55
Yoongi.
La actividad consistía en hacer fotografías a diversos tipos de plantas y tachar cada uno de ellos de una lista que nos habían asignado por grupos de cinco. También nos habían dado una total libertad para movernos por el bosque, siempre que no cruzásemos el río que rodeaba la parcela, y viendo la cantidad de agua que este tenía, seguramente nadie lo habría cruzado aún sin que nos hubieran avisado.
Nadie, a excepción de Jimin, claro.
El pelinegro estaba subido a una pequeña roca que rompía el caudal del agua, buscando con la mirada mientras mantenía el equilibrio, otra en la que apoyarse. Apenas se había alejado medio metro de la orilla y ya lo sentía como si nos separase un mundo.
— ¡Baja de ahí, Jimin! ¡No es divertido! –exclamé con agobio, mirando a Jungkook en busca de ayuda. Él estaba sonriendo, pero cuando nuestros ojos se encontraron, borró la expresión de inmediato, tragando saliva y adoptando un tono más serio—No es divertido, se puede caer –repetí con molestia.
— Está bien, está bien –murmuró de mala gana, obligándose a acercarse al borde del agua y tenderle la mano a mi mejor amigo, quien la miró con asco y luego subió la vista a los ojos más bonitos del mundo, aunque por la expresión que ponía el pelinegro no pareciera que lo fueran—Niño, déjate de tonterías y sal de ahí. Estás asustando a Yoongi.
— ¡Jimin, para ya! –me quejé al ver que rodaba los ojos e ignoraba a Jungkook, quien se encogió de hombros y volvió a mi lado. Inflé los mofletes, indignado conmigo mismo por no poderlo detener y con Jimin por no dejar que le detuviera— Idiota, estúpido...
— ¿Qué ocurre? –ambos nos giramos hacia la cuarta voz. Era Taehyung, que acababa de llegar de ir a hacer pis— Ah, toma –me tendió de vuelta el paquete de pañuelos que yo le había prestado y seguidamente se metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, mirándonos despreocupado y curioso a la par— ¿Se puede saber que pa—¡PERO JIMIN, QUÉ DEMONIOS HACES! –nos hizo a un lado, abriéndose paso por medio nuestro al divisar a su novio y salió corriendo hacia la orilla del rio— ¡Sal de ahí ahora mismo, idiota!
— ¡Eso! –convalidé yo por el fondo, agarrando la mano de Jungkook y caminando con esta dada hasta el mismo lugar de Taehyung, el cual ya estaba con medio cuerpo inclinado sobre el agua, preparado para saltar si la situación lo requería.
— Que no va a pasarme nada, exagerados –respondió cansado el pelinegro, tanteando con el pie otra piedra más alejada y subiéndose a esta a cabo de unos segundos, con la ayuda de un pequeño saltito. Se me paró el corazón durante ese momento, y casi podía jurar, que cuando volvió a latir no lo hacía con la misma intensidad de antes. —Wow, aquí el agua casi me roza.
— Jimin, vuelve ya –insistí agobiado, mordiéndome el labio inferior y apretando con fuerza la mano de Jungkook mientras intentaba olvidar todas las escenas de muertes por ahogamiento que cruzaban mi cabeza en esos instantes— Tenemos que terminar el trabajo, vamos...
— ¿Pueden dejar de tratarme como un niñ-
— ¡QUE NIÑO NI QUE MIERDAS! –exclamó Taehyung sobresaltándonos a todos. Sin previo aviso, comenzó a quitarse la chaqueta— ¡Como no salgas ahora, te saco yo mismo, mocoso! –Jimin se tensó con las palabras y le miró de mala gana, probablemente intentando adivinar si iba en serio. Y vaya si iba, porque no tardó ni medio segundo en levantar un pie para desabrocharse la zapatilla de este.
— ¡Ash, vale, vale, ya salgo! –cedió el menor, rodando los ojos y soltando un bufido antes de ponerse en marcha para volver a nuestro lado. —Y lo hago porque quiero, no porque Taehyung me lo haya dicho, que os qued—¡a—ah! –se tambaleó ligeramente en la segunda roca, quitándome el aliento. Taehyung avanzó medio paso y se detuvo en el último instante al ver como su novio recuperaba el equilibrio. —Estoy bien, deja de hacerte el héroe.
— Mira, niño, que sep... –Taehyung avanzó rápidamente las piedras que le faltaban, y en menos de tres segundos ya se hallaba en nuestro lado del bosque, colocándose frente a su pareja y mirándole con el ceño fruncido. Por mí como si rompían en ese mismo instante. El que no hubiera muerto ahogado, me había aliviado tanto que apenas me quedaban fuerzas.
— Te he dicho mil veces que no me llames niño, maldito imbécil.
— Y yo a ti que no hagas tonterías –contratacó Taehyung, aunque con menos fiereza. Jimin parecía realmente molesto.
— Me sacas dos años, lo que te deja en peor posición, eres un imbécil mayor –respondió el menor afilando su mirada.
— Pues si tú mismo lo reconoces, entonces no habrá problema en que te llame niño –Jimin entreabrió los labios para responderle y los cerró de inmediato, tragándose sus propias palabras— ¡Eh!, ¿a dónde vas ahora?
— ¡A mear! ¡¿Piensas venir a sujetármela o qué?! –exclamó frustrado el menor de ambos, abriéndose paso entre el grupo y quitándome el paquete de pañuelos que Taehyung me acababa de devolver, de las manos. Yo miré a Jungkook y me encogí de hombros, sintiéndome totalmente indiferente a la situación. Se solía dar muy a menudo, así que no me sorprendía en absoluto.
— ¡No voy a sujetarte nada nunca más hasta que me lo pidas de rodillas en el suelo y te disculpes, maldito niño maleducado! –a pesar de todo Taehyung salió tras él, siguiéndole igual de rápido que el primero llevaba— ¡Eh, no te atrevas a dejarme con la palabra en la boca después del susto que me has dado! ¡EH, JIMIN!
Y poco a poco, una vez les dejamos de ver, cubiertos por la espesidad del bosque, también dejamos de escuchar sus insultos, quedándonos Jungkook y yo a solas con una lista de nombres de plantas y una cámara. Le miré y puse una mueca, mostrando mi falta de lugar en lo que acababa de suceder. Al menos Jimin estaba bien.
— ¿Seguimos haciendo nosotros el traba— –levanté la vista a medida que hablaba y me interrumpí al toparme con el objetivo de la cámara enfocándome y seguidamente produciendo un chasquido— ¡Hey, no hagas eso!
— ¿El qué? ¿Esto? –volvió a hacer otra foto, esta vez pillándome de morros. Fruncí el ceño y le lancé lo primero que mis manos alcanzaron por el suelo. Una rama tan delgada y fina que ni siquiera rebotó contra su cuerpo. Apartó la cámara de en medio, dejándola colgar de nuevo en su cuello, y soltó unas pequeñas risas.
— Au, que dolor, Yoongi –ni siquiera se molestó en fingir el tono. Enarqué aún más las cejas y esta vez lo que agarré fue una piedra. Por suerte, su expresión de terror me alertó a tiempo del dañino objeto que ocupaba mi mano. Aun así, hice el amago de lanzárselo, y tras sacarle la lengua al ver como se achantaba, la volví a dejar en el suelo. Él tragó saliva y me miró más tranquilo— A veces das miedo.
— No me hagas fotos, ya te lo he dicho. Tengo una herida en la cara –me señalé la enorme marca con la cual Jungkook decía que exageraba. Vale, quizás solo medía dos centímetros y tampoco era muy profunda, pero podía asegurar que si me apretaba muy fuerte, dolía horrores.
— Pareces uno de esos héroes que tanto te gustan.
— Me gustan los amigos de los héroes, los graciosos, ya te lo he dicho –aclaré con cansancio, porque de verdad que se lo tenía que repetir siempre. De cualquier manera, todo eso quedó olvidado cuando analicé sus palabras— ¿Lo dices en serio? –pregunté emocionado, acercándome a él de inmediato y estampándole el cuaderno en el pecho para que lo sujetara— A ver, déjame ver.
— Yoongi, ya te he dicho mil veces que dejes de intentar ver tu reflejo en mis ojos. Son pupilas, no un espejo. –rodé los ojos y bufé de mala gana, pasando de largo en un intento de fingir que ya no me importaba el tema. Y fingir duró tres segundos, exactamente los mismos que tardé en llegar a la orilla del rio y ver mi reflejo en él. No era muy claro, pero podía distinguir mis rasgos, y si abría la boca, se apreciaba perfectamente— ¿Qué haces? –preguntó apareciendo por mi espalda.
— Mira –señalé el reflejo y sonreí, volviendo rápidamente a mirar la superficie del agua y ponerme a abrir y cerrar la boca como un pez— Esto sí que es como un espejo.
— Ya veo que rápido me sustituyes...
— ¡Oye! –fruncí el ceño y me giré con los brazos cruzados hacia él —Eres tú quien se queja cada vez que quiero verme en tus ojos.
— Es que me miras muy de cerca.
— Es que sino no me veo bien.
— ¡No te vas a ver bien de ninguna forma, son unas pupilas, Yoong—
— ¡YA ESTAMOS DE VUELTA! –ambos nos giramos de inmediato hacia aquella voz que salió de entre los matorrales. A pesar de que había hablado en plural, Taehyung venía solo.
Vino directo hacia nosotros y antes de que pudiera hablar, adentró su mano en uno de los bolsillos de la chaqueta de Jungkook.
— ¿Dónde est— ¡ah, aquí están! —sonrió alegremente al tiempo que sacaba un pequeño envoltorio cuadrado del interior de la prenda. —Solo vine a por esto, seguir con... –nos echó un vistazo, y sin poder llegar a ninguna conclusión se encogió de hombros y terminó añadiendo. —con lo que estuvierais haciendo. Adiós.
Y se marchó de nuevo, desapareciendo en el bosque. Miré a Jungkook enarcando una ceja y él rodó los ojos y suspiró. Seguro que había entendido las cosas infinitamente mejor que yo, y bueno de esto, era que solo necesitaba mirarle abriendo mucho los ojos para que comprendiera que tenía que explicármelo.
— Era un condón lo que se ha llevado –me informó con resignación.
— ¿Para tener sexo? –asintió al tiempo que levantaba la cámara y se ponía a revisar algunas fotos, dejando de mirarme a mí. —¿Con Jimin?
— Supongo.
— ¿En medio del bosque? –Volvió a asentir— ¿Y por qué tenías tú los condones? –esta vez se atragantó, supuse que con su propia saliva, y me miró por encima de la cámara, devolviéndome la atención al instante— ¿Querías tener sexo conmigo en el bosque?
— ¡Por Dios, no, Yoongi, claro que no! –exclamó alarmado.
— ¿Por qué no?
— ¿Ah? –le miré curioso y él se mordió el labio con nerviosismo, haciéndome imposible quitar mi vista de él. Era normal que me distrajese cuando me hablaba si hacía ese tipo de cosas— Porque no. Son para emergencias, los llevo siempre encima.
— ¿Por si hay algún incendio?
— Otro tipo de emergencias, Yoongi.
— ¿Más emergenciales que un incendio? –después de soltar la palabra una voz interna me dijo que podría no existir, pero no le di más vueltas y lo pasé por alto.
— Depende de lo caliente que estén.
— ¿Los incendios?
— Eh... –abrió la boca para responder, pero no soltó palabra, se quedó un par de segundos pensativo, y terminó asintiendo. —Sí, Yoongi. Depende de lo calientes que estén los incendios.
Aún no terminaba de comprender como podía ayudar un condón para apagar un incendio, pero decidí apartar el tema y quedarme satisfecho con la breve explicación que el pelinegro me había otorgado.
Volví a asomarme a la orilla del río, obsevando mi reflejo y poco después el de Jungkook, que no tardó en aparecer tras mi espalda. Nos miramos a través del agua. Sonreí, él sonrió, y entonces por algún motivo, decidí soltar lo que me cruzaba la mente en ese momento.
— Jungkook –me giré hacia él, mirándole esta vez cara a cara. Me sujetó por la cintura y yo eché un vistazo a mi espalda, cerciorándome de que efectivamente estaba muy cerca del borde. Ambos lo estábamos.
— Dime –aún estaba sonriendo.
— Aquí podemos hacer ruido –su expresión fue cambiando lentamente, tornándose mucho más seria. Alzó una ceja y me miró con curiosidad, pero antes de que pudiera preguntar nada, añadí. —Me refiero a que podrías hacerme gritar, como dijiste la otra vez en mi casa.
No dijo nada.
— Ya sabes, sexo.8
Su sonrisa terminó de desaparecer por completo y no me dio tiempo a seguir concretando mis palabras, porque sin previo aviso, un pequeño ruido le sobresaltó y terminamos cayendo al río.
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