Capítulo 10.
Al darse cuenta de lo que hacía, cuando volvió en sí, se separó de los labios del contrario. Muy aterrado, muy avergonzado.
—Lo siento— musitó antes de darse la vuelta, y hacer lo que mejor se le daba.
Huir.
Escuchó la voz de Potter llamándolo, diciéndole que volviera, que necesitaban hablarlo.
Pero Draco sabía que no había nada de que hablar. Y haciéndose de oídos sordos, aceleró su paso con tal de perderse.
Sabía que debió separarse desde un principio, sin importar que los encontraran. Sabía que debía volver a sus principios y hacerle la vida imposible al gryffindor. Pero tampoco lo hizo.
Y éstas eran las consecuencias. Sufrir por un amor que nunca podría ser.
Y por eso Draco Malfoy llegó con premura a la entrada de las mazmorras (dónde se ubicaba la sala común de slytherin), pronunciando la contraseña secreta y entrando apenas se le concedió el paso.
Una vez adentro, se miró las manos, temblaban. Estaba temblando.
Apretó sus labios en una fina línea, estaba pálido, quizás más pálido de lo normal. Era una suerte que la sala común estuviera vacía, por no decir desierta.
—Eres tan idiota aveces, Draco— se reprochó a sí mismo, sin siquiera tratar de pensarlo para sí.
No había nadie de todos modos, nadie escucharía las pestes que Malfoy estaría por soltar.
—Es muy extraño que te digas idiota a ti mismo, dragón— dijo una voz terriblemente conocida para el rubio, sus alarmados ojos grises escanearon el perímetro, pero aún así, no daba con la dueña de dicha voz.
—Y tú no pierdes la oportunidad de escuchar cosas que no te importan...— dijo con desdén, teniendo sus pálidas mejillas teñidas de un ligero color carmín—. Pansy.
La fémina soltó una poco privada carcajada, mientras salía de quién sabe donde, dirigiéndose a pasos tranquilos y elegantes, con el porte recto y una suave sonrisa en sus labios, hacia su amigo.
—La verdad, no fué mi intención escuchar lo que estabas refunfuñando— dijo solemne, Draco sólo bufó—. ¡De verdad! No me mires así.
—No te compraré por estúpida, porque es evidente que no lo eres Parkinson— obvió mientras la miraba escéptico.
—Tienes razón en eso— concedió mientras se detenía, estando frente a frente con el más alto—. ¿Entonces? ¿Qué hiciste ésta vez?
Él suspiró sacudiendo la cabeza, no debería conociendo a la chica, pero por otro lado, sentía que iba a explotar en cualquier momento si no se lo decía a alguien de confianza... Además pensó, Es mejor ella que Blaise.
Por muy cruel que sonara, era la verdad.
—No es la gran cosa... De verdad, Pans— aún así, quiso intentar persuadirla y convencerla de que no era nada.
Pero Pansy Parkinson no era fácil de convencer, y a Draco no siempre le funcionaba esa táctica.
—Claro, y te dices estúpido porque quieres ¿No?— preguntó con burla, tomando su mano para conducirlo al mullido mueble en todo el centro de la sala de verde y plata.
Suspiró, cómo en éste caso, no le resultó efectiva la persuasión.
—Pans...
—No, vas a contarme y te diré cuál es la posible solución a tu problema.
Y tras decir aquello, prácticamente arrojó al pobre aristócrata al mueble, en el cuál rebotó antes de quedar sentado.
Tragó pesado en cuánto Pansy se sentó a un lado suyo. Atenta y aguardando a su relato.
Bufó—. Pero no te rías, Parkinson, es en serio ¿De acuerdo?.
Ella asintió enérgicamente.
—Palabra de Slytherin.
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Media hora después...
Su rostro estaba colorado, por no decir rojo. Incluso podría decir que su cara (era) o podría competir contra el color de cabello de Weasley. La maldita se lo había prometido, había prometido no reírse de su desgracia.
Y lo hizo, porque la veía, se estaba desternillando de la risa.
—¡Pansy!— reclamó enfadado, la pelinegra rió más alto.
—¡Lo siento! Te juro que no quería...
—Sí, vaya que se nota, casi me conmueve el que hagas el mísero intento de ser compasiva conmigo — dijo sarcástico—. En verdad, aveces me pregunto... ¿Por qué tengo una amiga como tú?.
Ella se detuvo poco a poco, agitada y con pequeñas lagrimillas en los bordes de sus ojos, a punto de escapar.
—Puedo responder a eso— dijo recobrando la compostura, retirando cualquier indicio de lágrimas o falta de aire—. Exceptuando el hecho de que nuestros padres son buenos amigos, también el hecho de que convivimos prácticamente desde que eramos unos babosos bebés. Me tienes porque sabes que soy buena compañera, porque sabes que puedes acudir a mí cuando tienes un problema-...
Malfoy alzó el mentón con orgullo, abriendo la boca dispuesto a replicar. Diría algo como: "No tengo problemas, soy un Malfoy" o algo así, pero un ligero codazo acalló toda protesta.
—Au...— siseó mirándola mal. Ella Lo ignoró con maestría.
—Cómo decía, soy tu amiga porque así lo quisimos, además, aunque lo niegues, tú y Blaise sólos, serían incluso comida del calamar gigante—. Tal vez fué un poco exagerado lo dicho al final, pero Pansy sabía que era importante y necesaria en su círculo de amistad.
—¿Entonces que recomiendas que haga en ésta apretada situación? Consejera Parkinson— cuestionó con sorna el rubio, ganándose otro golpe que le sacó una risita, claro está.
—Recomiendo que dejes de ser un capullo, tomes un poco de esas agallas Gryffindorescas y seas sincero con él respecto a lo que sientes— claro y preciso, Malfoy palideció.
¿Dejar de ser un capullo? ¿Ser valiente como esos leones? No tenía valor, ni siquiera un poco, o eso creía él.
Frunció sus cejas, cruzándose de brazos.
—Es el consejo más estúpido que me has dado— replicó con veneno, la contraria ni se inmutó, por el contrario le sonrió traviesamente.
—Si tú lo dices, no puedo hacer más...— se encogió de hombros—. Si me necesitas, estaré aconsejando a Blaise, acabo de notar que tiene sus ojos puestos en Weasley.
Y con ello se puso de pié, alisando los inexistentes pliegues de su túnica, para finalmente dirigirse a la salida.
Y Draco no pensó realmente en el anuncio de su amiga, no después de analizar sus palabras.
«Estaré aconsejando a Blaise, acabo de notar que tiene sus ojos puestos en Weasley ».
Abrió los ojos exageradamente, ¿¡QUÉ!?.
—¡Hey, Pansy espera!— exclamó—. ¡PARKINSON!.
Lejanamente, la aludida soltó una carcajada discreta al oír el grito del heredero de la familia Malfoy.
Ambos necesitaban de su ayuda, ella lo sabía.
__
—Por favor, no... — murmuró el león con las orejas rojas, mientras daba sus últimas plegarias, esperando que merlín quisiera recibirlo en el mundo espiritual.
—No te preocupes, no te haré nada... Aún.
La intención de Zabini no era espantarlo o asustarlo, o bueno, asustarlo un poco tal vez, pero es que era inevitable. Necesitaba seguir explorando ésta repentina atracción, entender por qué él y no alguien más.
Y tal vez, probar y esperar que algo bueno emerja de allí.
De un Slytherin y un Gryffindor.
—¿Ron? ¿En dónde estás?.
Blaise maldijo mentalmente al reconocer esa voz femenina, tenia que tratarse de Granger, la sangre sucia.
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¡Hola! He vuelto un día más para actualizar y darles algo que leer y emocionarlos.
Se preguntarán que ocurrió con Harry, pero preferí dejarlo para el próximo episodio. Y prometí Harco para éste capítulo, pero en mi mente surgió otra idea, y como para darle un seguimiento a lo ocurrido puse esta parte para complementar un poco.
Aún así espero que les guste, ahora.
¿Les gustó el capítulo?
¿Creen que Draco se atreva a enfrentar a Harry?
¿Blaise sólo jugará con ron?
¿Qué planeará Pansy?
¿Esperan la aparición del Wolfstar o lo dejo para más adelante?
No olviden votar y comentar pequeños basiliscos ♡.
Sin más que añadir, me despido con un fuerte abrazo ♥.
PD: lamento si es un poco corto o insatisfactorio, pero a mi de cierto modo me agradó como quedó.
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