Capítulo 07
MIRADAS AZUCARADAS VUELVE A WATTPAD por tiempo indefinido\*-*/ Recuerden que este es el borrador de la historia, en el libro físico y en el ebook hay cambios <3
No puedo controlar el enojo que siento en mi interior, quiero quebrar la nariz de Shawn y luego hacer una sopa para arrojársela al rostro. Espero que se disculpe por lo que hizo, pero se queda parado como un poste.
—¿Qué te sucede? ¿Eh? ¿Te vas a quedar ahí parado sin decirme nada después de que me dejaste como idiota en medio de la pista? Estoy muy enojada, y no quiero hablarte justo ahora, así que suéltame o gritaré para que todos piensen que me estás secuestrando y le llamen a la policía.
Me quedo quieta, esperando que diga algo, sin embargo, permanece enmudecido, mirándome. Solo le falta la baba.
¿Qué demonios le pasa?
Quiero asesinar a las mariposas que revolotean en mi estómago cuando me hago consciente de que estamos muy cerca. Demasiado.
Todos los sentimientos negativos se convierten en jalea mientras baja su rostro al mío y me besa.
Shawn Price, el chico del que he estado enamorada en secreto, me está besando en los labios.
¡Oh, mierda! ¡No me lavé los dientes!
¡Por todos los dioses! ¡Este chico besa bien! ¡Que se joda el aliento a cerveza! ¿Quién le enseñó a besar? Seguramente tiene un diploma o más.
Es tan dulce y tierno que va a matarme.
Una de sus manos sostiene mi cara, mientras la otra abraza mi cintura y me pega a él. Yo no me opongo porque creo que despertaré en cualquier momento. No quiero darme cuenta que estoy soñando de nuevo.
Pero esto se siente genial, se siente muy real.
Su respiración me hace cosquillas. Jadeo por el asombro cuando su lengua delinea mi labio inferior. Aprovecha el movimiento, entonces creo que lo hizo a propósito. Me besa con ganas y yo no puedo pensar en más.
Mis pensamientos se nublan y la lluvia se precipita en mi cabeza. Estoy perdida.
Creo que moriré de taquicardia o quemada por los fuegos artificiales que explotan por todas partes.
Su rostro se hace hacia atrás, abre los párpados y se me queda mirando.
—Lo siento. —Siento una punzada, se está arrepintiendo por haberme besado. Intento alejarme, pero no me suelta ni afloja su agarre.
—¿Por qué te disculpas? —pregunto, evitando el contacto visual. No quiero que vea las lágrimas que comienzan a formarse en mis ojos.
—Por haberte dejado sola allá adentro.
Lo enfoco, sorprendida, creí que iba a rechazarme.
—C-creí que... E-el b-beso. —Me quedo callada, creo que cerrar la boca es lo más cuerdo en estos momentos.
Tengo que colocar mis palmas en sus hombros porque siento que voy a caerme en cualquier minuto. Su perfume me aturde por completo, me estoy mareando. Shawn no solo está sonriéndome de lado y abrazándome con firmeza, también mira mis labios.
No sé cómo sentirme y tampoco sé por qué me ha besado. Una pequeña vocecita en mi cabeza me recuerda que él está perdidamente enamorado de Hannah, pero no quiero escucharla porque eso me convertiría en una demente, ¿no? No debería escuchar voces.
—Me gustó el beso, mucho. —¡Joder! ¡Va a matarme! No puede decir esas cosas. Necesito gritar y saltar por toda la calle para controlar la euforia, aunque sé que no debo alegrarme.
Que me haya besado no significa que sienta lo mismo que yo.
Quiero controlar mis pensamientos revueltos, sin embargo, no puedo. Estoy demasiado confundida como para sacar mi lado James Bond.
—Hannah. —Es lo único que puedo decir.
El cierra los ojos y apoya su frente en la mía, creo que hasta le dolió que dijera ese nombre, a mí también me dolió un poco porque él la quiere. Prefiero que me diga que fue un error habernos besado a hacerme ilusiones y volar alto, para al final caer y estrellarme en el suelo.
—No quiero lastimarte —susurra.
—Por favor no lo hagas —murmuro de vuelta.
—Quiero a Hannah, Nat, no voy a mentirte; pero tú me confundes. Desde que me arrojaste el caldo no he parado de pensarte, me gustan mucho tus ojos y cómo sonríes. —No puedo creer que estoy teniendo esta conversación con él.
Es una sensación agridulce la que me envuelve, no sé qué lado predomina más. Adoro saber que piensa en mí, pero me duele porque no va más allá, tal vez nunca será más que eso porque está enamorado de otra persona.
—¿Qué hago, Nat? ¿Intento algo con alguien que podría convertirse en todo o voy por lo que es mi todo?
Sé que no me lo pregunta para lastimarme porque no tiene idea de mis sentimientos, no tiene idea del terremoto que ocasionó con solo sentarse en mi mesa el otro día, tampoco sabe sobre la pirotecnia que prendió al besarme. Él no lo hace con malas intenciones, pero igual un nudo se forma en mi garganta.
Podría decirle que mande a la mierda a Hannah, pero sería egoísta y no me sentiría bien haciéndolo. Dicen por ahí que si de verdad quieres algo debes dejarlo volar, solo tengo que ser valiente. Eso se escuchó muy profundo, ya me estoy convirtiendo en Sor Juana.
Sé que si estuviera en su lugar, si tuviera que elegir, siempre elegiría a mi todo. Y su todo es Hannah.
—Ve por tu todo —pronuncio, al tiempo que una grieta divide mi corazón.
—¿Por qué siento que no es lo correcto? —cuestiona, acariciando su nariz con la mía. Otra vez los putos zopilotes en mi estómago, ¡ahora no, malditos! ¡Caguen en otro lado!—. ¿Por qué quiero besarte de nuevo, Nat?
—Porque tienes miedo a que te rechace, pero debes intentarlo o siempre te preguntarás qué hubiera pasado.
—¿Qué tal si siempre me pregunto qué habría pasado si me hubiera quedado a besarte? —No sé qué decirle.
Nos quedamos silenciosos unos cuantos segundos, solo mirando los ojos del otro. Me gustaría saber lo que piensa, no obstante, lo que deseo es alejarme y pensar en la soledad de mi habitación. Espero que haya helado de pistache en el congelador, así podré deprimirme todo el fin de semana.
—Llévame a casa, Shawn. —Puedo sentir su indecisión, termina soltándome. Me da un casco antes de subir a su motocicleta—. Cumpliré uno de mis sueños gracias a ti.
—¿Uno de tus sueños? —cuestiona, mirando por encima de su hombro. Rayos, Shawn se ve caliente como chico malo, sobre todo con esa sonrisita que hace que se me acelere la respiración—. Súbete, preciosa, vamos a llevarte a casa.
Me monto detrás de él. No sé qué hacer con mis manos, ¿lo abrazo? ¿Me agarro de los lados? Esto es más difícil de lo que pensé.
—Uno de mis sueños es subirme a una moto —digo para llenar el vacío, mientras enciende el motor y acelera.
Vislumbro cómo busca con sus manos las mías, una vez que las sostiene, hace que lo abrace. Me obliga a acercarme, a que nuestros muslos se toquen.
—Entonces te llevaré a casa y cumpliré uno de tus sueños, soy un suertudo. —Aplano mis labios para no sonreír como una idiota—. Agárrate fuerte, Nat.
Cierro mi abrazo aún más y recuesto mi mejilla en su dura espalda. Shawn sale de entre dos coches y arranca.
He muerto, estoy en el cielo recostada en nubes de algodón.
No debería sentirme feliz, sin embargo, lo estoy.
* * *
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