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Verdad y Revelación

Dawson, después de que lograra liberarse de la lanza, corrió lo más rápido que pudo hacia la pila de juguetes que colapsó en busca de sus amigos.

—¡Basil! ¡Ladybug!

—Aquí estoy

El médico volteó hacia su derecha y vio a la joven salir de entre los juguetes; a simple vista parecía que estaba bien, pero Dawson sabía que no era así por su expresión de dolor.

—Querida ¿estás bien? —preguntó Dawson, acercándose preocupado a la heroína

—Sí, no es nada —contestó ella frotándose la parte posterior de su cuello

—¿Dónde está Basil?

Ladybug vio preocupada el caos de juguetes. Sin decir nada, corrió hacia el desastre. Al irse acercando escuchó una muñeca decir «Mamá» varias veces. Entre ella y Dawson movieron un tambor y un barco de juguete, miraron hacia arriba y vieron aliviados a Basil vivo y de una sola pieza; no obstante, estaba colgado de cabeza con los pies enredados en la cuerda de una muñeca y por lo mismo esta decía «Mamá» sin parar, y el detective subía y bajaba —irónicamente— como un yoyo mientras luchaba por desenredarse.

Dawson y Ladybug corrieron hacia él.

—¡Basil! —llamó el médico—. ¡Olivia! ¡Olivia se...!

—¡Sí! ¡Se la llevo! —obvió Basil—. ¡Dawson, demonios! —gritó en cuanto bajo y estuvo a la altura del médico, aunque fuera unos segundos—. ¡Le dije que cuidara bien a la niña! —lo regañó. Al fin pudo soltarse y cayó de cara al suelo. Se incorporó quitándose de la cabeza la capa Inverness y volvió su atención hacia Ladybug—. ¡Y a ti te dije que te hicieras responsable de ella como se debía!

—¿Disculpa? Es lo que hice desde el principio. Si hay alguien a quien culpar ¡es a ti! —se defendió la heroína—. ¡Si me hubieras creído cuando te dije dónde vi a Fidget, haberme dejado sacar a Olivia desde el principio, pero sobre todo confiaras en mí NO HABÍA SUCEDIDO ESTO! ¡Y por si lo olvidaste, Sr. Hago Todo A Mí Manera, Chat Noir está con ella!

—¡Ah, que alivio! ¡La niña está a salvo junto a un joven QUE NO PUDO PROTEGERSE A SÍ MISMO! ¡Ahora por culpa de ambos! —Basil miró a Dawson, quien se encogió ante sus duras palabras. Ladybug apretó con fuerza su puño derecho que temblaba debido a que la joven quería darle un golpe en la cara al detective, pero se sujetó el puño con la otra mano para contenerse—. ¡Se los ha llevado ese pequeño monstruo maniático! ¡Pronto estarán en las garras de la más depravada mente de Londres! ¡ES PRECISAMENTE POR ESTO QUE ME PARECIÓ UNA TERRIBLE IDEA INVOLUCRAR A UNOS JÓVENES, EN ESPECIAL A UNA MUJER! ¡DEBÍ HABERLO IMAGINADO, DAWSON...!

Basil se interrumpió en cuanto dio media vuelta para encararlos, pero al hacerlo recibió un fuerte golpe en su mejilla izquierda haciendo que perdiera el equilibrio y casi cayera. Se tocó la mejilla y miró estupefacto a Ladybug. La catarina-roedora lloraba, y a pesar de las lágrimas, Basil pudo ver en ellos varias emociones: tristeza, ira, arrepentimiento, culpa y... ¿decepción? Esa última emoción lo desconcertó.

—¿CUÁL ES TU MALDITO PROBLEMA CON LAS MUJERES? ¿POR QUÉ CARAJOS ENSEGUIDA ME DESPRECIAS? ¿ACASO CREES QUE POR EL SIMPLE HECHO DE QUE SEAS HOMBRE ERES MEJOR QUE YO? ¡GRACIAS A TU MACHISMO, O DEBERÍA DECIR MISOGINIA, ¡NO QUISISTE ESCUCHARME Y ESO OCASIONÓ QUE FIDGET SE LLEVARA A OLIVIA Y CHAT NOIR!

»¡No sé qué mierda causo eso, pero entiende de una maldita vez que puedo hacer lo mismo que tú, incluso me atrevería a decir que mejor! ¿Y sabes qué? ¡Tienes razón! ¡Si alguien tiene la culpa de que Fidget se los llevara, soy yo! ¡Aseguré que protegería a Olivia y no pude hacerlo! ¡Tampoco pude proteger a mi amigo!

