[Taehyung]
¿Habéis escuchado alguna vez eso de "las buenas ideas suelen tener las peores consecuencias"? ¿No? Pues es bastante probable, ya que me lo acabo de inventar, pero no por ello menos cierto.
Fue la batalla más épica de comida que podía haber existido jamás.
Cuando yo tenía intención de irme, apareció Jungkook corriendo por la puerta, seguido de Jin, quien seguía cubriéndose inútilmente con un abrigo rosa mientras intentaba alcanzar al menor al grito de "¡VUELVE AQUÍ, MALDITO EMO! ¡SI SUPIERAS LO CARO Y DE CALIDAD QUE ES ESE UNIFORME, TE COMPORTARÍAS CORRECTAMENTE!", y mientras tanto Jungkook corriendo por la sala, huyendo al más estilo película americana.
En algún momento me agarró de la mano y esta vez fuimos los dos los que huíamos de la princesa monstruo mientras nos llovía arroz y salsa de carne con tomate. Fue tan maravilloso que cuando dos horas después nos encontrábamos sentados frente al despacho del director, cubiertos hasta arriba de comida, aún no podía dejar de sonreír.
El castigo tampoco fue exagerado. De hecho, ni siquiera llegaron a llamar a nuestros padres, probablemente para no manchar la imagen del centro de puertas para afuera. Igualmente, aunque nos libramos de la expulsión, tener que limpiar durante dos semanas el comedor, incluido el mismo día de la pelea, no me hizo ninguna ilusión.
Y a Jungkook menos. Cada tarde que entrábamos por la enorme puerta del comedor en vez de salir por la entrada de la escuela, me miraba de reojo y murmuraba un par de insultos maldiciendo mi existencia. Todos los días, no fallaba ni uno.
- Y pensar que aún nos queda otra semana con esto –se quejó el pelinegro mientras limpiaba una de las mesas con un trapo. Normalmente tenía que terminar repasándolo yo, ya que en lo que se refería a limpiar, mi amigo no tenía ningún don. Yo tampoco, pero entre los dos conseguíamos adecentar el lugar. – No estoy estudiando para terminar como asistente de limpieza.
- En realidad, no estás estudiando.
- ¡Te callas porque estos días tenían intención de ponerme a estudiar! ¡Y esta vez de verdad! –frunció el ceño indignado y comenzó a limpiar con más ahínco el mismo centímetro cuadrado de la lisa superficie. – Si no hubieras tenido la grandiosa idea de jugar con la comida, quizás ahora estaría con un libro entre manos.
- No digas libro cuando estás pensando en cómic.
- ¡Bueno, pero tendría el libro de texto cerca del cómic!
Reí, disimulándolo con mi antebrazo, y me alejé un par de metros aprovechando que ese día yo me encargaba de la fregona. Al contrario que yo, Jungkook no tenía que darle nunca ningún repaso a mi tarea, ya que con la práctica yo terminaba realizando mi parte a la perfección. Y es que en realidad me había dado cuenta de que limpiar el comedor era mucho más divertido que limpiar mi habitación.
Los primeros días había gente que se quedó a acompañarnos, quizás porque su conciencia les impulsaba a hacerlo. No conocía a ninguno, y tampoco tuve la ocasión de hacerlo, ya que al tercer día apenas quedaban dos, y el cuarto los únicos supervivientes decidieron que ser buena persona era demasiado cansado. Tampoco les culpé, pues ninguno de ellos tenía porque hacerlo. Los únicos obligados por dirección éramos Jungkook y yo.
- Este sábado me acompañarás a la preventa del videojuego del que te hablé –soltó a lo lejos. Levanté la vista y al ver que me estaba mirando, volví a bajarla muy disimuladamente. Como era obvio, él se percató, y se acercó a limpiar exactamente la mesa que había junto a mí. – ¿Verdad que sí? –Me alejé unos metros, simulando un silbido –sí, simulándolo, ya que no sabía silbar- y él volvió a perseguirme, siempre acercando su trapo a la mesa que había a mi lado. Podría resultar gracioso si no fuera porque sentía que mi mejor amigo me iba a matar con un palo de fregona y un trapo para limpiar. – ¿VERDAD TAEHYUNG?
- Puede que me haya surgido un problema y no pueda ir... -murmuré en voz muy baja, la cual a pesar de ello escucho perfectamente. Tiró la bayeta al suelo y me miró con la mandíbula desencajada. Yo levanté la fregona de inmediato, apuntándole con ella. Si me iba a matar, no sería sin que yo me hubiera defendido. – ¡Puedo explicarlo! ¡Me castigaron por lo de la comida!
- ¡Me dijiste que ibas a contarles cualquier excusa!
- ¡Eso hice! –me quedé en silencio, debatiéndome entre seguir con la explicación o no. La mirada de Jungkook me invitó –básicamente empujó, obligándome- a escoger la primera opción. – No se creyeron que me castigaron por ser demasiado adorable.
