Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

De la discusión a la prueba.

La mañana había estado bastante lluviosa y eso a Camus le fascinaba porque tenía una gran excusa para quedarse en la cama haciendo absolutamente nada. Aunque esta vez estaba más que justificado que no se saliera de la cama, ya que directamente no debía hacerlo por su situación, se aprovechó aún más y se la pasó durmiendo o dormitando, disfrutando el sonido de la lluvia, el leve aire frío del aire acondicionado y los murmullos berrinchudos de Milo, porque Kanon se negaba a irse y quería quedarse todo el tiempo con ellos. Aunque, hablando con sinceridad, al comienzo le hizo mucha gracia ver ese lado tan infantil de su novio, pero ya se estaba poniendo insoportable con ese tema y sabía que tenía que hablarle para cortar con esas escenitas tontas, de una vez por todas.

Al final, aunque lo disfrutó demasiado y lo más que pudo, la voz de Milo, por primera vez en todo ese tiempo, se le hizo insoportable y tuvo que sentarse estoico y detenerlo.

-¿Se puede saber qué demonios te pasa? Él solo quiere ayudarme.

-Él te dañó una vez. No puedes dejarlo estar cerca de ti si ha hecho eso en una ocasión, puede volver a hacerlo.

La voz seria que utilizó el menor para darle esa "explicación" acerca de su disgusto para con el otro joven, no hizo más que molestarle más, porque, aunque sabía que Milo estaba en toda su razón y derecho de desconfiarle, no le dañaba en nada sentarse un momento a hablar con Kanon, escucharlo, conocerlo y entenderlo, para que así se diera cuenta de que ya no era aquel muchacho soberbio y engreído que, alguna vez, quiso propasarse con él.

-No te pido que te hagas amigo suyo, solo que trates de llevarte bien, por favor. Es solo hasta que todo esto se acabe.

Milo lo miró bastante confundido y no dudó en hacer notar su pesar.

-¿Desde cuándo o, mejor dicho, porque es que llevas tan bien con él, de un día a otro?

Una expresión que Milo jamás había visto, se abrió paso de manera inmediata y furiosa, en la fas del pelirrojo y un simple, pero muy audible "fuera", es lo que se oyó de sus labios. Milo solo lo miró y entreabrió su boca para decir algo, pero no tuvo ni fuerza o voluntad para pronunciar palabra que llegase a provocar alguna pelean entre los dos y pusiera mal al mayor, por lo que solo se levantó de su asiento, tomó su abrigo y se acercó para darle un beso en la frente, acción que hizo sonreír al otro joven, pero no lo suficiente como para borrarle la molestia que sentía todavía.

-Descansa un poco, que yo regresaré con mi madre, a ver si pudo conseguir algún departamento donde podamos instalarnos, pero que también sea cómodo para cuando puedas que salir de aquí.

Un poco de su malestar desapareció al volver a ser consciente de que, por más enojado que pudiera estar por cierto tema, jamás iba a dejar de preocuparse por su bienestar y recuperación. Se notaba de lejos que ahora, las grandes y únicas preocupaciones seguían siendo aquellas que lo priorizaban a él y a nadie más. Sabía de primera mano que Milo ya no asistía a clases y que estaba todo el tiempo al pendiente de la evolución de aquel órgano donado, de cómo iba siendo aceptado o rechazado por el cuerpo y no se involucraba más que con otro tema o situación que no fuera lo que a él le pasaba. Se sentía muy mal por tratarlo de tal manera solo porque no podía aceptar que tuviera ayuda externa a su círculo familiar, entendía que ese alguien era una persona con un pasado bastante turbio y oscuro, pero él se había dado el tiempo para conocerlo nuevamente y se quedó sorprendido para bien con la nueva imagen que el gemelo menor demostraba, y por esa razón era que él confiaba y si podía hacerlo en una situación tan frágil y delicada, Milo que iba mil veces mejor que él, podía también hacerlo sin problema alguna. Tonto de su parte pensar así, porque Milo no iba a dejar que Kanon permaneciera cerca de ellos, pero por nada del mundo, y eso le daba a entender que iba a tener que portarse, no grosero, pero si firme y un poco frío o indiferente con lo que el rubio dijera o pidiera. No deseaba pelear con el griego, pero no se ponía en papel de terco, él iba a tener que ponerse mil veces más terco de lo que el otro se mostrara.

Pero su mente se detuvo un segundo y volvió en los pasos de las palabras que se le habían dicho con anterioridad y se percató de que Milo dijo que estaban buscando un lugar donde vivir, y fue que recordó que él si tenía una solución a ese tema. Si no podía darle el gusto alejando a Kanon, podía darle felicidad o alivio de otra manera.

-Milo, si nada ha cambiado, cosa que creo muy posible, puedo darte la llave de mi casa.

-¿Tu casa?- Eso lo extrañó bastante, pero su mirar fue el transformado ahora, cuando se dio cuenta a lo que se refería. -¿No hablaras en serio?

-En mi mente, tu respuesta era una muy diferente.- Allí estaba de nuevo, la frustración por no poder tener de Milo, lo que estaba deseando. -Pensé que la idea te sería de agrado.

-En realidad, lo es.- Comenzó a comentarle luego de dilucidar un poco de decepción en los ojos contrarios. -Pero me inquieta que pienses tan tranquilo que Saga ya no estará allí. Digo, ustedes vivieron allí casi diez años y luego él siguió viviendo con Aioros como si nada hubiera pasado contigo. ¿Estás seguro de que quieres volver allí?

-Bueno, no es como que yo regresaría en este mismo momento, pero creo que, a ti, tu madre, la mía y nuestros hermanos, pueden disponer de ella inmediatamente y no tener que preocuparse por conseguir algún sitio de emergencia, debido a todo lo que pasó.

El rubio se quedó un momento en silencio, pensando en lo que le habían acabado de decir y en todo ese tiempo no quitó sus ojos de los de Camus, que lo observaba con expectación, que, aunque al comienzo no la comprendió, acabó por hacerlo al darse cuenta de que la insistencia silenciosa del galo, era porque quería, necesitaba sentirse útil en algo y esa era la única manera que sentía, tenía que, de ayudar. No podía decirle que no, pero tampoco diría que si con tanta facilidad.

-Tengo una condición.

-Sabes que no puedo salir de aquí, así que, haz que tu condición sea dentro de mis limitaciones.

-Creo que podrás hacerlo.

-A ver, dime que soy todo oídos.

-El tipo ese deberá venir con nosotros.

Camus quedó totalmente sorprendido al escuchar aquello. Sabía que de Aioros no hablaba, porque el pobre muchacho había quedado tan decepcionado y dolido al descubrir lo que era su pareja realmente, que se dió una pequeña visita por el hospital y le comentó que haría un corto retiro, por un par de semanas, a Rodas, para tratar de volver a centrar sus sentimientos y razones, para sacar definitivamente de su corazón y mente al gemelo mayor y enfrentarse a una nueva realidad y futuro solo, no como lo había imaginado tiempo atrás, así que solo podía referirse a aquel que alguna vez, fue su cuñado.

-¿Por qué quieres que Kanon vaya con ustedes?

-Solo porque no pienso dejarlo más tiempo aquí, contigo a solas. Se que se ha quedado a dormir aquí, contigo y no quiero que eso siga sucediendo.

Camus sonrió de medio lado al ser consciente en el tono en que el menor decía aquello y por fin, pudo divisar la gran razón por la que, posiblemente, estaría enojado.

-Estas celoso.

-¿Qué? ¡Por supuesto que no! ¿Qué clase de pregunta es esa?

-No es una pregunta.- Comentó casi carcajeando del color que se había subido a las mejillas del menor, cosa que le daba a entender que estaba en lo cierto. -Solo estoy diciendo lo que se me parece. ¿Por qué estas celoso de Kanon? Si no me gustó antes, menos me guastaría ahora. Además, estoy contigo que eres y siempre serás todo lo que quiero y necesite para ser feliz.

Ahora el bochorno se le hizo más evidente, pero vino acompañado de una enorme sonrisa que le prosiguió un beso, pedido por el silencio de ambas partes y disfrutado más que cualquier otro dado antes.

-Estoy un poquito celoso, lo admito, pero solo es porque él te vio despertar y te ha ayudado en todo lo que has necesitado estos últimos tiempos, mientras yo estuve lejos de ti y no he podido darte nada.

Camus solo pudo tomarle del rostro y darle una de esas miradas que solo el griego tenía el privilegio de recibir, con esos ojitos grandes y brillantes, con esa sonrisa enorme y sincera, Camus lo miraba con amor y Milo no podía estar más agradecido con la vida por eso.

-Me hubiera gustado más ver tu cara, al momento de abrir los ojos, luego de la operación, pero... Al menos agradezco de que estés bien, que nada malo le haya pasado a nadie y que, hasta ahora, nadie haya resultado muy lastimado. Me pesa que la única víctima real que haya en este instante sea mi hermana, pero creo que eso es algo con lo que debo vivir y cargar, después de todo... Ella está aquí dentro.

Con toda la suavidad posible, Milo lo abrazó, pero Camus intensificó el abrazo, apretando más contra si a su amado niño, mientras le susurraba que no se sintiera mal por nada, que aún tenían toda una vida por delante y que iban a tener muchísimo tiempo para vivir mil cosas mejores que aquellas de las que atravesaban en ese mismo instante.

-No sientas rechazo, aversión, odio ni nada de eso por Kanon. Él tiene detrás suyo, bastantes cosas malas, con las que cargará toda su vida, pero créeme cuando te digo que está realmente cambiado. Lo conozco desde hace años y puedo dar fe de eso, lo noto cambiado en su forma de ser, de hablar, de comportarse. Si yo le pude dar una oportunidad, creo que tú también puedes hacerlo.

-Pero me cuesta...

-Intenta, Milo. No es difícil y no pierdes nada, además...

-¿Además, que?

El silencio que le dio, le preocupó de manera inevitable, pero no porque desconfiaba, sino porque ya estaba incorporado en su ser preocuparse por cada cosa que Camus decía, hacía o le pasaba.

-¿No sabes? Él salvó a nuestros hermanos de Saga.

-¡¿Qué?!

-¿De verdad que no sabías? Por eso él está aquí. Saga lo llamó para pedirle que lo ayude a desaparecer a los niños, pero Kanon los tomó y los llevó al hospital donde tú los recogiste y luego vino directamente hasta aquí, conmigo.- El menor quedó mirando durante unos largos segundos a la nada, procesando lentamente todo lo que se le había acabado de contar y Camus, ante esa imagen que se le mostraba en extremo confundida, pero calmada y pensante, se dio a la idea de que tal vez, podría empezar a dejar atrás unos temores y así concentrarse en cosas más importantes y de mayor gravedad. -Milo, ¿Te encuentras bien?

El rubio no podía pronunciarle palabra alguna a modo de respuesta, quería hacerlo, pero sus palabras se le atoraban y morían en su garganta. Era como si su físico estuviera en esa habitación, pero su cabeza y mente estaban en un mundo muy diferente, muy lejos de allí. Aunque cuando pudo separar sus labios y murmurar palabras sin sentido, los gritos en el pasillo se hicieron presentes y el menor salió corriendo con susto, creyendo que algo había pasado con su madre, su hermano o alguien más aún cercano, pero se llevó la gran sorpresa de encontrar a aquel hombre de quien la conversación con su pareja se había basado, hecho un manojo de nervios y un mar de lágrimas, vociferando y tratando de huir corriendo de aquel sitio, pero las enfermeras trataban de retenerlo para que no se fuera de allí así, en ese estado, y lograron, finalmente, aplicarle una inyección, de calmante muy probablemente, en el brazo, cuando Kardia y Degel se abrazaron a él y le pedían casi a los gritos que se calmara y no se fuera a ningún lado, que así como él los había cuidado a ellos, ahora serían ellos quien lo cuidarían a él. El verlo caer de rodillas, totalmente abatido, abrazando a los dos pequeños, hizo nacer una enorme llama de contradicciones en su interior y algo le decía que debía dejar que las palabras de Camus se hicieran realidad para él, así que se dio el permiso de averiguar por sus propios medios si Kanon estaba tan cambiado como el pelirrojo decía que estaba.

Tan metido en sus pensamientos estaba que no notó cuando el gemelo menor se tiró sobre él y aun llorando, lo abrazaba con fuerza y le murmuraba un constante pedido de ayuda al oído.

-Saga secuestró a mi novio... Ayúdame, por favor... Ayúdame a rescatarlo, que, si lo pierdo, no me lo perdonaré nunca. Por favor, ayúdame.

El llanto en extremo desgarrador de ese rubio, le partió parte de su propia alma, porque por un instante se vio reflejado a él mismo, cuando Camus estaba a punto de morir y él recurría a todos los sitios posibles pidiendo por ayuda.

Algo en su mente se volteó completamente en cuestión de segundos y cuando menos lo notó, estaba regresándole el abrazo, reconfortándolo y dándole palmadas leves en la espalda, escuchando como poco a poco, el llanto iba mermando, aunque permanecían pequeños sollozos y murmuros de "por favor".

Aunque aún quería pruebas, no iba a negar que tenía una poderosa frente a sus ojos.

-Te ayudaré, no te preocupes.- Fue lo único que pudo salir de sus labios antes de recibir un abrazo todavía más fuerte y un casi inaudible "gracias" de la otra parte.

Pero los problemas estaban bien lejos de acabar, porque a lo lejos, lo único que se podía oír, era la voz furiosa de Krest, pero trató de no pensar en eso. Milo prefería enfocarse en una cosa a la vez y creía que Saga era más importante que su insoportable suegro y sus problemas sentimentales sin resolver.  

*

*

*

Quiero aclarar que esto se daría mientras, del otro lado, Sorrento habla con Saga y después le dice a Kanon que irá a Grecia a "encontrarse con él" y todo lo que pasó en el capitulo anterior.

Ahora, lo que sigue será lo que todos están esperando... ¡Krest y Zaphiri haciendo cosas chanchas sobre el escritorio del bicho negro! Okno 😂 pero por ahí andará.

¡Besos! ¡Les quiero!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro