Rigoberto

Los segundos después de la pregunta parecieron eternos, ella por ningún motivo quería hablar luego es esta.

— Te lo vuelvo a preguntar Amafil, dime qué son esas marcas que tienes en las muñecas — Repite — si piensas que te voy a juzgar o algo por estilo, te aseguro que no va a pasar nada de eso. Solo quiero que me tengas confianza — dijo bastante tranquilo mientras le daba su tiempo para contestar.

— Yo lo que menos quiero es hablar de eso. — decidió hablar — Lo mejor será que dejemos esto hasta aquí — suprimió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

— Si tú no quieres hablar yo te sabré comprender, — intentó tranquilizarla — pero esto no se va a quedar así.

Se lo dijo mientras se acercaba a ella y la volvía a besar, un beso mucho más calmado, eso era lo que ella más necesita en este instante.

— Vayamos a un hotel para descansar, no sería nada bueno que tú llegarás así a tu casa ni mucho menos yo.

Solo asintió ya que no quería hablar, eso él lo tomó como un sí y comenzó a conducir hasta el hotel más cercano al sitio en el que estaban.

Al llegar a la habitación él pensaba dormir junto con ella pero esta tenía otros planes.

— Hazme olvidar solo por esta noche todo mi pasado, — le decía mientras se acercaba a él — es lo que necesito, — lo comenzó a besar en el cuello — muéstrame otra manera de querer — el beso pasó a su boca y él sin poder aguantar más le corresponde.

— Lo haré, que no te quede la menor duda de que al menos por esta simple noche, te mostraré las cosas de otra manera — la agarró y mientras se acercaban a la cama.

Él la acostó en la cama con toda la gentileza del mundo <<Es lo menos que se merece>> la volvió a besar, de su boca pasó al cuello con la mayor tranquilidad posible mientras una de su mano comenzaba a recorrer todo su cuerpo haciendo pausas de vez en cuando mientras que ella gemía y jadeaba de vez en cuando.

Pasaron varios minutos en los que él le continuaba besando el cuerpo tratando de dejar sus huellas en su piel, tal vez era el alcohol, pero ninguno paró a pensar las consecuencias de esto... él trataba de mirar lo menos posible las marcas que tenía en las muñecas. De un momento a otro la ropa entre ellos comenzó a desaparecer tanto la de él como la de ella.

Cuando la ropa ya no le estorbaba él vió todas las marcas que ella tenía en la piel y se detuvo un instante.

¿Qué tanto daño te han hecho para que hoy estés así de apagada? — dijo suavemente para que ella no escuchará, pero aun así lo hizo.

— Más del que puedas llegar a imaginarte — dijo en el mismo tono que él había utilizado anteriormente — pero solo quiero volver a sentirme como antes de que él apagará mi luz.

Lo último que se dijo esa noche fueron esas palabras ya él volvió a besarle el cuerpo poco a poco tratando de borrar las marcas con sus besos, estuvo así durante minutos en los cuales tocaba y besaba todo a su alcance. Ella solo gemía cuando él llegó hasta su ropa interior, la única prenda que le quedaba.

Decidió bajarla con cuidado, siempre con los ojos fijos en su rostro, no quería perderse ninguna expresión de este.

Cuando la tocó estaba totalmente húmeda, aunque era bastante entendible teniendo en cuenta el tiempo que llevaban con los besos y toqueteo. Decide meterle primero dos dedos para terminar de dilatar la, al principio ella sintió algo de molestia pero después comenzó a jadear y pedir por más.

Estuvo con dos dedos haciendo tijeras en su interior hasta que ella se acostumbró, después se los saco cuando supo que estaba ya lista para el entrar en ella.

Se bajó su bóxer y entró en ella suavemente, al principio ella sintió una leve molestia pero cuando él comenzó a darle embestidas en un principio suave para ambos acostumbrarse que después se convirtieron en fuertes estocadas mientras salía y entraba en ella, la molestia desapareció.

Entre toques y besos cargados de deseo pasó un largo rato hasta que ella empezó a estremecerse avisando que estaba por llegar a su punto máximo arrastrándolo a él también.

Cuando termina de correrse sale de su interior para luego acostarla en su pecho para que puedan dormir y terminar de pasar los efectos del licor.

Pero antes de poder quedarse dormidos el vuelve a hablar:

— Dime quien te maltrata en estos momentos para que estés así Amafil — hablo ya apunto de quedarse dormido, pensó que no iba a responder cuando justo antes de dormirse...

— Siempre ha sido él quien me ha maltratado — dijo casi dormida — pero lo que yo misma no logro entender es porque a pesar de todo sigo permitiendo que esto me pase.

***

Amafil

<<¡Dios mío! Me duele la cabeza horrible ¿Qué hice anoche? No recuerdo nada más después de estar en el restaurante>>

Ella se termina de despertar para ver que está desnuda al igual que el chico a su lado, al que se encuentra bien abrazada.

Estaba a punto de pararse cuando él la detuvo.

— Suéltame ¿Qué crees que haces? — <<Esto está mal, muy mal>> — más bien dime ¿Cómo llegué hasta aquí? ¡¿Qué me has hecho?! — preguntó con bastante nerviosismo.

— No grites tan fuerte que me duele la cabeza, no eres la única — cerró los ojos masajeó sus sienes — lo último que recuerdo es que me besaste en el carro después — la miró — de ahí no tengo idea de cómo llegamos hasta aquí y menos como terminamos en este estado.

— Todo esto es tu culpa, por obligarme a ir a esa dichosa cena terminamos así — decía mientras se paraba de la cama y se metía en el baño — Yo me tengo que ir de aquí lo más pronto posible.

— No tienes porque estar tan alterada Amafil, — se lo decía al otro lado de la puerta del baño en el que ella se había encerrado — no podemos cambiar lo que pasó anoche pero no tienes porqué estar llorando.

— Es que tú no entiendes la magnitud de las consecuencias de haberme acostado contigo anoche — decía con la voz llorosa al otro lado de la puerta — ¿Porqué simplemente no desapareces de mi vida y olvidamos esto?

— Y porque no mejor sales de ahí y hablamos como las personas civilizadas y maduras que somos.

Ella lo duda por un momento pero sale, antes de que él pueda decir algo ella lo vuelve a besar y él le corresponde.