𝟎𝟏𝟑. 𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐘 𝐌𝐔𝐄𝐑𝐓𝐄
•°•
Evie
—Evie, no deberías estar aquí. —me hablo en un susurro y yo me acerque más hasta poder tocar el cristal del espejo.
—Mamá. ¿Qué te paso? —mire por todo el marco de plata que sostenía aquel artefacto tratando de buscar la forma de sacarla, pero no parecía haber nada.
—Cariño, es un espejo mágico. Es mi espejo mágico, lo deje de usar hace años, pero ahora… estoy aquí atrapada tu ya sabes por qué. —me explico sin dejar de mirarme.
—Hay que sacarte de aquí. —mire por el Salón, no parecía haber nada que me sirviera.
—Evie, necesito que me escuches. —me pidió con un tono un poco más alto y yo la mire. —debes irte ahora, estas en peligro aquí, si alguna de ellas llega aquí podrán hacerte daño. Recuerda que rompiste el único lazo que te mantenía a salvó.
Y tenía razón, al romper ese único lazo, la reina malvada podría matarme si quería y por lo que parecía no sólo ella, sino que también ahora mi abuela o quien se supone que lo era. A pesar de saber eso, yo no quería dejar a mi madre allí, se supone que todo esto lo hacía por ella y ahora que debía sacarla de aquí, no tenía ni idea de cómo hacer tal cosa.
—No puedo dejarte aquí. —dije mientras ponía ambas manos sobre el cristal.
—Debes hacerlo Evie. Es una situación de vida o muerte para ambas y solo tu puedes cambiar eso estando libre.
Negué varias veces con la cabeza y sentí una impotencia grande al no saber que hacer, sabiendo que debía actuar rápido. Entonces mis manos volvieron a brillar y pensé que me llevarían de nuevo con Daniel, pero en vez de eso, el vidrio del espejo se ablando como si de una simple capa de magia se tratará y mi madre logró salir de allí de manera accidental.
Me habría alegrado de no ser porque del espejo salió un hilo negro que rápido hizo un camino hasta la puerta, supe que era malo, porque mamá me miro con preocupación.
—Te dije que te fueras. —me recordó y luego negó. —ya no importa, Evie deberás ahora hacer algo que evitara que te hagan daño.
Enseguida camino hasta una parte de la habitación de donde saco un cofre de madera que tenía detalles rojos y arriba de la tapa un corazón.
—Me sacaras el corazón y lo pondrás aquí, te llevarás la caja y en cuanto estés lejos podré ir contigo. —lo que me pedía me dejó casi sin habla.
—No, yo no puedo, no sé cómo y además eres mi madre. No le sacaré el corazón s mi madre. —me negué, pero ella me miro seriamente.
—Evelyn, si no lo haces, serán ellas quienes aplasten tu corazón hasta hacerlo polvo, igual que con él de Harry. —abrió el cofre frente a mí. —hazlo ahora.
Las manos me temblaron, nunca jamás hice algo así y apenas estaba aprendiendo a controlar mi magia. Escuche pasos cercanos a la puerta y el viento se hizo fuerte dentro de la habitación significaba que estaban cerca.
La puerta emitió un sonido y con los ojos cerrados, metí mi mano en el pecho de mi madre hasta sentir el corazón latente, era tan cálido y vivo que me dio impresión tenerlo entre mi mano. Lo saque con fuerza, era difícil salir de su pecho, pero al final, cuando la puerta de la habitación se abrió, yo ya tenía el corazón de mi madre en mi mano, latiendo sin parar.
Guarde el latente corazón con cuidado en el cofre y lo tome con fuerza, luego encare a ambas mujeres que me miraban con curiosidad y además sorpresa.
—¡Devuelve eso ahora! —el grito de la reina malvada no se hizo esperar, así mismo como sus pasos con intención de atacarme.
Rápidamente reaccione y amenace con romper el cofre ayudándome de mi magia, eso hizo que frenará y me mirara como si no creyera lo que veía.
—Lo siento por las dos, pero esto ahora me pertenece y me lo llevaré conmigo. —intente mantener la compostura.
—Evie por favor, las tres sabemos que no serias capaz de llevarte ese corazón y dejar a tu madre vacía. —esta vez era Cora quien hablaba.
—No saben nada de lo que puedo ser capaz. —respondí tratando de concentrarme para poder volver con Daniel.
Sentí entonces como mi madre se paró frente a mí, en un intento de protegerme mientras yo inútilmente seguía intentando volver al bosque. Me estaba desesperando y tenía de nuevo ganas de llorar, no era el momento, pero era inevitable, aun así, no podía dejar que me vieran en ese estado, menos ahora cuando más necesitaba demostrar fortaleza.
—Parece que alguien está a punto de llorar. —la voz de Cora me martillo la cabeza y solo pude mirarla con odio.
—Madre, cierra lo boca. —escuche que Regina respondió y luego solo me miro.
No podía decir nada y tenía un nudo en el estómago que no se quería ir y dejarme en paz. Mi madre miro a mis manos, allí tenía yo el cofre, dirigí mi vista a aquel artefacto y lo noté, mis manos de nuevo, con ese peligroso resplandor, listas para causar un desastre.
—Evie, no puedes dejar que estalle. —me dijo con un tono serio sin quitar la vista del cofre.
Eso me dio pánico, y enseguida, note como estaba cada vez más cerca del desastre, mi respiración se agotó y rogué, porque no estallara como antes. Aun así, dos quejidos me hicieron poner aún más nerviosa y fue peor en cuanto me di cuenta, de que estaba lastimando el corazón de mi madre con mi propia energía.
—¡Evie! ¡contrólalo! —me grito con angustia y me quedé paralizada.
—¡Es que no sé cómo! —admití con desesperación viendo la expresión de burla de mi propia abuela, ella parecía satisfecha con cada dolor que le causaba a su propia hija.
—¡Evelyn, escúchame! —volvió a gritar mi madre y le di toda mi atención. —¡si no lo calmas, me vas a matar!
—¡No! —negué varias veces y eso empeoró todo.
—¡Evelyn! ¡Maldición eres mi hija! —sus lágrimas se hicieron presentes, tenía demasiado dolor. —¡eres una Mills, tú puedes hacer más que eso!
La mire helada, se retorcía en el suelo y me sentía una verdadera inútil, sus ojos se clavaban en los míos y yo seguía sin hacer nada. Perdería a alguien más si no hacia algo y eso no podía pasar.
Fruncí el ceño y aunque me doliera a mí, me obligue a retener cada gota de energía que quisiera salir de mí, me dolió el pecho y sentí que mis manos se quemaban, sentí que ahora sería yo quien moriría, pero no me importó, continúe haciendo lo posible, hasta que por fin se detuvo.
Mire alrededor, la reina malvada había sufrido tanto como mi madre, eran la misma persona, estaba claro que eso pasaría, dirigí mi vista al cofre y note algunas quemaduras que habían quedado en el las secuelas.
Cora seguía mirándome, esta vez disgustada y ante aquello, sin pensarlo, me atacó con magia por igual, magia que detuvo mi madre recién recuperada de aquel horrible dolor.
—¡Evie, largo! —me ordenó con firmeza.
Lo último que vi, antes de que mi magia me obedeciera, fue un destello de luces chocando contra si en conjunto, luego de eso, sentí un horrible dolor en la cabeza y al abrir los ojos, estaba de nuevo con Daniel.
—¡Evie! —Daniel me abrazo con fuerza y me revisó completamente. —¡por la magia de Merlín, pensé que habías muerto!
—No, yo no… —recordé el cofre y enseguida empecé a buscarlo hasta verlo a mi lado.
Lo tome y me levante para poder revisar su contenido, al abrirlo lo vi, el corazón latente de mi madre estaba allí, tan rojo en los bordes y tan negro en el centro, señal de que su pasado no podría borrarse del todo como quisiera.
—¿Evie? —escuche una voz a mis espaldas y de nuevo, me congele.
En otra ocasión, si no hubiese estado tan pendiente del cofre, lo habría dejado caer ante el asombro. No podía ser cierto, al menos no ahora y no aquí, debía ser mi cabeza. Me di la vuelta lentamente y entonces lo vi.
Frente a mí, estaba de pie y como si nada Harry, el hijo de Killian, a quien vi morir esa noche en mis brazos, estaba ahí mismo, mirándome con atención, mientras yo temblaba.
—Harry… —susurre recordando aquella noche.
Apreté el cofre en mis manos y di un paso hacia él. No se movió, no hasta que una de mis lágrimas cayó al suelo, entonces fue cuando lo vi venir hacia mí y darme un abrazo, dejándome sentir que una vez más, estaba vivo y a mí lado.
—Sabes que no me gusta cuando llorar peli azul. —me dijo y yo solo pude verlo en silencio.
—Pero tú. —las palabras no me salieron y en cambio me quedé en blanco.
—Lo estoy, estoy muerto, pero en esta isla, tienes la posibilidad de verte con los vivos. —me explico, igual que Daniel. —en cuanto te vayas, yo también lo haré… y entonces será la última vez que nos veamos.
°•°
Ola... Ya no me dormí actualizando, pero igual, son como las 2am JAJAJAJA.
<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro