"A veces y solo a veces, necesitamos una pausa para poder contarle nuestras penas y dolores a las personas. Estás nos pueden ayudar... Pero también nos pueden destruir mientras lo hacen."

***

Amafil

Cuando hablé con ella sentí como si se me hubiese quitado un peso de encima, pero aún no termino de entender cómo es que acepté una cena con desconocido, yo creo que ha sido un error, por un momento llegué a sentir paz... Ni yo misma entiendo por que estoy así.

Pasé prácticamente todo el día sirviendo las mesas y tratando que nadie se fijara en mis marcas y rogando que Octavio volviera a aparecer por aquí, pero también con el transcurrir de las horas sentí el peso de lo que tenía que cumplir esta noche.

Cuando cayó la noche pensé que no iba a llegar, pero que equivocada estaba, apenas termine de arreglarme para irme para mi casa él ya estaba ahí.

- Espero no haber llegado muy tarde para nuestra cena. - dijo con un poco de nervios mientras la veía caminando hacia el.

- No, claro que no has llegado para nada de tarde - responde un poco nerviosa - acabo de cerrar el restaurante, pensé que no ibas a venir - corresponde el beso en la mejilla que él le da.

- ¿Y perderme el salir una noche con una mujer tan hermosa como tú? Ni que estuviera loco - lo dijo tratando de hacerla entrar en confianza al notar su nerviosismo mientras caminaban a la salida.

- Si tú lo dices... Quien sabe con cuántas mujeres utilizarás este mismo repertorio, pero bueno, dime a donde me vas a llevar - dijo mientras subía al coche de él para ir hacia su destino.

- Va a ser un lugar muy especial, al menos para mí - completó - no sé si para ti también lo pueda llegar a ser, y no te creas, tú eras la primera mujer a la cual le digo estas cosas y también la primera que la invito a cenar.

Ella solo frunció un poco la mirada mientras se quedaba viendo el paisaje a través de la ventana del carro.

- Dime ¿Has vivido aquí toda tu vida o tienes poco tiempo viviendo aquí? - preguntó queriendo sacar conversación ya que desde que se montaron en el coche había estado como perdida en sus pensamientos.

- No del todo, antes viví en California - con algo de nostalgia - hasta que tuve a mi hija y me mudé para acá, de eso ya ha pasado casi 17 años - no sabía porque contó eso de su vida, en primer lugar ¿Qué hace en el coche de un extraño yendo a quien sabe donde?

- ¿Acaso eres madre soltera?

- No realmente - no le pudo terminar de hablar porque ya habían llegado al sitio y antes de que se diera cuenta ya estaban en en una mesa del restaurante a la espera de su cena.

- Bueno, ¿Y tú? ¿Has vivido toda tu vida aquí? Yo creo que no - trató de seguir la conversación - como tú me has hecho preguntas a mi creo que también puedo hacerte las ¿O no?

- Pues la verdad viví un tiempo aquí hasta hace dos años que me tuve que ir por un tiempo, pero al fin estoy de regreso - respondió sin problema - ¿Que te gusta hacer a ti? - ella por parecía estar por responder cuando...

- Aquí está su comida - dijo el mesero entrando en escena - y el vino que pidieron ¿Desean algo más? - Ambos negaron - pues me retiro, espero lo disfruten -se despidió antes de retirarse dejándolos a solas.

- Antes de que el mesero llegara te había hecho una pregunta - decidió recordar le al ver no tenía planes de responder - ¿Qué te gusta hacer? ¿O a qué te dedicas a parte de ese negocio?

¿Ahora también va a venir a contarle sus cosas? Ya era suficiente salir a cenar con él << Si Octavio se entera me meterá en más problemas>> ¿Debería responder con la verdad o inventar algo? Por otro lado, se siente tan cómoda hablando con él...

- Me gusta mucho cantar - respondió luego de debatirlo consigo misma - pero hace tanto tiempo que dejé de hacerlo... Son tantas cosas las que me han llegado a pasar a lo largo de mi vida... - se detuvo al notar que estaba hablando de más - Pero bueno, los pronto son cosas que no quiero contar y mucho menos con un extraño.

- Todos saben que si cuentas tus problemas estos se vuelven más livianos - dijo después de unos segundos - pero lo que pocos saben es que los extraños son los mejores para esto, un extraño no te va a juzgar - la mira a los ojos - y si lo hace ¿Qué te importa? Al fin y al cabo es un extraño, no es como si sus opinión te valla a afectar - termina - Si algún día necesitas un extraño para desahogarte, aquí voy a estar para ti.

- Realmente no lo sé - dijo algo dudosa - además, tú me has invitado a esta cena y yo ni siquiera sé tú nombre - cambió el tema - y mucho menos tu el mío.

- Pues esto se puede arreglar muy fácil - le regaló su mejor sonrisa - mucho gusto, mi nombre es Rigoberto ¿El tuyo es...? - pregunto acercando la mano.

- Me llamo Amafil, es un gusto Rigoberto. - también sonríe y acerca su mano para estrecharla, luego empezar a comer mientras van intercalando con el vino y hablan de cosas sin mucha relevancia.

Cuando terminan de comer comienzan a tomar más vino y sin darse cuenta ya estaban medio borrachos, ambos se subieron a un escenario a cantar ya que el mismo restaurante tenía sitio para esto.

- El día que llegué a verte sentí como que mi mundo se paralizó, y supe que tú ibas a ser la indicada para mí - cantaba al lado de ella.

- Tú me enseñaste lo que es en verdad amar y que todo se puede ver de distinto modo, la vida misma... - lo acompañó mientras se movía al compás de la música con él.

Termina la canción y él se acerca a ella y la dando así por finalizada su presentación mientras que el público los aplaudía. Ambos bajaban y ella misma no sabía porque se le salían las lágrimas.

- Hey ¿Qué tienes? ¿Qué pasó para que estés llorando así de la nada? ¿Acaso no lo has disfrutado? - se le escuchaba preocupado.

- No me pasa absolutamente nada - Respondió segura, o eso pensaba ella en medio de su borrachera - y si así fuera no eres más que un desconocido que no tenía que besarme en el escenario - lo acusó saliendo del sitio.

- Pero fácilmente como yo hice eso tú pudiste haberte detenido o negado a mi beso - se defendió - pero no has hecho nada de eso ¿Acaso te terminó por gustar el beso? - lo dijo mientras abría la puerta del carro para ella.

- Eres un ridículo y un imbécil bueno para nada. - volvió a atacar al notar que sus mejillas con un leve sonrojo, ¿Por que estaba a la defensiva? Seguro es por el alcohol en su sistema - Y no me ha gustado para nada ese beso - lo miró y sonrió - pero que a la vez quisiera volver a repetir.

- ¿Estás hablando en serio Amafil? - preguntó un poco consternado sin entender sus cambios de humor, en un momento lo estaba insultando por besar la y luego le estaba pidiendo que lo haga de nuevo, aunque se puede deber a su estado de ebriedad.

- Creo que nunca en mi vida había hablado tan enserio ¿Qué esperas para volver a besarme? - decía mientras entraba al carro junto con él - ¿O acaso no lo quieres?

- Claro que sí. - y la volvió a besar.

Ella estaba sentaba de medio lado en el carro con sus piernas hacia afuera con el ente ellas. Lo que se veía como un simple beso se puso más lujuriosa cuando él comenzó a besarle el cuello mientras que una de sus manos le empezó a tocar el cuerpo sabiendo que tenía límites que no podía pasar.

<<Ambos estamos pasados de tragos, es mejor evitar confusiones mañana>>.

Lo único que salía de ella eran gemidos y jadeos de placer que para él eran lo más hermoso que había escuchado antes...

- ¿Por qué te has detenido tan abruptamente? - preguntó bastante agitada y excitada por todo el toque que su cuerpo había sentido.

- ¿De qué son esas marcas que tienes en tus muñecas Amafil?