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Evie

“Te quedaras aquí en la isla”

Esas palabras no dejaron de resonar en mi cabeza, fue como un eco y me sentí una vez más encarcelada, tuve esa misma sensación de pánico cuando regresé por segunda vez a la isla de los perdidos, mucho antes de abrir la barrera.

—No. —susurre no firmeza ante lo que él me estaba imponiendo.

—¿No? —él me miro y se acercó a mí de una manera que tome como amenazante. — por su no quedó desde antes, no te lo estaba proponiendo Evie, te lo ordene como rey de la isla de nunca jamás.

Mantuve la mirada en Peter, en sus ojos que tenían toda la intención de demostrar molestia, de hacerme estar a su merced y si pudiera, de hacer que me pusiera de rodillas ante él.

—Pues, no lo haré. —apreté los puños de mis manos y mi respiración se hacía tan pesada, que apenas su recordaba como exhalar.

—Vaya, parece que tendré que castigar tu vil y muy atrevida manera de hostigar me y querer llevarme la contraria. —sonrió, pero de una manera retadora, como si estuviera planeando algo.

No respondí a sus palabras, tenía un nudo en la garganta por los nervios que me causaba la situación y mi mente solo parecía estar enfocada en sus movimientos, atenta a todo lo que hacía, por si en algún momento debía ponerme a la defensiva.

Y fue justo lo que hizo, pues se acercó a mí con una velocidad inmensamente anormal, tan rápido que apenas si pude reaccionar cuando me tomo con violencia de la barbilla y se acercó a mi oído mientras que contra la pared mantenía firme mi cabeza.

—¿Quién te crees para desafiarme de esa forma? —susurro apretando los dientes mientras sus dedos hacían presión sobre mis mejillas. —ahora mismo y desde que pasaste esta maldita isla, eres mía. ¡¿Te quedo claro?! ¡eres mía ahora Evelyn Mills!

Mis ojos alcanzaron a cristalizarse, amenazando con dejar caer posibles lágrimas de dolor y al mismo tiempo algo de miedo, para nadie es un secreto que, aunque me estuviera haciendo la fuerte después de todo lo que sucedió, no lo era con exactitud y podría desplomarme demasiado fácil.

—Me lo pones tan difícil. —esta vez, suavizó un poco el sonido de su voz. —pero supongo que es la única forma para que comprendas la situación. ¡Y más te vale hacerlo! —seguido de aquella exclamación fuerte, me tomo de los hombros con fuerza haciendo que cayera de rodillas justo frente a él.

Mi cuerpo no me obedecía en nada de lo que quería hacer, mis músculos simplemente quedaron paralizados y mi mente estaba en un bloqueo que me afectaba ahora mismo. Yo debía salir de ese lugar, pero por alguna razón nada de lo que quería hacer, podía hacerlo.

—Ahora, repite conmigo querida. —una vez más tomo mi mentón, para hacer que lo mirara, desde mi posición, como si estuviera a su mando. — “la isla es mi nuevo hogar y Peter mi nuevo rey” —hizo una pausa luego de decir eso solo para sonreír. —repítelo.

Sentí un torrente de ardor pasar por cada parte de mi cuerpo, en un momento sentí rabia, como si desde hace mucho tuviera algo que sacar, y ahora mismo, quería salir y hacerse presente.

—Yo… —logre hablar finalmente, pero no para darle el gusto de escucharme decir que estaría bajo su mando. —yo soy, Evelyn Mills, hija de Regina Mills… —susurre mientras mi voz se alzaba en tono cada vez más. —no soy princesa. Yo, soy reina de Auradon, de la isla de los perdidos y de todo Storybrooke.

Sonreí esta vez yo y sin pensarlo, lo empujé con ambas manos, mientras era testigo de cómo mi propia magia, destruía todo a su paso y lo mandaba contra el muro que había a metros, dándole un fuerte golpe. Había sido una oleada de energía que jamás pensé llegar a ser.

—¡Y no soy de nadie! —grite enojada mientras automáticamente caminaba hasta él. —¡Yo soy la reina Peter pan! ¡eres tú quien debe obedecer mis órdenes! ¡porque yo, soy la segunda portadora de la corona regente!

Ahora era yo quien lo obligaba a arrodillarse frente a mí, viendo su rostro, ahora con dificultades para recuperar el aire después de aquel golpe.

Levante su rostro y fue cuando volví en mí misma, me asusté un poco, pero al mismo tiempo ya no tenía miedo, no como antes. Miré mis manos y luego retrocedí, tenía que irme, yo había llegado con un objetivo y no valía la pena dejarlo atrás por algo así.

Le di una última mirada a Peter, que parecía ya estar cada vez mejor y sin pensar más, corrí hasta la puerta del lugar, rompí la cerradura de aquella puerta y corrí por los puentes flotantes sin mirar atrás. Corrí incluso más rápido cuando sentí que los demás niños me estaban siguiendo, si me dejaba atrapar, era muy probable que me en cerrarán o aún peor considerando lo que le hice a su rey.

De alguna forma logre ir hacia el bosque para perderme entre árboles y que ya no supieran en donde estoy, no mire por donde iba, porque mi único fin ahora, era salir de ese lugar sin importar a donde fuera.

—¡Hey! —escuche que me gritaron unos metros después.

Busque de dónde venía el llamado y encontré a lo que parecía ser un joven detrás de un árbol, estaba casi frente a mí, por lo que me puse alerta, porque podría ser uno de los que me seguían.

—¡Te ayudaré a esconderte! —hablo fuerte mientras yo me acercaba muy lento.

Me hizo una señal cuando estuve más cerca y yo lo seguí con algo de distancia, pues aún no confiaba mucho en él.

Camine por la espesura del bosque siguiendo sus pasos, hasta que llegamos a un arroyo lejano donde parecía no haber nadie más que nosotros dos alrededor.

—Ellos no pasan mucho por aquí. —me dijo mientras cruzaba por el puente del arroyo.

Yo no respondí, solo me dispuse a seguir sus pasos con cuidado, mis pies empezaron a doler luego y mis ojos se estaban cansando de andar por aquella oscuridad. Los árboles se sacudiendo con el viento y los animales hacían ruidos por las malezas, acompañando nuestros pasos hasta que finalmente llegamos a una cabaña donde todo parecía estar en calma.

—Bienvenida Mills. —escuche que dijo y yo me extrañe un poco, parecía que todos aquí me conocían.

—Gracias… creo. —susurre y él se río.

—Vamos Gina, no seas tan modesta, nunca lo fuiste conmigo. —al escuchar aquello deje de caminar para mirarlo.

Repare algunas facciones de él, era alto, y parecía joven, su cabello era oscuro y vestía como aquellos campesinos de una época atrás, me sonreía como si me conociera de toda la vida.

—¿Gina? —pregunté.

—Oh vamos, Regina, Gina, es casi lo mismo. —volvió a reír.

—¿Quién eres?

—¿No me reconoces en serio? —pareció un poco ofendido. —bueno, no te culpó, no te veo desde aquella vez en los establos, también cambiaste mucho… —se quitó los guantes de cuero. —te ves más linda.

Me quedé en silencio, debía ser alguna persona que conoció mi madre en su pasado y por algún motivo estaba aquí.

—Ya no me mires así Gina. —se acercó a mí y froto mis hombros. —soy yo, Daniel. —afirmó mientras dejaba un beso en mi mejilla.

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Ya se que llevo como un mes desaparecida, pero hay razones válidas, igual, ya regrese.

<3