14
Yoongi.
Habían pasado tres días desde los juegos deportivos y Jimin aún seguía exageradamente atento, protegiéndome hasta de las ramas de los árboles, no fuera a ser que me rozaran o algo por el estilo.
Era agobiante hasta decir basta, pero una parte de mí, por mucho que quisiera negarlo, agradecía que me cubriese tanto. Por algún motivo me sentía inseguro en todas partes después de la broma en los baños.
Al final no participé en ninguna de mis carreras, me pasé lo que quedó de día en la enfermería durmiendo. En realidad tampoco recuerdo mucho de lo que sucedió, Jimin me contó que Jungkook me hizo una broma y se le fue de las manos. No sabe qué fue lo que me hizo, y para ser sinceros, yo tampoco.
No tenía ni idea de que había sucedido, solo recordaba que empezó a tocarme de forma extraña y me sentí raro, me sentí asustado y desconcertado. No comprendía nada, y no quería seguir con algo que no entendía.
Pero él no paró.
Y a partir de ahí las imágenes eran muy borrosas, casi todas inundadas por las lágrimas. Luego apareció Jimin y más tarde me llevó a la enfermería, donde como ya había dicho, caí rendido al sueño.
— ¿Nunca antes habías tenido uno? —estaba a la salida del colegio, junto a la puerta hablando con el pelinegro. Últimamente habíamos cogido el hábito de quedarnos un rato mientras él se fumaba un cigarro o dos.
— No que yo recuerde —me encogí de hombros, quitándole importancia al asunto. Solo me faltaba tener que añadir "ansiedad" a mi lista de rarezas. Ni en broma— Mi madre decía que a veces me agobiaba cuando era muy pequeño, pero ya pasó.
— Deberías contárselo.
— Ni hablar —respondí de inmediato, asustado de que esto pudiera llegar a oídos de mis padres. Con suerte, lo había conseguido tapar a ojos de los profesores, como un golpe de calor. No quería llamar la atención, no quería que la gente se preocupara tanto de mí— Estoy bien, no hay de qué preocuparse.
— Aún no me has contado que fue lo que te hizo ese idiota.
— Ya te he dicho que no me acuerdo —Jimin suspiró y yo hice lo que mejor se me daba, es decir, evadir las conversaciones que no me agradaban. Sonreí y me pegué a él, abrazándole por la espalda hasta casi tirarle— Hablemos de algo divertido.
Obviamente no pensaba contarle lo que me había sucedido con Jungkook, lo que había hecho. Ni siquiera yo sabía exactamente lo que pasó, y tal como había dicho, tan solo fue una broma. Quizás hasta ni llegó a írsele de las manos, quizás es que yo actué de forma precipitada y me asusté demasiado rápido. Era vergonzoso pensarlo, así que la opción de dejarlo pasar se veía perfecta a mi manera de pensar.
Jimin me contó que después de llevarme a la enfermería hizo ganar a toda su clase. Incluso le cogieron entre todos y lo lanzaron al aire. Al parecer, luego les insultó y se marchó a un lado a fumar, ya que no podía hablar conmigo.
Sí, así era Jimin. Y con todo eso, me seguía pareciendo la persona más amorosa del mundo.
— ¿Qué hacen aquí? —me sorprendí por la brusca voz de mi amigo, y me asomé por encima de su hombro para terminar encontrándome a Jungkook y Taehyung frente a nosotros. Este primero tenía la vista apartada a un lado y no parecía para nada contento, al contrario que el segundo, quien no dejaba de mirar a Jimin con adoración.
Realmente daba un poco de miedo.
— Quiero hablar un momento con Yoongi, a solas —declaró Jungkook acercándoseme. Mi amigó no lo dudó ni un segundo antes de interponerse. Me miró y luego le miró a él, seguramente valorando la situación.
— Jiminnie, no te preocupes, yo vine a hacerte compañía mientras ellos hablan.
