Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Maldad...

Saga, al enterarse de que Aioros quería dar su vida para salvar la de Camus, no pudo estar para nada tranquilo, y ese sentimiento se acrecentó cuando su pareja no le devolvía ninguna llamada.

No podía manejar la idea de que el hombre que amaba, o decía "amar" en ese instante de su vida, haya decidido renunciar a vivir, solo para salvar a aquel sujeto que él consideraba que había sido el total culpable de que su relación se destruyera y las ganas de que el galo muriese solo se hacían más y más grandes a cada momento.

-Si no se muere antes de la operación, aunque el sacrificio de Aioros haya sido en vano, te juro que voy a matarte. Voy a hacer lo que no hice antes y voy a borrar tu pobre e inútil existencia de este mundo, Camus. Te juro que así lo voy a hacer.

Arrancó el motor de su vehículo y con mucha calma, a la velocidad más baja posible, se retiró de la calle en la que llevaba horas, vigilando desde lejos la casa de Milo, y justo cuando pasaba por frente de la residencia, pudo notar que el joven rubio salía apurado, subiéndose al auto de su madre y marchándose sin siquiera fijarse que pasaba o quienes pasaban a su alrededor. Haciéndose el desentendido, como que le daba el lugar al menor para pasar tranquilo con su coche, volvió a parar en mitad de la calle y eso le vino muy bien a sus planes, ya que pudo ver que desde el ventanal que había a uno de los costados de la casa, había dos pequeños, cada uno muy metido en lo suyo, que era leer de una manera muy concentrada, para el pequeño de cabellos rojos, y estar garabateando en un block de hojas de un total blanco, para el pequeño rubio.

Para el heleno mayor no fue muy difícil darse cuenta de que esos dos niños eran los hermanos menores de esos dos personajes que estaban "arruinando su vida", y justo después de que se quedó viendo a Kardia y Degel durante unos pocos minutos, ser dio cuenta de que la mejor manera de vengarse de Camus, no era quitarle la vida, lo mejor era dejarlo vivo y sacarle lo que era obvio, que era lo más importante de su vida.

-No te voy a dar tiempo siquiera de despedirte de tu hermanito. Te voy a dejar vivo y te voy a hacer sufrir mil veces más de lo que has podido sufrir en todo este tiempo... Ay Camus, recién ahora y después de tantos años, vas a saber quién soy yo realmente.

Saga no tenía ningún límite, él mismo lo sabía, se sabía capaz de todo y consideraba que ya era tiempo de que, no solo su ex pareja, si no que todos los que lo rodeaban, supiera quien era y que era mucho más peligrosos de lo que su hermano Kanon era considerado.

Kanon. Ahora más que nunca iba a necesitar de su ayuda y supuso que ya era tiempo de que lo buscara.

Los pasados días habían sido muy intensos para todos.

Sasha había tenido que empezar terapia lo más rápido que le fuera posible, porque tenía ataques nerviosos muy a menudo, más precisamente cada que recordaba todo lo que había pasado con su hija, que no había podido despedirse de ella, que no había podido decirle una última vez que la quería con todo el corazón, que la amaba y que siempre iba a llevar su recuerdo dentro de lo más profundo de su alma. Aunque no lo hubiese preferido, quería agradecerle el enorme sacrificio que había hecho por su hermano, quería agradecerle a nombre de Camus el darle una oportunidad para seguir en esta vida, ya que el menor no iba a poder hacerlo. También le hubiera gustado tener la oportunidad de presentarle al pequeño Degel, que tuviera un momento con su hermana antes de que todo acabe, y dejarle un lindo recuerdo al niño, pero nada de eso fue posible y la gran culpa que cargaba la mujer era insoportable y no podía dejar de llorar ni un solo día, por la culpa, por el dolor, por la incertidumbre de no saber que pasaría con Camus a pesar de que los médicos, de que su propio esposo le decía que iba a mejorar pronto, pero la espera la mataba y eso hacía que solo se sumiera más y más en desesperación y angustia. La terapia la ayudaba, pero algunas veces sentía que era en vano las horas que pasaba con el psicólogo, y sentía que así seguiría hasta no tener noticias concretas de su hijo mayor.

La angustia la dominaba todo el tiempo y llegaba a afectar hasta al propio Degel.

Ese niño tampoco la estaba pasando muy bien que digamos, pero no era una angustia parecida a la de su madre. Degel la pasaba mal, pero por la molestia de que le habían ocultado a su hermana, que supo de ella cuando la sacaron de un quirófano, cubierta con una sábana en dirección a la morgue, para luego tener que estar frente a Serafina ya en su funeral, al que lo llevaron en contra de su voluntad, porque él no quería estar allí, pero Krest no escuchó pedido alguno, no le interesó lo que su hijo menor realmente quería y lo llevó arrastrando a que conociera de la peor manera posible a su hermana mayor y que se despidiera de ella en ese mismo momento.

Otra situación que lo ponía de un constante mal humor era que su madre no le prestaba mucha atención, y aunque eso al principio no lo molestó, los días pasaban y ya eran veinticinco días y su madre solo estaba nerviosa, todo el tiempo temblando, bebiendo café e ignorándolo todo el día, salvo en las mañanas, pero solo para decirle "buenos días" y "¿cómo dormiste?" pero nada más que eso, el resto del día se la pasaba en el hospital, esperando noticias de Camus o tomando algo de terapia. A pesar de su corta edad, podía entender un poco porque se comportaba así, pero no por eso le dejaba de molestar. Le molestaba que nadie le prestara atención, que nadie se preocupara por él, que le preguntara si quería algo o necesitaba algo, sentía que a nadie le importaba lo que le pasaba, más bien, lo que le hacían pasar, y de a poco un resentimiento iba haciéndose paso en su pequeña cabecita y su corazón.

No supo cuando, pero en algún momento comenzó a pensar que, quienes tenían que darle apoyo y comprensión, estaban poniéndolo de mal humor todo el tiempo... Y quien había sido su dolor de cabeza desde el primer momento en que llegaron a Grecia, era ahora con quien mejor se llevaba.

"Hice esto para ti". Eso fue lo único que Kardia le dijo antes de entregarle un dibujo hecho por él mismo, que era simplemente Degel con sus manitas en su mentón con cara nostálgica, sentado al lado de un rosal que Milo y él le habían regalado a Natassia el último día de la madre.

El talento increíblemente preciso y perfecto que Kardia tenía lo dejó realmente impresionado y por alguna razón, quería seguir viendo más de eso y, por sobre todas las demás circunstancias, quería que Kardia siguiera haciendo dibujos de él como su inspiración.

-¿Cómo aprendiste a dibujar?- Le cuestionó mientras hojeaba el mismo libro que un día no muy lejano, Camus también hojeo para quedar realmente impresionado por el talento del Scorpio más pequeño.

-No lo sé realmente. Un día tomé unas pinturas que encontré en unas cajas que tenían cosas de mí papá. Las tomé sin pedir permiso, pero mí mamá no se enojó, solamente le dio alegría o algo así de que alguien usara esas cosas, y desde entonces me envía a clases de pintura y tengo muchos profesores que apoyan mis ganas de dibujar todo el tiempo. Creo que así fue como es que soy tan bueno, aunque tenga diez años.

Por primera vez en todos esos días, a Degel se le salió una sincera y enorme sonrisa que hasta a él mismo le pareció increíble que eso pasara. Estaba tan lejos de su casa, tan lejos de sus cosas, de todo lo que vivía día a día, de todo lo que conocía, que le costaba mucho adaptarse, aunque le hubieran dicho que sería sencillo, pero todas las cosas que estaban pasando lo ponían de mal humor y sentir todo lo que sentía, y creía que estaría de malas incluso cuando finalmente y de una buena vez por todas conociera a su hermano, pero parecía que de repente todo eso iba a cambiar. Había encontrado el gusto de estar con Kardia, por más que ese niño fuera gritón, impulsivo, hiperactivo, y demasiado encimoso, se estaba transformando en la mejor compañía que había podido tener jamás, y los cortos pensamientos que tenía sobre el momento en que debiera de volver a Lyon y separarse de su nuevo e inesperado amigo, le molestaba.

-¡Disfrutemos todo el tiempo que tengamos juntos! ¡Sobre todo mañana, que seguro ya podremos ir a visitar a Camus!

Lo dicho por el pequeño rubio, seguramente sin pensar, lo exaltó demasiado y casi sin pensar en su comportamiento, se arrojó sobre su compañero y le pidió que volviera a decir eso.

-¿Lo viste a mi hermano salir apurado hace rato, no?

-Si, ¿Fue porque pasó algo con mi hermano?

-No lo sé en realidad. Solo sé que cada vez que Saori llama a Milo, siempre acaba siendo algo malo, pero como ahora estaba sonriendo, supongo que ya podemos ir a visitarlo.

Los ojitos carmín del pequeño galo se pusieron brillantes y enormes, a Kardia eso se le hizo muy bonito y lo único que quiso hacer, y de hecho hizo, fue abrazar fuerte a su amigo.

Aunque eran niños y no tenían que tener problema alguno en sus vidas, las situaciones en las que los puso el destino, los obligaba a pasar malos ratos y ser conscientes de eso, por lo que agradecían poder contar con una amistad tan linda y sincera, aunque fuera poco tiempo el que llevaban de conocerse y no coincidieran del todo, como los niños que eran, que estaban desarrollando sus propias ideas y caracteres, pero más allá de eso, se sentían a gusto juntos y así podían soportar todo lo que a ambas familias les estaba pasando.

De sus infantiles juegos no salían cada vez que estaban juntos, pero en ese instante tuvieron que poner atención al horrible olor a gasolina y el constante humo que parecía provenir de la parte trasera de la casa.

-¡Kardia! ¡Hay fuego por todo el patio!

El rubio se puso nervioso al darse cuenta de que eso era cierto, pero más nervioso se puso cuando se dio cuenta de que el fuego estaba comenzando a tomar las puertas que daban al patio y que de esa manera se estaba metiendo a la casa. Estaba muerto de miedo, no sabía que tenía que hacer, en realidad si, sabía que tenían que salir de la casa y ponerse a salvo, pero tenía tanto miedo que no podía pensar en absolutamente nada.

Reaccionó justo cuando Degel lo tomó de la mano y lo obligó a correr hacía la puerta de entrada, que era el único lugar por donde podían salir. Degel estaba tan o más muerto de miedo que el pequeño rubio, pero no iba a mostrarlo, ya que eso solo aumentaría el miedo del otro menor. No podía creer que eso estuviera pasando en el mismo momento en que ellos estaban solos en la casa, en el justo momento en que Natassia estaba trabajando, Sasha en su terapia y Milo acababa de irse a ver a Camus, pero allí estaban, los dos solos tratando de salirse por alguna parte sin lastimarse de ninguna manera.

Más temprano habían visto el celular de Milo sobre su cama, por lo que antes de salir, Kardia quiso buscarlo para poder llamar a su madre y decirle que la casa se había incendiado y que estaban asustados y querían que fuera a ayudarlos, pero ese pequeño retraso, esa pequeña distracción muy necesaria, fue lo que los hizo no notar que la puerta principal había sido derribada y alguien se había metido en la casa.

Solo fueron conscientes de eso cuando alguien los tomó con mucha brusquedad del cabello y comenzó a arrastrarlos afuera de la casa, mientras se reía de manera maníaca y balbuceaba cosas inentendibles.

Los niños creyeron que se trataba de Milo o de hasta Ángelo, el mejor amigo del mayor, pero cuando Kardia se fijó bien, se dio cuenta de que no era nadie conocido y tuvo mucho más miedo del que antes tenía. Miedo que se transformó en terror cuando ese sujeto, con la expresión de locura más espantosa posible, los arrojó sin nada de suavidad al asiento trasero de un auto, para luego él subirse y arrancar.

-Ahora sus hermanitos van a saber que conmigo no hay manera alguna de que intenten jugar. Y si lo intentan, sabrán, ahora más que nunca, que siempre saldrán perdiendo.

Quisieron decirle algo, un insulto, un grito, algo que llamara la atención de alguien que estuviese cerca, pero Saga les dio un fuerte golpe de puño a cada uno, que los dejó totalmente noqueados rápidamente, y viendo su "obra de arte" por el espejo retrovisor del auto, se fue con mucha calma de aquel sitio, disfrutando de ver como las llamas consumían todo a su paso. 

*

*

Creo que hace un mes que no actualizo... Y cuando lo hago, el demente resentido de Saga secuestra a los pobres niños...

Cosas oscuras se acercan, mis amores.

¡Besos! ¡Las quiero!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro