La noche se veía embellecida con estrellas resplandecientes por doquier en el extenso cielo, con la dama lunar vislumbrándose en un extremo del campo visual, pero siempre presente con su luz natural. Mikey no podría estar más encantado, especialmente por los faroles con distintos colores y tamaños que adornaban la feria.

La feria Matsuri, una celebración de una semana de duración ubicada en la famosa calle Takeshita, estaba abarrotada de muchas personas entusiastas por el ambiente cálido y animado del mes.

Y el rubio cenizo, al sentir la alegría a flor de piel del lugar, desvío su mirada hacia su acompañante. Takemichi se encontraba a su lado, apoyándose en su hombro derecho al mismo tiempo que daba toques ocasionales en el suelo con su bastón desplegable, sincronizándose al ritmo suave de sus pasos.

—Neh, neh Takemitchy.

—¿Sí, Mikey-kun?

—Me hace feliz estar aquí contigo.

La sonrisa radiante de Takemichi no se hizo esperar, y Mikey inevitablemente sintió un subidón de energía que no creyó que realmente necesitará.

—A mí también me hace feliz pasar el tiempo con ustedes, Mikey-kun.

Justo en ese momento, la burbuja feliz de Mikey se desinfló por completo, luego miro de soslayo a sus acompañantes nada gratificantes detrás de ellos conversando animadamente. No solo Draken, Baji y Chifuyu arruinaron su hermosa noche con su Takemichi sino también el resto de sus amigos que se autoinvitaron y estaban allí con ellos.

—Oi Takemichi, ¿te gustaría probar mi colección de telas en otra oportunidad? No me decido entre la seda o batista, y tu opinión sería de gran ayuda.—habló Mitsuya con una sonrisa suave.

—¡Claro Mitsuya-kun, cuando quieras!

—Takemichi porque te teñiste el cabello con un color tan... ¿Irritable a la vista? —comentó Pah-chin con el ceño levemente fruncido.

—Pah-chin idiota, para Takemichi es todo menos irritable a la vista.

—Pero Peh-Yan es horrible...

—¡¿Eh?! ¿Tan mal se ve?

—Chicos, dejen de molestar a Takemichi.—Draken rodó los ojos con fastidio, escucha otro comentario estúpido de Pah-chin sobre el cabello de Takemichi y no dudará en golpearlo.

—Takemichi, ahora que eres parte del grupo, si te sientes muy estresado estás invitado a ir conmigo y con Baji a romper cosas cuando quieras.—comenta casualmente Kazutora para después recibir un codazo en sus costillas, cortesía de Chifuyu.—¡Oi! ¡Intento ser amable!

—Tu definición de amabilidad es una puta mierda, amigo.—dijo Baji carcajeándose en el proceso de pensamiento.

—Bueno... no creo que sea una buena idea Kazutora-kun, pero agradezco tu buena intención.

—Me agradas Takemichi, un día de estos debemos salir a dar un paseo en moto todos juntos. —Smiley con su característica sonrisa grande se animó con la idea, y Angry al escucharla no dudo en estar de acuerdo.

—¿¡De verdad!? Me encantaría, es más, pueden ir a visitarme cuando quieran junto a Mikey-kun.—respondió Takemichi sonriente, bastante eufórico por conocer a los demás amigos de Mikey.

Levemente, un tic se hizo presente en el ojo izquierdo de Mikey, poco a poco su lugar feliz fue invadido por los estúpidos de sus amigos, a excepción de Chifuyu, él ya estaba allí estorbando antes de que conociera a Takemichi. Se obligó a sí mismo a sonreír, más tarde, sin que se dieran cuenta, los iba a hacer sufrir por entrometerse en sus asuntos.

El rubio ceniza tarareo cantarinamente, entrelazando su mano con la contraria y disfrutando de las mejillas coloradas, expresión tímida y sonrisa sin igual de su querido Takemitchy.

Sus manos entrelazadas nunca se soltaron, y tranquilamente guío por el lugar a Takemichi sin problema alguno.

—¿A dónde vamos primero, chicos? —preguntó Chifuyu.

—¡¿Has visto, Take-chan?! ¡Vamos allí!— Los primeros en perderse entre la multitud fueron Hakkai y Mitsuya.

—El ramen del puesto de Beppu tiene buenas críticas, hay que probarlo Angry~ —Y los gemelos Kawata no fueron la excepción.

Sin medir palabra alguna, el resto del grupo de ToMan se separó, dejando a Chifuyu y a Baji solos en medio de la calle.

—Dime que al menos se acordó un lugar de encuentro.

—Lo dudo, ¿Vamos por Yakisoba?

—Espera, ¿A dónde se fue Takemichi?

—Vamos por Yakisoba.—se respondió a sí mismo Baji, para así arrastrar consigo a Chifuyu con el principal objetivo de distraerlo de su estúpido instinto primitivo de mamá gallina.

Por otro lado, en algún lugar de la feria, una sonrisa socarrona se situaba en la expresión burlona de Mikey colocando en su marcador mental un Chifuyu 0, Mikey 1.

Takemichi en ningún momento se percató de la ausencia de las demás o que se habían apartado de ellos hacía más de veinte minutos, porque Mikey se encargó de mantenerlo distraído con alguna broma mal sacada de su repertorio o alguna anécdota de su pandilla. El rubio teñido encantado escuchaba atentamente, sin imaginarse que el rumbo que estaban tomando se alejaba poco a poco de la ruidosa multitud.