— Tú te callas —declaró el pelinegro fríamente, aún sin quitar su vista de Jungkook. No sé en qué momento, pero parecía que habían empezado una batalla de a ver quién pestañeaba antes. Tenían la mirada fija el uno en el otro, con tanta rivalidad que hasta podía sentir el odio en el ambiente— Puedes irte. No va a hablar contigo.
— ¿Tienes que decidir por él o cómo va esto?
— Simplemente no quiero dejaros a solas y luego tener que ir a ayudarte porque le esté dando un ataque de ansiedad —Mierda. Nonononono. Miré a Jimin asustado, horrorizado por lo que acababa de decir. Nadie podía saberlo, nadie tenía que enterarse de que yo ya era más raro de lo normal. Le quité de en medio rápidamente y me interpuse entre los dos sin pensarlo— ¿Qué haces, Yoongi? ¿Vas a hablar con él, en serio?
— Sí, está bien —agarré a Jungkook de la manga y tiré de él hacia un lado, obligándole a dejar de mirar a Jimin. Esta situación comenzaba a ponerme más incómodo de lo normal— No pasa nada, te lo prometo.
— No voy a comérmelo, puedes estar tranquilo.
— Más te vale.
Y de nuevo estaban mirándose con tanto odio que hasta Taehyung tuvo que toser en voz alta para relajar el ambiente. Aproveché que empezó a intentar sacarle conversación a mi amigo, para tirar de Jungkook y alejarlo todo lo que pude de ahí. No quería que siguieran hablando, no quería que sacaran comentarios. Simplemente quería que todo se olvidara.
— ¿Y bien? —le solté y agarré nerviosamente las mangas de la camisa de mi uniforme. Intenté sonreír, pero por su expresión, no me debió quedar una sonrisa tan bonita como la suya— ¿Qué pasa?
— ¿Estás bien?
— ¿Eh? —pestañeé con desconcierto y me alejé unos pasos— Claro. Como siempre.
— Sabes a lo que me refiero, Yoongi —claro que lo sabía, pero me moría por tapar el tema para siempre. No tenía importancia, y aunque la tuviera, prefería guardármela para mí. Era infinitamente más agobiante hablarlo— Por mi culpa tú...
— Yo nada. Estoy perfectamente —sonreí más abiertamente, incluso me llegaron a doler las comisuras del esfuerzo que puse. Quería que me creyera, quería quedar convincente, pero por la expresión que tenía no parecía estar consiguiéndolo— Para, no me mires así.
— Yoongi, hablo en serio —se acercó unos centímetros y tiró el cigarro que se estaba fumando, al suelo. Yo lo seguí con la mirada, devolviéndola a él cuando volvió a hablar— Me asusté mucho. Quiero saber si estás bien, si puedo hacer alg...
— ¡Estoy superbién, te lo prometo! Mírame, tan solo fue un momento. No ha pasado nada —fue a agarrarme de la muñeca pero por acto reflejo la aparté. Puedo jurar que incluso sentí miedo. No entendía mi reacción, pero fue la que tuve, y me dolió sobre todo la dolida expresión que puso después de que yo hiciera eso— Lo siento.
— No, no te disculpes —se pasó la mano por el pelo y suspiró. Parecía frustrado, parecía estar reteniendo muchas cosas. Quizás tenía problemas y yo no lo sabía— Perdóname, no sé lo que me pasó.
— No te pasó nada, está todo bien. Fue solo una broma.
— ¿Qué?
— Eso, que tan solo fue una broma —sonreí débilmente, apretando con fuerza los puños. De alguna forma, mientras hablaba con él sentía un gran nudo en el pecho y empezaba a sentir ganas de llorar. No quería llorar, no tenía motivos para hacerlo. Me sentía tan débil— Mejor olvidémoslo —fui a estrecharle la mano, pero lo pensé mejor y permanecí quieto y en mi sitio. Más seguro— ¿Puedo volver con Jimin?
Él no dijo nada.
— ¿Jungkook? —parecía ido, como si a pesar de estar mirándome, no me viese. Igual antes de volver a hablar, pestañeó varias veces y asintió en voz baja.
— Haz lo que quieras.
Sonreí y me marché de nuevo con mi amigo. Antes de llegar me giré un segundo, topándome con la imagen del castaño encendiéndose torpemente un cigarrillo. No parecía llevar su mejor momento, hasta en su cara se veía el cansancio. Igual no me demoré mucho y volví con mi amigo, quien estaba alejando a patadas a su acosador.
— ¡Yoongi, aquí estás! —me rodeó por los hombros y tras una última patada a Taehyung y lanzarle el cigarro a casi terminar, echó a andar, arrastrándome con él— Vámonos —asentí sumisamente, sin saber cómo procesar el que hubiera dejado al amigo de Jungkook en el suelo y a pesar de todo este siguiera despidiéndose amistosamente con la mano. Si eso era el amor, no quería experimentarlo nunca— ¿Te ha hecho algo?
— ¿Eh? —tardé en reaccionar un par de segundos, y cuando caí en la cuenta, quité su brazo de mis hombros y negué, formando una cruz con los míos. Incluso solté un par de risas amargas. Lo había dicho como si Jungkook pudiera llegar a ser peligroso— No, no, claro que no. Tan solo quería saber cómo estaba.
— ¿Le mandaste a la mierda?
— ¡Por dios, no! —le miré horrorizado. Yo jamás podría decir eso, y él lo sabía.
— Deberías. Es un idiota.
Esas palabras resonaron en mi cabeza, repitiéndose una y otra vez junto al nombre del castaño. Mucha gente era mala, o idiota, como Jimin les llamaba, pero jamás me había planteado ese término en él. Jimin era diferente, era extraño, tenía tantos comportamientos distintos que no podía calificarle como idiota, ¿o sí?
— ¿Tú crees?
— Lo sé. Igual que todos sus amigos.
— ¿Por qué dices eso?
Soltó una risa y me miró, metiéndose las manos en los bolsillos sin preocupación. Yo seguía atento a lo que hablaba, pendiente de cada palabra. No las entendía, pero me moría por hacerlo. Me moría por tener esa facilidad suya para clasificar a las personas con solo diez segundos.
— Porque lo son. No les aguanto. No soporto a ese tipo de gente.
— ¿Qué tipo de gente?
— Las malas personas, ya te lo he explicado mil veces, Yoongi.
— ¿Qué te hace ser mala persona? —en está ocasión no respondió de inmediato. Abrió y cerró la boca varias veces, lo que me adelantó que no me daría una respuesta. Al menos no en ese momento.
— Creo que voy a fumarme otro cigarro.
Al final no se lo fumó porque en menos de un minuto cruzamos la esquina que daba a la calle de su casa, y como era obvio, no iba a arriesgarse a fumar en frente de esta. De todas formas, tampoco me importó, pues en mi cabeza solo podía pensar en Jungkook y mi pregunta. En que cosas te hacían ser mala persona y si el castaño tenía alguna de ellas.
— Jimin.
— Dime —se giró, sosteniendo la puerta de su portal para que no se cerrara. A mí me quedaba un buen trecho andando hasta el mío, pero ahora que me venía sin bici, no me quedaba más remedio.
— ¿Puede una mala persona tener una sonrisa bonita?
Me miró un par de segundos y luego se echó a reír. Yo no veía la gracia, así que simplemente me quedé esperando por la respuesta, que en esta ocasión, sabría que vendría.
— Con algo tienen que compensar su personalidad de mierda.
— ¿Eso es que sí?
— Sí, Yoongi. Las tienen. Suelen tener las sonrisas más bonitas del mundo.
Pasé todo el camino de vuelta a casa auto convenciéndome de que esa afirmación era falsa, y que en el caso contrario, no podía aplicarse al castaño. De ninguna manera era una mala persona. Era imposible, totalmente imposible que alguien malo pudiese sonreír de esa forma.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro