, uno que nunca había visto antes. Mire a mi alrededor, se me hacían todas muy conocidas, las rosas blancas, las flores de margaritas, las violetas y… las azules.

Me acerque a las azules, eran hermosas, eran… como las que recordaba de algún lado, pero no lograba saber de dónde exactamente, estaba tan segura de haberlas visto antes.

Pase la yema de mis dedos por aquellas flores, el recuerdo quería llegar, pero por más que intentará, no salía, era como si mi subconsciente lo evitara por alguna razón.

Me senté en medio de las flores, me había traído tranquilidad el estar allí, por un momento, olvidé que tenía un papel importante el cual debía encontrar.

La luz roja volvió a aparecer justo a unos centímetros de mí, me levante y me acerque a ella, parecía querer decir algo, porque escuchaba susurros de su parte, estire la mano hasta que mis dedos la tocaron, haciéndome sentir un torrente de electricidad que me hizo quitarme.

Mire mis manos, de nuevo ese brillo blanco que no sabía porque aparecía, apunte al vacío, no quería lastimar a alguien en caso de que estuviera cerca. No sabía muy bien de donde provenía esa dichosa magia, pero salía de la nada sin darme a tiempo de reaccionar.

El brillo se hizo más intenso, hasta que la magia salió disparada hacia uno de los árboles, haciendo que este quedará sin hojas. Gire las manos viendo como el brillo seguía allí, me preocupe, así que las baje de nuevo y respire varias veces hasta que, por fin, el brillo se fue.

Busque la luz roja, pero ya no volvió a parecer, me dejó allí, entre un jardín pequeño con la curiosidad de saber que era lo que decía.

—¡Evie! —esa voz ya la reconocía desde lejos, era Harry.

Siempre era Harry.

Esperé a que apareciera en mi visita para mover levemente mi mano indicando que era yo, enseguida corrió hacia a mí con un rostro grande de preocupación, uno que jamás vi desde que Mal luchó con Audrey.

—¡Evie! —volvió a decir mi nombre llegando a mi para darme un abrazo.
Un abrazo… uno que normalmente solo le da a Uma.

—¿Qué haces aquí? —pregunte correspondiendo lentamente al abrazo.

—Jay y Carlos, me dijeron que hace mucho te habías ido por el bosque, así que los cuatro venimos a buscarte. —se separó de mí y empezó a revisarme, de nuevo físicamente por si tenía algún rasguño.

—¿Los cuatro? —cuestione.

—Si, Jay, Carlos, Doug y yo, los demás fueron por los sentidos contrarios. —tomó mi rostro entre sus manos con demasiada delicadeza. —¿estas bien?

—Si, todo bien. —asegure llevando mis manos a las suyas, que estaban ahí sobre mis mejillas.

—Que susto Evie. —susurro ya un poco más aliviado.

—Lo siento, es solo que vi algo y lo seguí y… es una historia complicada. —sonreí leve, cada vez había más misterios.

Hubo un pequeño silencio, pensaría que incómodo, pero no, más bien, uno donde sus ojos miraban los míos como en la mañana y se relajada de a poco, al saber que yo estaba bien de verdad.

—Escucharé con gusto esa historia, siempre que no vuelvas a darme un susto así. —sus pulgares acariciaron sobre mi piel.

Que raro, nunca imaginé que se comportará de esa forma conmigo, normalmente se ve rudo, pero conmigo no lo era, de hecho lo había dejado de ser desde la fiesta de coronación, donde la barrera se rompió.

—Está bien, no te preocupes, no me pasó nada. —quizá exageraba un poco con su cuidado.

—Y nada te pasará, porque no dejaré que algo te pase. —aseguro mirándome fijamente. — voy a protegerte princesa Evie. —susurro sin quitar sus ojos de los míos.

Y entonces me sentí como en la mañana, con el corazón latiendo rápido, la cabeza pensando en porque ahora me decían princesa de la nada y más aún, la respiración agitada, porque su cercanía me provocaba escalofríos pequeños.

Su nariz de nuevo rozó la mía, como tantas veces ya había hecho, cerré los ojos, si estaba pasando, entonces dejaría que pasará… espere y en segundos, sus labios lograron estar sobre los míos.

Siendo así, un beso, con Harry, la persona que menos se fijaba en mi cuando lo conocí… pero que ahora, parecía querer protegerme todo el tiempo.

°•°

Sin palabras en este capítulo, muchas cosas pasaron Marce.

<3

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