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10.


[Taehyung]

No tenían forma de delfín, ni siquiera tenían forma de pez. Las figuritas de pescado que hoy tocaban en la cafetería más bien se asemejaban a un círculo con un lazo de Minnie Mouse en la cabeza. No, definitivamente no tenían forma alguna, todo era un engaño.

- Y por eso me parece una hipocresía y barbarie que nos mientan a todos de esta forma –de un bocado me comí el último trocito de pescado que quedaba en mi bandeja. Levanté la vista y sonreí a la persona que estaba sentada en frente mío. Luego recordé que aún tenía comida en la boca, así que tragué y sonreí de nuevo. – ¿Tú qué opinas?

- Yo solo estoy aquí porque a mi hermano mayor le dabas pena y quería que me juntara contigo un día para comer.

- ¿Y por qué le doy pena? –esta vez comencé a atacar la ensalada, la cual, al menos sí que tenía forma de ensalada. Ahí no nos habían mentido. – No estoy llorando y mi bici ya está arreglada.

- ¿Qué? –me miró extrañado y seguidamente sacudió su cabeza, negando varias veces. – No se dé que mierdas hablas, en serio.

- ¿No hablábamos de tu hermano?

- ¡Aaaaagh, eres un esfuerzo demasiado grande, no vales dos nuevos videojuegos! –pestañeé varias veces sin terminar de comprender. Ese Jungkook era bastante más rarito de lo que me esperaba. – ¡Ni siquiera tres! –volví a pestañear mientras masticaba tranquilamente mi comida, y por alguna razón, eso consiguió que el pelinegro soltara un gran suspiro de desesperación. Los conocía muy bien; mi padre solía tener muchos al día. – Tan solo dedícate a comer y no me hables.

- ¿No te gusta hablar?

- No.

- ¿Por qué?

- Porque odio a la gente.

- ¿A toda? –Asintió sin mirarme – ¿PERO A TODA TODA TODA?

- Odio a todos los jodidos humanos de este mundo, sí. Ahora cállate y come. –estaba tan estupefacto con sus palabras que ni siquiera escuché el mandato. Tan solo me quedé de piedra, con la lechuga pinchada a centímetros de mis labios y mirando boquiabierto a la depresiva persona que había frente a mí. – ¿Qué pasa? Cierra la boca, da asco.

- ¿No tienes amigos?

- Tú tampoco, no exageres. Y yo porque no quiero, tú porque eres raro.

- Es más raro por tu parte no quererlos.

- No –me apuntó con su tenedor y levantó una ceja, echándome un vistazo de cintura para arriba, ya que la mesa me tapaba lo demás. – Es más raro por tu parte indignarte porque las figuritas de pescado no tengan forma de pez.

- Pero es qu-

- YYYYYYYY, no me interrumpas que no he terminado –me acercó más el tenedor con su comida pinchada en el hasta el punto en el que me tuve que poner bizco para mirarlo. – E intentar darle forma tú mismo con ayuda de tus cubiertos.

Seguidamente se metió el trozo de pescado a la boca, masticándolo con orgullo. Casi pude atisbar a ver una sonrisa, y digo casi, porque al siguiente segundo apareció un chico muy alto y guapo. Casi pude apreciar como un aura de destellos salieron de sus ojos cuando me sonrió. Miré de nuevo a Jungkook y su cara no podía desprender más asco.

- ¿Qué tal lo estáis pasando? –hasta su voz era bonita. Volvió a sonreírme mientras yo le observaba embobado. Rió y acarició tiernamente mi cabeza. – Perdón por no presentarme, soy Jin, el hermano mayor de esta depresión de persona que tienes en frente.

- Hola, yo soy Taehyung –sonreí mostrando todos mis dientes, esta vez comprobando anteriormente que no tuviera restos de comida en ellos. – ¿Quieres sentarte?

- Oh, no, muchas gracias, yo ya me voy. He terminado de comer. Solo me acerqué para ver que tal te iba la cosa con mi hermano. –se inclinó sobre mi oído, con complicidad, y me susurró. – No se le da muy bien socializar –reí y Jungkook levantó la vista, para soltar un bufido y volver a bajarla hacia su bandeja. – Cuida de él, ¿sí?

- Claro –sonreí y levanté el puño con el que estaba agarrando el cubierto. – ¡Cuenta conmigo!

- Genial, muchas gracias, eres un cielo –volvió a revolverme el pelo y yo reí. Estar cerca de ese chico te hacía sentir súper bien, igual que lo que había dicho mi hermana hace tiempo sobre los... ¿zorros? ¿torr... ¡porros! ¡Sobre los porros! Quizás es que Jin era un porro. – Y tú, emo, pórtate bien.

- Sí, mamá –respondió el pelinegro sin levantar la vista del plato. Jin rodó los ojos, y tras sonreírme por cuarta vez a mí, especialmente a mí, se marchó con sus amigos que lo estaban esperando en la entrada. – Oh no, ahora el otro pesado.

No supe a lo que se refería hasta que me giré y pude ver lo que sus ojos estaban viendo, o mejor dicho, a quienes sus ojos estaban viendo. Eran Hoseok y dos de sus amigos, el bajito castaño, Jimin creo que se llamaba, y Namjoon, el rubio más alto de toda la clase. Todo el comedor les miraba, y lo peor era que también nos miraban a nosotros. Estaban viniendo a nuestra mesa.

Me giré de nuevo hacia Jungkook, totalmente asustado. Ya podía imaginármelos tirándome la comida por encima u obligándome a decir algo guarro. Me atemorizaba pensar simplemente que con cada segundo se acercaban más y más, pero lo peor de todo era que Jungkook seguí completamente tranquilo, comiendo sus figuritas sin forma de pez como si nada.

- ¡Jungkookie!

- No me toques –soltó con brusquedad, apartando el brazo con el que Jimin le había rodeado. Se me escapó una risa, pero la detuve inmediatamente cuando el más bajo me asesinó con la mirada. – Sea lo que sea lo que queráis, la respuesta es no.

- ¿Y tu, Tae? –Levanté la vista hacia Hoseok, quien se había colocado a mi espalda y empezaba a acariciarme delicadamente el cuello. Su tono también era agradable, y de nuevo inconscientemente volvía a confiar en él. Hoseok sí que era un porro de los que decía mi hermana, por mucho que me costara admitirlo. – ¿Piensas igual que él?

- Yo...

- Sí, piensa igual. Ahora fuera – se puso en pie para apartar las manos de Hoseok de encima de mí y luego volvió a sentarse, empujando disimuladamente a Jimin en el trayecto. Cuando miré a Hoseok, vi que tenía los puños cerrados y la sonrisa muy tensa, como si estuviera poniendo todo su esfuerzo en sacarla. – ¿Qué te pasa? ¿Tienes un problema?

- Mira niño de los coj-

- Tranquilo, tranquilo –Namjoon colocó una mano en el hombro de Hoseok y le echó unos centímetros hacia atrás para evitar que hiciera algo. Realmente parecía que iba a salirse de control. Seguidamente volvió a mirar al pelinegro. – Y tú también cálmate, emo. Solo quería preguntarte una cosa.

- Ya se lo que me vas a decir, y sí, sí le conozco. Es mi hermano.

Miré a todo el mundo, intentando comprender aunque fuera una palabra de la conversación, pero lo único que me encontré fue la mirada con restos de furia de Hoseok, así que aparté la mía rápido y la devolví a mi casi vacía bandeja. Otra cosa que no me gustaba de la cafetería, era que echaban muy poca cantidad.

- ¿Tu hermano?

- Sí, es un chico y tenemos los mismos padres.

- ¿Jin es tu hermano? –esta vez era Jimin quien repetía la pregunta atónito. Bueno, en realidad era el único sorprendido, pues a Hoseok no parecía importarle, Namjoon lo había asimilado y yo no entendía nada.

Jungkook ignoró a Jimin tras echarle una mirada de desprecio que hizo que el bajo se removiera con incomodidad. Era alucinante el efecto que tenía el pelinegro en él. Namjoon chasqueó los dedos en frente de Jungkook para llamar su atención, y siguió hablando.

- ¿Me das su número?

- No.

- Siento habértelo preguntado –cogió asiento junto a él, y tras apoyar un codo en la mesa, volvió a repetir lo mismo pero con otras formas. – Dame su número.

- No te pienso repetir lo mismo, que te lo recuerden tus amigos –se puso en pie a pesar de que su bandeja estaba casi llena, y con un movimiento de cabeza me indicó que le imitara. – Vámonos Taehyung –asentí tímidamente, pillándome por sorpresa ese gesto. Cuando me levanté, Hoseok me estaba mirando fijamente, y no parecía nada contento. Genial. – Si tanto quieres su número, pídeselo tú mismo.

Y nos marchamos con el corazón yéndome a mil por hora.

Cuando estuvimos a fuera, literalmente a fuera, en los jardines de la escuela junto a la fachada, no pude evitar quedarme en silencio. Tenía demasiadas cosas que decir, pero apenas podía despegar mis labios.

- Deja de mirarme así, es muy turbio.

- ¡Eres como un superhéroe!

- ¿Eh? ¿Qué dices? ¡Oye, suéltame, no me agarres la cara! Maldito niño raro. Definitivamente voy a matar a Jin, lo voy a descuartizar. ¡JIIIIIIIIIIIIIIIIN!

A pesar de todo, al siguiente día, volvió a sentarse conmigo durante la hora de la comida.

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