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Una increíble coincidencia

-¡Ya se los dije! ¡Yo no sabía que el chico tenía problemas cardiacos!

-¿Entonces como supo que su corazón estaba fallando y a donde debía llevarlo para darle la apropiada atención a su problema?

-Se de su cardiomiopatía porque Saga me lo comentó, de que Camus le contó que tuvieron que hacerle un bypass cuando era niño porque tuvo problemas parecidos a los que hoy tiene, pero su padre siempre le prohibió contarlo porque no quería que lo tratarán como un enfermo terminal o algo parecido, y supe que tenía que llevarlo a Tesalónica porque el propio Camus me lo dijo antes de desmayarse.

-¿El señor Koltso tiene una cardiomiopatía? ¿Cómo puede estar tan seguro de eso? Ni en nuestro reporte, que nos mandaron del hospital donde lo atienden, está desarrollada o siquiera nombrada una afección de esa categoría.

Aioros pasó sus manos entre sus cabellos mientras suspiraba con cansancio. Él solo quería entregar a Saga a las autoridades para que lo detuvieran y así eviten el posible acto futuro de hacerle más daño a Camus, pero allí lo tenían, demorado a él y solo a él, mientras lo sometían a un interrogatorio que ya llevaba más de dos horas.

Solo quería que lo escuchasen y lo ayudaran, pero parecía que estaban más preocupados por hacerlo culpable a él de algo parecido a una venganza por despecho contra el mayor, que por creerle que Saga quería matar a Camus utilizando sus problemas de salud.

-Escúchenme, por favor se los pido. Les estoy diciendo la verdad, en ningún momento les he mentido. Saga Pollux está enterado de esta enfermedad que tiene Camus y que, al parecer jamás le contó a nadie por órdenes antiguas de su padre, y en el estado tan delicado que se encuentra ahora, quiso provocarlo o algo parecido para que se pusiera aún más mal y que su corazón colapsara totalmente y él no tuviera que ensuciarse las manos con su muerte.

-Pero el señor Pollux llegó a la residencia de la familia Scorpio porque usted lo llevó, ya que usted bien en claro nos dijo que fue quien llevó al Saga hasta aquel lugar.

Por esas palabras, el rubio quedó en silencio varios minutos, pensando en cómo podría explicar el hecho de que supiera donde Camus estaba viviendo sin que se viera una imagen errónea de acosador o algo parecido, aunque si se ponía a pensar, estaba bien que se lo viera así, ya que estuvo siguiendo a Milo durante bastante tiempo para tratar de averiguar donde vivía y poder tener una chance de conversar con ambos, pero su ingenuidad volvió a creer en Saga, cuando este le dijo que también quería arreglar las cosas con ellos, por lo que sin dudarlo, lo llevó hasta aquel lugar, ignorando ambos que Milo se encontraba en Lyon, que Kardia estaba en clases y Natassia trabajando, pero, más Saga que Aioros, aprovechándose de que Saori se iba y nadie podría darle primeros auxilios de una correcta manera, se metió a la residencia sin perder más segundos y casi tan rápido como ingresó a aquel sitio, comenzó a increpar a Camus a gritos e insultos, culpándolo de todo lo que había pasado entre ellos, de que esa noche no se había quedado a escucharlo y que por eso, su vida se había transformado en el infierno que en ese momento era. Le reprochaba que solo había pensado en él y no en su relación, que no le dio oportunidad alguna de explicarle realmente lo que le pasaba con Aioros y que, si había alguien que tenía que estar herido e indignado, ese era él, ya que no estaba ni salido de un coma parcial, que ya andaba comprometiéndose con un niño al que le llevaba varios años.

Aioros, mientras todo eso ocurría, estaba detrás de la puerta de la habitación del francés, pero no esperando a que esos dos terminaran de "hablar", si no que estaba totalmente helado del miedo que le producía la voz sumida en cólera de su novio, ya que jamás lo había escuchado con ese tono. De verdad que estaba con un pánico terrible, pero tuvo que salir de ese estado al escuchar un fuerte y seco golpe contra el piso, cosa que lo hizo entrar desesperado a la habitación y encontrarse con la horrible imagen del pobre galo arrastrándose por el piso, con una evidente falta de oxígeno, que se notaba por los esfuerzos que hacía para respirar y que su rostro lo reflejaba, tratando de acercarse a su silla y tal vez hacer el intento de huir, pero la risa casi maniaca de Saga solo lo hacía asustarse más, cosa que le provocaba un estrés mucho mayor en el corazón, que a cada segundo dolía más y más. La escena que vio apenas si cruzó la puerta volvió a dejarlo congelado en su sitio, pero afortunadamente, aunque también es justo decir que fue algo desafortunado, reaccionó en el preciso momento en que vio como el mayor sujetaba del cabello a Camus, que ya tenía la mirada por demás ida y los ojos casi en blanco, síntoma claro de que estaba en las puertas de tener un ataque, y dándole media vuelta, dejándolo con la espalda apoyada en el piso, se subió arriba suyo, apoyando una pierna a cada lado y llevó su manos directo al rostro del pelirrojo, una poniéndola en su boca y la otra en su nariz, cortando así cualquier vía de respiración que el menor pudiera llegar a tener.

Era claro que buscaba ahogarlo.

-Tu corazón está tardando demasiado en rendirse, vamos a darle un poco de ayuda para que por fin se detenga y deje de darme problemas.

Escucharle decir eso, con frialdad, pero también burla y risa en su tono de voz, hizo que saliera definitivamente de su espanto y se arrojó contra el griego mayor para hacer que se detuviera, y aunque tuvo que emplear varios minutos para alejarlo de Camus, logró darle un buen golpe que lo dejó bastante mareado, y mientras Saga daba tropiezos por la habitación para alcanzarle inútilmente, ya que había muchas cosas desperdigadas por todo el piso que hacían imposible un andar libre y sin problemas, Aioros tomó con todo el cuidado del mundo a un moribundo Camus y así lo llevó hasta el hospital.

-"Aristóteles de Tesalónica".- Fue lo último que Camus pudo decirle a alguien antes de caer en coma.

Los policías se quedaron en silencio mientras Aioros, una vez más, les relataba todo lo que había acontecido horas antes de que Camus fuera ingresado y, posteriormente a eso, los Scorpio denunciaran a Saga por invasión a la propiedad e intento de asesinato contra el galo. A pesar de que eran acusaciones bastante graves, la segunda mucho más que la primera, dijeron que no podían hacer nada hasta tener más pruebas contra el gemelo mayor, pero allí estaban, con una clara y concisa declaración de la pareja actual de ese hombre, con los detalles más mínimos acerca de lo ocurrido, y ni así le creían nada. Para ellos, todo seguía siendo palabras de un hombre despechado que no soportaba que su actual pareja aún quisiera tener relación alguna con su ex, pero repentinamente esos pensamientos cambiaron cuando les llegó un sobre con pedido de entrega urgente, desde la misma institución donde tenían ingresado a Camus.

-¿Quiere explicarnos el porqué de esto?- Le dijo completamente confundido el oficial, mientras le ponía frente suyo y con total calma, el sobre de papel que acababan de conseguir.

Al verlo, los ojos del rubio se abrieron a más no poder y con apuro lo abrió, haciendo que sus ojos se llenaran en lágrimas cuando vio cada hoja, cada resultado, sumado a la pequeña nota que iba adherida a la última página.

"Gracias por lo que haces por nuestros hijos. Gracias por no quitarnos la felicidad ni a nosotras, ni a sus hermanos ni a ellos mismos. Tienes un corazón enorme y no permitiremos que eso se pierda o se olvide.

Ojalá podamos tener un momento a solas antes de la operación.

Con todo nuestro amor y agradecimiento.

Sasha Koltso y Natassia Scorpio."

-¿Y bien?

-No sé muy bien el tema de su anterior operación, creo que eso deberían de preguntárselo a su madre, aprovechando el hecho de que ella está aquí por él, por todo lo que le pasa... Pero con respecto a su situación actual, que la sé muy bien ya que me siento muy responsable de ella, ya que en parte fue mi culpa que acabará desatándose todo esto... Camus necesita un donante. Yo fui el primero en enterarme por haberlo llevado y haberme quedado unos minutos hasta saber algo sobre su condición actual, lo más mínimo, aunque sea, y a lo lejos pude escuchar a unas enfermeras murmurando sobre eso y no dude en ofrecerme para ser su donante, y por eso fui el primero en hacerme los exámenes de sangre... Y, al parecer soy mucho más compatible de lo que Milo Scorpio lo es.

Los policías allí presentes lo miraron más que sorprendidos. Estaban más que impresionados sobre aquello que Aioros les decía, ya que en un segundo se les derrumbó la teoría del novio despechado, porque era más que sabido que ninguna persona, si odia demasiado a otra, se quitaría la vida para salvarle, por lo que se quedaron bastante confundidos con todo lo que estaban transitando y no les quedó otra más que la obvia resolución de dejar ir al menor, más que nada porque la vida de alguien dependía de Aioros y no podían dejar que muriera, pero al verse libres de poner su atención en Aioros, pudieron ponerse en marcha para ir en búsqueda de Saga Pollux, ya que, al parecer, era real todo lo que se decía sobre aquel personaje y, aunque tenían algunas sospechas sobre él, todo se volvió más complicado de resolver por un lado, ya que se dieron por enterados que el gemelo estaba desaparecido desde los hechos en la casa de los Scorpio, pero eso era algo bueno también a algunos ojos, ya que solo aumentaba las sospechas que en un principio se tenían sobre él, y esa desaparición, al parecer planeada, solo hacía más fuerte todo sobre lo que se le acusaba.

Al tener varios conocidos en el hospital donde tenían a Camus ingresado, podía entrar y salir cuando se le viniera en gana, pero había descubierto que los mejores momentos para estar junto al pelirrojo de su vida, era la noche misma, ya que, aunque lo monitoreaban todo el tiempo y una enfermera iba a verlo cada media hora, podía estar a su lado sin que nadie le interrumpiera bruscamente y le pidiera que se retirase. Al parecer, todos estaban tan cansados a esas altas horas de la madrugada, que no querían tener discusión de ningún tipo y simplemente lo dejaban ser, además, llevaba una amistad bastante estrecha con el médico que operaría a Camus, que a su vez también era el director del hospital, así que mucho menos le buscaban discusión.

Habían transcurrido apenas dos cortos, y a la vez eternos, días desde todos los hechos, y desde ese mismo día, no hubo momento en que no se encontrará al lado de su Camus, pero ese momento en particular, esa noche en específico, le dolía mucho más que las dos anteriores, ya que al día siguiente, a primera hora, se llevaría adelante la operación y eso solo significaba que ya nunca más podría volver a verlo.

No se lamentaba de su decisión, no lo hizo cuando supo lo que Camus necesitaba y no lo haría nunca más después ni aunque estuviera muerto. Camus era todo lo que él más amaba y no permitiría que su vida de perdiera tan joven, mucho menos cuando podía hacer algo al respecto para salvarle.

Toda la noche transcurrió en calma, en total paz. No había ni un solo sonido en el ambiente, y para cuando el alba llegó, él aún seguía mirando el pálido y aniñado rostro de su primer gran amor en su vida, recorriendo con la punta de sus dedos y mucha timidez sus delgados brazos, sus manos y sus contornos, para subir por su pecho y tocar la casi imperceptible cicatriz de aquel bypass cardiaco que le hicieron cuando tenía apenas ocho años, y de allí, subió con calma a su rostro, que acarició también con calma para luego inclinarse sutilmente y dejarle un beso en la frente, bajo la atenta mirada de Saori y Shaina, que habían arribado a la habitación para llevarse a Camus al quirófano, pero quedándose bastante impresionadas cuando vieron que el galo había abierto apenas sus ojos y se había quedado estático mirando al hombre que amaba con el alma y que ahora le daría una oportunidad más de vivir.

-No te preocupes.- Le dijo casi susurrando, como si quisiera que solo Camus oyera lo que tenía para decirle. -Cuando despiertes, yo estaré justo aquí y nunca más me volveré a ir de tu vida. Vamos a estar juntos para siempre.- Acabó de decirle mientras pasaba la punta de su índice por el pecho del francés.

Camus solo se le quedó mirando fijo, con sus ojos brillantes por la emoción de verlo una vez más a su lado, pero también el dolor de saber que nunca más volvería a tenerlo junto a él, que cuando volviera a despertar, él no estaría a los pies de la cama mirándolo fijamente con ternura, como pasó luego de su primer operación, y así, ambas miradas conectadas, Camus volvió a caer dormido por los sedantes que aún inundaban su cuerpo y casi inconsciente, fue llevado al quirófano, sabiendo que el hombre que él aún más quería, a pesar de todo, estaba a minutos de morir por su culpa... Y definitivamente, eso era algo que le iba a costar superar en toda su nueva vida.

*

*

*

A ver, la coincidencia es que Aioros y Milo son compatibles con Camus, pero eligieron a Aioros por tener un porcentaje más que Milo.

Pero la operación se adelantó y no le avisaron a ninguno de los dos xD

¡Besos! ¡Las quiero!

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