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Capítulo 21: Una invitada especial




                  

Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo ya era demasiado tarde. Siempre había pensado que no era un chico impulsivo. Que al enamorarse de Ladybug, solo existiría ella y nadie más. Pero al parecer se había equivocado. Ser Chat Noir lo había complicado todo, al mismo tiempo que arreglado. Se sentía diferente, y eso incluía sus sentimientos.

            Como Chat Noir, se había enamorado de Ladybug, y creía que como Adrien el sentimiento era el mismo. Al fin y al cabo, no había dos, solo era uno, salvo que en ocasiones llevaba una máscara que conseguía que no se preocupara tanto por "el qué dirán". Pero también se había equivocado. Llevar la máscara lo había confundido. Y ella también.

            ¿Por qué tenía que ser tan dulce? ¿Por qué tenía que ser la primera que no lo veía como un modelo de revista, sino como su compañero de clase? ¿Por qué tenía que ver más allá de él? Quizás era eso lo que lo había confundido. Con ella podía hablar. Podía confiar en Marinette. Había sido su primera amiga de verdad. La primera que se había enfadado con él a pesar de quién era, y lo había aceptado luego por lo que era. Y aunque Ladybug lo había fascinado llevando su máscara, Marinette lo había cautivado poco a poco sin ella. Como Adrien, sentía algo por Marinette. Como Chat Noir, estaba enamorado de Ladybug. Y ahora, después de esa pequeña pelea, Chat Noir se había quitado momentáneamente la máscara y había sentido el impulso de aferrarse al sentimiento que Marinette le transmitía. Y eso había llevado a lo que parecía ser inevitable.

            Que la besara.

            Al parecer, ella no compartía la misma devoción. Algo que por un lado lo alivió, ya que quien la había besado era Chat Noir, y lo molestó, pues por un momento había aceptado su beso, justo antes de empujarlo tan fuerte que se quedó aturdido en el suelo.

            Parpadeó mirando su rostro encendido que le observaba con una mezcla de confusión y enfado. ¿Por qué estaba enfadada? ¿Tanto la había disgustado que la besara? No sabía si sentirse dolido o aliviado. Ella no había tenido esa reacción cuando la besó accidentalmente siendo Adrien. Quizás prefería a su yo sin la máscara, lo cual lo alegraba en cierto modo. O quizás no se había enfadado con él al besarla por accidente precisamente porque había comprendido que había sido eso; un accidente. Por el contrario, Chat Noir la había besado concienzudamente, con todos los sentidos, no dejando espacio para que lo pensara.

            ― ¿Se... se puede saber.... qué haces? ―preguntó no sabiendo si decantarse por la sorpresa o el enojo.

Chat Noir parpadeó, incapaz de dar una respuesta aceptable. ¿Qué iba a decir? ¿Que los celos lo habían cejado por un momento y había necesitado sentirla cerca, cerciorándose que ese Cazaarañas no conseguía seducirla?

Se sonrojó al darse cuenta de que era precisamente ese el motivo que lo había impulsado a besarla. Unos simples y desastrosos celos que jamás había pensado que experimentaría de un modo tan evidente.

Al menos no había causado ningún akuma esta vez. O eso esperaba.

― Yo... Lo siento. No quería ofenderte ―atinó a decir. Marinette parecía realmente aturdida. El caos en la ciudad seguía mostrando su oscura cara, dejando poco tiempo a más explicaciones.

Ladybug, por suerte, no había aparecido, pensó Adrien. De ser así, habría estado en problemas más graves. Pues creía con bastante exactitud que sabía que sentía algo por ella. Y al parecer, por alguna razón, había logrado que ella empezara a verlo de verdad. Si Ladybug hubiera visto lo que acababa de suceder... ¿Se habría enfadado? De cualquier modo, prefería no saberlo.

Se levantó del suelo y observó a Marinette algo avergonzado.

― Lo siento de verdad, Marinette. No puedo darte ninguna explicación ―confesó desviando la mirada―. Ponte a salvo. Yo me ocuparé de esto.

Aunque la frase era típica de él, su expresión seguía siendo avergonzada. Era una expresión que, a juicio de Marinette, no iba con él. Era más parecida a la de...

