Capítulo 2
^Yukio^
— ¡Yukio! - escuche gritar mi nombre al entrar a la rama francesa
— Qué pasa, voy tarde - dije con la maleta arrastrándola por el lugar haciendo un estruendoso ruido a cada paso que daba causando miradas curiosas viéndome entrar por aquella puerta que estaba restringida para los estudiantes de bajo rango.
— Yukio... - empezó a hablar Amelie-san mientras entraba a mi habitación y a todo lo que decía Amelía le decía que si.
— Amelie-san podrías darme los papeles de la escuela en la que iré - pedí cuando ya tenia todo en una mochila de mano color blanco, esta tenia un doble fondo donde tenia mi pistola y balas encantadas por si alguna amenaza se presentaba.
Ella me entrego mi credencial donde tenia el numero de control y unos papeles de inscripción — Solo falta que verifiques tu ingreso.
— Gracias - dije tomando mis llaves y abriendo una puerta directo al baño de una estación subterránea cercana a la preparatoria - ok, estoy cerca.
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^Marinette^
Me encuentro observando mi teléfono a cada momento y parece que el tiempo no avanza y cada vez que miraba hacia arriba veía a aquellas bolitas volando al rededor de todos ¡como es que no los ven!.
-— ¿Marinette, que sucede?
Pregunto Alya al verme de esa forma. No puedo decirle ni que es lo que tengo porque ni siquiera yo se lo que me pasa. — Nada Alya - me limite a contestar
Traté de disimular al observar más de cerca a esas criaturas, claramente no quiero preocupar de más a mi amiga. Empecé con observar a una pequeña que se encontraba en mi mesa y cuando la miraba muy detalladamente sentí una mirada. Cuando giro la vista me encuentro con Juleka quien me veía pensativa como si supiera lo que veo.
Quise apartar la mirada hacia donde observaba anteriormente pero ya no se encontraba la bolita negruzca con ojitos de hace un momento lo cual me pareció raro ya que de un momento a otro todas sus amigas desaparecieron.
— Alumnos, saquen sus libros y ábranlos en la página 125.
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^Yukio^
Al llegar a la escuela con 5 minutos antes de la clase pensé que lo habría logrado pero ese lugar estaba infestado de demonios de bajo rango decidi realizar un hechizo delimitante para eliminarlas y hacerlas desaparecer.
Entre a la escuela y el patio estaba desierto — ¿Valla tempranees, he Yukio? - dije sarcástico hacia mi mismo a modo de regaño mientras me dirigía a la oficina del director para verificar mi ingreso.
— ¿Señor Damoçles? - dije tocando la puerta
— ¡Hola joven Yukio! - saludo al verme abrir la puerta
— ¿Me conoce? - dije confundido.
— Claro. Eres el nieto del Shirō Fujimoto
— ¿Usted lo conocía?
— ¿Conocerlo? Él me ayudó cuando estaba de vacaciones en Japón. Conozco muy bien lo que hacen. Eres su aprendiz ¿Cierto?
— ¿Si?
— Me alegro. Será de gran ayuda tener a un exorcista protegiendo la escuela y más con estos avistamientos.
— ¿Usted puede verlos? - exclame sorprendido.
— Es a causa de lo que pasó en mis vacaciones. Ya me he acostumbrado.
— De acuerdo. Es bueno contar con su ayuda.
— Todo por el nieto de Fujimoto
Salí de la oficina unos minutos después y al subir el último escalón hacía el segundo piso sentí un retortijón en el estómago y de no sujetarme en el barandal de la escalera hubiera caído escalera abajo.
— ¿Estás bien? - dijeron a mis espaldas y al dar la vuelta me encuentro con un chico de cabellos rubios.
— Solo es un dolor. No es nada que no conozca ya - dije con gracia recobrando la compostura.
— Si gustas puedo darte una pastilla.
— No hace falta. - dije empezando mi andar.
— Eres nuevo ¿Verdad?
— Por desgracia. Mi idea era no involucrarme en esta escuela pero me han obligado.
— Creo que hay que apurarnos. Ya vamos tarde. - comento caminando más rápido
Yo le seguía de cercas y me detuve antes de llegar debido a otra punzación.
— Adelántate.
— ¿Seguro que estás bien?
— Si, descuida.
Él siguió su camino y yo me dirigí al baño para mojarme la cara con agua ya que sentía un calor enorme. Me moje varias veces pero el calor no disminuía pero ahora este calor no provenía de mi.
— Okumura Yukio-kun
En instinto saque la arma de mi maletín y me puse en guardia. Por alguna razón esa voz me parecía familiar pero no recordaba de donde.
— Acaso no recuerda al hombre a quien mostraste tus verdaderos ojos.
Mi piel se me helo pese a la temperatura del lugar y agarre el arma con fuerza.
— ¡Toudou! - grite y salió de uno de los cubículos
— Al menos me has reconocido. Bueno es hora de retirarme. No querrás alarmar a los estudiantes con esa arma ¿O si?
Mi mano temblaba ya que eso era verdad. Aunque tenga la autorización del director, la mayoría de los estudiantes se alarmarían al escuchar al apenas disparar.
Él se retiró a paso lento con una sonrisa burlona en su rostro, lo que me daban ganas de enfrentarlo por lo que le seguí, pero al apenas salir del baño él desapareció.
— Has echo mal en aparecer, Toudou-san
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Aclaración: Se que el apellido del personaje es "Todo" pero por la pronunciación y para evitar confusiones en la lectura, lo he modificado. Una disculpa de antemano.
Escrito el: 30 de diciembre del 2018
Corregido el: 01 de Abril del 2022
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