Capítulo 06
MIRADAS AZUCARADAS VUELVE A WATTPAD por tiempo indefinido \*-*/ Recuerden que este es el borrador de la historia, en el libro físico y en el ebook hay cambios <3
—Dijiste que no vendrías, ¿cómo es que cambiaste de opinión? —le pregunto a Han al tiempo que la abrazo desde atrás. Ella suelta una risita que se pierde un poco por el ruido.
—Decidí deprimirme menos.
Me encanta la idea de ella olvidando a su ex. Si ya ha dejado de llorar, quiere decir que las cosas están yendo mejor.
Me quedo sosteniéndola mientras se dedica a charlar con sus amigas de algo aburrido sobre chicas; pero por estar a su lado puedo soportar cualquier cosa, hasta me aprendería de memoria los colores de la temporada.
Me quedo un buen rato haciendo nada, me gustaría platicar a solas con ella; no quiero presionarla. No sé si es demasiado rápido como para hablarle de nuevo de mis sentimientos.
—¿Me traes un refresco? —pregunta, elevando la voz para que la escuche.
—¡De acuerdo!
Me separo y me dirijo a la hielera, a la misma a la que fui con Natalie. Me detengo de golpe, ocasionando que un par de chicas se estampen en mi espalda y bufen con enojo. Sin embargo, estoy muy conmocionado como para reaccionar.
Mierda, soy un imbécil.
Olvido la estúpida bebida y me giro para buscarla entre la multitud. ¡Dios! ¿Cómo pude haberla olvidado? La oscuridad no ayuda en absoluto, lo único que veo son personas moviéndose de un lado a otro. Decido que adentrarme entre ellos es lo mejor, me escabullo hasta que doy con su melena rubia.
Una sonrisa se me sale al verla brincando con su amiga, moviendo su cabello de un lado a otro sin importar si se despeina. Por algún motivo me encuentro caminando hacia su dirección, necesito pedirle disculpas porque estuve mucho tiempo con Hannah y le pedí que me esperara, la dejé en medio de la pista.
Estoy a punto de llegar cuando la morena que es novia de Greg me mira y frunce el ceño. Sonríe de lado y alza la barbilla a modo de reto, juro que no entiendo su expresión. Mi mandíbula cae cuando toma el codo de Natalie y se la lleva. Creo que no le agrado.
Impactado, hago mi camino de regreso. Encuentro a Han sentada junto a su bola de admiradoras en uno de los sillones, me siento a su lado. Sigue platicando sin notarme, no obstante, estoy perdido en mis pensamientos como para querer hablarle.
¿Por qué la chica hizo eso si sabía que iba con Nat?
—¡Shawn! —grita su dulce voz, provocando que vuelva a la Tierra. Sus ojos azules brillan como los de un gatito—. ¿Trajiste lo que te pedí?
—Ya no había. —No se me ocurre qué más decir. Veo cómo ladea los labios con disgusto y vuelve a ignorarme.
Conocí a Hannah en la escuela, compartíamos varias clases y caí rendido a sus pies casi de inmediato. No pude despegar los ojos de los suyos, tan cristalinos. Ame cada parte de su rostro. Supe que éramos parecidos cuando la escuché hablar sobre sus padres. Eran idénticos a los míos, siempre exigiéndonos más, empujando para alcanzar la perfección. Ella es lo más cercano a ese ideal, es inteligente, hermosa, amable, caritativa y correcta. Nada en Han está mal, es segura. Dice y hace las cosas adecuadas, no enloquece por tonterías, y nunca realiza acciones que perjudicaran su futuro.
Hannah es perfecta.
Tiene lo que siempre quise en una chica, es lo que mis padres esperan que lleve a casa. Me gustaría que pensara lo mismo, pero por lo general hay una barrera que no me deja cruzar.
Paseo la mirada por los alrededores y la trabo en Natalie, quien sigue bailando como si el mundo fuera a acabarse hoy. Suelto una risotada ahogada al ver sus pasos de robot.
Son diferentes, como el agua y el aceite.
—Han, ¿quieres bailar? —le pregunto aunque ya sé cuál es la respuesta, no pierdo nada intentando.
—Lo siento, Shawn, pero sabes que detesto sudar y que se me corra el maquillaje. Además, bailas un poco extraño. —Escucho las risitas secretas de sus acompañantes, me decepciono un poco.
Cuando Natalie me vio bailar, intentó seguirme el paso y jamás se me quedó mirando como si fuera un demente.
Quiero bailar con Nat ahora, sin embargo, no creo que ella quiera bailar conmigo después de que la dejé en medio de la pista y la olvidé por completo.
A eso de las doce, Hannah se despide de mí diciendo que se irá a cada de Mirian, una pelirroja que nunca se le despega, ni siquiera para ir al baño. Me quedo un rato más charlando con un compañero de Geografía, pero me termino aburriendo.
Digo adiós y me encamino a la salida.
—¡Oh, vamos! ¡Llámale a Jackson y dile que te lleve a casa! Greg quiere pasar un rato conmigo, Nat, no seas así.
—No seas así tú, Jas. No le llamaré a Jackson en la madrugada para que me recoja, va a pensar que soy una niñata jugando a las muñecas. Greg prometió que me llevaría, ¿por qué demonios no me lo dijiste desde el principio? —Está toda roja, manoteando y negando totalmente indignada.
—No te lo dije porque no ibas a querer venir. —La morena hace un puchero.
—Ya está, buscaré un taxi.
—¡Estás demente! ¡Pueden violarte! —¿Qué?
Una carcajada brota desde mi garganta, este par es único. Las dos me notan, una abre los párpados y la otra sonríe en secreto, como si estuviera planeando algo.
Entrecierro los ojos, señala a Natalie y musita la palabra «motocicleta». ¡Oh! ¡Ya entiendo!
—Yo puedo llevarte —digo con rapidez. La rubia va a negar, puedo presentirlo, pero es interrumpida.
—¡Eso es maravilloso! ¡Más te vale que la cuides! ¡Te veo después, guapetona! —Y con eso se va, se aleja como un rayo y se pierde entre los coches.
—No es necesario —susurra la pequeña remolino antes de girarse y empezar a caminar a no sé dónde.
La cagué, está molesta.
Y no quiero que se enoje conmigo, me fascina tenerla cerca porque me relaja.
Tallo mi rostro con frustración pues no sé qué hacer, hago un debate mental y me digo que lo que voy a hacer es de locos; pero de todas formas, nada es aburrido a su lado.
Doy zancadas para aproximarme y tomo su codo, provocando que se detenga y se gire para enfrentarme. Así que aprovecho su movimiento, me agacho y la cargo.
Lanza un grito que me hace reír.
Apreso sus muslos, su cara está en mi espalda, pagaría cualquier cantidad para ver su expresión. Trago saliva cuando soy consciente de su vestido corto, de cómo se pega a su piel. Joder, no debo mirar su trasero, ¿qué soy? ¿Un degenerado? Pero es inevitable, mi vista cae en ese lugar mientras me dirijo a mi moto y sus puños golpean mi columna.
—¡¿Qué está mal contigo, Shawn?! —grita, histérica.
Llego a mi hermosísima adquisición con esta chica colgando y la bajo, se tambalea cuando sus pies tocan el suelo, por lo que abrazo su cintura para que no se caiga.
Cepilla su cabello y me observa con los ojos turbados, son tan cafés, como el chocolate caliente que hace mi abuela. Su rostro está tan cerca y su cuerpo también.
Me sorprendo cuando mi corazón comienza a acelerarse, se sacude, tanto que me saca el aire.
—¿Qué te sucede? ¿Eh? ¿Te vas a quedar ahí parado sin decirme nada después de que me dejaste como idiota en medio de la pista? Estoy muy enojada, y no quiero hablarte justo ahora, así que suéltame o gritaré para que todos piensen que me estás secuestrando y le llamen a la polic... —No puedo distinguir qué dice, llevo los ojos hasta sus labios rosas y simplemente no puedo con esa visión.
Lo hago sin pensar en las consecuencias.
La beso.
* * *
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