Marinette sacudió la cabeza cuando Chat Noir se alejó saltando. No. No podía pensar ahora en Adrien. Él quedaba al margen de todo lo que acababa de suceder.

― Marinette... Creo que deberíamos...

― Será idiota... ―murmuró enrojecida por la furia―. Me ha besado. ¿Cómo ha podido...?

― Marinette... cálmate. Ahora tenemos algo más importante....

― Pasa todo el tiempo coqueteando con Ladybug, y luego aprovecha cualquier momento para besar a otra.

― Marinette... Esa otra eres tú... ―murmuró su Kwami intentando mantener la calma.

― Oh, claro, pero eso él no lo sabe. ¡Estúpido gato tonto!

Tikki jamás había estado más tentada de decirle la verdad, pero en ese momento se dio cuenta de que la verdad no iba a arreglar nada. Porque Adrien acababa de besar a Marinette, cuando se suponía que estaba enamorado de Ladybug. ¿Por qué había hecho eso? El maestro Fu estaba en lo cierto. Estaban hechos el uno para el otro. Con o sin la máscara.

Cuando lo supieran, quizás sus sentimientos no serían tan confusos. Aunque por ahora, quizás era mejor no revelar ese secreto cuando ella parecía estar tan furiosa.

Marinette observó lo que pasaba en el exterior y suspiró. Miró a Tikki.

―No cometeré el mismo error, Tikki. No te preocupes. Mis sentimientos pueden esperar. Nathalie necesita mi ayuda.

Tikki parpadeó.

― ¿Cómo la has reconocido?

― Porque ella es la única que sabe quién soy. Ella es mi única antecesora. Y creo que estos pendientes nos pesan a ambas.

― No solo a ella... ―murmuró la pequeña. Marinette observó lo que Tikki miraba. No era Ladybug la única que había aparecido de los recuerdos del pasado. Otros estaban con ella. Otros antiguos héroes.

Marinette apretó un puño con decisión.

― Tikki, es hora de actuar.

― Puede que esta vez sea más difícil, son muchos akumas juntos... ¿Crees que estás preparada?

Marinette sonrió.

― Lo esté o no, no importa. Nunca ha importado. No necesito estar preparada, solo necesito confianza. Tanto en mí misma, como en mis compañeros. Quizás yo no esté preparada, pero sé que si lo hacemos todos juntos, lo estaremos.

Tikkit sonrió.

― Tikki...

― Sí, estoy lista.

― Transfórmame. 

***

Que el akuma petrificador entrara en la clase dando un gran estruendo había sido, más que un inconveniente, una enorme ventaja. Alya había aprovechado el caos para salir corriendo del aula y encontrar un lugar donde poder transformarse.

― Chat Noir necesita ayuda ―apuntó Oxxy volando a su lado―. Ladybug llegará enseguida, y son muchos akumas.

― Lo sé, Marinette debe haber conseguido transformarse ya. Debe ser raro que la salve con quien lucha a diario.

Alya se detuvo al girar el pasillo.

― Este akuma es peligroso. Esa mujer parecía saber quién era tu amiga.

Alya asintió con seriedad.

― Sí, eso es lo que temo. Esa falsa Ladybug conoce el secreto de Marinette... Estoy preocupada ―Oxxy sonrió.

― Por eso me alegra que seas mi señora. Tienes un gran corazón ―Alya se sonrojó ligeramente, pero sonrió y acarició la pequeña cabezita de su Kwami.

― Venga, no perdamos más el tiempo. ¡Oxxy, transfórmame!

El destello de las llamas cubrió el cuerpo de Alya, transformándola en Foxyfire. Una pequeña risa cómplice la obligó a darse la vuelta, encontrándose instantes más tarde a alguien que no esperaba.

― Esto lo explica todo. Quién podía ser Foxyfire mejor que tú, Alya.

― Qué...

Nathaniel avanzó llamando a su Kwami que sobrevoló el pasillo hasta su lado. El pequeño era de un tono verdoso, parecido a una tortuga, con el caparazón a trozos verdes fosforescentes. Alya abrió los ojos de par en par.

― Somos un buen equipo, ¿verdad? Te presento a Wayzz.

― Así que tú eres quien llevara el siguiente miraculous ―apuntó Alya con una sonrisa―. Esto va a ser interesante... ―murmuró para sí―. Creo que es hora de que te transformes Nathy. Me parece que hay una mariquita que nos va a necesitar a todos.

***

Los espejos pueden llegar a mostrar un rostro que no reconoceremos con el paso de los años. Lo que sabemos de nosotros mismos determinará lo que veremos en él. Si nos conocemos, aunque el aspecto cambie, veremos en él a nuestro yo. Si no lo reconocemos en ese rostro cambiante, es que no nos conocemos nada en absoluto.

El pasado puede ser doloroso, puede ser oscuro, puede ser temible. Tener miedo de algo que no puede alcanzarte, que no volverá a suceder igual, que permanecerá encerrado para siempre, es algo extraño. Pero... ¿Cuánta gente tiene miedo de él? Tener miedo del tiempo es inevitable, tener miedo de un tiempo que ha muerto, es absurdo.

Al final, nosotros nos convertimos en aquello que tememos. Porque el único sitio donde el pasado se vuelve real, es en nuestro interior.

― Bienvenida, My Lady. Pensaba que no ibas a aparecer ―apuntó Chat Noir cuando ella lanzó el yo-yo situándose a su lado en la batalla.

― He tenido complicaciones ―comentó tajante y sin mirarlo ni una sola vez.

― ¿A qué nos enfrentamos exactamente? ―la voz de Foxyfire llamó la atención de ambos héroes.

― Parece que son nuestros antecesores ―comentó Chat Noir.

― Sí, algo así como nuestro pasado. Esto empieza a parecerse al "cuento de navidad" ―los ojos de Ladybug y Chat Noir se detuvieron en el nuevo inquilino.

― ¿Qué clase de akuma es este?

Nathaniel, en el traje del nuevo guardián, pareció molestarse.

― No soy ningún akuma, Minino. Soy el nuevo Guardián.

Chat Noir entornó los ojos.

― Muy bien, solo falta Queenbee y estaremos todos ―apuntó Ladybuug. Instantes antes de sonreír al verla sobrevolar la ciudad hacia ellos.

― ¿Me esperabais? ―su mirada se centró en el nuevo integrante del grupo, parpadeó con cierta curiosidad―. Vaya, somos uno más.

― El nuevo Guardián ―se presentó.

― Refuerzos, eso está bien. ―Luego se señaló con el dedo pulgar―. Queenbee. Me parece que tenemos problemas con más de un akuma. Están por todas partes. ¿Sabéis qué ha pasado?

Los cinco se agruparon cerca del punto donde la antigua generación llenaba de pasado la ciudad. Cada vez más akumas inundaban lo que antes había sido Paris. Todo parecía volverse de un color gris antiguo. Como si la ciudad estuviera retrocediendo hacia atrás en el tiempo.

― La antigua generación ha tomado el control de la ciudad ―explicó Ladybug.

― ¿La antigua generación? ―preguntó Queenbee asombrada.

― Quienes tuvieron antes que nosotros los miraculous ―explicó Chat Noir mirando un instante a Ladybug para confirmar su explicación. Ella solo asintió, evitándolo deliberadamente. Chat Noir frunció ligeramente el ceño.

― De todos modos esa falsa Ladybug da escalofríos. Estos héroes falsos no podrán con nosotros.

― No son falsos, Foxy ―apuntó Ladybug intentando no meter la pata al hablar con su amiga―. Son los que fueron antes que nosotros los héroes de Paris. Han sido akumatizados.

― No creo que sean todos ellos ―apuntó Nathaniel llamando la atención de los presentes. Situándose al lado de Ladybug de forma premeditada, le dio la vuelta tomándola por los hombros para que viera lo que estaba ocurriendo en el centro de Paris.

Chat Noir entornó los ojos ligeramente.

― El akuma está en uno de ellos, porque solo uno de ellos intenta apoderarse de nuestro miraculous ―Ladybug se volvió en ese instante, observando los ojos turquesa de quien ella sabía era Nathaniel.

Estaba sorprendida de nuevo, como en clase. Parecía mirarla como si pudiera ver detrás de la máscara. ¿Por qué Nathaniel parecía decir y mirarla como si supiera su secreto?

