26
Yoongi.
Tercera partida que perdía en los últimos diez minutos contra Jimin.
Era arrasador, no me dejaba ni disfrutar las vistas del paisaje del juego, tan solo aceleraba con su coche dirigido por Yoshi y cruzaba la línea de meta tres veces sin ninguna complicación, dejándome a mí atrás con total indiferencia.
— Quiero cambiar de personaje —declaré molesto, quitando rápidamente la palabra "Derrota" de mi pantalla con un botón.
— Ya has tenido a Daisy, a Luigi y a Browser. No culpes de tu torpeza al personaje.
— ¡Quiero jugar con Toad!
— Vas a perder igual.
— Sabes que no, por eso insistes en que no lo haga —refuté con total convicción. No era culpa mía, era que elegía mal al personaje. Sí, definitivamente ellos tenían el problema, no yo— Otra, otra, otra.
No hizo falta ninguna insistencia más para que Jimin aceptara encantado de la vida. Agarró su mando, y tras cambiarme el personaje al pequeño habitante con una seta por cabeza, comenzamos la carrera.
Perdí.
Y a la siguiente también.
Al final de cada una de ellas podía apreciar a grandes letras la palabra "Derrota" en mi parte de pantalla, y con ello una satisfecha sonrisa ladeada de Jimin, burlándose de mí. Después de dos horas me harté y tiré el mando a un lado. Bueno, lo dejé cuidadosamente, ya que la última vez que lo tiré, Jimin casi me rompe la cabeza.
— ¿Y ahora qué excusa vas a poner? —se puso en pie, dejando cuidadosamente su control en el suelo, y seguidamente se dejó caer sobre el sofá, cruzándose de piernas. Sí, aprovechando que no estaban sus padres habíamos decidido jugar a los videojuegos en la gran televisión 4K del salón—Cogiste mi mismo avatar y perdiste.
— Casi gano.
— Ibas por la primera vuelta cuando crucé la meta.
— ¡Y tú eres un idiota! —respondí molesto, poniéndome en pie y dándole una patada antes de echar a correr hacia la habitación de la única persona que podía calmarme en esos momentos. Y para que mentir, la mejor con la que podía dar celos a Jimin— ¡Jin! —de inmediato la puerta se abrió y yo me eché a los brazos del mayor— ¡Jimin me está molestando!
— Oh, bebé —me abrazó con fuerza y yo le rodeé con mis extremidades, colgándome de él. Cuando Jimin apareció por el pasillo, tan solo sonreí con malicia. El pelinegro odiaba este tipo de situaciones porque se sentía apartado, y aunque lo negara con toda su alma, le daba miedo quedarse solo. Era adorable— ¿Qué te hizo esta vez?
— ¡Yo no he hecho nada!
— Ha hecho trampa para ganar —refunfuñé con cierto rencor.
— ¡Eso no es verdad! —el pelinegro vino corriendo y se metió en medio de su hermano y yo, haciéndonos despegar— ¡Deja de agarrarle como si fuera un niño! ¡No lo es, solo es un mentiroso que no sabe perder!
— ¡He perdido diecisiete veces, claro que sé perder!
— ¡Ash, me desespera lo estúpido que eres! —Jin rió y Jimin me cogió en brazos, cargándome a su espalda.
— ¡Ahh, ayuda! ¡Pussy!
— ¿Eh? ¿Qué dices? —se detuvo a mitad del pasillo, interrumpiendo mis gritos de ayuda. A lo lejos podía distinguir a Jin riéndose a carcajadas.
— Pido ayuda en inglés por si me oyen en América.
— Acabas de decir "Pussy".
— Pues eso, lo que te he dicho —seguíamos hablando con total normalidad, aún yo cargado en su hombro con la cabeza colgando a centímetros de su trasero— Pu-ssy. A-yu-da.
— Ayuda no se dice de esa forma, idiota.
— ¿Ah, no? ¿Y entonces cómo se dice, listo?
— Mmm... —ambos nos quedamos en silencio. Yo esperando una respuesta y él buscándola. Y ninguno iba a lograr su objetivo, porque Jimin y él inglés no encajaban de ninguna manera— ¡No lo sé, pero sé que no es así!
Un segundo después ya estábamos volviendo a donde Jin para quitarnos de dudas. Tuvimos que esperar un minuto hasta que se calmó y pudo hablar sin ser interrumpido por su extraña, pero graciosa risa de parabrisas. Al menos en ese tiempo mi amigo volvió a otorgarme el placer de tocar el suelo con mis propios pies.
— Pussy significa vagina, Yoongi.
— ¡Lo sabía!
— Tú no sabías nada, no te las des de inteligente —le dio un pequeño golpe en la cabeza a su hermano y negó con decepción. Tanto yo como Jimin éramos casos perdidos en el inglés— Ayuda se dice "help".
— ¿Help? —pregunté extrañado. Jin asintió y yo volví a repetir la palabra varias veces— Mi hermana me mintió entonces. Ahora entiendo por qué se reía.
— ¿Te dijo que "ayuda" se decía "pussy"?
— Me dijo que la mitad de palabras del inglés se decían de esa forma, y que las diferenciaban dependiendo del tono.
— ¿Y tú te lo creíste? —Jimin rió, señalándome con el dedo. Fruncí el ceño e hice el amago de mordérselo antes de que lo apartara a tiempo— Sí que eres idiota.
— ¡Jin, dile algo!
— ¡Jimin, pide perdón ahora mismo!
— ¿Por qué? Es idiota y ni siquiera sabe ganar una partida de Mario Kart.
— ¡Jimin!
— ¡Pues tú pareces un emo!
— ¡Ni siquiera sabes lo que es eso!
— ¡Sí que lo sé, significa que eres demasiado enano para tu edad!
De alguna forma terminé nuevamente cargado a su a su hombro y siendo llevado a saber dónde con los gritos de Jin de fondo advirtiéndonos que tuviéramos cuidado jugando y que en media hora estaría lista la cena.
Esas voces se apagaron cuando Jimin cerró la puerta de su habitación y me tiró a la cama, lanzándose inmediatamente sobre mí con una almohada como arma.
— ¡Helpu, helpu!
— ¡Es help, idiota!
— ¡Es como yo quiera que sea, emo!
Conseguí hacerme con un peluche enorme con forma galleta de chocolate, el cual le habíamos regalado su hermano y yo hacía una semanas, y seguimos batallando otro rato. Aquí también me encontraba en desventaja, y es que pocas personas no lo estarían teniendo en cuenta la fuerza de Jimin.
— Tiempo muerto, espera un momento —me pidió apartándome con una mano mientras cogía su móvil de la pequeña mesilla que había junto a su cama. Yo le ignoré y me lancé nuevamente sobre él— ¡Yoongi, estate quieto!
— ¡Grr! —gruñí simulando perfectamente a un perro e intenté morder la mano con la que me detenía, manteniéndome a medio metro de distancia de él sin casi esfuerzo. Con solo una mano colocada en mi frente conseguía pararme. Era impresionante y aterrador este chico— Jimin, hazme caso... —pedí rindiéndome al ver que la lucha no era el mejor camino si quería llamar su atención. Los pucheros siempre tenían más efecto— Jimin.
— Espérate un momento a que responda este mensaje —me lancé sobre sus muslos, tumbándome en ellos y mirando la carcasa negra de su móvil desde abajo. Movía los dedos con tanta agilidad que cualquier diría que estaba con algún juego y no respondiendo a un mensaje— Siempre estás encima, ash.
— ¿Con quién hablas? —pregunté más calmado, ignorando sus palabras. Siempre solía quejarse de cosas que realmente no le molestaban, y en el fondo, aunque le molestasen a mí me daba exactamente igual.
— ¿Eh? Con nadie.
— ¿Cómo que con nadie? —fruncí el ceño e intenté quitarle el móvil, pero lo apartó antes de tiempo, subiéndolo aún más y alejándolo de mi alcance. Dos segundos después lo bloqueó y dejo nuevamente sobre la mesilla en la que se encontraba en un principio.
Se quedó en silencio y yo no volví a preguntar, distrayéndome con los cordones de su sudadera, entrelazándolos y volviéndolos a desenlazar. Podían dárseme mal los videojuegos, pero acababa de encontrar otra habilidad mucho más útil.
— Debería trabajar como desatador de nudos —declaré totalmente convencido de ello.
— ¿Eh? —mi amigo me miró extrañado y yo le sonreí, mostrándole los dos trozos de tela totalmente separados entre ellos. Negó varias veces y suspiró antes de volver a hablar, apartando de nuevo la vista al infinito. Últimamente solía hacerlo mucho, y me despistaba enormemente. No habían sido pocas las veces en las que me había quedado mirando su mismo punto en busca de aquello tan interesante en lo que se perdía y terminaba siendo nada— Estoy cansado de todo.
— ¿Cansado? —le miré y él asintió, sonriendo débilmente. No le comprendía— Si quieres dormir no voy a enfadarme.
— No estoy cansado físicamente, Yoongi.
— ¿Ah, no? —negó varias veces y yo fruncí el ceño, pensativo— ¿Cansado de qué tipo entonces?
— Cansado de enfadado. De harto —suspiró y se acomodó contra la pared, apoyando ahí la espalda. Yo seguía con la cabeza sobre sus muslos, disfrutando de cómo me acariciaba el pelo. Era muy tranquilizante— Cansado de triste.
— ¿Estás triste? —asintió. Yo hice un puchero y me arrimé más a él— Yo también estoy un poco triste, si te sirve de consuelo.
— No me sirve de consuelo.
— A mí tampoco lo tuyo —reí ligeramente y él me sonrió— Jimin, ¿qué harías si quieres pasar mucho tiempo con una persona?
— ¿Eh?
— Eso, responde.
— Pues pasarlo supongo.
— ¿Y si esa persona no es muy buena?
— ¿Cómo?
— Sí, si se porta mal con la gente y hace cosas peligrosas. Una persona así. Pero aún por todas esas cosas, te encanta cuando sonríe y solo quieres pasar más tiempo junto a él.
— ¿Él? ¿Qué insinúas? —levantó una ceja y me miró con nerviosismo. Ya no se mostraba tan tranquilo como antes, ahora se mordía y soltaba continuamente el labio inferior— A mí no me gusta la sonrisa de Taehyung.
— ¿Taehyung?
— ¿Eh? ¡T-tú has dicho Taehyung!
— ¿Yo? Pero si yo no he pensado en ningún momento en él.
— ¿No hablabas de él? —negué extrañado y el apartó la vista— ¿Por qué le nombraste?
— ¿Yo? ¡Lo nombraste tú, no mientas!
— ¿Cómo?
— ¡Lo que oyes, ahora cambiemos de tema!
Le miré extrañado, rememorando internamente toda la conversación. Juraba que yo no le había nombrado en ningún momento, aunque quizá Jimin tenía razón y sí lo había hecho. Quizá mientras pensaba en Jungkook, mencioné a uno de sus amigos.
— Intenta odiarle.
— ¿Qué?
— Esa es mi respuesta —me miró y yo escuché atentamente. Parecía muy convencido de sus palabras— Finge que lo odias hasta que tú mismo te lo creas.
— ¿Pero y si no lo consigo? ¿Y si jamás llego a odiarle?
— Entonces no queda más remedio que rendirte, supongo —lo dijo tan apenado que pareció ensombrecerse su rostro. Ahora sí que podía ver toda la tristeza de la que hablaba Jimin segundos antes.
— ¿Y eso es malo?
Volvió a mirarme y sonrió. Sonrió amargamente y acarició de nuevo mi cabeza, permitiéndome notar cómo le temblaban las manos.
— Es lo peor que podría pasarte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro