Capítulo 23
¿Estoy sorda? ¿Enloquecí? ¿Estoy viviendo en un mundo paralelo en el cual Shawn está pidiéndome que sea su novia? ¿Cuándo saldrán las cámaras para atraparme cayendo en la broma? Seguro tengo cerilla en los oídos, unos tapones enormes.
Me quedo quieta contemplando sus ojos y esperando que se me derrame el cerebro, podría hacer helado.
—¿Q-qué? —Él sonríe al ver mi confusión y aprieta su agarre a mi alrededor. Justo ahora quiero correr y operarme la cara para que no pueda reconocerme.
Coloco mis manos en sus hombros, intentando alejarme lo más posible, por alguna razón siento que no puedo respirar. ¿Desde cuándo soy asmática?
—Creo que escuchaste muy bien, preciosa.
Se acerca con lentitud al tiempo que me hago hacia atrás, somos como esa caricatura de zorros de Warner Brothers.
—Y-yo pienso que n-no deberíamos. —Sueno como un maldito disco rayado, el aire me falta, en serio quiero desmayarme.
Contrario a lo que pienso que pasará, Shawn se ve bastante divertido. Estoy muy enojada con él, no quiero que me guste de esta manera, no quiero que sus actitudes o su comportamiento me afecten.
Tenía tantas ganas de contarle y desahogarme con él, ni siquiera sé por qué me acerqué cuando vi a Hannah, fui muy ilusa al pensar que la dejaría por mí. Sentí cómo me arrancaba el corazón y lo pisoteaba. Sin embargo, me siento tonta por sentirme tan molesta, después de todo, la chica ha sido su amiga por un largo tiempo y a mí recién me conoce.
Hay una parte de mí, la que piensa en cuentos de hadas y príncipes de colores, que quiere besarlo y decirle que sí, pero está la otra parte, esa que es muy al estilo de Cecile, que quiere chuparle la sangre y vomitarle murciélagos.
En todos mis sueños pasa esto, él me pide que seamos novios y después nos montamos en un caballo para seguir el arcoiris. Está pasando y no se siente como debería sentirse. No estoy emocionada, solo nerviosa y triste. Shawn parece no ver que lo que menos necesito es un noviazgo para demostrar que siente algo por mí. A estas alturas no sé si de verdad le importo o lo hace para no quedarse solo.
A veces me gustaría ser más como mi hermana, ella sabría cómo mandar a la mierda a un tipo que no se decide. Yo soy más del tipo que hace estupideces.
—¿Podrías darme mi espacio, Shawn? —pregunto, seria, incluso sueno un poco molesta, así que me aplaudo mentalmente. ¡Venga, chica ruda! Su entrecejo se frunce, asiente antes de soltarme. No se aleja, así que doy un paso atrás para poner distancia—. ¿Por qué me lo pides? ¿Crees que es un buen momento? No soy una chica complicada, soy muy simple, pero no soy tonta. No pretendas que me tape los ojos y me haga la ciega cuando es demasiado obvio que sigues enamorado de Hannah. Si estás enamorado de alguien, no vas y le pides a otra persona que sea tu pareja.
Justo en ese momento el timbre suena, suelto un suspiro y contemplo sus facciones impasibles. Sus pupilas están clavadas en las mías, ni siquiera pestañea, dudo que me esté mirando, supongo que está sumergido en sus pensamientos.
—Escucha, Shawn, me gustas y es genial que te guste... —Tuerzo los labios—. Sin embargo, no creo que estemos listos para tener una relación.
No dejo que hable, salgo del aula a tiempo, me topo en el umbral al profesor Carmichael quien me da una sonrisa que no puedo corresponder. Camino dando zancadas a la salida con el corazón disparado, un tanto aplastado.
Acabo de mandar a la mierda a mi crush.
Mecánicamente unto mayonesa en los panes, luego pongo mostaza y se los paso a Jackson, quien está frente a la estufa volteando carnes. Toda la tarde ha intentado que siga su conversación, ha intentado hacerme reír. No obstante, no tengo ánimos. El turno está a punto de terminar y yo no quiero ir a la casa de papá.
—No puedo más, Nat, ¿qué demonios te pasa? —Mis ojos se cristalizan, respiro profundo para no ponerme a llorar otra vez.
—Mamá me obligó a irme al departamento de mi padre —musito. Abre la boca, ya sé qué va a preguntar—. Porque no me he portado muy bien últimamente.
Lo agradable de Jackson es que no hace más preguntas de las necesarias. Deja las cosas y le da una mirada a Poppy, quien bufa y me empuja para suplirme. La abrazaría si no fuera tan malhumorada.
Veinte minutos después, dejamos los delantales y salimos por la puerta trasera.
—Ven aquí —dice Jack, ofreciéndome sus brazos abiertos.
No lo dudo, necesito que alguien me abrace, por lo que voy y lo aferro. Refugio mi cabeza en su cuello y dejo que los sollozos salgan de mi boca. Las lágrimas mojan su camisa.
—Shh... tranquila —susurra—. Todo estará bien, es tu padre, Nat. Los problemas de los padres no deberían tocar a sus hijos. Sé que es difícil perdonarlo porque es importante para ti y lo amas, viva o no en tu casa, sigue siendo la misma persona que te cobijaba en las noches.
—Lo extraño mucho. —Mi respiración se entrecorta y mi corazón duele.
Jackson se hace hacia atrás y limpia mis lágrimas con sus pulgares, sonríe con tristeza.
—Tal vez es tiempo de entender, Nat, habla con él.
Aprieto los párpados para dejar de llorar.
—Gracias, Jack —susurro. Recargo mi cabeza en su hombro y sonrío. Sus brazos me rodean con más fuerza. Recuerdo que en la mañana ansiaba que Shawn me abrazara de este modo, no es él, pero se siente bien. Sé que tiene razón, debería dejar que papá me explique, no sé si pueda perdonarlo. La calma regresa lentamente a mi cuerpo y mi pecho se hace menos pesado—. El amor de mi vida no pudo escucharme, después me pidió que fuera su novia y le dije que no, es probable que ahorita esté con esa chica.
—Eso está bien. —Suelto una risita divertida—. Me gusta abrazarte, Nat, sabes que siempre estaré para escucharte.
Estaciono la motocicleta afuera del Señor Pimiento, no tengo idea de qué debo hacer o decir. Respiro hondo unas cuantas veces y espero que salga de trabajar, no quiero interrumpir su horario laboral. No sé por qué no la seguí en la escuela, sus palabras fueron duras. Tiene razón, debo dejar a Hannah a un lado y estar con la persona correcta.
Le voy a demostrar a Natalie que la quiero, que me hace sonreír por cosas que solo son divertidas porque ella está alrededor. Le diré que tal vez no esté enamorado, pero no estoy muy lejos de estarlo. Me encanta esta chica y no pienso dejarla ir.
Escucho risas, la veo salir de una especie de callejón con una sonrisa que me hace sonreír. Doy un paso para acercarme, pero me detengo en cuanto me percato del chico que la acompaña.
Me envaro al ser testigo de la familiaridad que hay entre ellos, aprieto los puños cuando la abraza y deposita un beso en su cabello.
¿Quién demonios es ese imbécil?
No me gusta cómo la mira, no me gusta cómo la toca, no me gusta cómo le sonríe, no me gusta cómo Nat parece no darse cuenta de que el tipo babea por ella.
* * *
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