― Entonces ―apuntó Chat Noir avanzando hasta situarse entre Ladybug y el nuevo Guardián―. Quien tiene el akuma es la falsa Ladybug. Es ella quién ha intentado quitarme mi miraculous cuando he luchado contra ella.

― Buena observación, Minino.

― Como vuelvas a llamarme Minino... ―murmuró enfadado para luego sorprenderse cuando sintió que Ladybug se apartaba de él.

― Entonces el objetivo es ella. Necesitamos un plan ―apuntó ignorándolo deliberadamente. Chat Noir se acercó de nuevo a ella, dispuesto a decir algo―. ¿Queenbee?

― Creo que lo mejor es dividirnos. Si actuamos todos al mismo tiempo, nuestra fuerza solo irá en una dirección, y son muchos akumas. Aunque suelo ser partidaria del trabajo en equipo, creo que en esta ocasión va más lo de "divide y vencerás".

Chat Noir alzó una garra, esperando que ella lo escuchara.

―Sí, creo que tienes razón ―aseguró cortándolo incluso antes de que empezara.

― Entonces puedo ocuparme de mi antecesor. Será interesante saber quién es más fuerte.

― Esto no es una competición, Foxy ―la regañó Queenbee logrando sonrojarla.

― Ya lo sé, pero...

― Lady... ―empezó Chat Noir de nuevo.

― Aun así no es mala idea. Necesitamos superarnos, y como mejor que luchado contra los poderes que conocemos.

― Sí, pero... ―Ladybug volvió a interrumpirle.

― Entonces, Foxy, encárgate de los akumas que está provocando tu antecesor. Queen, tú ocúpate de la tuya, no creo que nadie pueda seguirla por el aire excepto tú ―aseguró con seriedad, Queenbee asintió―. Y...

― Te olvidas de algo, Ladybug ―apuntó Chat Noir interrumpiéndola él en esta ocasión. Ella lo miró por primera vez desde que había aparecido.

― ¿De qué? ―él tembló un instante. Jamás lo había mirado de un modo tan frío.

― No están todos.

― ¿Qué?

Chat Noir señaló fuera.

― El grupo no está completo ―aseguró―. El gran Guardián me explicó lo que sucedió con los Miraculous cuando tú estabas... ―su voz se apagó al recordar ese día. El día que ella perdió el conocimiento, incapaz de deshacerse de la máscara. Marinette enmudeció un instante. Había estado tan atento, tan considerado y dulce. Era por eso que no podía evitar estar enfadada con él, y lo peor de todo era que no podía decirle la razón de su enfado―. El miraculous de la polilla fue el único que no se entregó. Pero todos los demás tenían dueño. ¿Dónde están?

― Es cierto. Está Ladybug, Queenbee y Foxyfire. Evidentemente, el maestro fu no está, su antecesor es demasiado mayor. Pero falta tu antecesor ―aseguró Nathaniel observando a Chat Noir directamente.

― No solo mi antecesor. También falta el del pavo real...

"¿Crees que mi madre era también una heroína?"

"El broche del pavo real... es un miraculous..."

"El broche de mi madre..."

Hellen. Su madre. También faltaba su madre.

― Bueno, mejor si hay menos, ¿no? ―comentó Foxyfire. Chat Noir no contestó, observó a su más antigua compañera, que como desde el primer instante que apareció, no le había dirigido ni una sola mirada amistosa.

― No sé porque, pero me temo, Foxyfire, que la palabra "menos" no nos va a ayudar ―comentó el nuevo Guardian observando lo que los akumas y los antiguos antecesores estaban haciendo a lo que había sido la actual ciudad de Paris.

Ladybug seguía con los ojos perdidos, pensando en algo, lo sabía. Chat Noir la conocía lo suficiente como para identificar su rostro de pensar. Sus ojos iban de un lado a otro, intentando encontrar algún modo de salir de los problemas en los que se encontraban. Pero esta vez, sus ojos parecían mirar de un lado a otro del pasado, o de sus propios pensamientos. Sabía que ella había hablado antes que él con el Maestro Fu, por lo que bien podía saber que Hellen, su madre, había sido una heroína.

La batalla se había desatado con fuerza, obligando a los héroes a tomar partido. Queenbee se despidió volando, directa a contrarrestar el ataque de su antecesora. Foxyfire lanzó un saludo, asegurando que tenía la situación bajo control. Chat Noir observó con cierto recelo al nuevo Gran guardián acercarse a Ladybug. Su intención era informar que iba a ocuparse de poner a salvo a todos los que pudiera. Gracias a su poder mental, podía evitar que objetos pesados llegaran a caer encima de los inocentes.

No le gustó el modo en que la miró. Y mucho menos el modo que lo miró luego a él.

― Me encargaré de la otra Ladybug ―apuntó ella.

Chat Noir lanzó una advertencia al Gran Guardián, que se alejó con un suspiro antes de que Ladybug lanzara su yo-yo. Chat Noir frenó a la joven heroína reteniéndola de un brazo.

― Espera.

Ella no se dio la vuelta. Mantuvo la mirada al desastre, cuando el mayor se encontraba justo detrás de ella.

― Ahora no es el momento.

― Creo que ahora es el momento perfecto ―aseguró―. ¿Qué te pasa?

Ladybug se mordió la lengua. ¿Qué le pasaba? Nada. A parte de ser la estúpida más grande del planeta.

― Lo que pase no tiene importancia. Tenemos que detener el akuma.

― Tiene importancia, si eso hace que no me mires y estés enfadada.

―No estoy enfadada.

― Claro, y a mí me encanta el olor a queso.

Ladybug se volvió entonces con una mueca extraña.

― ¿Qué tiene que ver el queso con...?

― Lo que quiero decir es que somos un buen equipo porque no nos mentimos y decimos siempre lo que pensamos. No hace falta que hablemos para saber lo que el otro piensa. Si estas enfadada, dilo. Ahora es el momento, porque si sigues enfadada mientras peleamos, no podré leerte.

― ¿Leerme? ―Chat Noir se rascó la nuca con un aire despreocupado.

― No me es difícil saber lo que pasa por tu cabeza cuando peleamos porque es muy fácil leer tus ojos. Me resulta sencillo adivinar qué pretendes. Pero si no me miras...

Ladybug apretó los puños. Sí, estaba enfadada. Pero él tenía razón. Eran un buen equipo, y solo había un modo de que pudieran serlo después de lo sucedido. Con el rostro enfurecido, olvidando un instante los problemas de París, Ladybug le dio un fuerte bofetón al  gatito sorprendido.

―  Eres un idiota ―espetó instantes después. Luego suspiró, viendo la cara de desconcierto de su compañero―. Tienes razón, sienta bien soltarlo.

Chat Noir se rozó la mejilla adolorida.

― Pe...pero no me refería...

― Ahora a luchar. Sujétate fuerte la cola, esta vez no será fácil.

Chat Noir vio salir volando a Ladybug con el yo-yo. Todavía estaba aturdido. Ladybug lo había golpeado, y le había llamado idiota. Estaba enfadada. Muy enfadada. Y solo había algo que había hecho recientemente que pudiera suscitar algo semejante.

Ladybug debía haberle visto besar a Marinette. No sabía cómo, pero estaba claro que tenía que ser eso, no había hecho nada más. Y saber que su enfado podía deberse a eso lo llenó de sentimientos contradictorios. No quería que estuviera enfadada, pero... si lo estaba, significaba que lo había logrado.

Por fin, su Lady sentía algo por él.

***

La conversación le había sentado bien. Ser consciente de sus nuevos sentimientos la habían hecho algo vulnerable, pero Chat Noir tenía razón. Si ocultaban lo que sentían mientras luchaban, no podrían comunicarse, y salvar Paris sería difícil si no estaban bien compenetrados. Como siempre.

Odiaba sentirse de ese modo, pero pensándolo bien, no se sentía tan mal siendo precisamente su alter ego a quién había besado el gatito. Si hubiese sido otra chica le habría dolido más. Quizás... quizás aunque no lo supiera, había visto en Marinette a su compañera de batalla. ¿Era posible que sin darse cuenta las hubiera relacionado?

― Pareces distraída, pequeña heroína ―la voz de la antigua Ladybug, quien ella sabía era Nathalie, la sacó de su ensoñación―. ¿Recuerdas la razón por la que fallé? Resulta que estaba equivocada. Todos tenemos dudas, incluso tú, por lo que puedo ver. Esta es mi segunda oportunidad. Quizás tú no tengas la misma suerte que yo.

Ladybug lanzó el yo-yo para contrarrestar el de su antecesora.

― ¿Acaso no recuerdas por lo que luchabas? ¡Ahora eso mismo que intentabas atrapar antaño te está dominando, Nathalie!

― Buen intento, pequeña mariquita. Pero te equivocas. Estaba en la cajita que encontré en mi apartamento. Los miraculous.

Los ataques eran idénticos a los suyos. Era imposible contraatacar, porque contraatacaba con las mismas estrategias. Era la antigua Ladybug, y ella era la nueva generación. ¿Qué había aprendido ella que la antigua ignoraba?

― ¡Ladybug, cuidado! ―escuchó que gritaba Chat Noir. El yo-yo había dado un giro extraño, lanzando un muro de ladrillos de una obra cercana como si se tratara de un castillo de cartas. Intentó lanzar el yo-yo para salir de allí, pero entonces recordó que lo había lanzado para detener el de Nathalie y seguía prisionero en el yo-yo que acababa de hacer caer los ladrillos.

Como un reflejo involuntario de su yo bajo la máscara, Ladybug se agachó cubriéndose con las manos. Atrapada como un bicho. Pero no aplastada como tal.

Al abrir los ojos la respuesta a su anterior pregunta se vio resuelta.

¿Qué había aprendido ella que la antigua ignoraba?

<<Confianza, unión, amor>>.

Su compañero sujetaba el bastón, haciéndolo rotar creando un escudo. No era la primera vez que la salvaba de ese modo. Ni ella a él. Era ese el trato que tenían. Se salvaban la vida, se ayudaban, se apoyaban. Esa era la diferencia entre Nathalie y ella.

Ladybug confiaba en su gatito.

― ¡Cúbreme! ―Chat Noir volvió a blandir el bastón, evitando que cualquier otro ataque llegara hasta ella.

El Lucky Charm hizo aparecer en esta ocasión un bote de pintura roja.

― Te falta una brocha. Que poca consideración. Tu lucky charm ya no es lo que era ―se quejó Chat Noir de un modo muy teatral. Ladybug sonrió un instante. Parecía que fuera como siempre. Con sus comentarios, los objetos que parecían ser inútiles. Y una idea.

Paris seguía envolviéndose en su halo de blanco y negro, lo que requería una capa de pintura urgentemente...

― ¡Eh! ¡Falsa Ladybug! Has dicho que esta es tu segunda oportunidad, pero aquí hay dos Ladybugs, y Paris solo necesita una. Una de nosotras sobra.

Nathalie alzó la mano con el yo-yo, dejando a Chat Noir a punto de defenderse de nuevo. Su rostro observó a su compañera como si esta se hubiera vuelto loca.

― ¿Qué sugieres?

― Si me atrapas, te daré mis miraculous.

Chat Noir se golpeó sin querer con su propio bastón cuando escuchó las palabras de su compañera.

― ¿Qué?

La mirada de Ladybug era clara; confía en mí. ¿Cuándo no?

― ¿Qué te hace pensar que voy a confiar en que vas a jugar limpio?

Ella sonrió.

― Nada. Porque no voy a jugar limpio. Ese es mi truco. La pregunta es, ¿crees que serás capaz de hacerlo pese a saber eso?

Atacar a su orgullo era algo fácil, lo difícil sería llevar a cabo lo que tenía pensado.

Como ya imaginaba, el pez rojo mordió el anzuelo.

― Que comience el juego entonces.

Chat Noir alzó el bastón un instante para desviar el nuevo ataque, intentando captar lo que los ojos de su compañera no expresaban. Era una trampa, un plan, pero ¿qué era exactamente?

Ladybug saltó, parando un instante cerca de él.

― Veo esta situación muy gris, ¿te parece si le doy un poco de color? ―apuntó alzando el bote rojo.

Entonces lo entendió. Chat Noir esbozó una sonrisa, y observó como ella brincaba por París, esparciendo manchas rojas en ese mundo lleno de grises. Estaba ya tan lejos, que no podía distinguirla de las otras manchas.

Ni él.

Ni tampoco su antecesora...

***

Ladybug evitó el yo-yo a tiempo, viendo como su plan surtía efecto. Aunque todavía le llegaban ataques, su antecesora estaba más veces cerca de una mancha roja que de ella. A esa velocidad y altura, era muy fácil confundirla, sobre todo cuando todo alrededor era gris.

Chat Noir, por el contrario, pasaba desapercibido. Y cada vez se acercaba más a su objetivo.

― ¡Deja de huir! ―escuchó que gritaba Nathalie enfadada.

― Te dije que jugaría sucio.

Hablar la había delatado, y el triunfo se vio reflejado en los ojos de su antecesora. Su expresión decía que había ganado, pero pronto supo que solo había logrado caer en la trampa.

Chat Noir le arrebató los pendientes en un gesto rápido y ágil. Luego los tiró hacia su compañera. Nathalie sujetó sus orejas con horror, perder los miraculous era lo peor que podía sucederle a Ladybug. Y como si fuera real, Nathalie regresó a su forma normal. Cayó al suelo rendida.

― ¡En un mundo gris, el gato negro es el rey! ―aseguró triunfante. Ladybug rodó los ojos.

― El dicho no es así, pero tengo que admitir que llevas razón en esta ocasión.

Chat Noir se acercó con una sonrisa.

― Guardaré ese alago en mi pequeño rincón poco habituado a ellos, My Lady.

Sin más ceremonias, Ladybug rompió los pendientes, esperando que la mariposa saliera para poder capturarla.

Por desgracia, no sucedió nada. No salió nada de los pendientes, algo que los dejó desconcertados.

La pequeña sacudida en los hombros de Nathalie les llamó la atención. Parecía que estuviera llorando, hasta que alzó el rostro dejando escapar una sonora carcajada.

― Sorpresa ―murmuró.

Ese no era el objeto akumatizado.

Los había engañado.

Pensando que era ella la que le tendía la trampa, había sido engañada todo el tiempo.

Si los pendientes no eran el akuma, ¿Qué era?

Antes de poder pensar siquiera en algo, alguien más se unió a Nathalie. Alguien que daba color a ese pequeño trozo lleno de negros y blancos.

― Está claro que no puedes hacer nada sin mí, Nathee. Siento haber tardado.

Tanto los ojos de la antigua Ladybug, como ambos héroes de Paris, observaron asombrados a la recién llegada antigua heroína.

Los colores majestuosos del ave más colorida adornó la escena. Mostrando los cabellos rubios y el rostro enmascarado. Como siempre. Pero a pesar de eso, todos sabían quién era ella. Todos la conocían.

― Hellen...

Chat Noir perdió el color por completo, y aunque no lo dijo en voz alta, la palabra volvió los ojos verdes de su madre hacía él cuando pensó:

<<Mamá...>>

*****



¡Hola! Quisiera disculparme por el tiempo que he tardado en subir capítulo. Me está costando muchísimo compaginar el trabajo con "todo lo demás". Lo explico para que podáis entender que no lo hago porque quiera. Trabajo 8 horas diarias, horas malas, porque empiezo sobre las 11 y termino a las 8 de la tarde. Como todavía no tengo coche porque no tengo dinero suficiente, voy en bus, que pasa cada hora y llego sobre las 9 a casa. A esas horas, con lo cansada que estoy de todo el día, lo menos que me apetece es escribir. En realidad me apetecería, pero mi cerebro esta durmiendo ya XD Hoy ha sido una sorpresa, de hecho, y he podido terminar el capitulo.

Sé que muchos no leeran este mensaje, pero los que lo hagan, espero que entiendan por qué estoy tarando en subir los capitulos. Espero tener más tiempo en un futuro, pero esta historia la termino. De hecho no le queda demasiado ya. Es posible que en el siguiente capitulo descubran sus identidades.... Lo dejó ahí. ;P

¡¡Espero que os haya gustado el capitulo!!!

¡¡¡¡Besitooos!!!

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