Capítulo 9
>Yukio<
Llegue a la oficina de Amelia y ella me observo.
— ¿Qué paso?
— Traje a la chica.
— Perfecto, y ¿Donde esta?
— Esta aq... En serio. Este día no deja de tener contratiempos. Ahora regreso, iré a buscarla.
Cuando apenas di un paso fuera de la oficina me encontré con Bon
— ¿Okumura-Sensei?
— Suguro-kun. ¿Que hace aquí?
— Me dijeron que viniera.
— Entonces adelante - Exprese haciéndome a un lado y dejándolo pasar para posteriormente empezar mi andar.
— ¡Sensei!
— ¿Si? - cuestione deteniéndome y volteando a verlo.
— Esta al tanto de Okumura-kun?
— Si, gracias por preguntar.
— Si lo sabe supongo que no hay problema. Me retiro.
Suguro entro a la oficina de Amelia y me dispuse a buscar a la chica. Camine por los pasillos y la mire sentada cerca de la puerta por la que habíamos llegado, por lo que me acerque.
>Marinette<
— ¿En serio eres una heroína? - se escucho una voz encima mio y solo levante el rostro
— ¡Oye que grosero! - espete con un rostro de enfado
— Lo siento, no lo decía de esa forma.
— umm - exclame entrecerrando mis ojos con enojo — Esta bien. Por lo menos regresaste a buscarme.
— Es lo mínimo que puedo hacer. Fui yo el que te ha traído para explicarte las cosas que pasan con tu vista.
En ese momento cerré mis ojos con mis manos dejando una pequeña abertura — ¿Tu sabes que es lo que me pasa?
— Si, y puedo explicarte a detalle el por qué, pero primero tenemos que explicarte todo. Así que sígueme... - Expreso empezando su andar pero se detuvo — Mejor dame la mano. No quiero que te pierdas de nuevo como lo has hecho antes.
Observe como tendía su mano y simplemente la tome para ponerme de pie y caminar por los pasillos. En el trayecto observaba a a varios jóvenes caminar a nuestro costado mientras expresaban un "bonjour professeur" y hacían una tenue reverencia.
— Aquí esta la chica Amelia. - Expreso hacia una mujer joven de pelo rubio y ojos ámbar. Vestida con la misma indumentaria que el chico pero diferente a los demás jóvenes.
— Menos mal la has traído con amabilidad, por un momento creí que repetirías tu actitud de ayer. Los estudiantes no dejan de hablar de ello.
— Estaba fuera de mi, me disculpo por eso. - Se disculpo soltando mi mano y cerrando la puerta para tener privacidad.
— ¿Cual es tu nombre y edad? - Pregunto la mujer, rompiendo aquel silencio incomodo que se había creado entre los 3 en la oficina.
— Soy Marinette Dupaing Cheng. Tengo 15 años.
— ¿Puedo preguntar algo, en total discreción?
— Si - dije no muy segura de mi respuesta
— ¿Eres Ladybug?
En ese momento me altere y voltee a ver al chico que permanecía detrás mio cuidando la puerta.
— Yo no he dicho nada, te delataste sola por la herida espiritual.
— ¿Que es eso?
— Es una herida realizada por un demonio y que a raíz de ella puedes ver a otros demonios. Lo primero que viste fueron a los Coal Tar, las volitas negras que observaste en el salón de clases el día de ayer, y un Bariyon, la roca con ojos que observaste en el parque. ¿Es correcto?
— Si. Como lo sabe.
— Porque es lo que dice el reporte que redacto Juleka sobre ti.
— ¡¿Mi compañera de clase?!
— Efectivamente, ella es la mejor estudiante de las clases extensivas, o de exorcismo como le decimos aquí.
— Entonces me esta diciendo que todo lo que he estado observando son demonios. ¿Todo a raíz de una herida espiritual?
— Exactamente.
— ¿Y es reversible?
— Por desgracia no - Exclamo Yukio interviniendo de nuevo en la conversación desde hace un buen rato. Sus palabras se escuchaban con cierto tono de resignación en la voz pero decidí no prestarle atención a ello.
— Siento decirte que mi compañero tiene razón, no existe una cura para la herida espiritual, lo único que podemos hacer es incluirte en las clases intensivas para explotar el potencial que tienes y para que puedas defenderte en las batallas como superheroína. Que dices ¿Aceptas?
En ese momento no tenia una respuesta por lo que me quede en silencio un poco, aunque ese poco se alargo demasiado y ahora no sabia como empezar a hablar.
— Realmente no lo se... tengo que hacer los patrullajes de guardia como Ladybug y los trabajos escolares. No puedo simplemente decirle a mis padres que quiero estudiar "clases intensivas". Me interesan las clases porque son para protegerme pero no es tan sencillo.
— ¿Y si tuviera privilegios? - Expreso Yukio acercándose al escritorio — Ha habido casos de estudiantes privilegiados con una llave y justificantes especiales.
— ¿Eso se puede?... - exclame para mi misma siendo ignorada por los presentes
— Pero eso solo es para los miembros de familias exorcistas.
— Que tiene de malo que ella los tenga. Se que esos permisos antes eran exclusivos pero ahora puede otorgarse a las personas que nosotros consideremos necesarias. Ademas, como bien ha dicho, los conocimientos de aquí le serán útiles en batalla, ademas, no podemos hacer como que la herida no hubiese existido. Los vera quiera o no, y que mejor que aprenda a sobrellevarlo
— ¿Pero?...
— Me pides imposibles Yukio. Si los afiliados o las familias mas antiguas se enteran de esto van a protestar.
— ¡Chicos!...
— En ese caso yo firmarme los documentos. Tu solo debes echarme la culpa a mi. Es simpl...
— ¡Basta! - Exclame mirandoles — No puedo hacer que alguien se meta en problemas por mi culpa
— ¿Acaso no quieres saber defenderte?
— Claro que quiero, pero no a costa de un castigo. Eso esta mal. - exprese levantándome y saliendo de ahí.
— Oye espera.
Escuché y sentí como sostenían mi muñeca.
— Puedes soltarme. - pedí amablemente.
— No. escúchame, necesitas ese permiso, que más da que eso me amerite un castigo.
— Tiene mucho que ver. No puedo permitir que se haga algo que pueda perjudicar a alguien. ¡Suéltame!
>Yukio<
Me negaba a soltarle ya que se que esto le ayudaría, necesitaba convencerla.
— Es algo que tú necesitas. ¡No puedes escatimar en tu protección, debes saber defenderte!
En ese momento sentí como ella salto sobre su sitio y coloco sus pies entre mis orejas y se giró con fuerza. Todo fue en un lapso de segundos pero ya me encontraba en el piso.
— Se defenderme sola, gracias.
Expreso empezando a caminar dejándome en el piso.
— ¿Estás bien? - expreso Amelia llegando hasta donde estaba tirado y me ayudó a levantar. Aunque estaba tratando de aguantar una risa.
— ¿Por qué hizo eso? - pregunté quitando mis anteojos ya que se habían roto por aquella caída.
— A las chicas les molesta mucho que les tomen la muñeca con fuerza. Es una ofensa, así que tú mismo te buscaste que se defendiera.
— Las chicas son complicadas.
********
Awwww nuevo ship... jajaj okno... o si?... Vivan los novios jajaja.
Bueno en fin espero que el capitulo les haya gustado porque son de los que mas me ha gustado escribir.
Hasta pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro