Con un suave movimiento tanteo su cara con su dedo índice, reflejando su pereza.

La brisa fresca de la mañana transpasaba con tranquilidad la ventana ocasionando una danza en las cortinas de la misma, y aún así, a pesar de que Mikey era consciente de que llegará tarde a su clase no le daba la más mínima importancia.

Después de todo, tenía otros planes para ese día.

Se levantó de inmediato con el simple recuerdo de una sonrisa dulce, para así correr de inmediato hacia su armario y vestirse lo más rápido que le sea posible.

Luego de bajar las escaleras intentando ponerse sus preciadas chanclas sin caerse en el proceso, y al llegar a la cocina fue que tomó de la mesa una rebanada de pan dulce para así despedirse de su hermana con un simple gesto de manos.

El cielo de ese día estaba despejado, y parecía que el sol brillaba aún más que los anteriores.

Sus pasos eran tranquilos pero sin perder el ritmo ni el rumbo, todo al mismo tiempo que seguía degustando del dulce en su boca como si fuese el mismo manjar de los dioses.

Su querida Emma como siempre se destacó al preparar el pan.

Ya al terminarlo por completo, fue que llegó a la esquina que separaba dos caminos diferentes y se detuvo. Volteó a ver ambos caminos a detalle. El lado izquierdo lo llevaría a su escuela y si corría podría llegar antes de que cierren las puertas, pero, su destino real estaba por el lado derecho.

Mikey silbó inocentemente mientras se desviaba hacia el lado derecho dispuesto a perderse las primeras horas de clase, de igual forma si asistía dormiría hasta que se terminaran o hasta que su mejor amigo lo despertará. Lo que sucediera primero, le daba lo mismo.

Camino unas dos cuadras más hasta llegar a una gran casa con paredes blancas y algunos tonos grises, con ventanas cerradas y, quizás, demasiada seguridad para su gusto.

El rubio ceniza se aproximó a la entrada sin mucho problema para después tocar la misma con un toque de tres, casi al compás de su tarareo.

Esperó pacientemente luego de haber tocado, y al pasar después unos cinco minutos aproximados, fue abierta la puerta.

Mikey se tambaleó un poco debido a la emoción pero al ser recibido por una mirada azulada, fue que todo nervio abandonó su cuerpo para así ser abrazado por el calor.

Una calidez que sólo Takemichi Hanagaki puede otorgarle a su desdichada alma.

La ojos azules de Takemichi, a pesar de estar de un tono grisáceo y desenfocado, para él era la más hermosa mirada que alguna vez recibió.

⎯  Buenos días, Takemitchy~

Takemichi al reconocer la voz de su amigo, mostró su más radiante sonrisa. Aquella sonrisa que competía con el mismo sol.

⎯  Me alegro que estés aquí Mikey-kun.⎯  comentó con una voz suave, y dio un paso atrás.⎯  Pasa, te estaba esperando con ansias

Mikey detalló por unos segundos más los ojos del rubio teñido frente suyo. Su mirada podrá estar dirigida hacia su dirección pero sabía perfectamente que no lo veía.

Takemichi en realidad no podía verlo. Y eso le dolía, además de hacerlo sentir culpable.

Con aquel pensamiento molestando en su consciencia ingresó dentro de la casa. Y Takemichi al escuchar sus pasos adentro de su hogar fue que cerró la puerta.

Al parecer la historia del Take con lentes cambio a otra cosa JSJSJSJ Espero la disfruten y la reciban con mucho amor ❤