- ¿CÓMO? ¿LES CONTASTE ESO? –asentí orgulloso. Se me había ocurrido a mí solito, sin ayuda de nadie más. Por desgracia mis padres siempre habían sido muy hábiles para detectar mentiras. – ¡¿Pero cómo pensaste que se iban a creer esa tontería?!
- Tú siempre me dices que podrían castigarme por mi extrema ternura.
- ¡Taehyung!
- ¡¿Qué?! –me quejé indignado, agarrando de nuevo la fregona de forma correcta y empezando a limpiar el suelo tan rápido que apenas veía mis pies. Jungkook comenzó a seguirme pasando de mesa en mesa, sin despegar la bayeta –que había recogido del suelo sin pasar antes por agua- de la superficie de cada mesa. – Cuando te lo digo yo, hablo en serio. De verdad que te castigaría por ser demasiado tierno.
- ¡Ya hemos hablado de eso, no soy tierno!
- ¡Lo eres y punto, Jeon Jungkook! ¡Acéptalo de una vez!
- Podría asfixiarte solamente haciendo uso de una pierna. Y lo sabes.
- Lo sé. Y aun así sería la muerte más tierna existente en el mundo. ¡Tienes cara de bebé, por favor!
- ¡No, tú tienes cara de bebé!
- ¡No, tú más!
- ¡Tú mucho más!
- ¡Tú infinitamente más!
- ¡¿A VER QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?!
- ¡Jungkook es idiota y dice que no tiene cara de beb-
- ...
- ...
- Hola directora –dijimos al unísonos a la impecable mujer que estaba parada frente a la puerta con los brazos cruzados y una expresión que no dejaba nada bueno a la imaginación. Casi podía verme limpiando mesas lo que quedaba de año.
Por suerte solo vino a mandarnos callar y amenazar con llamar a nuestras casas si no guardábamos silencio. De hecho, en comparación a la mala noticia que había recibido Jungkook, aquella llamada de atención casi no significó nada para él.
Cuando terminamos, me senté a su lado sobre una de las mesas, y sonreí rodeándole con un brazo. Los amigos se ayudaban en los momentos difíciles, así que yo tenía que apoyarle con todas mis fuerzas en este.
- Tranquilo, seguro que te lo pasarás genial también.
- Tendré que ir con Jin –suspiró y escondió su cabeza en mi hombro, lamentándose en silencio. Yo comencé a acariciarle suavemente la cabeza como gesto conciliador. – ¡Parará en cada tienda de comida y ropa que veamos y seguramente no llegaré a tiempo para comprar el videojuego!
- Shhhh, tranquilo, ya pasó... -sonreí y seguí acariciándole, calmándole como si de un cachorrito se tratara. Uno que me superaba en altura y músculos, pero un cachorrito al fin y all cabo. – Por cierto –levantó ligeramente la vista y me miró con un puchero que aún permanecía en sus labios. – ¿Qué le dijiste a tus padres sobre el castigo?
- ¿Sobre este? –Asentí – Me inventé otra cosa, obviamente.
- ¿Qué te castigaron por ser demasiado adorable? –por la cara que puso supe que esa no había sido la excusa. – ¿Entonces?
- Les dije que te estaba dando clases particulares y por eso me tenía que quedar un rato más después de la escuela.
- ¿Clases particulares? ¡Pero si vas dos cursos por debajo de mí!
- Quizás exageré un poco tu situación y les dije que eras un inútil y ni siquiera sabías memorizar una frase de historia.
- ¿Eh?
- En resumen, que te estoy enseñando a estudiar.
- ¡Pero si tú eres el que menos sabe en ese tema!
- ¡Ya te he dicho que tengo intención de estudiar más este curso!
Abrí la boca, dispuesto a responder, justo en el segundo que unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta. Miré a Jungkook, aterrorizado al pensar que pudiera ser la directora de nuevo. No podía, simplemente no podía pasarme más días limpiando. Era más divertido que recoger mi cuarto, cierto, pero tampoco como para llegar a las tres semanas.
Al final no resultó ser nadie, y si lo era, tampoco se paró a saludarnos. El sonido de las pisadas se perdió hasta volverse casi inaudible y entonces un sonoro suspiro salió de los labios de ambos. Miré a Jungkook y sonreí.
- ¿Eres consciente que gracias a tu genial idea tus padres piensan que el único amigo que tienes es idiota?
- Eso ya se lo esperaban desde mucho antes –me sacó la lengua, e igual que siempre, cuando fui a pegarle me agarró por la espalda, impidiéndome realizar cualquier movimiento en su contra. – Pero no te enfades, sigues siendo el mejor que podría existir.
Sonreí y dejé de intentar soltarme de su agarre segundos antes de que plantara un sonoro beso en mi mejilla. Luego comenzamos a reírnos, y justo en ese instante juré que escuché de nuevo las pisadas.
Por desgracia o suerte, Jungkook empezó a bromear de nuevo y mi curiosidad por saber la persona tras esos pasos quedó en el olvido, centrándome de inmediato en cómo defenderme junto a mi fregona del pelinegro que estaba atacándome con un paño de limpiar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro