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Parte 15

Una joven madre en bata blanca se encontraba cargando y amamantando a un bebé que era arropado con mantas blancas.

Yota – Decía Kaede mirando con amor a su pequeño que tomaba tranquilamente del pecho de su madre – Pequeño glotón – Dijo con gracia al ver que su pequeño tomaba mucha leche de ella - ... - Pero se quedó callada un momento mirándolo – Solo espero que tú solo seas un niño normal y nunca te parezcas a "él" – Dijo mirándolo.

Pues eso se verá cuando crezca, mocosa – Dijo la albina abriendo la puerta de la habitación.

Maestra – Dijo girándose Kaede cuando escucho a su maestra entrar.

Dentro de tres días empieza tu entrenamiento y espero que des todo como lo prometiste y mi espera no sea en balde de mierda – Dijo secamente la mujer de brazos cruzados.

No crees que te estás apresurando en que ella entrene – Dijo Moroku entrando por el costado de la puerta y mirando reprendedoramente a la mujer por su impaciencia.

Estuvo en reposo ¡¡1 mes entero!! – Dijo con cierto enojo la albina cruzada de brazos - Le di tiempo suficiente para que esté pegada a su cachorro – Dijo – Ahora tú lo cuidas, mientras la mocosa, derrama sangre en su entrenamiento – Dijo girando la mirada al chico lobo.

Pero... – Quiso decir algo en protesta el chico, pero fue interrumpido.

Moroku, mi maestra tiene razón, es el trato que hice con ella y tengo que cumplir – Dijo Kaede mirando al chico, mientras después de hacerle botar su eructó a su bebé, lo recostó a su lado para que duerma – Solo lamento que te haga cuidarlo, pero quiero que alguien lo vea mientras entreno – Dijo girándose a verlo – Daré todo de mí, para terminar con mi entrenamiento – Dijo – Además... Quiero ser fuerte y defender a mi bebé de este mundo – Dijo con una mirada decidida.

Eso espero, mocosa – Dijo la albina sin dejar su expresión de su cara, pero mostrando una no muy notaria sonrisa de satisfacción por lo que dijo la joven.

Bueno, si eso quieres, no voy a negarlo. Solo ten cuidado, los entrenamientos parecen muy duros para un humano – Dijo el chico preocupado, conociendo como es la albina.

Voy a salir viva de esto y mi fuerza de motivación es mi hijo – Dijo de manera motivada Kaede.

Moroku algo inseguro sonrió a la humana, sin entender por qué los humanos son así, solo esperaba que saliera bien esto.

Por otro lado, la albina solo miraba a la joven, más convencida de que su plan con ella saldrá adelante y no pensaba fallar.

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¡AAAh! – Gritaba Kaede tras caer al suelo adolorida.

¡Por más fuerza en esos brazos, mocosa! – Le reprendió la mujer mayor – ¡Cumple con lo que prometiste! – Dijo mirándola seria y exigente.

Kaede, sin decir una sola palabra y aún con el dolor se levanta, volviendo a su doloroso entrenamiento.

Moroku solo vea desde la ventana de la habitación donde estaba el bebé, el entrenamiento de la humana madre con preocupación.

Espero que no muera en este proceso – Dijo Moroku mirándolas con preocupación a la joven madre, pero tuvo que girarse a atender al bebé que lloraba – no pensé que me convertiría un cuida cachorros bebes – Dijo con una gotita en su nuca, mientras le cambiaba el pañal al bebé - ... Aunque no me molesta eso – Dijo mirando al niño, volver a dormir una vez que fue atendido.

Así pasaron los días, meses con este grupo, todos en sus responsabilidades que les corresponde y a pasos lentos, Kaede iba mejorando en resistencia de sus entrenamientos, lo que molestaba a la albina que se volvía muy exigente, impaciente, dura y estricta con la joven madre que a pesar del doloroso entrenamiento y que a veces quería tirar la toalla, recordaba a su hijo lo que le daba fuerzas de seguir.

Las cosas empezaron a mejorar para todos, incluso la albina trajo de uno de sus viajes a una criatura que será la compañía y compañera de Kaede, un Nekomata que podía aumentar su tamaño y transformarse en un feroz gato que superaba el tamaño de un león adulto, su color era de un plomo y sus ojos dorados.

Pero a Moroku no le agrado al inicio la llegada del nuevo inquilino, que le pusieron de nombre "Modey" Por obvia diferencia de especies, típica rivalidad entre Canes y felinos, pero con el tiempo empezaron a adaptarse a golpes de la albina que les dijo que no aceptaba quejas de ningún tipo. Al tiempo ambos se llegaron a soportar y tolerarse, aparte que el gato monstruo ayudaba en los cuidados del bebé que empezaba a crecer sano y feliz.

Tras el tiempo pasaba Kaede empezaba a ir con la albina en alguno de sus viajes por cortas horas solo para mejorar su entrenamiento en enfrentamientos que al inicio por poco moría o no podía hacer, pero trataba de esforzarse, también tuvo que adaptarse a matar a sus oponentes, aunque ella no quería hacerlo, pero su maestra le decía: "En esta guerra de supervivencia, solo vive el más fuerte y el débil es comida" lo cual lo entendía.

Con todos estos sucesos pasaron 2 años y el pequeño Yota, ya era un niño grande que podía caminar y correr, aunque era el único infante allí y haya crecido en ese mundo se adaptó a lo que vea como algo normal en su vida.

Para Kaede, era un alivio ver que su hijo era un niño "Normal" por así decirlo, a pesar de que creció en un mundo distinto al suyo con monstruos y demonios por donde sea, el pequeño no presento algún indicio de ser diferente o igual a ellos y eso le aliviaba enormemente, aunque le daba pena que no tenga esa típica infancia donde crezca rodeado por otros infantes de su edad, solo los únicos compañeros de juego para él era Moroku y Modey quienes siempre lo cuidaban y su maestra, para que el niño no esté muy vacío le traía juguetes como para que él, se entretenga y no ande molestando como ella decía. A Kaede le daba gracias y preocupación a veces porque su hijo a veces solía decirle "Ti" (Tía) o "Abu" (Abuela) A su maestra que eso la cabreaba, pero lo dejaba pasar porque solo era un niño.

Pasaron los tiempos y el infante estaba por cumplir sus tres añitos y todos dentro de la cabaña lo estaban celebrando con una tortita con velas y todo, típico de una pequeña celebración de cumpleaños... Y como siempre la albina en una esquina apartada, porque no era un gusto para ella estar en esas celebraciones, pero estaba presente para poner en orden si se salía de control.

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¿Yota? ¿Yota? ¿Yota? ¿¡Donde estás!? – Decía Moroku buscando al pequeño – Si Kae-chan se entera de que perdí de vista a su hijo, mientras ella está afuera con Nacuyo entrenando... mi cola peligra – Dijo con temor recordando las veces que lo golpeo, cuando perdía de vista al inquieto niño – Mejor lo sigo buscando – Dijo continuando su camino.

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En una parte fuera de la casa estaba un niño con gorra roja que la tenía volteada para atrás, una polera de mangas medio largas de color celeste con las mangas color blanco y pantalones rojos, con zapatos negros con la parte de abajo blanca. El infante estaba jugando aventando y atrapando su pelota, pero en eso avienta muy alto su pelota que se quedó atascada en un árbol.

¡Peloca! ¡Peloca! ¡Peloca! – Dijo saltando el infante tratando de alcanzar su pelota del árbol – Uuum~ - Refunfuñó inflando sus mejillas molesto de no poder alcanzar su juguete y peor aún que Modey se fue con su tía y mamá y no le pueda ayudar en ese momento a bajar su pelota.

¡Peloca, baja! – Exclamó en un grito el pequeño.

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En el mundo Muglox, más específico bajo el árbol de los dioses de la tribu Gaia. Estaba un Muglox de prominente tamaño y barbón, reparando algunos instrumentos rotos, cuando de repente una esfera que se encontraba tras de él brilla, llamando la atención de este Muglox de prominente tamaño. Que se giró, cuando sintió la luz.

¿Uh? – Dijo el Cerrajero dejando en su mesa en instrumentos y las cosas que utilizaba - ¿Qué pasa ahora? – Dijo acercándose a ver la esfera que empezaba a brillar - ¿¡Qué es esto!? – Dijo después de quitar su mano al tocar la esfera, con una expresión de confusión en su cara – Se siente la esencia de un nuevo ser... Pero este es distinto – Pensó, para luego presenciar que la esfera brillo de una manera distinta formando un orbe de luz que salió de la esfera que dejo de brillar y dentro del orbe de luz, se pudo visualizar una marca con la silueta de un instrumentó musical, la esfera salió disparada de allí y el Muglox sale de su latergo de sorpresas y siguió hasta donde se iba el orbe y lo vio perderse entre el cielo del mundo desapareciendo en un estallido de luz – Esto es extraño, tengo que informar a los dioses Gaia de esto – Dijo viendo por última vez donde se fue el orbe antes de girarse e irse a deprisa a informar lo que paso a sus superiores.

