Capítulo 27
Mi cabeza está flotando en una nube, en serio siento que voy a evaporarme. Natalie sabe a chicle de cereza —como siempre— y huele demasiado bien. Mi corazón late de prisa, estoy eufórico, la abrazo con firmeza rodeando su cintura, con la otra mano agarro su nuca y la echo hacia atrás.
Suelta una exclamación de sorpresa cuando meto mi lengua, creo que va a empujarme y a darme una bofetada, sin embargo, se relaja en mis brazos y me deja presionarla más contra la puerta.
Siento cómo la adrenalina corre por mi cuerpo y calienta mi pecho, empiezo a sentir ese placentero dolor contra mis pantalones de mezclilla.
Sus manos en mi pecho se hacen puños, entretanto intenta regresarme el beso que acelera el ritmo y se hace más profundo. Nunca la he besado así, y casi temo estropear las cosas, pero sus palabras llegaron a lo más escondido de mi ser, eso y sus hermosas piernas largas, pálidas y perfectas.
La suelto para que respire, ella aprovecha para girar la cabeza y respirar, temblorosa. La observo fijamente, me gustaría saber en qué está pensando. ¿Le agrada que la bese? ¿Preferiría golpearme las bolas? No sé.
Hundo mi nariz en su cuello largo, sin todo el cabello alrededor se ve más alcanzable y, por lo tanto, besable. Nat se estremece.
—Deja de hacer eso porque no puedo pensar —susurra a lo que sonrío.
—De eso se trata, preciosa, de que no pienses —digo frente a la base de su oreja antes de besar la zona.
—Por eso las chicas quedan embarazadas, por sujetos como tú a os que no les importa si estamos conscientes, y les agrada la idea de dejarnos sin pensamientos coherentes con sus besos calientes.
Me echo hacia atrás porque suena muy seria, una diminuta arruga se forma en su ceño, está aquí, pero parece distante.
—¿Me estás acusando de querer embarazarte? —pregunto, medio divertido. Sus ojos conectan con los míos, alcanzo a ver cómo la vergüenza se apropia de ella antes de que un sonrojo ilumine sus mejillas.
—L-lo s-siento, no q-quise... —Está avergonzada por haber dicho eso, entonces sé que estaba pensando en otra cosa mientras la besaba. Demonios, debo hacerlo mejor.
Me hago un poco hacia atrás ya que al parecer hay algo que la está molestando. Tomo su mano y entrecruzo nuestros dedos para luego caminar hacia el sillón de la sala. Es un lingo lugar, espacioso. Hay una fotografía de Nat y sus hermanos cuando eran chicos en un estante donde hay libros y una vela. Me encantaría caminar hasta ahí e inspeccionar la foto, pero no lo hago.
Me dejo caer en el asiento y veo que va a sentarse a mi lado, así que soy más rápido y le doy un jalón para que caiga en mi regazo.
—¿Qué demonios, Shawn? —pregunta, confundida, y hace el amago de levantarse, por lo que la agarro con fuerza por las caderas, la abrazo y recargo mi mentón en la curvatura de su hombro—. S-shawn, basta, si mi papá entra me va a regañar.
—Si tu papá entra va a meter la llave en la cerradura y podré poner distancia, así que busca un mejor pretexto.
Sus labios se fruncen en una mueca que me parece adorable y divertida, cruza los brazos y resopla como si estuviera en medio de un berrinche.
—Dime qué es lo que sucede. —Sus facciones se vuelven serias otra vez.
—Prométeme que no dirás nada, ni siquiera a Harol, nadie puede saberlo, Shawn. —¿Qué demonios está ocurriendo y por qué parece un secreto de vida o muerte?
—Te lo prometo, preciosa, esto no saldrá de aquí —le digo porque es cierto, jamás traicionaría su confianza. Suspira con pesadez y agarra un botón de mi camisa para jugar con el.
—Al parecer Jasmine está embarazada. —Mis párpados se abren con asombro, automáticamente mi mente piensa en mi mejor amigo, sé que esta noticia lo va a devastar, él nunca pierde las esperanzas con esa chica, está muy colado por ella, desde que llegamos a la escuela hace casi tres años y la vio tocando una guitarra—. Estuve con ella toda la tarde porque se hizo una de esas pruebas que venden en las farmacias, salió positivo y le llamó a Greg para contarle.
—¿Supongo que él se quedó con ella? —pregunto, y me sorprendo todavía más cuando sacude su cabeza, negando.
—Él llegó todo amable y generoso diciendo que estaría a su lado siempre, pero en cuanto Jas le dijo lo que ocurría, se puso a despotricar y a decir que no entendía por qué se había embarazado si se habían cuidado. —Su mandíbula se aprieta y sus ojos se revuelven con enojo, incluso yo me siento indignado—. Dijo que no estaba listo para tener un bebé porque lo más importante para él en este momento es entrar a las grandes ligas del fútbol.
Eso es horrible, pero ¿qué cojones le pasa a Greg? ¿Dejar a su novia cuando más lo necesita? ¿Cuándo hay una vida que depende de ellos dos?
—¡¡Ese imbécil de mierda me va a escuchar!! ¡¡Voy a ir por Harold ahora mismo para que le parta la cara mientras yo lo sostengo!! —Voy a poner a Nat en el sillón para ponerme de pie, pero se mueve para detenerme.
—¡No! —exclama, parándome en seco. ¿Cómo que no? Ese sujeto necesita que le reacomoden el cerebro, no sé qué haría si estuviera en su lugar, pero sin duda no abandonaría a la chica que se supone que amo después de introducirle mi esperma, Jas no se quedó embarazada sola—. Te dije que no podías decirle a nadie. Sé que es horrible, yo misma quería ir a golpearle la cara, pero Jasmine me detuvo y me dijo que no quiere eso, no quiere que Greg se haga cargo por obligación.
Se ve tan triste, nunca la he visto así, ella siempre está tan feliz y riéndose por todo que contemplar sus gestos decaídos puede conmigo. La envuelvo con fuerza pues no sé qué más hacer para reconfortarla.
—Estoy tan preocupada por ella, le dirá a sus papás, irá a hacerse un análisis de sangre, si sale positivo pretende cambiarse de escuela; va a enfrentar todo eso sola —susurra y rodea mi cuello para regresarme el abrazo.
—No está sola, te tiene a ti, mejor amiga no podría tener, cariño.
Escucho cómo abre la boca para hablar, pero alguien se aclara la garganta. Dios, no, otra vez no, mierda. Natalie se tensa, creo que piensa lo mismo pues se tarda muchísimo en enderezarse, lo mismo que yo tardo en levantar la mirada para encontrar los ojos molestos de su padre.
¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?
—¿Por qué estás sentada arriba del muchacho, Natalie? ¿No hay suficiente sofá? —El señor Drop está echando chispas, solo espero que no saque una escopeta y me dispare.
Nat se pone de pie más rápido que una bala y lo enfrenta con los puños apretados, me sitúo a su lado.
—¿Por qué te largaste de casa, eh? ¿No encontraste suficiente en nosotros como para quedarte? —Mi boca se abre, la contemplo con asombro, mira con tanto enojo a su padre que por un momento me pregunto quién es esta chica.
—Nat, no hables así —murmuro, impactado, sin saber qué hacer. Miro a su padre, quien la observa con lo que creo es tristeza, y me siento como un intruso.
—No te metas, Shawn, mejor vete, luego hablamos.
Me quedo pasmado por un segundo, ¿me está corriendo? Creo que lo hizo. ¿No debería hablar con su papá y explicare que no estábamos haciendo nada malo? ¿Qué solo la estaba consolando?
Mis hombros caen, me siento como un niño perdido, así que me acerco y deposito un beso en su sien.
—Te llamo más tarde, preciosa.
Le doy una mirada de disculpa al señor Drop y me dirijo a la salida con pasos apretados.
* * *
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