15
Jungkook.
No había nada mejor que ir a un lugar deprimente cuando tu estado de ánimo era deprimente. Incluso las descascarilladas paredes grises se veían mejor que mi cara en esos momentos. Cualquier cosa se vería mejor que yo, cualquier maldita cosa. Y no me extrañaba, porque de un día para otro me había convertido en el ser más repulsivo del mundo.
¿Cómo mierdas pude perder tanto el control? ¿Cómo pude hacerle eso a Yoongi? Era despreciable, era inhumano haber abusado de alguien tan inocente. No quería ni pensar en cómo habría terminado si no le llega a dar el ataque de ansiedad, y eso sin tener en cuenta lo horrible que era tener que haber llegado a ese punto.
— Si puedes pasarme la botella antes de que te la termines, mejor —miré a Taehyung y luego al recipiente de vidrio a medio llenar que descansaba en mi regazo. Sin darme cuenta me había bebido más de la mitad del alcohol que había en su interior. Di unos tragos más y se lo tendí a mi amigo, quien estaba sentado en el otro extremo del sofá con un cigarro en la mano— Damos pena, amigo.
— Este sitio da pena —cerré los ojos y me dejé caer mi cabeza sobre la mullida base del reposabrazos, colocando las piernas sobre el regazo de Taehyung y adoptando así una posición más cómoda. Él iba tan bebido que tampoco debió importarle tenerme encima.
— Es el único trastero que tiene mi padrastro. Disculpa por no tenerlo a tu gusto.
— Podrías limpiarlo, aunque sea esa esquina.
— ¿Por qué esa esquina?
— Porque es la que tengo en frente. Si lo limpiases, al menos mis ojos verían algo bonito.
— Pero si los tienes cerrados.
— Bueno, cuando los abriera —eructé sin pudor y volví a acomodarme, fundiéndome con el polvo del sofá— Tú me entiendes.
— ¿Sabes a quien no entiendo? —negué sin prestarle mucha atención. Estaba en una fase en la que no sabía si tenía sueño o ganas de vomitar. Quizás ambas cosas, pero me quedaría con la que llegara antes. — A Jimin.
— Ah.
— Me odia.
— Ah.
— No entiendo porque me odia.
— Una pena.
— Creo que le quiero —empecé a escuchar unos sollozos. Entreabrí los ojos y me encontré con la imagen de mi amigo bebiendo y llorando al mismo tiempo. Lo que decía. Dábamos pena— Lo quiero tanto, Jungkook. Quizás tienes razón y me he enamorado.
— Qué mal —moví un poco la pierna en un intento de acariciarle, pero en su lugar solo conseguí darle una pequeña patada y tirar varias latas de cerveza vacías que tenía encima. Él seguía llorando, bebiendo y volviendo a llorar. Eran tantas las lágrimas que soltaba que llegué a pensar que era el alcohol que estaba bebiendo. Tenía sentido— Yo el otro día le provoqué un ataque de pánico a Yoongi.
— ¡Yoongi! —dio un último trago a la botella y la tiró contra la pared del cuarto, haciéndola añicos. Me asusté tanto que quité las piernas de su regazo y preferí dejarlas encogidas aunque la postura fuera muchísimo más incómoda. Era eso, o arriesgarme a que Taehyung me las rompiera en algún ataque turbio— Odio a ese niño.
No respondí nada.
— Voy a destrozarle la cara de idiota que tiene y lue...
— No tiene nada con Jimin —me miró nada más escucharme, con toda la sorpresa reflejada en su rostro. Era obvio que odiaba al castaño por puros celos. Quizás por lo mismo que yo odiaba al pelinegro. Bueno, y en mi caso, que el mocoso emo era un maldito arrogante insoportable que iba con aires de grandeza por la vida.
— ¿Hablas en serio?
— Se lo pregunté a Yoongi y me aseguró que solo eran amigos. No creo que me haya mentido.
— ¿Se lo preguntaste por mí? —antes de que pudiera responder, se lanzó encima de mí, tirando otro montón de latas vacías al suelo. La mitad de ellas podrían llevar en el sofá, semanas— ¡Gracias, amigo, tú sí que vales!
