11
Yoongi.
Y de alguna forma terminamos de vuelta a casa de Jimin, en autobús y con Jin ligando a la conductora de este.
A mí me parecía divertido, pero por la cara que ponía el pelinegro, a él no le hacía mucha gracia la situación de su hermano. Ah, cierto, es que Jin estaba completamente borracho.
— ¡Jin, es nuestra parada! —exclamó mi amigo desde el fondo del autobús. Su hermano le ignoró, o simplemente estaba tan concentrado hablando con la conductora, que ni le oyó— ¡Jin!
— Espera, voy yo a avisarle.
Me puse en pie y fui hacia el mayor, disculpándome con la mujer y sacando al castaño de allí para dirigirle a la salida.
Cuando el autobús se detuvo y estuvimos fuera, Jimin se encargó de sostener a su hermano y me dio las llaves para que yo me ocupara de ir abriendo las puertas. Lo más difícil de todo fue el ascensor, porque Jin pulsó cuatro botones más de los necesarios y por lo tanto nuestro tiempo de espera aumentó.
Una vez dentro la cosa se tranquilizó, o al menos para mí. Por suerte los padres no estaban y pude quedarme tranquilamente viendo la tele mientras Jimin ayudaba a vomitar a su hermano. Bueno, básicamente se dedicó a insultarle en voz baja y guiarle rápidamente al baño.
Al rato volvió él solo, sin camiseta y la cara mojada de agua. Soltó un suspiro y se sentó a mi lado en el sofá. Supuse que estaba muy cansado, porque ni se molestó en cambiar la serie de marionetas que estaba viendo yo en la tele.
De hecho, al final terminamos ignorándola los dos, él medio dormido sobre mi regazo y yo más pendiente de jugar con su pelo que de los coloridos muñecos que salían en la pantalla.
— Jimin —le llamé y él emitió una especie de sonido para darme a entender que me escuchaba a pesar de seguir con los ojos cerrados— ¿Por qué te cae mal Taehyung?
— Porque es idiota.
— Pero a ti te trata siempre bien, incluso aunque estén sus amigos delante —nada más decirlo sentí una punzada en el estómago al pensar en Jungkook.
— Me da igual cómo me trate a mí, sigue siendo idiota por cómo trata a los demás. Él es una mala persona, Yoongi.
— ¿No te hace sentir especial?
— En absoluto. Me hace sentir como un capricho —debí estar bastante tiempo en silencio, porque al final abrió los ojos y volvió a hablar, esta vez mirándome— ¿A qué vienen estas preguntas?
— ¿Eh? —pestañeé varias veces sorprendido y luego me encogí de hombros al no saber qué responder. No venían a nada, tan solo aparecieron por mi mente— No lo sé.
— Mira que eres raro.
— Me lo dicen mucho —respondí con resignación. Creo que las dos únicas personas en el mundo que no me lo habían dicho, eran Moonbyul y mi padre— ¿Es malo ser así?
— ¿Tú lo sientes como algo malo?
— A veces sí, cuando se ríen de mí.
— La gente se ríe constantemente de todo, no te debería importar —me sonrió y yo le respondí con otra igual. En estos momentos llegaba a la conclusión de que todo lo que Jimin mostraba por fuera, era pura fachada. Por dentro tenía mucho más amor que cualquier persona que existiera en el mundo— A mí me gusta cómo eres.
— ¿Aunque te pegue cuando me ganas haciendo trampa en los videojuegos?
— Aunque me pegues cuando te gano sin hacer trampa.
— Sí la haces.
— No la hago, no intentes echarme la culpa de que seas tan malo —sonrió y yo fruncí el ceño, molesto de veras porque realmente tenía razón. Inflé los mofletes como me acostumbraba a hacer cuando me sentía molesto y le pellizqué la nariz— ¡Ah, desgraciado! ¡Te vas a enterar!
— ¡No, no, no! ¡Perdona, perdona, porfa, please!
— Ya no hay perdón que valga —se quitó de mi regazo, y tras sobarse la nariz, sonrió y se lanzó encima de mí para comenzar a pellizcarme con fuerza en cada sitio que encontraba. Grité y me quejé, pero poco le importaba— ¿Ahora también estoy haciendo trampas?
— ¡A-ah, es trampa que seas tan fuerte! ¡Ah, para!
— No grites tan alto idiota, que vas a despertar al príncipe monst...
— ¿Al príncipe qué?
Ambos nos detuvimos en el instante que hizo aparición una tercera voz. Ese mote era uno que le habíamos puesto a Jin en broma, y obviamente, era secreto.
No debería haberlo escuchado, no debería estar de pie, en bóxer y con una camiseta manchada, fulminándonos con la mirada. Sonreí débilmente y conseguí liberar una mano para saludar desde el sofá.
— ¿Qué tal te encuentras? —preguntó el pelinegro. Supongo que para cambiar de tema y que lo del mote se quedara en el olvido. Y por alguna especie de milagro, funcionó.
— Como la mierda —Jin se quitó la camiseta y fue al baño a dejarla, para volver envuelto en una mullida bata. Todo era muy elegante hasta el momento en el que llegabas a su cara y veías unas ojeras y el infierno reflejándose en sus pupilas. Hasta tenía maquillaje corrido por las mejillas— Los odio por haberme despertado.
— Nosotros te odiamos por habernos hecho ir a recogerte.
— Yo no odio a nadie —respondí sonriente. Jin rió y me despeinó cariñosamente— Siento haberte despertado, hyung. Tu hermano estaba intentando comerme.
— Te estaba pellizcando, que es diferente, idiota —le saqué la lengua y me acerqué más a Jin, quien se había sentado a nuestro lado. Dejé que me rodeara con su brazo y apoyé en él aunque apestaba a alcohol— Traidor.
— No es traidor, simplemente tiene buen gusto y me prefiere a mí —me miró y sonreí. En realidad era una especia de pacto silencioso que teníamos para molestar a Jimin. Era muy fácil poner celoso al pelinegro— ¿Te molesta?
— Para nada, puedes quedártelo.
— Te molesta.
— Te molesta.
— No me molesta, paren los dos —fue a ponerse en pie, entonces Jin y yo nos miramos, asentimos, y tras agarrar de nuevo a Jimin, lo tiramos en el sofá para hacerle cosquillas— ¡A-ah, he dicho que paren, idiotas!
— ¡No grites que me duele la cabeza!
— ¡No me hagas cosquillas! ¡Yoongi, suéltame el pie!
Al final tuvimos que detenernos porque Jin se mareó y tuvo que salir corriendo al baño a vomitar de nuevo. Por suerte esta vez no necesitó ayuda y Jimin pudo permanecer lejos de cualquier posibilidad que le manchara. Después de eso, el mayor apareció otra vez por el salón, con peor cara que antes y pasta de dientes en la barbilla.
Se despidió de nosotros con un beso en la cabeza y marchó a dormir. Jimin apagó la televisión para que no hiciera ruido y se acomodó conmigo en el sofá.
— ¿Dormimos aquí? —pregunté acomodándome a su lado. Él colocó el brazo y me acercó más a sí, permitiéndome pegarme todo lo posible a su pecho. Por suerte no hacía tanto frío como para necesitar una manta o algo con lo que cubrirnos.
— Sí, pero no hagas ruido.
— Jimin.
— ¿Qué parte de "No hagas ruido" no entendiste?
— Jimin —insistí mirando a la nada, ya que todas las luces estaban apagadas. Escuché un suspiro de resignación y sonreí.
— ¿Qué quieres?
— ¿Por qué eres mi amigo? —se quedó en silencio y de nuevo lo único que se escuchó fue la respiración de Jin desde la otra punta de la casa. Pasó tanto tiempo que me dio miedo haber dado cosas por hecho, haber considerado nuestra relación como una amistad. Con Jungkook ya me había sucedido y no era difícil que me hubiera vuelto a equivocar— No importa, es una tontería.
Forcé una sonrisa aunque no pudiera verme y me acomodé para dormirme, alejándome un par de centímetros de él. Por alguna razón me entraron ganas de llorar, unas ganas enormes. Pero no lo hice, me mantuve en el mismo silencio que él.
— No lo sé, quizá porque eres la única persona que he conocido —me acercó a él de nuevo y dejó un pequeño beso en mi cabeza antes de añadir— Y porque nunca te callas. Ni aunque sean las cinco de la mañana y yo me esté muriendo de sueño.
No se lo dije, pero en mi mente le agradecí mil veces por responderme, por recomponer aquel trocito de corazón que Jungkook había roto horas antes con sus palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro