Capítulo 13.
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“¿Están seguros de que no le dió un infarto ya?”
“Ron, sus signos vitales están estables.”
“Hermione, puede ser una posiblidad”
“Draco todavía respira, estúpido”
“Pansy, déjalo en paz por favor.”
Apretó los ojos a medida que iba despertando, sus manos se cerraron en un puño firme, recuperando la consciencia y los últimos recuerdos que tuvo antes de que todo se volviera oscuro a su alrededor.
Recuerda sentir el flujo de la cálida magia de Potter, recuerda un par de brillantes esmeraldas resguardadas tras unos cristales, observándolo con atención, una sonrisa deslumbrante dedicada a él, se sintió mareado, su estómago oscilando de manera desenfrenada, y los nervios recorriendo cada célula de su cuerpo que lo carcomía lentamente. El palpitar de su acelerado y muy emocionado corazón.
Harry...
Sus orbes plateadas se abrieron de par en par en un segundo, sus ojos siendo lastimados por una luz cegadora que le hizo entrecerrar los ojos y fruncir el ceño ligeramente.
—Oh, está despertando— esa fué si duda la voz de la comadreja.
—Te dije— esa fué Parkinson.
Draco parpadeó lentamente para adaptarse a la luz de... ¿La enfermería? Se sentó abruptamente sobre la cama, arrepintiéndose al instante en que todo a su alrededor se movió como si hubiera un remolino en su cabeza. Se quejó bajito, antes de agarrarse la cabeza con ambas manos.
«¿Qué hago aquí?» pensó con incertidumbre, mirando cuidadosamente a su alrededor.
—¿Cómo te sientes?— el aristócrata observó fijamente a su pelinegra compañera de casa.
—¿Qué hago aquí?.
Blaise se sentó en la cama de un salto, riendo en cuanto Draco lo miró mal—. Te desmayaste y te han traído aquí.
El rubio asintió con una expresión confundida en el rostro, abrió la boca con la intención de preguntar el por qué del acontecimiento, hasta que entendió.
Oh no, no, no.
Miró con ojos inquietos e inseguros el entorno nuevamente, escaneando, buscando signos de que el Gryffindor haya estado allí.
—Él no está— dijo Hermione de la nada.
—¿Quién?— cuestionó alzando una ceja, mirándola con ojo crítico
—Harry— respondió con simpleza, sin dejarse amedrentar por esa mirada del slytherin—. Está en un partido de Quidditch contra Hufflepuff.
Draco dejó descansar sus manos en su regazo, irguiéndose en su lugar, con hombros y espalda recta. Él no había preguntado nada sobre el paradero de Harry Potter, de hecho, no le interesaba en lo absoluto.
—¿Y por qué ustedes no están en el partido?— cuestionó alzando una ceja.
—Eres un-....— Weasley entrecerró sus ojos en su dirección, con la clara intención de decir una blasfemia.
—Nos pidió el favor de verificar que estuvieras bien cuando despertaras— respondió Pansy en cambio, interrumpiendo al pelirrojo—. Potter quiso quedarse hasta que despertaras, sabes ese estúpido sentido de responsabilidad que tiene cuando ocurre una tragedia.
—Pero no me ocurrió una tragedia— replicó ceñudo—. Es un dramático.
Ella lo fulminó con la mirada tras ser abruptamente interrumpida—. Decía— enfatizó mirándolo de reojo en advertencia—. Entonces cuando decretó que no se movería de esa butaca al lado de tu camilla, el capitán del equipo de la casa gryffindor entró buscándolo.
—Y tuvo que irse— adivinó el rubio.
—Y tuvo que irse— concordó la pelinegra.
Los ojos plateados del sangrepura volvieron a recorrer la enfermería, antes de que un pensamiento perturbador invadiera su mente.
«Los dementores...»
Su rostro pasó por distintas expresiones, acabando finalmente en profunda preocupación, su corazón se apretó dolorosamente ante la sola idea de que al león le pudiera pasar algo. Y ésta vez no tener de esa genuina suerte que jamás lo desamparaba en situaciones de alto riesgo.
«No puedo dejar que ese estúpido cabeza de león muera de la forma más patética posible.» con una increíble decisión flamante en sus orbes, se desplazó con la ayuda de sus manos hasta el borde de la cama, levantándose de un saltito.
—¿A dónde vas Draco?— cuestionó Hermione aproximándose hasta la camilla, ver una emoción adicional a serenidad o miedo era sorprendente, al menos para Granger.
—Al partido, tengo un mal presentimiento— expresó con convicción, la chica de melena alborotada no replicó sus palabras.
No era creyente de presagios o supersticiones, pero la mirada afligida en el Slytherin le removió una sensación de peligro en su sistema, así que girándose sobre sus pies, encaró al pelirrojo.
—Iremos con Draco y los demás al partido— le comunicó con la esperanza de que por un momento dejara de lado los prejuicios contra los slytherin's y los acompañara.
Pero, estamos hablando de Ron Weasley...
—¿Te has vuelto loca Hermione? Este imbécil aristocrático nos ha molestado desde que llegamos a Hogwarts, ¿Ahora vamos a hacer lo que él dice?— el pelirrojo frunció el ceño en total desacuerdo—. Me niego.
Ella lo agarró de las solapas de la túnica, acercándolo bruscamente hacia su rostro. Weasley abrió los ojos con sorpresa ante la repentina cercanía.
¿Por qué se sentía incómodo? ¿No debería sentir esas conocidas mariposas de las que tanto había escuchado de su hermana menor al estar cerca de Harry?
¿No?
—Irá, Granger— dijo la voz de Blaise Zabini recargando su cuerpo en el Gryffindor—. No te preocupes.
Ron observó de reojo al moreno, el Slytherin lo miró al instante y hubo esa conexión de miradas, Weasley pensó que no pasaría nada. Eran chicos después de todo, pero grande fué su sorpresa al sentir un revoloteo en su estómago y el rápido palpitar de su corazón.
Joder, estoy en problemas pensó Ron al ver a Zabini sonreírle de manera encantadora, se mordió el labio inferior con preocupación.
Las cosas no deberían ser así, es imposible... ¿O sí es posible?.
__
El partido de Quidditch había dado inicio hace unos cuantos minutos, Gryffindor se enfrentaba contra Hufflepuff.
Y había una lluvia torrencial cayendo sobre el campo sin pena ni gloria, el cielo totalmente nublado y una fuerte ventisca azotando a los jugadores y espectadores.
Harry sujetaba firmemente su escoba, atento y con la esperanza de poder localizar a la escurridiza pelotita dorada. Sus ojos siendo protegidos por un visor para que el agua no penetrara en su vista, recorrieron todo el campo de Quidditch en busca de la Snitch, sintió a Diggory posarse a su lado por escasos segundos antes de alejarse nuevamente.
No le molestaba, claro, ambos estaban buscando lo mismo y su amistad no debía interferir en un partido donde ambos eran rivales.
Pero estaba siendo difícil detectar a la-... Un destello dorado cruzó delante de sus ojos y no dudo ni un segundo en ir tras él. El buscador de la casa Hufflepuff estuvo a su lado nuevamente, en cuestión de segundos. La lluvia ensordecía cualquier sonido vigente, sólo podía escuchar el viento chocar constantemente contra él y las lluvia impactar en zonas sólidas.
Potter ascendió y el castaño lo imitó. Subían... Y subían detrás de aquella escurridiza pelotita, hasta que de repente el ambiente se tornó mucho más frío de lo debido por la lluvia, helado.
Cedric cayó en picada de regreso al campo de juego, los cazadores seguían anotando puntos para sus respectivas casas, el juego seguía y el tiempo corría.
Pero para Harry era como si el tiempo se hubiera detenido.
La snitch se perdió nuevamente de la vista del Gryffindor, pero ese detalle pasó a segundo plano en cuando el pastizal verde brillante en los ojos de Harry se abrieron desmesuradamente, asustado y absolutamente impactado.
¿Los dementores no deberían estar vigilando a Azkaban?
Uno se acercó peligrosamente hacia el azabache, y de uno se sumaron muchos más. Harry sintió como esa criatura escalofriante emitía un ruido susurrante, sintió su cuerpo pesado, sintió más frío y luego como si le estuvieran arrancando algo de su cuerpo. Se mareó, y haciendo uso de sus últimas fuerzas, decidió dejarse caer para no estar más cerca de esas cosas.
Draco Malfoy se subió en las gradas, olvidó aplicarse un hechizo impermeable y de calefacción. Su inmaculado cabello estaba todo mojado y revuelto por los fuertes vientos, sus ojos grises buscaban frenéticamente a esa silueta Gryffindoresca. Hasta que vió un cuerpo cayendo en picada, sin escoba.
Su corazón empezó a latir como loco, sus manos se apoyaron en la barandilla que mantenía a los alumnos dentro del espacio seguro de las gradas y sus ojos se abrieron desmesuradamente. Escuchó la paulatina voz de Albus Dumbledore pronunciando un hechizo, pero estaba tan centrado en los sentimientos que albergaban su corazón al ver que Potter estaba a punto de tocar el suelo que sólo alcanzó a gritar con voz rota un:
—¡HARRY!
2/2
¡Actualización! ¡CHAN CHAN CHAN! Para todos esos bonitos lectores que pensaron que había desaparecido o que morí, aquí estoy ♡♡.
Lamento mucho haber demorado tanto en actualizar, había tenido un bloqueo mental horrible (adicionando el hecho de que no tengo un telefonito propio) y ahora que tuve una pequeña idea, aquí se las estoy presentando.
Debo admitir que no siento que es lo mejor que he hecho... Pero espero que les haya gustado aún así, dejen su voto y su comentario de ser así, me haría muy feliz.
Soy la única anormal que publica a las cuatro de la mañana. Jajajaja... que tenga una linda madrugada mis basiliscos soñadores.
¡Nos leemos luego, un gran abrazo! ♡
PD: Actualizaré más pronto de lo que creen.
PD2: Dispersen cualquier error ortográfico que puedan encontrar.
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