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Volviendo con el niño que seguía molesto, por no saber cómo recuperar su pelota, pero en eso ve un brillo que aparece enfrente suyo formando un orbe de luz.

¿Hmmm? – Dijo el infante mirando el orbe de luz frente a él y por curioso lo toca y la luz lo envuelve haciendo que el niño cierre sus ojos asustados y por él destecho, cuando paso el infante poco a poco abre sus ojos, cuando dejo de sentir esa luz que lo baño y que para su confusión no le hizo nada o eso pensó, para luego bajar la mirada porque algo sostenía en sus infantiles manos - ¿Qué es echo? – Dijo observándolo detalladamente.

En las manos del infante, estaba una guitarra eléctrica inalámbrica, de un color violeta con partes celestes y rosas, pero el infante no sabía lo que era.

¿Qué hago yo con echo? – Se dijo mirando él instrumentó, pero luego se giró a ver dónde estaba su pelota – Ta vez eto, me siva – Dijo e hizo lo que más se le ocurrió hacer.

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Usarlo como bastón o palo para mover su pelota y que caiga, pero por más que lo intento así, no pudo, ni llegar hace por la diferencia de altura.

¡No tibe! – Dijo molesto de que su idea no funcionara y tiro él instrumentó, no tan lejos de él sentándose de brazos cruzados molestos de no poder conseguir su balón.

...

Pasaron unos minutos de esa forma y el niño volteo a ver él instrumentó, se le quedó mirando allí un rato, hasta que se decidió a pararse del suelo e ir a recogerlo.

¿Qué es echo y que che supone que haga con eto? – Se dijo mirándole detalladamente y tocando sus cuerdas e girándola - .... – Se le quedó atento mirándolo callado y luego giro a ver su pelota en el árbol.

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Yota... – Dijo el infante colocando la guitarra bajo sus brazos de manera correcta - ... - Se quedó mirando atento a su pelota.

¡Yota, Yota, Yota zibangunt! – Dijo el infante, haciendo que él instrumentó brille y una luz brillante sale disparado al árbol que golpea a la pelota y la hace caer del árbol - ¡Mi peloca! – Dice y ve que él instrumentó desaparece en un ¡Pop! – Vaya, che fue – Dijo al ya no verlo en ningún lado – No impoca – Dijo y va corriendo a recoger su pelota feliz.

Con que ahí estas – Dice Moroku apareciendo y viendo al niño.

Tigo – Dijo el infante una vez que alzo su pelota y girando a ver al chico lobo a quien le consideraba su tío.

Te estuve buscando, no vuelvas a desaparecerte así – Dijo Moroku dirigiéndose al infante, pero se detiene de golpe cuando vio algo.

Sholo estaba jugado con peloca – Dijo el infante sonriente una vez girado a ver a su tío.

... - Moroku se le quedó mirando callado y agudizando su mirada para ver si no eran imaginaciones suyas – cachorro... ¿Y ese dibujo en tu mejilla? – Dijo señalándole la marca en la mejilla derecha del infante.

¿Hm? – Exclamó el niño tocándose las mejillas.

En la mejilla mencionada, estaba una marca de un escudo resguardando un corazón que se encontraba tras de el de color azul.

¿No es esto las marcas de esos seres? – Pensó Moroku al ver esa marca - ... Kae – chan va a cortarme la cola si ve eso y pensara que yo algo hice – Se dijo y pensando esa posibilidad – Tengo que deshacerme de esa marca – Dijo.

Y cargando al niño, el chico lobo se fue derechito a la cabaña y pensar en un plan para quitarle esa marca, trato con pócimas, pero para sorpresa del chico, no resulto, también maquillando esa mejilla con las cosas que tomo prestado de Kaede... La marca volvió aparecer como si dijera que no se iría y sería visible para que la miren, Moroku no sabía que más hacer y solo se le ocurrió su última posibilidad que es pegarle una currita del tamaño de la marca para que no se viera y para alivio eso funciono.

Con esto bast... – Iba a decir Moroku.

¡Ya estamos en casa! – Se escuchó la voz de Kaede ingresando a la cabaña, con su maestra.

Con esto basta, al saber que estoy jodido – Dijo el peli Azul, muerto de los nervios y rezaba al kamisama, a que no se dieran cuenta del parche y con esto se va con el niño al comedor – b-bienvenidas a casa, chicas – Dijo sin poder ocultar sus nervios - ... - Quedo callado cuando las vio algo en Kaede – Oye – Dijo sin dejar de mirar a Kaede.

¿Qué pasa, sarnoso? – Dijo la albina al notar que estaba callado y vio por qué – ella está bien, después de la infusión que hizo, para el avance de su entrenamiento – Dijo respondiendo por la mirada.

El chico lobo abrió sus ojos a grande.

Entonces quiere decir que Kae – Chan, ¿logro llegar hasta ese nivel de entrenamiento? – Pensó Moroku.

Si – Dijo la albina al leer la mente del chico lobo.

¿Poque mi mami tene tapago los ojos? ¿Está jugando a algo? – Pregunto el infante de manera inocente al ver a su mamá así.

No cariño, solo es para evitar dañarme los ojos – Dijo Kaede parada en el marco de la puerta, no podía explicarle bien de esas cosas a su hijo.

La albina se percata del parche en la mejilla del niño y giro a verle de manera seria al peli Azul. Y este al no poder escaparse de esa mirada le trasmitió por su mente de lo que sabe y la peliblanca frunció más el ceño y miro al niño.

Así que, si tiene algo este niño – Pensó la mujer mayor, observando atentamente al infante.

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Unos días del que Kaede vivió con los ojos vendados, seguía con sus entrenamientos de siempre, ya que, a pesar de no poder ver, sus sentidos eran su guía ante su entrenamiento.

Hasta que un día...

¡MOROKUUUUUUUUUUUUUUUUUU! – Se escuchó el potente y nada contento grito de Kaede, desde la cabaña que tembló por el potente grito de la joven madre.

Hay mi colita está en peligro – Se dijo el chico lobo con miedo, mientras estaba escondido dentro de un armario con sus orejitas para abajo y con una cómica mirada de temor por la que le nombro.

En eso, pasos agigantados y apresurados se detienen frente al armario donde estaba el chico lobo escondido y es abierto por una nada feliz chica que ya no tenía sus vendas en los ojos, cargando a su hijo que miraba sin comprender por qué su madre estaba molesta con su tío y por qué se puso a si al verle la marquita en su mejilla.

Me vas a explicar en este momento, ¿¡porque mi hijo tiene esto!? – Exigió saber la muy molesta madre que los iris de sus nuevos ojos se pusieron de un color rosa con una marca en el centro de esto y a su hijo en sus brazos sin el parche en la mejilla dejando a la vista la marca.

Hay... definitivamente soy lobo muerto – Dijo Moroku aun arrinconada en el armario, mirando con miedo a la joven madre, que lo miraba con esos ojos nada felices.

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¡Donde estás! – Dijo una voz gruesa de un hombre en un trono, lanzando un golpe furioso con su puño en el bracero de su trono – ¡¡Han pasado tres años y esa mocosa no pudo desaparecer como si nada!! – Dijo molesto con los puños apretados – ¡¡mi plan no puede haberse ido al tacho!! – Dijo y luego lanzó un suspiro y se empezó a restregar con la otra mano la cara en un signo de estrés y luego miro su esfera de cristal por un momento – ... Ni modo, si no puedes con el primero, te quedan las siguientes opciones - dijo algo disgustados – ¡Rayos! Tendré que esperar para que suceda y pueda salir de acá – Se dijo.

En la esfera se podía visualizar a Zetsu y Rima platicar, mientras caminaban por las calles muy tranquilos.

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Disculpa si tardo mucho en publicar, pero, ando con asuntos personales y estoy casi ocupada siempre.

Espero lo entiendan y disfruten este pequeño capítulo.

Trataré de seguir avanzándolo... Si aún hay gente que lo lea.

Pero igual lo continuaré, aunque atrasándolo, pero lo are, aunque no haya mucha gente que lea este libro.

Ya que lo hago más para entretener, pero si no es mucha molestia, quisiera que me dejen sus votos y comentarios para saber de las pocas personas que lo leen.

Y seguir inspirándome a continuarla.

Con esto dicho, me despido hasta la próxima publicación.

¡Nos vemos lectores! 😊

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