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Capítulo único

Luka era la dueña de un restaurante, uno pequeño en el medio de una ciudad tan grande. Pero los clientes que iban allí eran fieles a ella. Todo por su preciosa forma de ser y los ricos platillos que servía con dedicación.

Una de esos tantos clientes que había quedado fascinada era Teto.

Todos los días asistía a ese lugar para comer. No le importaba gastar su salario allí, solo le importaba poder mirar a la chica sonreír. Se derritia al escucharla hablar, y pasaba horas sentada solo para poder observarla de forma discreta. Luka jamás le dijo que se fuera, aunque se pasara tres horas ahí sentada.

Al principio solo intercambiaban palabras y sonrisas, luego pasaron a tener charlas casuales, hasta llegar al punto en el que Luka aprovechaba la poca clientela para sentarse con ella.

Para cuando ambas quisieron darse cuenta ya estaban perdidamente enamoradas, y luego de un difícil proceso habían empezado a salir.

Esa noche Teto se quedó hasta que el restaurante cerró, para poder caminar junto a Luka para acompañarla a su casa. Ya algún par de veces lo había hecho, así que Luka no se oponía.

—Hoy traje la motocicleta —dijo Teto, pasándole un casco a Luka.

Ella lo observó insegura, como si pensara en si debía usarlo o no. Aún no se acostumbraba a andar en motocicleta en las calles de la ciudad, pero se sentía segura a su lado.

—Está bien.

Ambas se subieron y empezaron su viaje.

La ciudad era hermosa de noche. La luces artificiales parecían estrellas y las calles, aunque aún con transeúntes, no era tan ruidosa y molesta como lo era en el día.

Podría decirse que era un espectáculo romántico.

Pronto llegaron al departamento de Luka. En él no la esperaba nadie, pero siempre se sentía aliviada de llegar.

—Hoy estuvo más tranquilo, al menos no hubo tráfico —dijo Teto aliviada, mientras acomodaba un par de mechones de cabello que el casco le había desacomodado.

—Sí —respondió Luka.

Ella siempre era bastante callada, aunque eso no molestaba a Teto. Todo lo que tenía que expresar lo hacía por medio de sus gestos, y eran detalles que ella conocía a la perfección.

—¿Pasa algo?

Luka desvió la mirada mientras empezaba a juguetear con los dedos. Normalmente se da un beso al despedirse, o al menos eso había observado en la televisión, pero era vergonzoso tomar la iniciativa.

Con sólo pensarlo su cara se volvía totalmente roja.

—E-estaba pensando... ¿quieres que mañana te prepare el desayuno para que lo lleves al trabajo?

—Claro, me encantaría. Me encanta como cocinas —respondió sonriendo, y al mismo tiempo deseando que llegara mañana para poder probar la comida de su novia.

—Bien, lo prepararé.

—Lo esperaré con ansias.

—Sí...

La conversación volvió a tornarse extraña. Por más que Luka fuese callada esa situación era diferente. Su expresión y sus gestos parecían demostrar que estaba nerviosa. Y Teto no sabía por qué.

—Luka... ¿puedo pedirte algo?

Preguntó tomando a Luka por sorpresa. Esta sonrió.

—Por supuesto, dime.

—¿Puedo besarte?

Ambas se sonrojaron, Luka por su pregunta y Teto por pedir algo tan vergonzoso. Pero quería pedírselo, no podía aguantar más.

—En realidad... yo también quería. N-no sabía cómo decírtelo.

Teto sonrió como reflejo de la emoción que la invadía. Temia que su novia sintiera que iba muy rápido o algo parecido.

—E-entonces, con permiso —dijo Teto, acercándose a ella con timidez.

Tomó su mentón con una mano y con la otra rodeaba su cintura. Ante esto Luka no hizo más que cerrar sus ojos y semiabrir los labios, nerviosa, y con su corazón palpitando rápidamente. Teto estaba igual, ansiosa pero emocionada. Verla con los ojos cerrados y ansiando su beso la hacía sentirse la mujer más afortunada de la tierra, porque solo ella tenía esa vista.

Se acercó a sus labios y los unió. Un suave beso hizo que ambas entraran en un trance en donde lo único que importaba era la otra, su calor y los sentimientos que transmitían, especialmente esas mariposas en el estómago que no las dejaban tranquilas.

Se separaron, se miraron por unos instantes a los ojos, con sus rostros tan rojos como el cabello de Teto, aunque terminaron por sonreír y terminar el momento con un cálido abrazo.

—Entonces mañana llegaré al restaurante por un beso, d-digo p-por la comida —se corrigió al instante luego de subirse a su motocicleta.

—E-está bien... te esperaré. Mándame un mensaje cuando llegues.

—Claro, lo haré.

Ambas se miraron una última vez, felices y satisfechas por lo que acababa de pasar. No necesitaban palabras, solo una mirada para expresarse lo mucho que se querían.

Porque ese era su lenguaje.

Pedido de: Ann-Lie

AHH, un pedido más ;;;
No sé si andas por acá, o si te acuerdas pero aquí está tu pedido de hace como un año :(

Qué penaaaa

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