Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hola

Después de contener sus ganas de matar a golpes a aquel sujeto que se presentaba frente a él como si nada nunca hubiera pasado por su culpa, porque a sus ojos, un poco de responsabilidad tenia en el asunto aunque el mayor culpable fuera Saga, Milo tuvo que ceder a su reticencia y permitirle unas palabras a Aioros.

Para tener un poco mas de tranquilidad, no solo para la charla sino también para si mismo, fueron a una cafetería cerca del edificio de la universidad y allí se quedaron por varias horas. Aunque la primera hora y media de esas que estuvieron conversando, ambos se la pasaron en silencio y solo mirándose casi de manera disimulada, ya que Aioros giraba la mirada cuando Milo lo veía enfurecido y el rubio simplemente ni se dignaba a darle la palabra o a comenzar él la conversación. Aun mantenía mucho resentimiento contra Saga y Aioros, mas por el primero pues a él lo consideraba el máximo culpable de lo que su pelirrojo estaba pasando, aunque si se detenía a pensar un poco, tal vez podría llegar a perdonar a ese que se presento tan repentinamente frente suyo y casi rogando, le pidió hablar sobre el tema. De inmediato considero la posibilidad de que Aioros no fueran tan culpable como creía, ya que imagino que si alguien tuviera la culpa en un asunto tan delicado y esa persona no le interesa mucho, simplemente ignora "el problema" y sigue con su vida como si nada, que era el obvio caso de Saga, pero en el lugar de este chico, de verdad se veía preocupado desde el inicio del encuentro y mas se hizo notorio ese sentimiento en su rostro cuando Milo paso solo un momento con Saori a preguntar por Camus y como había dejado la puerta un tanto entreabierta, Aioros se asomo y ver al pobre francés aún inconsciente y conectado a tantas máquinas para ayudarle a vivir un día más y también con tantas agujas traspasándole la piel, casi le provocan un desmayo que por suerte pudo evitarlo gracias a otra enfermera que pasaba justo a dejar un nuevo suero para Camus, que llego a tiempo para sostenerlo cuando lo vio tambalearse ligeramente hacia atrás.

Al ser testigo de esa reacción, algo en Milo se despertó mas que curioso y solo por esa reacción, es que acabo por convencerse de darle una oportunidad para que se explicara.

Pero allí estaban, sentado uno frente al otro, con una nueva taza de café caliente entre sus manos y sin idea alguna de como iniciar esa necesaria pero totalmente incomoda conversación. Al final de cuentas, fue el mayor quien decidió abrir la boca primero.

-A como estaba la última vez que lo vi, se encuentra mucho mejor.

-Si, lo está. Pero no gracias a ustedes.

Esas simples palabras hicieron que el griego mayor inclinara un poco su cabeza, como pidiendo perdón y también resignándose a ser tratado con hostilidad durante todo el tiempo que ese encuentro durara pero como bien se sabía a sí mismo una persona obstinada, no tenía intención alguna ceder ante un niño, porque a pesar de todo, desde que lo vio lo considero un niño, volvió a erguirse, seguro de que Milo no le ganaría y por de eso, se dispuso a contraatacarle en sus palabras.

Lo que Aioros terriblemente ignoraba era que frente a él, tenia a alguien que era mil veces más terco que él.

Aioros se creía inocente de todo lo que Milo podía llegar a acusarle respecto a la salud de Camus. Y Milo lo consideraba, no responsable total pero si un cómplice bastante necesario para que su amor estuviera de esa manera, por lo que se lo remarcaría y lo culparía cuantas veces fuera necesario y cada que tuviera oportunidad.

Y en esos termino, una batalla verbal poco pacifica en tono pero si en insultos se dio por iniciada.

-Saga, cuando lo conocí, me dijo que estaba separado ya de Camus.

-Y tú, pobre alma inocente y engañada, le creíste sin dudarlo.

-Jamás me dio motivo para dudar.

-A pesar de que vivían juntos hasta el día en que Camus supo del engaño. Y también sin obviar el detalle que Saga tenía un anillo de compromiso que hacía juego con el anillo que Camus llevó hasta el momento en que ingresó al hospital esa noche.

-Saga me dijo que vivían juntos por una mera situación ocasional. Me dijo que como siempre estaba ocupado en su trabajo, no podía mudarse y que no tenía el corazón para pedirle a Camus que se marchara, por lo que habían decidido seguir viviendo juntos hasta que Saga pudiera mudarse a otro lugar y dejarle así la casa a Camus. Y en cuanto al anillo...- Cayó un momento para pensar en eso que le había dicho pero haciendo memoria, no recordaba habérselo visto jamás en las manos. -Saga nunca uso ningún anillo que le delatara un compromiso o un matrimonio.

Solo por oír eso, el rubio menor dejo un chasquido de burla escapar de entre sus labios mientras se tiraba un poco para atrás, apoyando toda su espalda en la silla y bebía un largo trago de café, sin importarle que estuviera caliente, es más, sentía que esa tibieza le ayudaría a calmar la ansiedad que la voz del mayor le provocaba. No podía creer tanta mentira junta y las ganas de mandarlo al demonio y volver al edificio de la universidad para ver si aun podía visitar a Camus, se le hacían a cada segundo más grandes.

No sabia cuanto mas iba a soportar, por lo que simplemente se decidió por cortar esa situación lo más pronto posible.

-Escúchame Aioros, yo sé que tú, estúpido no eres, así que no te creo nada de lo que me dices. Ningún hombre en este mundo puede creerse el cuento de "vive conmigo pero estamos separados". Seguramente yo, que ni siquiera tengo la mitad de edad que tú tienes, jamás me tragaría esa sarta de estupideces. Venga de quien venga.

-¿Y si Camus fuera quien te lo dijera?

-Lo mandaría al demonio porque se que es una absoluta mentira. Pero aquí es donde se ven las diferencias. Yo se que Camie jamás podría hacer tal cosa, porque sé que es honesto, comprometido con una relación y sobre todo se que es transparente y sincero. Si hay una cosa en este mundo que Camus no es, eso es ser un maldito mentiroso, un manipulador y egoísta del dolor ajeno. Se que si alguna vez, Camus se me hubiera acercado, hubiera sido con las mas sinceras intenciones de una relación, si estaba soltero. Y si se me hubiera acercado teniendo una pareja, se que eso seria lo primero que me diría a pesar de que el imbécil que tuviera al lado jamás lo respetara ni lo valorara.

El impacto que causaron en Aioros semejantes palabras, lo dejaron helado. No era capaz de mas que solo mirar con la boca un poco abierta al menor y hacer demasiado obvia, no solo la indignación que sentía porque alguien hablara así, de manera tanto cruel como indirecta de su novio, si no también, que creció en él la duda y la intriga de saber porque Milo hablaba de Camus como si lo conociera tan bien. Como si supiera de él mas cosas que las que Saga podría haber sabido en tantos años de relación que llevaron.

Y por supuesto, no iba a quedarse con la duda.

-¿De donde conoces a Camus, Milo?

Ahora quien no pudo ocultar su impresión fue el heleno, pues esa pregunta, aunque la esperaba en algún momento del encuentro, no sabia que seria tan pronto y menos que sería lanzada con tanto veneno de por medio. Esperaba que una cuestión así fuera planteada pero por alguna razón no se había inventado nada para responder.

Bajo ningún termino le diría la verdad a Aioros. No le diría del loco plan del midazolam, no le diría del sueño casi comatoso que tuvo con Camus ni tampoco le diría todo lo que experimentó con ese sueño... ni lo vividas que sintió algunas situaciones... No. Por ninguna circunstancia le hablaría con la verdad al mayor, así que se decantó por la respuesta mas sospechosa del mundo mientras su mente trabajaba a mil por hora para inventar una historia creíble que no se le cayera a pedazos ni aunque Camus despertara y contara algo, por más mínimo que sea.

-No puedo decírtelo.

Si no sentía sospechosa esa respuesta, entonces Aioros era más estúpido de lo que pensaba, pero como esperaba, salió a cruzarlo por esa respuesta.

-Si me respondes con eso, entonces quiere decir que tu Camus no es una blanca paloma como lo profesas.

-¿Qué estas insinuando?- No le gustaba para nada la forma en que le dijo eso y estuvo a punto de golpearlo, si no hubiera sido porque una parte suya esperaba esa respuesta y sabía que debía estar calmo.

