—Así que... ¿Potter, eh?.

—Ya, superenlo.

—¿Porque no nos dijiste antes? Pudimos haberte ayudado.

—No lo hice porque sabía que algo como esto podría pasar.

—¿Qué cosa?.

—Esto.

La pelinegra y el moreno se observaron simultáneamente, luego a Draco y finalmente a su alrededor. Se encogieron de hombros.

—No veo nada fuera de lo ordinario— opinó Blaise terminando de apuntar un párrafo de su libro de pociones en el pergamino.

—Solo estamos hablando de tu amor no amor— añadió su amiga, con una sonrisa... Dulce.

—Aveces me pregunto porque son mis amigos— se lamentó Draco, pasando una mano por su rostro.

—No seas dramático, admite que tu vida no sería divertida sin nosotros.

Él puso los ojos en blanco, pero debía de darles un punto en ese aspecto, su vida no sería igual sin ellos allí, soltó un bufido apretando la pluma entre sus dedos. Quizás ejerciendo más presión de la que debía.

"Adelante" tensó su mandíbula al oír ese timbre de voz tan cantarín... Y tan molesto en su mente.

—Draco— llamó Pansy, observando de reojo a un punto en específico.

"No me tientes, Potter".

"Yo no te estoy tentando, es lo que quieres... ¿No?" Gruñó, entrecerrando sus ojos, su entrecejo fruncido firmemente.

Maldito Harry Potter.

—Draco— intentó Blaise ésta vez, arqueando una ceja.

"No soy tonto, no haré algo en un lugar como éste... Y más teniendo testigos de tu muerte".

"¿Tanto así me odias?".

"Pudrete".

Y así, la pluma se quebró en sus dedos, hasta ahora, no se había percatado de que estaba realmente tenso.

—¡Draco!.

El rubio desvío sus inquietos ojos grises a los verdes de la chica, era abrumador, porque esos ojos verdes no generaban ningún tipo de sensación extraña como con aquellas esmeraldas.

—¿Qué?— preguntó, Blaise se cruzó de brazos y Pansy prácticamente estaba clavando sus uñas a los costados del cómodo mueble de verde y plata.

—¿Se puede saber que ha sido eso?— cuestionó con voz contenida, él ya sabía que ella estaba a nada de hechizarlo, lo veía en su mirada.

—¿Ha sido qué?.

—No te hagas amigo, tenías cara de querer cruciar a alguien.

Draco pensó que Blaise tenía razón en parte. «De todos modos, las ganas no me faltan». Suspiró, negando.

—No es nada importante— respondió, restándole importancia con un gesto vago de mano.

—¿Potter ya lo sabe? ¿Es eso?— preguntó Pansy.

—No.

—¿La acumulación de tensión sexual acaba de explotar en tu cara?— preguntó Blaise ésta vez.

—¿Puedes pensar con la cabeza de arriba y no con la del pene?— replicó Draco, irónico.

—Touché, amargado.

Sus amigos continuaron con sus especulaciones, intentando sacarle información, el rubio solo quería golpear su cabeza contra la pared, no sabía que era más exasperante, sus amigos hablando de follar o Potter siguiéndolo constantemente.

«Por favor, Merlín, Morgana, quién sea... Máteme» suplicó mentalmente.

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—¡Muy bien Neville!— exclamó maravillado el profesor Lupín, luego de ver al Boggart-snape estar vestida de mujer con un bolso rojo—. ¡Que pase el siguiente!.

El siguiente fué Seamus, luego le siguió Dean, Hermione, Ron y más estudiantes de la casa Gryffindor. Las serpientes se animaron a intentarlo luego de unos minutos.

—Muy bien, señor Zabini— el mayor sonrió amigable—. Varita lista y su imagen mental de su peor miedo, convertido en algo gracioso.

—Si, profesor.

Remus apuntó al seguro del armario y las puertas se abrieron, hubo un silencio abrumador... Y todos los ojos curiosos esperaron expectantes.

Se asomó una mujer, con un hermoso vestido de bordados finos y detalles que solo realzaban la presencia de la dama, se veía muy costoso, con un tocado complicado en su cabello. Tenía un increíble parecido con el Slytherin, éste palideció al instante.

—Madre...

Draco y Pansy se lanzaron miradas divertidas en la formación, sabían que su amigo le tenía miedo a su madre. La señora Zabini era una mujer... Peculiar. Aveces mostraba una serenidad que desentonaba totalmente con su carácter.

Ella era una mujer de armas tomar.

—Respire, señor Zabini...

—Blaise, ¿Que te dije sobre no jugar con los polvos flú?— el Boggart-señora Zabini avanzó dos pasos, él retrocedió tres.

El chico la apuntó con su varita y dijo:

—¡Riddikulus!.

Su madre dejó de tener aquel vestido elegante, pues enseguida fué reemplazado por otro con cortes disparejos y exagerados vuelos, pomposo y de colores chillones, su complicado tocado fué cambiado por trenzas de colores y un gracioso maquillaje en su moreno rostro.

Las carcajadas sonaron por todo el salón, la cara indignada y desconcertada de la sangre pura era divertidísima a la vista de todos.

—¡Excelente, Zabini, que pase el siguiente!.

Draco dió un paso al frente, con su varita guardada  bajo la manga de su túnica y la cabeza en alto.

—Bien, joven Malfoy, recuerde, Riddikulus... Fuerte y claro, la imagen más divertida en mente para convertir a su peor miedo en algo gracioso, varita lista... ¿De acuerdo?.

Draco solo asintió, Remus hizo el mismo proceso como con Zabini y las puertas del armario se abrieron despacio.

Pansy y Blaise vieron con preocupación bien disimulada a Malfoy, aguardando al Boggart del rubio.

Harry, desde su lugar observó todo con ojos calculadores y genuina curiosidad.

«¿A que le tendrás miedo, Draco?».

Los ojos de color plata estaban inmensamente abiertos, su corazón latía sin control, un gesto de angustia genuina pintaba sus facciones, que detonaba lo aterrado que estaba. Frente a él, estaba...

—¡Riddikulus!— el hechizo, rápidamente cayó sobre su Boggart, convirtiéndolo en un muñeco inflable. Las risas no se hicieron de esperar mientras Draco volvía—más pálido de lo normal y con sus ojos abiertos como una lechuza—a su lugar.

Harry ladeó la expresión y codeó a Hermione, ella enseguida le dedicó una mirada interrogativa.

—¿Viste al Boggart de Malfoy?.

Ella alzó una ceja y negó:—Realmente no, fué demasiado rápido y al ejecutar bien el hechizo, solo se vió el muñeco inflable. ¿Porqué?

Potter negó, sentía su garganta seca, juraba que había visto a Draco, solo que ese Draco, lo veía a él, el Boggart le dedicaba esa mirada.

Anhelo, aprecio, cariño... ¿Amor?

«No, es imposible, es Draco-maldito-Malfoy... Además, a él no le van
...». sacudió su cabeza despejando esos extraños pensamientos que surgieron de repente.

—¡Harry, ven que es tu turno!.

Él suspiró, luego pensaría en eso, necesitaba concentrarse. Asintió hacia su compañero y avanzó hacia el frente de la fila para enfrentarse a su Boggart.

Al otro lado, un par de ojos grises le observaban intensamente, con su corazón hecho un puño, y su mente vuelta un caos.

«No puede gustarme este idiota ¿O sí?». Draco empezaba a preocuparse de verdad, no quería averiguar más sobre éste sentimiento... Pues temía de lo que pudiera descubrir.

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¡Hooooola pajaritos sin cola! Me he perdido un poco lo sé, quise escribir un poco sobre los amigos de Draco, ese par me dan mil años de vida también... Aquí les traigo un nuevo capítulo, espero que sea de su total agrado y que de verdad estéis disfrutando la historia.

Aprecio mucho sus votos y comentarios, me emociona de una forma inigualable... Que me motiva a actualizar seguido ❤️❤️.

Espero que haya quedado lo suficientemente decente, gracias por darle una oportunidad a ésta pequeña historia.

Nos leemos luego.

Un gran abrazo ❤️.