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Parte 12

Nacuyo Sensei ¿Me vas a decir quien ese extraño y por qué lo trajiste? – Pregunto Kaede sentada en la silla del comedor frente a la alvina que solo la ignoraba, mientras leía un pergamino y tomaba un té.

Creo que te volviste más sorda y cabeza hueca de lo que estas, por tu preñades – Dijo la alvina luego de dar un sorbo a su té, sin despegar su mirada de lo que leía – ya dije, que será el que te cuidara – Dijo tranquila.

¿Cuidarme de qué? – Pregunto Kaede.

Cuando yo salga de viaje, él se quedara para que no hagas una estupidez – Dijo la mujer para dar otro sorbo a su té.

¡No necesito que me cuiden y menos de alguien que no conozco, puede cuidarme sola cuando antes te ibas! – Reclamo un poco molesta la joven, al ver que su maestra ya empezó a desconfiar de ella, pero calló de golpe cuando su maestra le envió una mirada penetrante – perdón, por levantar la voz maestra, pero quiero que sepas que puedo cuidarme sola – Se disculpó y trato de convencerla.

La alvina solo la miro y dejo en la mesa su taza de té y el pergamino, lanzando un suspiro pesado.

Mira mocosa, lo traje porque ya no estarás en condiciones de hacer nada bien por tu cuenta, no podrás ya ni poder defenderte, ni levantarte sola por el peso que tendrás en el vientre ¿Qué pasara si cuando caes o no puedas hacer algo, no este aquí? ¿Quién mierdas te va a ayudar, eh? – Dijo la mujer, mirándola.

Kaede no pensó eso, es cierto que cada vez que créese su panza, algunas cosas se les dificultan hacer y entendió el punto de su maestra.

A lo menos dime quien es ese chico – Pregunto Kaede sentándose algo molesta en su silla.

Cuando la ojidorado iba a decir algo, se calló al escuchar pasos acercarse al comedor y vio al chico que trajo en el marco de la puerta, sobarse el cuello con los ojos aun cerrados y avanzar, mientras se dirigía a la nevera a sacar una lata de cerveza.

Oye Nacu - Ogasa, la próxima vez que me saques de un problema y me traigas, sé más delicada al tirarme en mi habitación – Dijo el chico de orejas caninas, mientras habría la lata y tomaba el contenido – no te vendría nada mal un poco de feminidad, que me dolió cuando me aventaste y...- Dijo girándose para mirar a la mencionada, pero quedo paralizado al ver que no estaba sola.

Ten más respeto mocoso pulgoso, que da gracias que te saque de allí o los cuervos se comerían tu patética carne – Le reprendió molesta la alvina, mirándolo con una vena palpitándole la cabeza.

El chico no dijo nada, porque solo vio a la chica sentada frente a la alvina que lo quedó mirando con miedo y nerviosismo.

Por otra parte Kaede pudo apreciar más al chico y como lo vio del principio, no negó que era muy guapo y ahora que podía ver sus ojos se dio cuenta que eran celeste y como la de su maestra su iris era alargado.

... - El chico.

... - Kaede.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! – Grita el chico tirando la lata de su mano y apuntando con su dedo a la joven, mientras se sostenía del barandal del lavatorio.

¡Por qué mierda, gritas pulgoso! – Le reclamo a casi gritos la alvina, cubriéndose sus adoloridos oídos, por el grito que pego el chico.

¡Hay una hembra humana! ¿¡Que hace esa humana, acá!? – Pregunto exaltado el chico.

La mujer iba a decir algo, pero no pudo al ver al chico casi saltar sobre ella y agarrar a la chica, cargarla sobre su cabeza, asustando de proceso a Kaede por esa inesperada reacción.

¿¡Que cojones planeas hacer con esta humana, acá!? ¿¡Te volviste loca, más de lo normal!? ¡Los monstruos de acá se la van a comer! ¡Está bien y ya acepté que seas una maniática busca pleitos que anda rompiendo reglas y viajas a muchas dimensiones alternas, sin permiso de nadie! ¡Pero secuestrar a una humana, para saber que Kami-sama quieres hacer con ella, es pasarse de la raya! ¿¡No se supone que odiabas a la raza humana, que repudias a que uno se te acerque!? ¿¡Por qué la trajiste, planeas despedazarla y hacerte pieles con ella!? ¿¡Estás loca!? – Decía el chico en forma rápida, sin dejar de hacer sus suposiciones locas o dejar de cargar a la chica que la tenía sobre su cabeza.

¡SUÉLTAME, QUE ME CAERÉ! – Grito Kaede muy asustada, sentía que si ese chico la soltara se caería y no quería ni imaginar el dolor que pasara y aumentando su miedo, no quería que la tocara, ya que sentía su contacto picarle y erizarle la piel.

No te preocupes humana, yo te sacare de las garras de esta loca y te llevare a tu casa – Decía el chico en forma rápida, sin alzar la mirada.

¿¡A MI CASA!? ¡NOOOO! – Grito Kaede sorprendida por lo que escucho y luego negó frenéticamente más aterrada, con solo la idea de volver a su infierno donde se encontraba su demonio de su desgracia.

¡CÁLLATE EL HOCICO, PULGOSA DE MIERDA! – Le grito una muy molesta alvina.

Tanto el chico como Kaede, miraron con terror, la cara muy cabreada de la mujer.

Fuera de la casa se escuchó dos golpes seguidos y unos pájaros que estaban cerca de allí, salen volando espantados por el sonido.

Dentro de la cabaña y en el comedor, se encontraban tirado en el suelo un muy golpeado y adolorido chico, que tenía ataques de tic en el cuerpo, a su costado estaba la alvina sacudiéndose las mano, mirándolo con molestia e indiferencia y tras de ella medio escondida Kaede mirándolo con miedo y algo de pena al golpeado chico.

Hay, Hay – Decía un adolorido chico.

Pulgoso, estúpido – Dijo una alvina con indiferencia.

Después de una rápida y extraña explicación por parte de la mujer al chico que ya se reincorporo del suelo y los tres estaban sentados en la mesa del comedor.... Aunque Kaede casi estaba más pegada a la alvina, queriendo estar lo más lejos del extraño chico, el joven analizo las palabras.

A ver, si entendí – Dijo el chico con los brazos y piernas cruzadas – ella es tu esclava, pero se volvió tu aprendiz, por un incidente por un oso monstruo ¿No? – Pregunto y solo la vio asentir – Le pusiste esos anillos mágicos, para castigarla si te desobedecía ¿No? – Pregunto y la mujer volvió a asentir – y cuando regresaste de una dimensión humana, la encontraste casi moribunda y tirada en el suelo de un bosque ¿No? – Pregunto.

Si, por lo tanto su vida me pertenece – Dijo la alvina de brazos cruzados con tranquilidad.

¡ESO SE LLAMA SECUESTRO! – Grito un chico molesto, parándose de su silla.

No, solo la recogí del suelo – Dijo Nacuyo con tranquilidad.

¡Ella es un ser vivo, no un objeto! – Le siguió reclamando el chico - ¡Tienes que devolver a esa humana a su dimensión o los monstruos de acá, trataran de comérsela! – Le reprendió.

¡Yo no quiero regresar! – Se atrevió a meterse Kaede en la conversación con algo de miedo.

Ambos personajes giran a mirar a la joven, por su protesta y no negaran que lo que dijo los sorprendió y más a Nacuyo.

¿¡Que!? ¿¡Estás loca, niña!? ¿¡Acaso no aprendiste tu lección, cuando te ataco ese monstruo oso!? – Pregunto el chico sorprendido e incrédulo.

Si, lo aprendí – Dijo Kaede temerosa, mientras abrazaba inconscientemente el brazo de la alvina, sorprendiendo la acción a la mujer y al chico.

¿¡Que rayos!? – Pensó el chico al ver como la humana tenía las agallas de acercarse de esa manera a la temperamental mujer y más sorprendido esta, al ver que esta no hacía nada para apartar su contacto - ¿Entonces por qué quieres quedarte aquí, sabiendo que puedes morir? – Dijo en forma seria, mirándola penetrantemente.

S – Solo que no quiero volver – Fue lo único que dijo la joven, ocultando su rostro en el brazo que abrazaba.

...

Nadie dijo nada al respeto, el chico no entendía por qué esa humana no quería irse, hasta que la alvina se para haciendo que Kaede la suelte.

Mocosa, párate y levántate la blusa – Ordeno la alvina a la joven, mirándola.

Pero la joven solo se paró, pero no quería alzar su blusa al ver que se encontraba allí, el desconocido chico y no sentía cómoda con eso.

La alvina al ver lo que pensaba, se molestó y ella misma le levanto la blusa lo suficiente para que se viera la mitad de su piel.

¡N – Nacuyo Sensei! – Protestó temerosa la joven, tratando de bajar su blusa.

...

Esta... Emba... - Decía el chico al ver ese no tan grande, pero si notaria pansa y no tenía que ser un genio para comprender que eso no era gordura, ya que conocía los tipos de contexturas que los distinguía, aparte del aroma diferente que despedía.

Y no fue porque ella lo quiso y es por eso que la encontré en su mundo tirada en el bosque – Dijo seriamente la alvina, soltando la prenda que sostenía y dejando que Kaede se acomodara la blusa con la mirada en el suelo.

Pero... - Quiso decir el chico, pero le callaron.

Eso no le hizo un humano de su especie, si no un ser sobre natural cual ella creía que tenía un vínculo de amistad – Se adelantó en decir la alvina, sin importar que decir eso, le hacía recordar a Kaede malos episodios – y como vez, es muy joven e inexperta y no sabe cómo llevar ese embarazo y como lo notaste ella quiere tenerlo a pesar de lo que le hicieron - Dijo.

...

El chico no dijo nada, de hecho no sabía que decir, miro a la alvina que tenía una mirada que él sabía que vio a ser miles de años y luego a la de la humana, que quería romper a llanto. Solo se volvió a sentar con la vista en el suelo y los puños apretados, lo que no toleraba es a un ser que hacia daños a otros que no podían defenderse.

La alvina se sentó y le dijo a la joven que lo hiciera también y está sin alzar la mirada, solo se sentó, sin querer mirar a nadie.

Entonces ¿Qué pinto yo en esto, Nacuyo? – Le pregunto en forma seria el chico.

Como sabes, yo paro viajando a muchos lugares, pero en esta ocasión lo hago por lo evidente, para mantener a su bebé vivo – Dijo la alvina - que ambos lo estén, cuando nazca – Dijo – tú sabes bien como son estos tipos de embarazos – Dijo – se necesita de un cuidado especial – Dijo - como tú lo dijiste, los monstruos de acá, no desaprovecharan con tratar de comérsela, al saber que yo salgo mucho y la dejo sola – Dijo – pero necesito ir por esos tratamientos a otros lugares y no puedo llevármela, porque sería muy peligroso - Dijo.

Y tú quieres que yo la cuide, mientras estas fueras ¿No? – Dijo con las piernas y brazos cruzados y sonriendo al entender todo el chico.

Por eso te traje, pulgoso – Dijo la alvina.

Nacuyo – Dijo el chico y alzó la mirada a la mujer – te conozco y sé que no eres tan caritativa y dulce, para hacer algo por una humana común y corriente, a pesar de que este preñada – Dijo con una astuta sonrisa – tú la dejarías a tu suerte si es posible y no te interesaría, si se la comen o no – Dijo – a menos que sea valioso, el asunto – dijo - ¿Qué te traes, zorrita? – Pregunto el chico con una sonrisa.

Ella es mi esclava hasta la muerte, eso es todo lo que te diré, lobo pulgoso – Dijo la alvina con la seña fruncida, por cómo se dirigió a ella.

Tan orgullosa como siempre, en tus respuestas – Dijo sonriendo el chico – eso nunca cambia en ti – Dijo.

Kaede solo levanto un poco la mirada, escuchando la extraña conversación de esos dos, se sentía aislada de allí y solo se acercó a su maestra más. Esto lo noto los dos y más el chico, que la miro de reojo.

¿Y que gano siendo, la niñera de la preñada humana? – Pregunto el peliazul.

Unos buenos golpes y un pasaje a la luna, si me pides pago – Dijo una molesta mujer.

Suena tentador, aunque lo del golpe no lo quiero – Dijo el chico con sarcasmo.

...

Nacuyo Sensei, no confió en ese extraño, yo puedo cuidarme sola – Dijo la joven a la defensiva y mirando mal al chico.

No seas una terca mocosa, yo sé por qué lo hago – Dijo la alvina mirándola con fastidio.

¡Pero, Sensei! – Siguió insistente la joven.

Nada de peros, lo que digo se debe obedecer, mocosa – Demando la alvina.

Pero... - Kaede calló al igual a que la mujer, al escuchar una risa.

¡No me lo puedo creer! ¡Parecen una madre e hija discutiendo! – Reía el chico de lo que miraba – no pensé que la demonio zorro, empezara a tener afecto, por una humana que creí que odiaba – decía entre risas – de acuerdo, cuidare a tu mocosita – Decía riendo.

...

¡DEJA DE DECIR ESTUPIDECES SIN SENTIDO, LOBO PULGAS! – Se escuchó un potente grito muy molesto de una mujer.

De la caballa sale volando un chico peliazul rompiendo el techo de la cabaña, en pleno vuelo.

¡No te enojeeeeees! – Decía el chico, perdiéndose entre los árboles.

En la cabaña, Kaede miraba con los ojos muy grandes y sobre salidos por la sorpresa, la potente fuerza que mando a volar al chico su maestra que estaba con una mueca de disgusto en su cara y una pierna alzada muy arriba de ella.

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El chico peli azul regresa a la cabaña, medio cojeando y entra a la sala donde estaba la joven embarazada barriendo.

¿Y la bruta de Nacuyo? – Pregunto el chico a la joven.

Salió y te dejo esa nota, cuando volvieras – Dijo la joven, sin voltear a mirarlo y señalando con su dedo una nota que estaba doblada en el suelo, para proseguir barriendo la sala.

El chico extrañado solo va a recoger la nota y lo leyó.

Nota de Nacuyo:

Cuida a la mocosa preñada, estúpido pulgoso, yo salí a conseguir algunas cosas.... No hagas estupideces o te castro cuando regrese.

Fin de la nota de Nacuyo:

Como siempre tan delicada y dulce – Dijo con sarcasmo el chico, mirando con los ojos arqueados la nota.

No tienes que hacer lo que la Sensei te dice si no quiere, yo pude cuidar de mi misma por mi propia cuanto, cuando antes ella se iba de viaje por dos o tres días, puedo hacerlo ahora también – Dijo la joven sin voltear a verlo y seguir barriendo, ella quería evitar estar cerca de él u otro hombre, no le gustaba tener a uno cerca, por su trauma que paso y no estaba lista para estar cerca de uno y menos si era un monstruo también.

El chico le quedo mirando un rato a la joven, que ni le dirigía la mirada en ningún momento, incluso cuando la vio.

Eso era cuando solo era un viaje en corto tiempo, no sabes cuánto tiempo estará fuera ahora ¿no? – Pregunto el chico, pero no recibió respuesta – además a mí me están mandando a cuidarte – Dijo – y yo acepté cuidarte, ya que más lo necesitas por tu embarazo, niña – Dijo.

No necesito que alguien que no conozco me cuide, en esta cabaña solo bastamos mi Sensei y yo, no necesitamos de un tercero acá – Dijo la joven con un poco de enojo, para luego sorprenderse al darse cuenta como le hablo muy grosera – ¿y – yo dije eso? – Pensó sorprendida por su carácter defensivo y temió que lo haya hecho enojar a ese chico y la pegue.

Wow, parece que a alguien no le agrada ni simpatiza, mi presencia acá – Dijo fingiendo sorpresa – lo note cuando llegue – Dijo – y tienes muchas agallas para decir eso, niña –Dijo el chico sonriendo coquetamente – pero no lo are, me quedare aquí por órdenes de Nacuyo, no tuyas, querida – Dijo en forma retadora.

¡No me llames querida y menos niña, ya tengo 16 años de edad y tengo nombre! – Dijo la joven molesta, al chico, girando un poco la cabeza a un costado.

¿Así? – Dijo el chico sin quitar su sonrisa coqueta y retadora – supongo que para los humanos esa es la edad de la adultez pero, me temo decirte que para mí si eres una nena pequeña – Dijo cruzándose de brazos.

¿A si? supongo que tienes 17 años, no veo la diferencia – Dijo la joven mirándolo molesta.

Te equivocas mi chapara niñita, esa no es mi edad y menos siendo un monstruo como Nacuyo – Dijo el chico con petulancia – yo tengo 1170 años de edad, niñita – Dijo el chico – incluso soy más mayor que tu tátara abuelo – Dijo presuntuoso – he vivido, más tiempo que tú y por eso conozco más cosas que tú – Dijo sin quitar su sonrisa.

¡1170 años! – Exclamó la joven sorprendida y casi se le cae la escoba, que sostenía por la sorpresa – ¡e – eso es imposible! ¡Nadie puede vivir tanto! – Dijo entre tartamudeos mirándolo de pie a cabeza, no parecía que tuviera esa edad – ¡estas mintiendo! – Dijo.

No de veras – Dijo el chico en forma inocente fingida – palabra honesta de un licántropo – Se sinceró.

¿LicántroQue...? – Dijo la joven confundida.

Licántropo – Dijo el chico y le sonrió honestó – en otras palabras, para que lo entiendas "Hombre lobo" – Explicó - ¿No notaste mis orejitas y colita? – Pregunto señalando con su dedo de sus dos manos, ambas cosas que los hacia mover.

... - La joven le quedo viendo como sonreía de una forma amistosa e inocente, mientras seguía moviendo sus orejas y cola, lo que se percata que le quedo mirando mucho, para luego rápidamente esquivar su mirada girándose a seguir barriendo, cosa que el chico se percató.

...

Se formó un silencio repentino.

La malhumorada de tu maestra que llamas Sensei, tiene 1290 años, pos si no lo sabias – Dijo el chico echado en el suelo, mientras se rascaba el pecho y apoyaba con una mano su cara.

A la joven se le cayó la escoba de las manos por la sorpresa.

¿Q - Que? – Pensó la joven atónita.

Pues por tu reacción que veo, no lo sabias – Dijo el chico mirándola en su echado - ¿No te dijo nada, después de a ver vivido un tiempo con ella? – Pregunto.

¿Por qué me dices todo eso? – Pregunto la joven – apenas me conoces y yo a ti – Dijo.

No sé, la verdad – Dijo el chico echado en el suelo y empezando a mover su esponjosa cola – tal vez porque me resultas alguien que se puede confiar – Dijo.

A la joven le conmovió que le dijeran eso.

O porque esto no te serviría de mucho, por ser una humana que vive poco y nunca será libre y siempre vas a estar bajo el mandato de una mujer muy malhumorada – Dijo con tranquilidad.

¡Retiro lo que pensé que es un buen chico, este tipo es un detestable! – pensó molesta la joven.

La joven con cuidado recoge la escoba del suelo y solo se dedica a seguir barriendo pero con enojo.

Al parecer, tampoco no te tiene mucha confianza para decírtelo – Dijo el chico, pero vio que no decía nada y seguía limpiando – supongo que te molesta que la llame zorrita, por qué crees que es por otra cosa vulgar de humanos, pero déjame decirte, si no sabes que como ella tiene esa edad que te mencioné ella es igual a mí, solo que ella es un zorro demonio, llamado "kitsune" "Zorro de las nueve colas"... Aun que más bien es una vulpina ártica de nueve colas – Dijo.

La escoba de la joven se le volvió a caer de las manos por la sorpresa que escucho.

Ok, creo que eso tampoco lo sabias – Dijo mirándola el chico.

La joven tardo un poco más en procesar lo que dijo ese chico y otra vez recogió la escoba del piso.

¿Ustedes se conocen desde hace mucho? – Pregunto después de mucho tiempo estar callada, la joven.

...

Sí, yo la conocí cuando tenía 4 años de edad, desde ese entonces ella solo tenía 15 años de edad – Dijo el chico recordando con nostalgia eso – Yo la admiraba mucho y prácticamente ella se volvió como mi tía o madre para mí – Dijo.

La joven volteo a verlo.

¿Cómo era Nacuyo Sensei en ese entonces? – Pregunto la joven curiosa.

...

Hubo un silencio en el lugar y uno largo.

La joven se preguntó ¿por qué quedo callado de repente, ese chico? ¿Habrá dicho algo que no debía?

Diferente – Fue todo lo que dijo el chico con una expresión algo ¿Triste?, luego de pararse del suelo e encaminarse a la puerta – iré por una cerveza, cualquier cosa que necesites me llamas... - Dijo, pero calló de repente.

Kaede – Dijo la joven – Kaede Minami – Dijo.

Oh, bonito nombre, niña – Dijo el peli azul – Moroku Tabara – Se presentó antes de salir del lugar.

Kaede se quedó parada ahí, mirando la salida de la sala muy confundida, parecía que dijo algo que lo incomodo del pasado de ellos, que al parecer no querían recordar. Pero su inquieta curiosidad, por saber no la dejaba ¿Qué habrá pasado en el pasado de Nacuyo? Para que Moroku, no quiera decirlo.

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Espero les guste el capitulo y lamento si tienes fallitas.  <:)

¡Nos vemos lindos lectores! (OuO)/

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