-Que si no puedes decírmelo, es porque él y tu estaban en la misma situación que Saga y yo. Pero seguramente con la diferencia de que tu si sabias que Camus tenía una pareja.

-Entonces admites que Saga era pareja de Camus al momento del accidente.

-Yo...- Milo sonrió. Sintió como el interior de Aioros se derrumbaba junto a su mentira de que no sabia que Saga era un hombre con un compromiso y tomo eso como una victoria. Una pequeña victoria pero un logro al final de cuentas. -Lo que quise decir fue que... En realidad...

-Admítelo de una vez y nos ahorramos muchas cosas.

-Te diré lo que quieres oír cuando tú también me admitas tu verdadera relación con Camus.

-¡Bien! ¿Quieres oír la verdad? ¡Aquí la tienes! El hermanito de mi mejor amigo va a esa escuela donde estudian tanto estudiantes de primario como de secundario y es de meterse bastante seguido en problemas, por lo que llaman a mi amigo Ángelo de manera regular para hablar con el director sobre el comportamiento de Luciano y yo a veces lo acompaño para que no este solo mientras espera a que lo reciban. Camus da clases en la parte de secundaria de esa misma escuela y yo tantas veces he acompañado a Ángelo que allí lo conocí. Nunca cruce palabra con él pero me enamoró apenas si lo vi. Y yo no se como es que obra el destino pero fui yo quien presencio su desgracia y lo saco del auto destruido la noche en que tuvo el accidente y fui yo quien lo acompaño hasta que llegó a la sala de emergencia pero no me dejaron entrar porque no era nada suyo. Desde ese día ya no supe mas anda de él pero asumí que era porque se estaba recuperando hasta que no hace mucho, me entero por el director del colegio donde trabajaba que aun estaba en el hospital y eso me espanto mucho por lo que fui hasta allá y me encontré con mi amiga Saori, que para mi suerte había sido su enfermera desde que entro allí y me dijo que su maldito ex novio lo estaba dejando morir en esa cama, sin importarle mas nada del estado en que estaba por su culpa... ¡por tu culpa! ¡porque lo veo! ¡se que sabias que Saga tenia pareja y aun así te negaste a dejarlo y fuiste tan cómplice como él en esta horrenda traición que casi le cuesta la vida a mi amado pelirrojo! Yo no soy nadie para juzgarte pero quiero que te quede claro que nunca te voy a perdonar lo que hiciste, sabiéndote consciente de tus actos o no, llevaste al borde la muerte a un inocente y aunque Camus algún día te perdone, ten seguro que yo jamás lo haré. Yo conocí a Camus y me enamore de él de una manera total y completamente inocente, cosa que tu no puedes decir, porque ya me imagino que habrás conocido a Saga una noche de copas pasadas en un bar de mala muerte y luego ya perdidos de borrachos acabaron revolcándose como los cerdos traidores que son.

-¡No te permito que me sigas hablando así!

-¡Tu no eres nadie ni para gritarme ni para prohibirme algo! ¡Si hay alguien que aquí debe cerrar la boca y pedir perdón por todo lo que ha hecho, ese sin duda eres tú! ¡Tu y el maldito de Saga Pollux que le arruinaron la vida a mi Camie! Pero ten claro esto, no voy a dejar pero por nada del mundo, que te vuelvas a acercar él. Ni tu ni el desquiciado de tu noviecito. Que te quede bien en claro que si alguno de los dos vuelve por aquí o siquiera intenta meterse al edificio de medicina de Aristóteles de Tesalónica, juro por mi vida que voy a sacarlos de los pelos ambos pero antes voy a darme el gusto de arrastrarlos por todo el campus para que sepan que ustedes son los responsables totales del estado de salud de ese chico que ingresaron de manera urgente hace días. Así que si tú y el otro demente, quieren evitarse un escándalo, mas les vale olvidarse de que Camus esta con vida aun. Sigan como si nada hubiera sucedido jamás, como si Camus nunca se hubiera interpuesto a su maldita relación y sigan su vida. Su perfecta, inmunda y patética vida como siempre lo hicieron y de este lugar te olvidas pero para el resto de tu vida. ¿Me oíste?

Aioros estaba tan plantado delante de Milo, sosteniéndole la mirada con la misma ferocidad con la que el menor lo observaba pero era consciente de que nada más bueno podía hacer contra él. Milo estaba enfrascado en culparlos por el estado de Camus y era mas que obvio que no escucharía razón alguna de su parte. De parte de Saga menos que menos así que no le quedo más que ceder ante el enojo contrario y tomando su chaqueta, que reposaba en el respaldo de la silla que ocupaba, con notorio enfado, se marchó rápidamente de aquel café, con la decepción de no poder haber conseguido lo que esperaba pero eso solo le dio un impulso mas fuerte de volver e intentarlo nuevamente.

Milo tenia que oír su verdad, quisiera o no y lograría como sea que eso sucediera.

Por su lado, Milo volvió a sentarse en su lugar pero se dejó caer un poco más, casi quedando recostado en ella y acabando de tomar su café, se perdió en sus pensamientos, tratando de ignorar todo lo que a su alrededor sucediera.

No podía pensar más que en Camus y en lo mucho que le interesaba su bienestar y salud. Lo único que en ese momento, o en cualquier otro momento de su día, podía pensar era en Camus y su recuperación, tanto actual como futura.

Todo estaba marchando bien. La desintoxicación estaba funcionando y poco a poco iban quitándole una que otra medicación. Estaba yendo todo tan bien que le habían asegurado que a finales de mes y con algo de suerte y esfuerzo de parte del paciente, iban a poder sacarle en totalidad los medicamentos que lo mantenían inducido en coma y ya solo era cuestión de esperar unos días mas para que despertara por sus propios medios.

Milo no podía esperar a que eso ocurriera. Estaba por demás ansioso de poder reencontrarse con su amado, aunque si hacia un poco de realidad al asunto, iba a ser la primera vez que se vieran sin estar en medio de un sueño provocado o alguna cosa parecida.

El rubio estaba de verdad desesperado y ansioso porque el galo recuperara la consciencia para finalmente así poder estrecharlo entre sus brazos, sentir de vuelta el calor del cuerpo de Camus y de una vez por todas jurarle la eternidad a su lado sin miedos ni arrepentimientos. Solo le juraría amor incondicional que iba a durar hasta que muriera e incluso mas allá de la muerte. Milo de verdad pensaba que si una vez pudieron amarse mas allá de esta, por mas que eso haya sido un sueño, estaba totalmente convencido que iban a poder amarse mil veces más de la misma manera.

Para él, todo era destino. Milo estaba destinado a encontrar a Camus y Camus estaba destinado a ser amado honestamente por Milo. Se pertenecían desde siempre y aunque tuvieron que hallarse en tan triste y extraña manera, lo único que importaba era que ahora estaban juntos y ya nada iba a poder separarlos.

O al menos eso era lo que al menor le gustaba creer.

El sonido de su celular lo sacó de su trance y al ver quien era que lo llamaba, su única preocupación volvió a flote.

-Hola mamá.

-¿Dónde estás? Ya casi es hora de cenar.

-Lo siento pero algo sucedió y no me quedo otra más que resolverlo. Ya voy para allá.

-De acuerdo. ¿Me haces un favor de camino a aquí?

-Claro. ¿Qué necesitas?

-Pasa a buscar a tu hermano a la casa de Luciano. Ángelo hace rato llamo y dijo que Kardia y su hermano estaban algo inquietos y él debía estudiar, así que necesitaba que alguien se lleve a Kardia. Yo no puedo buscarlo porque tuve toda la tarde ocupada, ¿podrías buscarlo tú?

-Claro mamá, no te hagas problema.

-Gracias cariño. Trata de que no se te haga muy tarde.

-Lo hare. Ah y mamá...- Tenia que decírselo. Tenia que decirle acerca de Camus pero no sabia como. Lo que si sabia era que por teléfono no era lo ideal. -Cuando llegue a casa, debo de conversar contigo sobre algo.

-No me asustes. ¿Es algo grave?

-Mejor luego te explico todo bien.

-De acuerdo, entonces menos que menos te tardes, porque ya me dejaste más preocupada.

-No lo hare. Te veo en un rato.

Sin decirle más nada, colgó la llamada y maldiciendo por tener que dejar su deseo de ir a ver a Camus un rato más, acabo abandonando el local y con algo de prisa se dirigió a buscar a su hermanito, a quien abrazo con mucha fuerza cuando lo vio. Eso se había vuelto una costumbre rápida en él desde que paso todo aquello de su sueño. Desde ese día, se dio cuenta de que la vida se le podía ir en cualquier momento y dejar atrás muchas cosas que amaba y sobre todo a muchas personas que amaba, por esa simple razón, siempre y a cada momento que podía, le hacia sentir a Kardia lo especial que era y cuanto lo amaba, mas allá de la hermandad, le hacia sentir al pequeño rubiecito, que era mas que su hermano y que iba a quererlo para toda la vida.

Lo mismo era con su madre. Desde que se dio cuenta que estaba vivo realmente y que podía regresar a su lado, se había vuelto más cariñoso y hasta más colaborativo con ella en los asuntos hogareños. A Natassia le intrigaba el cambio repentino en su hijo, pero no lo reprochaba, pues como Milo estaba más presente y ahora sus estudios no eran su entera prioridad, sentía que podía disfrutar a su hijo más que antes.

Aunque aún quería respuestas a dicho cambio, se alivio de saber que su hijo tal vez finalmente le hablaría de eso que lo llevo a cambiar tanto de la mañana a la tarde y sabia que algo tenia que ver con la renuncia a su beca.

Milo lo ignoraba pero su madre lo sabía. Había sido paciente y esperado para conversar sobre eso y se sentía en paz al ver que finalmente tendría respuestas.

Al llegar a su hogar, Milo y Natassia cruzaron sus miradas, sintiéndose listos para todo lo que siguiera. Ella para escuchar la verdad de su hijo, sea cual fuere y también más que lista para apoyarlo en todo lo que fuera, y Milo para decirle hasta el mas mínimo detalle de todo lo que había acontecido hasta el momento.

Pero cuando se sentaron en el sofá a hablar del tema, el celular de Milo comenzó a sonar nuevamente y a pesar de que intento ignorarlo, quien sea que lo llamara no iba a desistir hasta que fuera atendida, entonces el rubio no tuvo más elección que apagarlo pero cuando iba a hacerlo, vio que quien lo llamaba tan insistentemente era Saori y entonces no perdió mas tiempo y le devolvió la llamada.

-¡Al fin niño! ¡¿Me estabas ignorando adrede!!?

-¿De verdad piensas que te llamo para responderte esa pregunta? ¡¿Qué sucedió!?

-¡No lo sabemos! De repente tuvo un episodio de arritmia sinusal y aunque puede ser algo normal, comenzó a tener espasmos en todo el cuerpo que aunque al principio fueron leves, luego se volvieron más violentos y tuvimos que sostenerlo entre cuatro para poder atarlo en la cama y sedarlo. Milo, tenemos miedo que..

-¡¿¡Que pasa!!?? ¡Saori habla pero ya!

-Puede tener un infarto en cualquier momento y si sigue así será imposible reanimarlo.

-¿Estas bromeando verdad?

-Quisiera pero...

-¡¡Saori ven rápido!!

La voz casi espantada de otra de las enfermeras se oyó a lo lejos y a Milo solo se le heló la sangre de tan desesperado y fuerte que se escucho aquel grito. Su ansiedad crecía a cada segundo, sumado a que la castaña no se dignaba a decirle que sucedía y lo único que escuchaba de ella, era su agitada respiración.

El miedo en el griego termino de completarse cuando la muchacha del otro lado solo le dijo "tienes que venir ahora mismo". Sin darle explicación alguna a su madre, volvió a tomar su chaqueta y se fue corriendo hacia su destino.

Apenas llegó no pudo detenerse a escuchar lo que Saori y las otras enfermeras querían decirle, solo las empujo y las ignoro terriblemente mientras seguía corriendo al ala donde Camus estaba ingresado y cuando estuvo frente a la puerta ni siquiera se detuvo a tomar aire y pensar un momento en lo que encontraría del otro lado. Solo tomo la perilla y abrió de un fuerte empujón.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio lo que le esperaba.

-¿Qué es...?

-Hola mi amor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro