𝟎𝟏𝟕. 𝐂𝐑𝐈́𝐓𝐈𝐂𝐎
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Evie
—Evie querida. —la voz gruesa de aquel Dios de flamas azules, se escuchó fuerte y claro a través del bosque.
Me llamaba, y yo no podía hacer más que quedarme quieta, mirando hacia las grandes llamas que lo rodeaban. Él me sonrió y camino a paso lento hacia mi.
—No pensé que llegarías tan tarde. —miro su muñeca como si tuviera en ella un reloj. —casi se agota el tiempo.
A pesar de que no me lo dijo directamente, entendí casi al instante que era lo que me quería decir. Él se refería a la corona.
—Hades, pensé que habías quedado en la isla. —dije mirando a Daniel y Harry, quienes se habían quedado paralizados.
—Oh… lo estuve, pero el trabajo no se puede hacer esperar.
—¿Trabajo? —lo mire confusa y algo asustada de saber la respuesta.
—Si, trabajo. —se metió las manos en los bolsillos y miro alrededor. —como sabes, debo guiar almas, o en otros casos, robarlas.
Se encogió de hombros, cada vez tenía más curiosidad de saber sobre que hablaba, porque estaba ahí ahora.
—¿Vas a llevarte algún alma? —me atreví a preguntar esperando alguna respuesta.
—Puede que si, o puede que sea otra cosa, nunca se sabe con exactitud. Pero tu, mi querida amiga azul. Vas un poco tarde para lo que te toca. —dio un paso más hacia mi. — te aconsejó que apresures el paso.
—Debemos cruzar eso. ¿No es así? —señale al puente que había aparecido junto con él.
—Vaya, tienes una cabecita muy inteligente, pero ¡Hey! —ahora retrocedió dos pasos y señalo el puente. —eso no estaba ahí, supe que necesitarías ayuda después de haberte visto antes de tiempo en el inframundo.
—Entonces tú, hiciste el puente. —levante una ceja mientras el asentía. — ¿para mi?
—¡Voila! — Hades asintió con una pequeña sonrisa y luego suspiro. — es, lo menos que ahora puedo hacer por ti Evie. Así que será mejor que se apuren, o será tarde.
Su expresión por un momento me pareció triste, quizá un poco desanimada y en otro momento habría preguntado porque, pero ahora mismo, todos estaban corriendo peligro así que solo avance hacia el puente y antes de poner un pie sobre él, le di una mirada a Hades quien solo se había quedado en silencio observándome.
Cruce con cuidado, sintiendo el pequeño viento que provocaban algunas almas cuando pasaban por mi lado o en frente de mí. Al estar al otro lado del puente yo suspiré y como si fuera una puñalada sentí que mi pecho empezaba a arder con tanta fuerza que caí al suelo.
Quise arrancarme el corazón una vez más, era horrible la sensación de fuego dentro de mí, era como si me estuvieran quemando desde dentro. Las lágrimas de dolor no tardaron en asomarse, y por más que intente caminar no me era posible, apenas si podía respirar.
—¡Evie! —el grito de Daniel se escuchaba más lejos de lo que estaba y sabía que tal vez, él no podría hacer nada para ayudarme.
Busque con la mirada a Hades, estaba confundido tratando de entender que pasaba y tratando de encender su brasa, la cual solo brillaba por segundos. No encontré a Harry, algo que atribuí a mi visita borrosa hasta que el grito de Hades me hizo ver su silueta.
—¡No puedes cruzar! —era lo que había gritado, pero Harry lo ignoraba. —¡si cruzas esas almas de ahí, te llevarán porque eres una de ellas!
—¡Tendrán que esperar, no voy a dejar que algo le pase! —Harry grito de regreso y enseguida corrió, corrió por aquel puente.
Las almas empezaron a rodearlo, cada vez eran más cubriendo su cuerpo, pero él, las tomaba de alguna forma y las lanzaba con agresividad lejos, continuó así hasta que empezó a volverse brillante como ellas. Creí que una vez más lo vería irse frente a mí.
Entonces el ardor fue peor, mis pulmones ya no contenían aire, se quemaban como mi corazón dentro de mi pecho y cuando cerré los ojos para aceptar que quizás tenía que morir, un par de brazos me levantaron sin ningún problema y me abrazaron con fuerza.
Corrió hasta casi el extremo de ese lado del bosque y cuando escuché las olas en la playa, supe que estábamos cada vez más cerca.
—Evie. —dijo mi nombre con voz suave, no pude responder, aun trataba de respirar. —ya estamos lejos de allí. Estarás bien.
Me acogió un poco y se sentó cobre una de las grandes piedras que habían cerca de la orilla. El viento era suave y fresco, empecé a tomar aire lentamente sintiendo como poco a poco, se iba la horrible sensación. Yo era consciente de porque razón me había sucedido aquello, pero no podía decir nada, nadie podía saberlo aún.
—Gracias. —logre por fin hablar y volver a respirar con naturalidad.
—¿Estas bien? —su rostro se tiró hacia mi rápidamente y no te que además de tener marcas por aquellas almas, también había llorado.
—¿Estabas llorando? —me reincorpore un poco y él solo me abrazo.
—Estaba preocupado, pero también me sentí algo egoísta. —hablo mientras apretaba un poco sus brazos a mi alrededor. — por un momento, pensé que, si morías, podría volver a estar siempre a tu lado, y lo considere, pero luego borre la idea, no puedes morir aun Evie y tampoco dejaré que lo hagas.
Sus palabras también me llenaron de nostalgia, yo también quería volver a tenerlo conmigo, como antes, pero eso era algo que ya no podía pasar y aunque duela peor que la sensación de quemarme, debía aceptarlo.
Lo abrace y la tierra empezó a temblar bajo nosotros. Ambos nos levantamos y corrimos lejos del agua, la tierra continúo temblando hasta que una pequeña grieta apareció, el mar brillo en un punto específico y entonces un rayo de luz blanca salió del agua con fuerza.
—¡Ahí debe estar! —grite señalando el rayo y me acerque al borde sintiendo como si me llevará un imán.
—¡Evie espera! —Harry corrió tras de mí y tomó mi mano, pero enseguida la soltó con fuerza.
Yo fruncí el ceño y lo mire, luego mire mi mano, brillaba, brillaba con fuerza como en el bosque, pero por alguna razón, no lo sentía.
—Hay que apurarse o se quebrara hasta la isla. —dije tratando de ver cómo llegar hasta la corona en toda la mitad del mar.
La tierra volvió a temblar y las olas se aceleraron, trate de volver a alejarme del borde, pero no funcionó, las olas me arrastraron con fuerza hasta el mar y me hundieron con agresividad.
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