Un puesto de dorayakis se hizo presente ante él.

—¿Quieres probar un dorayaki, Takemitchy~?

—¡Oh, sí!

Deambularon por el lugar por un rato más, con dorayakis en mano y sonrisas compartidas, el rubio teñido se estaba divirtiendo tanto que hasta se olvidaba de utilizar su bastón de vez en cuando y el corazón se le aceleraba cuando Mikey lo sostenía cuando tropezaba.

El rubio teñido bastante avergonzado se reía nerviosamente, ignorando olímpicamente la sensación de que Mikey se estaba burlando de él en silencio.

Continuaron paseándose hasta que se situaron junto a una banca ubicada en, supuso Takemichi, algún parque.

—¿Quieres decirme que Emma-chan ha mejorado su puntería desde que se inscribió a clases de tiro al arco?

—Exactamente.

—Eso suena aterrador. —murmuro Takemichi ensimismado en sus pensamientos.—Es decir, realmente no sé qué tan aterradora se ve, pero debe de ser muy aterrador.

—Imagínate sus cabellos en punta como Medusa.

—¿Eh, un monstruo de la literatura griega?

—Visualiza unas serpientes en movimiento en su cabeza, algo parecido.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Takemichi, perturbado.

—Sí.

—Wow, pero Emma-chan es...

Sus palabras muriendo de golpe cuando una explosión fuerte lo sobresaltó, luego sucesivamente vino consigo más ruidos fuertes que Takemichi en su cabeza y en plena oscuridad relacionó con explosivos y con el sentimiento de peligro latente.

El corazón de Takemichi dio un vuelco cuando el pánico se apoderó de él, su cuerpo tembló al darse cuenta de lo que eso significaba.

El rubio teñido hubiera entrado en un ataque de pánico, probablemente, de no ser por Mikey. Los brazos de rubio ceniza lo rodearon por completo, otorgándole una absoluta protección que tanto necesitaba en sus momentos de vulnerabilidad. Percibió el toque parsimonioso y delicado en su cabeza, peinando sus hebras con las puntas de sus dedos, y tan metido estuvo Takemichi en el alivio que lágrimas abundantes abandonaron sus ojos grisáceos.

—No te preocupes Takemitchy, solamente son fuegos artificiales... Todo está bien.—murmuro Mikey cerca del oído de Takemichi, saboreando cada palabra al igual que la cercanía y luego de percatarse del temblor ajeno una risa simpática brotó en él mientras despeinaba las hebras teñidas.—Neh, neh Takemitchy ¿Tienes miedo? Aquí Mikey el Invencible te protegerá.

Sintiéndose avergonzado, otra vez en el día, Takemichi ocultó levemente su rostro en el hombro del otro, era consciente que estaba haciendo una mueca patética en este momento y como las lágrimas no paraban de caer simplemente decidió resignarse y dejarse llevar un poco por las caricias cálidas que le otorgaba Mikey.

De cierta forma, estaba buscando consuelo en aquellos brazos fuertes que lo sostenían como si de un tesoro se tratase.

Mikey acaricio la espalda de Takemichi, tratando de transmitirle tranquilidad, podía ver desde su lugar que el rubio teñido cerró los ojos con fuerza al igual que su nariz escurría mocos e inhalaba fuerte para después limpiarse con su muñeca, se dijo a sí mismo que terminando llevaría a Takemichi a un baño público para limpiarse adecuadamente. Una sonrisa suave nació en sus labios cuando acercó a Takemichi aún más contra sí, mientras jugaba suavemente con las hebras cortas en su nuca, se dio cuenta de que aquello relajó completamente a su Takemichi así que continúo con ello sin dudarlo.

Tan sumergido estaba en sus acciones que al haber pasado más tiempo de lo estimado, y de las llamadas constantes de su mejor amigo alias Ken-chin el entrometido, recordó que debían regresar pronto. Un largo suspiro soltó antes de separarse.

No creyó que Takemichi se dormiría en el proceso.

Una sensación extraña y nueva se hizo presente en su estómago junto al calor en sus mejillas pálidas, Mikey sigue sin entender qué le estaba pasando y por qué se siente de esta manera con Takemichi, la sensación cálida que brota de su pecho se hace más significativa con el paso del tiempo y no sabe como manejarlo en absoluto.

Otra mirada al rostro dormido de Takemichi le hizo sentir un breve hormigueo en su espina dorsal, al igual que en su parte baja. Parpadeo confundido, diciéndose a sí mismo mentalmente que llegando a casa le preguntaría a su hermana, quizás ella sepa qué le estaba pasando.

Con un movimiento de mano logró llegar a su celular, leyó por encima el mensaje de Draken, recordándole que en unos cinco minutos debían encontrarse al otro extremo de la feria, cerca del puesto del juego de tiro a la botella que vio de reojo con anterioridad, allí había visto un peluche muy lindo y perfecto para Takemichi. Definitivamente, antes de que acabe la noche se lo conseguiría.

Pero antes de partir, acerco al rubio teñido en un nuevo abrazo e ignorando como los latidos de su corazón tomaban fuerza por retomar la agradable acción, decidió que no haría daño disfrutar de esta sensación cálida por un rato más.

Sí, Takemichi Hanagaki era en todo sentido cálido.