Me quedé quieto, sin saber muy bien que responder. Ni siquiera me había dado tiempo para pensarlo. Estaba casi seguro de que no lo había hecho por él, que fue un impulso propio.
De hecho, cada vez que hablaba de ese tema con Yoongi, ninguna otra persona ajena al asunto me venía a la mente. Lo hacía por mí y solo por mí, porque me interesaba. Me interesaba la información, claro, no el castaño.
— Taehyung.
— ¿Sí? —ahora era él el que se había acomodado, incluso más deliberadamente, sobre mi cuerpo. Pero como ya había dicho antes, ambos estábamos demasiado borrachos como para que nos importase— ¿No irás a declararme tu amor?
— ¿Eh? ¡No, claro que no!
— Soy muy guapo, estoy acostumbrado. No me enfadaría.
— Que no voy a declararme, imbécil. Ni siquiera me gustas.
— ¿Sabes a quien no le gusto tampoco? —me miró con los ojos inundados en lágrimas de nuevo, solo que ahora estaba mucho más cerca. Infló los mofletes, intentando retenerlas, intentando no echarse a llorar. Y lo consiguió, al menos durante cinco segundos.
— ¿A Kyungsoo?
— ¡No, idiota, ese me da igual! ¡A Jimin!
Menos mal que el trastero estaba a varios metros de la casa, en la parte trasera más alejada del jardín. Nadie escucharía los lloros de Taehyung y mis carcajadas cada vez que presionaba algún punto que me hacía cosquillas.
En realidad la situación era bastante graciosa, o Taehyung se veía bastante gracioso con toda la cara roja y las mejillas hinchadas, cubierto de mocos y lágrimas.
— ¡Deja de reírte!
— Pareces un bebé —volví a reírme y él comenzó a golpearme, aunque sin mucha fuerza, porque estaba que se caía por los suelos debido al alcohol. De hecho, gracias a la torpeza de la ebriedad, ambos terminamos sobre la asquerosa alfombra— Creo que acabo de aplastar una rata con mi culo.
— ¡Es mi mano, idiota! —la sacó y agitó varias veces, poniendo expresión de dolor. Luego se quedó en silencio varios segundos, y se dejó caer en el suelo, haciéndose un hueco entre todos los bichos y ácaros que probablemente lo poblaban. Yo me encogí de hombros y volví a subir al sofá— Creo que la vida me odia.
— ¿Sabes quién te odia también? —sonreí maliciosamente, esperando que pillara mis palabras, pero en su lugar se quedó expectante de mi respuesta, lo que me afligió con completo.
— ¿Quién?
— Nadie, amigo, nadie —no podía reírme de él mientras se viese tan demacrado. Había pocas veces en las que Taehyung dejaba su coraza, pero en cada una de ellas conseguía tocarte hasta la vena más escondida de tu corazón. Seguramente era por lo adorable que se veía con los mofletes hinchados por las lágrimas— ¿Crees que soy una persona deplorable por haberle provocado un ataque de pánico a Yoongi?
— ¿A quién?
— A Yoongi.
— ¿El rarito? —asentí cansado. Últimamente comenzaba a molestarme que todo el mundo le llamara así. No se sentía de la misma forma a cuando yo lo hacía— ¿Le provocaste un ataque de pánico?
— Te lo he dicho hace un momento, idiota.
— ¿Ah sí?
— Sí. Nunca me escuchas.
— Ah —nos quedamos un par de minutos en silencio, los suficientes para que se me olvidara el tema por completo. De hecho, para que se me olvidara cualquier cosa, ya el sueño estaba comenzando a abrigarme de la forma más placentera existente. Y entonces Taehyung volvió a hablar y lo alejó. — ¿Entonces le provocaste un ataque de pánico?
— Ajá. Casi le mato.
— Mejor. Odio a ese niño. Siempre está pegado a mi Jimin, tocándole y abrazándole en todas partes.
— Son solo amigos.
— ¿Ah, sí? —Taehyung levantó la cabeza del suelo, mirándome con curiosidad, y yo suspiré por volver a la misma conversación. Asentí con pesadez y volví a cerrar los ojos. Me hartaba pensar en Jimin— Igual no me cae bien.
— A mí tampoco. Me enfado con solo verle.
— ¿Por eso le provocaste el ataque? —Taehyung se incorporó y acercó al sofá, donde apoyó sus brazos y luego la cabeza entre ellos. Por la expresión que tenía, yo ya sabía que me iba a preguntar— ¿Qué le hiciste?
— Nada.
— Venga, cuéntamelo.
— He dicho que nada. Cambiemos de tema.
— Debió ser algo muy gordo para provocarle un ataque de pánico —sonrió maliciosamente, sin saber lo mucho que me dolían esas palabras. No deberían afectarme, deberían darme exactamente igual, y más ahora que tenía el perdón de Yoongi y sabía que no se lo iba a decir a nadie. No tenía porque siquiera preocuparme, pero por algún motivo, lo hacía— ¿Le metiste la cabeza en el váter? ¿Le encerraste en algún armario? Oh, vamos, dímelo —se acercó más y yo giré la cabeza, aun conservando mis ojos cerrados— ¡Oh dios, le volviste a romper la bici! ¡Dime que fue eso!
— Taehyung, cállate.
— ¿Fue eso? ¿Sí? ¿Acerté?
— Fue algo mil veces peor —murmuré para mis adentros.
— ¿Eh? ¿Qué has dicho?
— Nada, que Jimin te odia.
Fue cruel evadir el tema de ese modo, pero era la vía más fácil, más rápida, la que necesitaba. Cada palabra me estaba doliendo como una cuchillada, como si me estuvieran golpeando con las sílabas.
Y en todo momento no podía dejar de ver el rostro de Yoongi ahogándose, pidiéndome ayuda desesperadamente. La imagen se hacía más nítida cuanto más cerraba los ojos.
— Hey, Jungkook —escuché la voz de Taehyung llamándome, lejana. Entreabrí los ojos y lo encontré casi encima de mí, mirándome preocupado— Al fin me oyes —me zarandeó suavemente y frunció el ceño— ¿Estás bien?
— No, no estoy bien. No estoy nada bien.
— ¿Qué dices? ¿Quieres que vayamos a tomar el aire? Eh, ¿me estás escuchando?
— Creo que voy a vomitar.
Y parecía imposible, pero al final la asquerosa alfombra terminó incluso más manchada de lo que ya estaba.
Yoongi.
Podía ver a Jimin desde la ventana. Estaba en clase de educación física, y como siempre, destacando frente a sus compañeros. No lo hacía adrede, yo era consciente de ello, pero igual le tenía envidia.
Él era guapo y seguro de sí mismo. Sabía enfrentar todo tipo de situaciones y personas. Era tan idílico, que me costaba pasar un segundo a su lado y no compararme con él. Y, siendo sinceros, una vez entrábamos en esas yo no tenía salvación. Yo era un charco de barro y él una piscina climatizada con agua de color verde.
Igual, no me molestaba. Siempre me habían gustado los charcos, puede que incluso más que cualquier piscina. Era extremadamente divertido saltar sobre ellos cuando llovía, así que en el fondo no me molestaba serlo.
— ¡Joven Min, haga el favor de centrarse en la clase! —pegué un pequeño salto en la silla, casi cayéndome de ella, y toda la clase estalló hasta que la profesora les mandó callar. Igual, aun estando en silencio, la vergüenza seguía recorriendo cada una de mis venas— No me obligue a cambiarle de nuevo de sitio.
Volvió de nuevo a su explicación y yo asentí educadamente, sintiendo el peso de las miradas de todos mis compañeros sobre mí. Era la cuarta vez en el día desde que me habían cambiado de sitio, que me regañaban. La cuarta vez que me convertía nuevamente en el centro de atención. Era horrible, pero merecía la pena con tal de estar al lado de la ventana.
Intenté centrarme en la clase, ignorando los murmullos y miradas que me mandaban de vez en cuando. Todo el mundo parecía estar pendiente de mí, divirtiéndose a mí costa. Supongo que eso era bueno, hacer reír a los demás.
— ¡Hey, Yoongi! —me giré hacia la voz que me había llamado desde atrás. No recordaba su nombre, pero recordaba haberle visto varias veces intentando hacer amistad con Jungkook y sus amigos. A mí no me caía precisamente bien.
— ¿Sí?
— Préstame tu bolígrafo.
— A-ah, claro —le tendí el único que tenía, el que estaba usando. Tuve que detener mis garabatos mientras él lo usaba. Él sonrió y empezó a escribir algo que no atisbé a ver. Seguidamente recortó ese trozo de la hoja, y tras doblarlo, me lo tendió enganchándolo al bolígrafo— Te dejaste esta nota.
— No, es para ti.
Me quedé impactado, miré la nota y luego de nuevo a él, quien me asintió con decisión. Luego la profesora nos regañó de nuevo y mandó callar, así que me giré inmediatamente hacia delante, asustado.
Cuando volví a mirarle con disimulo, tan solo me ordenó en un susurro que la leyera. Miré a mí alrededor y en ese instante la mayoría de personas que me estaban observando, apartaron la vista entre risas. No me gustaba, no me gustaba nada.
Al final decidí guardarme la nota hasta que terminó la clase.
En todo ese tiempo estuve pensando en que hubiera hecho Jimin. Bueno, él desde un comienzo no la habría cogido. Pero si se encontrara en mi situación actual, con el papel entre las manos y un montón de personas acercándose ansiosas a medida que la profesora abandonaba el aula, probablemente la rompería frente a sus narices y luego se iría.
Apreté el papel con fuerza y bajé la vista hacia él, escondiéndolo debajo de la mesa. Ahora el grupo de chicos estaba básicamente rodeando, soltando comentarios para que leyera la hoja en alto. Y obviamente eso me metía más miedo a hacerlo. Con el tiempo, había terminado aprendido a desconfiar de la gente.
Era muy triste, pero tal y como me había dicho Jimin: Convenía hacerlo para que no te hicieran daño.
— ¿No piensas abrirlo?
— ¡Vamos, solo es una nota! ¡No seas gallina!
— ¿No sabes leer o qué?
— ¿Quieres que lo haga por ti? —un chico del grupo se hizo paso y me quitó la nota de las manos. Intenté alcanzarla, pero la puso en alto, y yo no iba a ponerme en pie. No iba a colocarme más de lo necesario en su campo de visión. Aparté la vista y mordí mi labio, reteniendo el temblor de este. No iba a llorar, de ninguna manera lo haría— Veamos qué pone aquí... ¡Anda, Yoongi, es una encuesta para ti!
Todos rieron en voz alta. Seguro que todo el mundo sabía lo que ponía en la nota, y no hacía falta ser un genio para adivinar que no iban a ser precisamente cumplidos.
— ¡Atención, pregunta para el rarito! —se hizo un silencio y yo escondí más la cabeza entre mis brazos. No quería escuchar nada, pero aun así las voces seguían acuchillando mis oídos— ¿Jimin se corta antes o después de que se la chupes en los recreos?
Risas y más risas. Carcajadas que parecían hacer retumbar la clase. Me asusté, no voy a negar que me entró miedo y quise desaparecer. Pero ellos no se detenían, seguían preguntando cosas estúpidas, cosas hirientes y sin sentido.
"¿Está de tan mal humor siempre porque no le satisfaces en la cama?"
"¿Cuánto le pagan tus padres por aguantarte?"
"¿Cuándo te la mete lo consideran violación por tus problemas mentales?"
Me iba a estallar la cabeza, realmente iba a hacerlo. Ya ni siquiera me preocupaban las lágrimas o el sabor metálico de la sangre que inundaba mi boca. Ni siquiera les entendía, solo escuchaba las risas. Las carcajadas y los gritos. Era como si los tuviera encima empujándome.
Y de repente un golpe en la mesa los detuvo.
— Dejen el jodido tema. Él y Jimin no están saliendo.
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