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Comienza una nueva guerra.

Krest llegó a aquel hospital tan pronto pudo y vio que, en la puerta del edificio, lo esperaba Milo. No le dijo nada, solo lo miró como si fuera poca cosa y pasó a su lado, el menor no dijo nada, solo puso mala cara y lo siguió.

-Ustedes me llamaron. Soy Krest Koltso y me dijeron que tienen a mi hijo aquí.- La muchacha que atendía en la recepción lo miró con mucha extrañeza y eso no pasó desapercibido para el hombre. -¿Qué? ¿Por qué me miras así?

-Siento decirle esto, señor, pero con quien nosotros nos comunicamos es con Milo Scorpio, no con ustedes.

-¿Es una broma, verdad? ¡¿Tú tienes idea de quién soy yo?!

-No...- Dejó salir con algo de susto.

-Krest...- Justo cuando iba a volver a gritarle a la muchacha, la voz de Milo se oyó y el mayor se volteó con desgano a mirarlo. -Ya, deja eso. Serás un buen médico en tu país, pero eso no quiere decir que todos los que aspiramos a la rama médica, debemos de conocer tu nombre y tus logros. Ya deja a la pobre chica en paz, ella no te hizo nada, no tienes derecho alguno a gritarle.

Más mala cara se plantó en su ser y simplemente se decidió a ignorarlo. Milo dio por perdida la pelea a su idea de ganarse a su suegro y, sinceramente, le gustaba más la idea de no tener contacto con él.

-¿Tú eres Milo?- La voz de la pequeña castaña asustada se volvió a oír, pero esta vez, con más seguridad, ya que el rubio había dado un paso al frente y le sonrió con suavidad. -Tu hermano está en la guardia de pediatría. Es por aquella puerta.

-Gracias. Y disculpa por todo este momento incómodo.

-No es problema.

Ambos se dieron una leve sonrisa y Milo comenzó a caminar hacía donde se le había indicado, pero antes de ingresar, Krest le detuvo la mano, tomándolo de la muñeca, y, por primera vez desde que se conocieron, se miraron frente a frente, directo a los ojos.

-Me llevaré a mis hijos de aquí, apenas si pueda sacar a Camus del hospital.

-No puede hacer eso.

-Puedo y lo haré. Nada ni nadie me va a detener de hacer lo que creo mejor para mi familia.

-¿Echar a un pobre niño de diecisiete años a la calle, solo, confundido y devastado, fue lo mejor para su familia?

Krest apretó la mandíbula ante ese comentario y tuvo muchas ganas de golpear a ese chiquillo insolente, que no era más ni menos que como sus ojos lo veían. ¿Quién se creía que era para hablar así de cosas tan personales y, sobre todo, pasadas, en su vida y la vida de su familia?

-No tiene ni la menor idea de lo que estás diciendo. Camus ha estado confundido, solo eso, pero yo no dejaré que vuelva a estarlo.

-No juegues al buen padre, justo ahora. Nadie que sepa lo que hiciste, va a creer tu pantomima.

-Al menos mis hijos tienen un padre que les mostrará el camino correcto en sus vidas y les enseñará a no desperdiciarlas.- Eso lo dijo con la clara intención de dañar al griego, pero el joven solo lo miró con mucha pena ajena.

-¿Y sabes que tengo yo? Una madre que vale por mil, que apoya, confía, protege y, sobre todo, ama a sus hijos y no hay cosa en este mundo que no haga por ellos. No me harás sentir mal sobre el hecho de que mi padre está muerto y tampoco quiero que sientas pena por mí, porque eso ya pasó hace tantos años, que lamentarse no vale la pena... En cambio, yo si siento mucha, muchísima pena por ti, porque estás tan muerto y olvidado, aunque estés vivo, que no importa que tan buen papel de padre quieras cumplir ahora, nada va a cambiar el hecho de que fuiste un completo monstruo que tiró a la calle a su hijo, solo porque decidió vivir la libre vida, que tu tanto te esforzaste por ocultar.

El rostro le quedó volteado por una cachetada que el mayor le dio, pero lejos de sentirse adolorido, consternado u ofendido, Milo simplemente se rió mientras comenzaba a reír con mucha ironía.

-¿Ves? Te esfuerzas en dar una imagen de buen padre, de buena persona, pero no tienes reparo en abofetear a un niño de la edad de tu hijo, que apenas conoces y ni voluntad tienes de profundizar una relación. Eres un monstruo, Krest y nada va a cambiar eso.

Mucha fuerza fue la que utilizó para hacer que el francés lo suelte, aunque no era necesaria tal reacción, pero quería dejar claro que, a pesar de que no le había afectado en nada, todo lo que le había dicho, no estaba dispuesto a tolerar el hecho de que siga pretendiendo mandar sobre la vida de Camus, por mucho que él le haya "salvado la vida", cosa que ni era cierta, ya que quien le salvó la vida a Camus, había sido Serafina, mientras que Krest tomó el mando de la cirugía, pero eso lo hubiera podido hacer cualquier otra persona, así que, sentía que eso no se valía para tomar semejantes palabras en su boca.

No demoró más y abrió la puerta del pequeño cuarto y sintió su corazón volver a latir cuando vio a su hermanito despierto y bastante lucido, aunque se le notaba todavía asustado, por lo sucedido.

-¡Milo!- Se le tiró encima apenas si lo vio, pero no lloró ni nada parecido, solo se aferró a los brazos y el pecho de su hermano, mientras balbuceaba cosas poco entendibles, pero el rubio mayor no le pediría que fuera claro, solo lo dejaría ser.

-¿Estás bien?- Fue lo único que le dijo apenas si lo sintió alejarse un poco.

-Ay, Milo, tuve mucho miedo.- Dijo mientras se refregaba los ojitos con el borde de sus dedos índices. -Pensé que algo malo iba a pasarnos.

-Ya, enano, no pasa nada. Estás bien, eso es lo que importa. No te pasó nada grave y estoy muy calmado por eso. Mamá también lo estará.

-¿Por qué no vino?

-Tenía que arreglar algunas cosas con la policía y con el seguro, por la casa.- Le mintió porque no quería decirle que estaba con una crisis nerviosa, debido a lo sucedido, así que sentía que no era del todo algo malo, por más mentira que fuera. -Pero luego vendrá, no te preocupes.

Kardia sonrió, está vez en su manera tan característica, y esta vez se giró a ver a Degel, que lo miraba con una mueca bastante derrotada, triste, ya que su padre también se encontraba allí, pero ni se había acercado a preguntarle cómo se sentía. Apenas si dejó de mirarlo, Kardia volvió sus ojos a su hermano y este, en ese completo silencio, el mayor se puso de pie y se sentó en la camilla, al lado del pequeño galo, que dejó de lado su tristeza y una sonrisa se plantó en su rostro cuando sintió que el heleno lo abrazaba con fuerza.

-¿Tú te sientes bien?

-Si, también ya me siento mejor. Creo que estaba más preocupado por Kardia, ya que él se golpeó en la cabeza y tenía miedo de que le pasara algo malo.

-No te preocupes, tal vez ese golpe lo haga más inteligente en un futuro, ¿No lo crees?

-¡Oye, no seas malo o le diré a mamá!

Ambos hermanos se rieron por eso y la sonrisa contagió al menor de los Koltso, que se apretó más a Milo, olvidándose completamente del hecho de que su padre no le había prestado ni la más mínima atención. Las estupideces, pero también el amor cálido y desinteresado de Milo, le habían sido más que suficientes para sentirse mejor y querido. Ese niño hubiera dado lo que fuera por no dejar de sentir esas sensaciones y, apenas si pudiera, le pediría a su mamá, si podían quedarse allí, con su hermano y aquella familia griega que los habían recibido tan bien y tanto apoyo y amor les estaban dando.

Krest se dio cuenta de eso, a pesar de que no oía palabra de los labios de su hijo, pero estaba más que claro cuáles eran sus pensamientos, esa sonrisa enorme y esos ojitos brillantes por las lágrimas de risa que las estupideces que los hermanos se decían, y la felicidad que le provocó ese regalo de chocolate que Milo les había llevado a los pequeños, para levantarles el ánimo, le demostraba que Degel estaba siendo mucho más feliz que cuando solo se encontraba con él o con su madre, o tal vez cuando salía con ambos, y por esa situación se sintió todavía más molesto. La molestia por la existencia y presencia de aquel joven en sus vidas se estaba volviendo más y más inaguantable en su interior y ya estaba seguro de que no aguantaría mucho más, antes de explotar e iniciar un huracán de veneno y peleas contra esa familia.

Definitivamente, debía hacer desaparecer a los Scorpio de su entorno y debía de hacerlo lo más pronto posible.

*

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Me disculpo porque sea tan cortito, pero lo hice así como para tomar impulso y ser constante con esta historia. No quiero volver a dejarla abandonada por semanas (o meses 😅)

Prometo que el próximo si será largo y bastante drama habrá también. 

Ese cubito enano no dará tregua, pero no tiene ni la menor idea de a que clase de bicho se enfrenta xD

¡Besos!¡Las quiero! 

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