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Parte 10

¡N – No! – Pensaba Kaede desesperada – ¡N - No puedo estarlo! – Pensó y creyó que su Sensei le jugaba una broma, pero... La conocía y sabía que ella nunca es de bromas - ¡N - No! – Pensó entre la desesperación y el miedo - ¡S – Soy muy joven, para esto! – Pensó sin dejar de que sus glándulas dejara de salir muchas lágrimas.

La alvina la vio llorar y sin querer indago su mente, se sorprendió de lo que vio y frunció la seña y apretujo los puños.

Así que... Fue así – Dijo la mujer.

La joven no debió ser un genio para darse cuenta de que ya vio sus recuerdos, pero aun así no le importo, sentía que la juzgaría por ser una mujerzuela, conociéndola la vería con repugnancia.

L – Lo siento – Dijo entre lágrimas Kaede, aun no procesaba lo que pasaba – supongo que ahora te doy más asco que antes y ya no quieres que sea tu alum... - cayá de repente.

Mocosa, tonta – Dijo la alvina abrazándola repentinamente.

Kaede abre mucho sus ojos de impresión por la repentina acción nada propia de la alvina y creyó que estaba soñando o alucinando.

Nacuyo, Sensei – Pronuncio Kaede anonada.

Cállate – Dijo la mujer también sorprendiéndose de lo que hizo y no sabía por qué repentinamente le salió, ese impulsó de abrazarla.

Y – Yo – Dijo Kaede sin poder articular más palabras.

Que te cállate, estúpida – Dijo la mujer – solo mantén, el pico cerrado – Dijo.

Kaede no necesitaba más que oír, eran suficientes para quitarse un pequeño peso de encima y solo devolvió el abrazo a la mujer que tenía frente y si antes temía a la mujer que estaba abrazando, ahora sentía que yo no tenía por qué temerla más, porque sentía el abrazo protector de una madre que anhelaba que le dijera "Esta bien" "No tienes que sufrir", aunque ella no lo dijo de esa manera, se sentía conforme con ese abrazo.

Por otra parte Nacuyo no savia o entendía por que hacia eso, ¡se supone que tiene que atormentarla! ¡No consolarla de sus problemas!... Pero... Por muy extraño que parezca, para ella...

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No le gustaba verla llorar.

Al separarse del abrazo, con una alvina algo incomoda, ya que no estaba acostumbrada a los abrazos de consuelo.

¿Y ya tomaste una decisión? – Pregunto la mujer.

¿Cuál decisión? – Pregunto Kaede.

La mujer señala con su dedo, el vientre todavía plano de la joven. Kaede solo mira su vientre con ganas de volver a llorar.

Decisión de interrumpir el embarazo – Dijo la mujer con seriedad.

¿¡Q – Quiere que aborte!? – Pregunto Kaede exaltada y cubriendo con sus dos brazos su vientre.

No es un aborto, mocosa – Dijo La mujer volviendo a su típica cara de sequedad – solo es interrumpir el proceso de formación, ni siquiera es un embrión – Dijo – aún no tiene vida – Dijo.

Kaede solo baja la mirada, haciendo que sus ojos sean tapados por sus flequillos, sin dejar de abrazar su vientre plano.

Aparte, ahora que lo pienso, ese ser es un bebé de dos especies diferentes – Dijo la mujer – es algo inapropiado – Dijo – y sumando que eso retrasaría los entrenamientos, una vez que empiece el proceso de formación – Dijo – aparte no fue creado por gust... - Dijo pero calló.

¡BASTA, YA! – Lanzo un grito Kaede, que cayó a la sorprendida mujer.

Kaede sabía que no debió levantarle la voz a la alvina y que es capaz de quitarle la vida en un chasqueo de dedos, pero... no pudo evitarlo.

... - La mujer solo le quedo mirando a la joven, que no se atrevía a mirarla - ¿Acaso, planeas tenerlo? – Pregunto con un tic en el ojo.

L – Lo siento Sensei, pero... - Dijo Kaede empezando a temblar y apretujar en un abrazo su vientre – no puedo matarlo, no tiene este bebé la culpa de nada – Dijo y alzo la mirada con una mirada decidida y fuerte, a pesar de que le temblaba el cuerpo – y – yo planeo tener a mi bebé – Dijo acariciando con una mano su vientre.

No seas estúpida – Dijo una molesta mujer - ¿¡Cómo continuaras los entrenamientos, con eso creciendo en tu interior!? – Pregunto casi a gritos – ¡una vez que tu barriga crezca, se ira al retrete los entrenamientos que estamos avanzando! – Grito.

¡ME ESFORZARÉ! – Grito Kaede, callado otra vez a la alvina – una vez, que nazca mi bebé, me esforzaré en los entrenamientos ¡el doble que ahora! – Dijo.

Estúpida – Dijo la mujer – si desde que empezamos, ni puedes correr unas 100 vueltas y te desplomas ni a medias ¿Cómo lograras recuperar el tiempo de entrenamiento? – Dijo.

Te prometo esforzarme, incluso si eso me lleve no dormir todo un año o sudar sangre, lo are – Dijo mirándola con determinación – pero deja vivir a mi bebé – Dijo.

...

Se hizo un silencio en el lugar y Kaede tenía miedo que se le pasara la mano, al hablar así a una mujer intimidante.

¿Y si sale deforme? – Pregunto seria la alvina.

¿Dejarme? – Pregunto Kaede confusa.

La mujer se quedó un rato callada.

Mocosa, si no lo sabias, al esperar un bebé de dos genes diferentes e incompatibles corres el riesgo de morir o que tú bebé salga deforme o peor aún, muerto – Dijo la mujer seriamente.

¿Que? – Pregunto asustada y abrazando su vientre Kaede.

La mujer la miro.

Durante mis viajes he visto humanas quedar preñadas por monstruos u otras criaturas – Empezó a contar la alvina – en muchas de esas, vi que humanas no soportaban el proceso del embarazo y morían – Dijo - uno por que el bebé es muy grande u otros porque, se desarrollan con extremidades que dañan el vientre frágil de las humanas – Dijo – contando que la mayoría de ellos, los bebés nacen deformes que asustan a las madres y los dejan unos minutos de nacer – Dijo recordando ver eso – y otros mueren naciendo, porque las células de los padres son incompatibles – Dijo.

La joven baja la mirada y solo ve su vientre que comienza a acariciarla con amor.

No quiero que le pase nada – Dijo Kaede, con la voz que se le quiere romper.

La mujer la vio y a pesar de ver, que era muy joven para ser madre, con ese peso de conciencia en su ser y más al ver que le dolía perder a un bebé que no está hecho por voluntad, pero aun así, tuvo el coraje de querer encararle y exigir en tenerlo...

¡Ju! Al menos tuviste el coraje de encararme, mocosa – Pensó con una pequeña sonrisa en la cara, la alvina – esto nunca te lo diré, pero eso si me gusta ver en ti, niña caprichosa – Pensó.

La mujer se para de la cama donde está sentada, Kaede gira y la sigue con la mirada, la ve dirigirse a la puerta.

¿Sensei? – Dijo Kaede.

Sera mejor que cumplas con tu palabra, mocosa – Dijo la alvina girando su mirada, a una confusa chica – voy a tratar como sea para que el mini mocoso o mocosa salga vivo, al igual que tú en tu proceso – Dijo haciendo que Kaede habrá muchos los ojos – a cambio de que tu entrenamiento de resultados y avances – Dijo – pero eso no quiere decir que vas a estar haciendo del vago, mientras esa panza crece, vamos a entrenar esa mente tuya, para que no sea tan bruta – Dijo desinteresada.

Kaede se quedó impactada por lo que escucho que no podía creerlo, pero luego sonrió y lloro de felicidad, salto de la cama y le dio a la alvina un sorpresivo abrazo.

¡Gracias, gracias por todo, Sensei! – Decía una feliz pelimostasa sin dejar de abrazar a una paralizada mujer.

¡NO TE APROVECHES, QUE SIGUES SIENDO MI ESCLAVA A PESAR DE QUE TE ENTRENO, MOCOSA! – Le grito una fastidiada mujer, poniendo una mano en la cara de la chica con tal de que le suelte de ese incomodo abrazo.

¡Claro que si, Sensei! – Dijo Kaede más sonriente a pesar de que la mujer trata de separarla del abrazo, ella sigue insistente en seguir abrazándola.

¡SUÉLTAME, MALDITA MOCOSA! – Le grito la mujer, molesta e incomoda.

¡No! – Le respondió una feliz chica.

¡POW!

¡Eh, dicho que me sueltes, mocosa insolente! – Le reclamo una enfadada mujer con un puño a un costado de ella - ¡Entrenaremos esa cabeza hueca que tienes, para que no seas tan bruta y estúpida! – Dijo – y cuando nazca el mini mocoso, ¡tú te responsabilizas de cuidarlo, sin descanso! - Le Dijo con una vena palpitándole la cara.

O – Okey – Dijo una adolorida Kaede, que estaba en el suelo con un chinchón en la cabeza – a pesar de su mal genio, ahora sé que me puedes querer – Pensó feliz a pesar del doloroso chinchón en su cabeza.

¡ESCUCHE, ESO! – Le reclamo una cabreada mujer.

La joven solo sonrió y sin querer que puso una sonrisa triste y acaricio su vientre.

Antes no tenía un motivo para este entrenamiento, que solo salvar mi vida... Ahora si la tengo, para proteger mi tesoro – Pensó Kaede.

La mujer solo la miro pero luego, chito con su boca.

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La peliblanca, saltaba de techo en techo asegurando que nadie la viera, con su gabardina gris que ocultaba su identidad.

Espero que no se le ocurra salir de la cabaña a esa mocosa – Pensó Subara, mientras corría por tejados y saltaba a otros techos y recordó lo que le dijo.

Flashback::

Escucha me bien, mocosa y esto no lo repetiré una vez más – Dijo la alvina a la joven que se encontraba barriendo los pasa dichos – por nada del mundo, salgas de la caballa aunque escuche a alguien llorar o agonizar ¿Entendiste? – Dijo – no quiero que pase lo mismo, como la última vez – Dijo fríamente.

C – Claro, Sensei – Dijo temerosa la joven – no volverá a pasar lo mismo – Dijo - ¿Volverá a irse de viaje? – Pregunto.

Si, por dos días estaré fuera – Dijo la alvina – así que no quiero que cuando regrese, encontrar tus huesos tirados ¿Entendiste? – Dijo molesta.

C – Claro – Dijo Kaede con una sonrisa incomoda.

Y cuando termines de limpiar, te pones a estudiar esos libros y hacer los entrenamientos que te dejo como tarea que están en un libro de allá ¿Esta, claro? – Volvió a decir la mujer.

Claro – Dijo Kaede mirando aburrimiento en la mesa del comedor, unos 80 libros grandes y gordos.

Eso, espero – Dijo la mujer.

Fin del flashback::

La alvina solo frunció el ceño, solo esperando que la humana no la vuelva a desobedecer.

Mejor termino de hacer esto e irme a mi mundo – Se dijo la mujer de ojos dorados, con molestia – ¡Maldita, sea! Todo lo que hago, para que esa mocosa pueda servirme bien – Dijo.

Da un último salto a un techo de una casa, para mirar frente a ella una mansión grande y lujosa.

Como lo pensé, como todo riquito tiene sus servicios de vigilancia y seguridad – Dijo la alvina al alzar el mentón y oler a los guardias, salto a unos árboles y luego a una ventana aferrándose a la pared - ¡Ke! No es nada a comparación, donde yo antes me metí – Dijo con una sonrisa torcida.

La mujer con cuidado de que no la viera nadie, vio por esa ventana a humanos hablar y entre ellos encontró, lo que buscaba. Sonrió y se quedó viendo que hacían o hablaban, hasta escuchar algo que le llamo la atención.

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¿¡Que!? ¿¡Cómo es posible que se rindan tan pronto!? ¡Aún podemos encontrarla! – Reclamo un muglox de traje celeste y cabellos rubios.

Mirmo, entiendo que esto es difícil, pero pasó mucho tiempo en que no encontramos a Kaede – Dijo un chico castaño y ojos azules, con tristeza.

¡No puedo creer que siento tú su novio, estés de acuerdo con dejar de buscarla! – Le reclamo el muglox rubio con mucho enojo.

¡A mí también me duele dejar de buscarla, pero ya buscamos en cada centímetro de cada mundo! ¡Ella no está! ¡Acéptalo, Mirmo! – Empezó también a levantar la voz el castaño – posiblemente por el hecho de que no la encontramos, es porque es muy probable que este... - Dijo con la voz apagada.

¡Cállate! ¡Eso no es verdad! ¡Sé que ella está en algún lado, ella no está mu...! – Reclamo Mirmo a gritos pero empezó a bajar la voz, por no poder pronunciar esa palabra y apretujo los puños – no quiero que vuelva a pasar... Lo mismo, que una vez que casi te pierdo... - Pensó.

Querido, Mirmo – Dijo Rima a lado del príncipe muglox, apoyando su mano en su hombro – entiéndelo, por favor – Dijo – a todos nos duele esto, pero hay que aceptarlo – Dijo – ella ya no está... - Dijo.

Mirmo en un arrebato de cólera, le quita la mano de su prometida de un manotazo de su hombro, sorprendiendo a esta y a los otros.

¿¡TU TAMBIÉN!? – Grito un muy molesto rubio muglox – yo pensé, que me apoyarías al igual que tu zetsu, pero veo que no es así – Dijo y sacando sus abanicos sale de allí, volando por una ventana.

¡Querido, Mirmo! ¡Espera! – Grito la muglox de cabellos verdes, dispuesta a ir tras del rubio.

Déjalo, Rima – Le detuvo Zetsu a la muglox, que se detuvo en pleno vuelo.

Pero Mirmo, yo... - Dijo una preocupada Muglox.

El necesita estar solo y pensar – Dijo el castaño con seriedad y tristeza – y aceptar, que ya no hay nada que hacer – Dijo.

Rima solo miro a su compañero humano con duda, pero decidió no seguir a su prometido y dejarlo pensar.

Por otro lado, sus otros amigos solo estuvieron callados viéndoles discutir, en par les dolía admitir que debían aceptar que la joven desaparecida, no volverá y no tenía un buen argumento para apoyar al castaño, en convencer al príncipe de los muglox que su compañera no volverá, ya que sentían que podían empeorar las cosas de las que está.

Mirmo – Dijo Rima mirando con preocupación por la ventana, donde salió volando su prometido.

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Por otra parte Subara, escucho todo lo que hablaron esos humanos, con esas criaturas que los acompañaban. Luego salta y se va del lugar.

Vaya, vaya – Fue lo único que dijo, mientras saltaba de techo en techo, usando su nariz para localizar el aroma de la criatura, que salió por unos momentos de esa mansión.

Lo encuentra en un parque, sentado en un columpió, con sigilo y asegurándose que él no lo vea se acerca tras de él y de sus mangas saca un cuchillo filoso y lo alzo, mientras se acercaba.

Kaede...

La alvina se detiene con el cuchillo a unos centímetros de la cabeza de la pequeña criatura, al escuchar ese pensar.

Kaede...

Volvió a escuchar decir, esta vez de la boca de la pequeña criatura.

¿Dónde, donde estás? – Decía Mirmo mirando la nada - ¿por qué te fuiste? ¿Por qué nos abandonaste? ¿Es que te hicimos algo, para que nos dejaras? ¿Es que ya no te importamos? Todo está deferente desde que te fuiste, mi padre me dijo que si no estás, ya no tenía caso de que estuviera aquí, pero yo me opuse ¡¡POR TI!! Por qué sé que estas en algún lugar, lo sé, porque lo siento ¿me oyes? no sé por qué, pero siento que tengo que esperar por ti y eso are, no importa de que eso me lleve mil años de espera, porque yo... - Se quedó callado, ya que otro río de lágrimas se deslizo por sus mejillas y que su flequillo tapara sus ojos, que el viento soplara y lo movía un poco – Kaede, vuelve - Dijo como último susurro, antes de emprender vuelo.

La alvina se queda quieta y antes que la pequeña criatura saliera volando, salto encima de un tejado, cerca de donde hace unos momentos estaba su objetivo sentado, mirándolo irse, antes de retirarse del lugar con un salto.

Mientras saltaba y corría con gran agilidad por los techos de las casas, se quedó pensando.

Vaya sorpresita, que descubrí – Se dijo la alvina al recordar las palabras de la criatura y lo que vio en su mente – interesante – Dijo e ideas se le vino a la mente - créeme que la volverás a verla, pero no de la misma forma – Dijo y una pequeña sonrisa torcida, que poco se pudo ver bajo esa gabardina, para desaparecer de un salto.

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Creo que ya encontré algo entretenido, para divertirme después de miles de años. 

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