Basil y Dawson miraban en silencio a la joven atónitos, en especial el detective. El ratón hizo un ademán de acercarse a la joven, pero retrocedió al verla caer de rodillas y cubrirse el rostro con las manos. Ladybug volvió a hablar. Dawson no le entendió, pero Basil sí, a pesar de que habló en un susurro, y no porque lo dijo en español, dejándolo genuinamente sorprendido.

Y pensar que podría hacer equipo con quien siempre he admirado y por eso me vestí así. Soy una idiota.

El detective se quedó sin habla. Cierto, desde que se hizo conocido como El Gran Ratón Detective de Londres, muchas personas (en su mayoría niños) lo admiraban. Pero esta era la primera vez que una mujer se lo decía e incluso quería probar su valía. Por primera vez en su vida, Basil se odio a sí mismo por tratar mal a una persona. Suspiro levemente, queriendo tratar de ayudarla a calmarse, le tendió la mano.

—Señorita... quiero decir, Ladybug. Yo...

La heroína apartó de un fuerte golpe la mano del detective. Se levantó, pasó junto a Basil golpeándolo del hombro sin cuidado y se alejó de él y de Dawson. Ladybug se llevó las manos a la cabeza y entonces sintió que tenía algo puesto. Se lo quitó y lo vio; a pesar de que acababa de decirlo, olvidó por completo que al transformarse cambió su traje y en lugar de su usual listón-diadema ahora llevaba una cervadora. Estrujó el sombrero con furia y dolor, lo arrojó al suelo y se ocultó detrás de una caja sorpresa. Se sentó y abrazó sus rodillas derrotada.

Fuera motas

La luz rosa de destranformación recorrió su cuerpo y frente a ella apareció de pie Tikki. La kwami veía triste a su portadora sin saber qué decir, nunca había visto a Alex así de triste. Se hincó ante la latina y le habló con gentileza.

—Alex

Sin mirar a la kwami, la joven fue hacia ella, la abrazó y empezó a llorar. Sabía que actuaba de manera infantil al reaccionar así por un personaje animado que fue creado por el poder de un akuma de Papillombre, pero no podía evitarlo; era su personaje favorito desde niña y en cuanto descubrió lo que pasaba la había emocionado y creyó que sería emocionante y divertido vivir esa aventura como en la película. Que ingenua había sido.

Basil vio a la joven alejarse, quitarse su sombrero, arrojarlo al suelo y ocultarse. Miró a Dawson y el médico le hizo un ademán con las manos animándolo a ir con ella y hablar. Basil suspiró, hacía mucho tiempo que no hablaba con una mujer fuera del ámbito laboral. Sabía que no era solo culpa de ella, también era suya, pero verla cargar con toda esa culpa y reprocharse a sí misma no iba a cambiar nada.

Recogió la cervadora de Ladybug, le sacudió la suciedad con cuidado y se acercó a ella. Estaba a unos pasos de la joven cuando la escucho decir "Fuera Motas"; en donde estaba la catarina-roedora apareció una luz rosa y enseguida la cervadora desapareció de sus manos en una luz rosa. ¿Qué rayos fue eso? Avanzó de nuevo, esta vez con cautela, y escuchó una voz extraña y aguda decir "Alex" y enseguida un llanto.

«Alex. Así que ese es el nombre real de Ladybug» pensó el ratón

—Basil

El detective miró sobre su hombro al médico. Dawson también se acercó a consolar a la joven e igualmente vio la extraña luz rosa. Ambos se acercaron lentamente.

—A... —Basil se interrumpió. Estuvo a punto de llamarla por su nombre real y se suponía que eso no debía saberlo—. ¿Ladybug?

Alex se calló abruptamente. Se alejó de Tikki sin soltarla y ambas se miraron asustadas. Olvidaron por completo que no estaban solas.

—Mi niña, no debes sentirte mal por lo que sucedió, no es tu culpa. —dijo Dawson acercándose lentamente—. También es mía. Debí haberla vigilado mejor.

Se escucharon pasos acercándose. Alex y Tikki se pusieron de pie y antes de que pudieran hacer algo, Dawson se asomó.

—Querida ¿estás...? ¡Oh, cielos! ¿Qué...? ¿Quién...?

—¡NO!

Era tarde para que Tikki se ocultara, pero lo más importante era proteger la identidad de su portadora. Se paró ante Alex ocultándola, haciendo que Dawson viera a la kwami.

—¡Doc, no se acerque! ¡Váyase! —pidió Alex

—¡Asombroso! —expresó el médico—. ¿Ladybug, eres tú?

Al escucharlo, portadora y kwami no pudieron evitar reírse. Una vez calmadas, Alex suspiró. Personajes o no, creaciones de akuma o no, Basil y Dawson eran lo único que tenía la latina como apoyo para rescatar a Olivia y Chat Noir, y derrotar a Ratigan y SentiFidget. Respiró profundo antes de hablar.

—No, Doc. Ella es Tikki, mi kwami

—Ladybug ¿qué haces?

—Perdón, Tikki. Pero merecen saber la verdad si vamos a trabajar juntos para derrotar a Ratigan.

—Confió en ti y lo sabes. Si crees que es lo correcto, está bien

—Gracias. Pero no te muevas, contaremos todo poco a poco

—La confianza se obtiene hablando cara a cara

Una mano se posó sobre el hombro de Alex ocasionando que se sobresaltara. Volteó y su corazón brincó al verlo detrás de ella.

—¡Basil!

La joven iba a darle la espalda, pero el detective la detuvo sujetando con firmeza su hombro y haciendo que lo mirara de frente.

—La razón por la que desconfío de ti es porque tengo el presentimiento de que nos ocultas algo. Y la aparición de esta... criatura...

—Tikki

—Sí, ella. Es evidencia de lo que digo. Así que, como dijiste, si vamos a trabajar juntos no puede haber secretos entre nosotros. Por eso ya no es necesario que te ocultes.

—Respecto a eso... Es por precaución, aunque para explicarlo será mejor que les contemos todo desde el principio

Portadora y kwami se observaron. Alex sabía que era peligroso porque Basil y Dawson al ser creaciones del akuma existía la posibilidad de que Ratigan o, peor aún, Papillombre usaran a los ratones para ver y escuchar todo lo que sucedía... incluso en ese preciso momento.

Tikki vio la preocupación de Alex. Observó a Basil tratando de encontrar algún indicio de que el detective estuviera ahora mismo bajo el control del villano akumatizado o el portador de Nooroo y Duusu. No vio nada, pero no lo dejaría así. Se acercó al ratón, pasando junto a su portadora, llamando la atención de la joven.

—¿Tikki?

La kwami de la creación no contestó. Basil soltó a Alex y miró entre fascinado y confundido a Tikki; nunca había visto a alguien... o algo como ella y no sabía qué hacer o decir. La kwami tendió su mano hacia el ratón. Al principio el detective la observó con suspicacia así que miró a la latina, a lo que Alex solo asintió y eso bastó para que Basil tomara la... mano de Tikki. En cuanto la kwami agarró su mano, algo en su interior reaccionó. Tikki sonrió y abrazó a Basil, desconcertando por completo a los presentes, en especial al detective.

—Uh... ¿Tikki? ¿Qué estás...?

La kwami soltó al detective y fue hacia el médico. Dawson retrocedió asustado por la repentina actitud de la criatura y estuvo a punto de caer de espaldas, pero Tikki lo sujetó de la mano a tiempo. En cuanto su mano estuvo en contacto con la del doctor, la misma sensación que tuvo con Basil la kwami de la creación la sintió con Dawson.

—Tikki, ¿qué haces?

—¡Puedes contarles todo, Alex!

—¡TIKKI!

La pequeña kwami soltó al médico y se cubrió la boca con sus manos. Basil carraspeó y los presentes los miraron.

—Bueno, primero que nada, deberíamos buscar un lugar más... cómodo para conversar

Alex y Tikki se sentaron en el suelo una al lado de otra. Al verlas, Basil y Dawson se miraron. La joven puso los ojos en blanco y les dijo:

—Estamos en medio de un desastre de juguetes, no hay muchas opciones de "lugares cómodos" —los dos ratones volvieron a mirarse, hundieron los hombros y se sentaron ante la joven y la kwami—. Bueno ¿por dónde deberíamos comenzar, Tikki?

—Creo que por explicarnos sobre su... amiga —-sugirió Basil

—Al parecer será desde el comienzo de todo —-dijo Tikki

—Y sí que es "el comienzo" —agregó Alex

—De acuerdo. —con eso, Tikki comenzó la historia—. Los kwamis existimos desde el origen del universo. Esto se debe a que somos formados cuando un nuevo concepto abstracto surge, como la creación, el amor, la belleza, las matemáticas, la protección, la ilusión, etc. Cuando esto pasa, nacen sus respectivos kwamis; como yo, la kwami de la creación, que nací al inicio del universo y fui la primera kwami en existir.

»Sin embargo, los kwamis no somos criaturas regulares o tangibles como los hum... ratones —Tikki se apresuró a hacer ese cambio, pero Basil lo notó. No obstante, lo dejaría pasar. Por ahora, escucharía el resto de la explicación—. A pesar de poder viajar por el universo, los kwamis no éramos detectados por los ratones y éramos incapaces de interactuar con ellos. Pero eso fue resuelto miles de años atrás, cuando un mago descubrió cómo crear unas joyas mágicas, los Miraculous, con el fin de que los kwamis pudiéramos comunicarnos y asistir a los ratones.

»Desde entonces, los kwamis hemos ayudado a los portadores de Miraculous a hacer el bien en el mundo. Aunque hubo ocasiones, como ahora, en las que tocaban portadores villanos y debido a que estamos forzados a obedecer a quien tenga en su poder el Miraculous, había que ayudarlos en sus planes malvados.

—Entonces, ese tal Papillombre ¿tiene un Miraculous? ―preguntó Basil

—De hecho, tiene dos —aclaró Alex—. Los Miraculous de Mariposa y Pavo Real. Su nombre hace referencia a la combinación de dichas joyas.

—¿Qué? ¿Puede usar más de uno a la vez?

—Sí

—¡Oh cielos! —exclamó Dawson—. Pero ¿por qué Papillombre lastimaría a gente inocente?

—Y lo que más me preocupa es ¿por qué se alió con Ratigan?

—Hace tiempo que Papillombre ataca gente inocente, transformándolos en supervillanos, con el único propósito de apoderarse de mi Miraculous y el de Chat Noir

—¿Por qué? —preguntó Basil

—Al combinar los Miraculous de Catarina y Gato Negro, junto con una invocación especial, la persona que los tenga alcanzará el poder absoluto de alterar la realidad y pedir un deseo —explicó Tikki—. Sin embargo, el universo debe mantener su equilibrio por lo que cada deseo tiene una reacción. Por ejemplo, si un ratón deseara ser un humano, a cambio alguien perdería su humanidad. Además de que el universo se tendría que destruir y volver a construir de la forma en que el portador haya deseado.

Basil y Dawson se quedaron atónitos. Es cierto que durante la explicación ambos se sorprendieron y fascinaron ante lo que escucharon; pero lo último que Alex y Tikki dijeron era preocupante, y más para el detective.

«Aun no comprendo cómo es que Papillombre convenció a Ratigan para aliarse con él, pero si esa rata de alcantarilla descubre el poder de los Miraculous de Ladybug y Chat Noir y lo que pueden hacer juntos no solo el reino estaría en peligro sino el universo.» pensó Basil

El detective se levantó y en seguida Alex lo imitó.

—¿Basil?

—Debemos detenerlos a como dé lugar. Ratigan tiene a Chat Noir, por lo que ahora tiene su Miraculous. Y si logra apoderarse del tuyo...

—Los encontraremos. —aseguró la joven—. A Chat Noir, a Olivia y su padre

—¿Ustedes creen eso en realidad? —preguntó Dawson

—¡Por supuesto que sí, doctor! —afirmó Basil, sacando de su bolsillo su pipa y un fósforo, encendiendo este último usando la nariz de un títere—. Hay que pensar, eso es todo —El detective dio unas cuantas bocanadas a su pipa, arrojó el fósforo quemado a un lado y comenzó a caminar, absorto en sus pensamientos.

Dawson, Alex y Tikki observaron a Basil ir de un lado al otro. Entonces la castaña recordó lo que seguía de la película, pero decirlo directamente sería sospechoso. Así que tuvo idea.

—Por cierto, Doc. ¿Qué quería decirnos?

—¿Disculpa?

—Antes de que todo este caos se desatara, usted intentó decirnos algo a Basil y a mí. Pero por discutir no lo escuchamos.

En seguida Dawson lo recordó. Metió las manos a sus bolsillos, sacó una hoja de papel y se lo tendió a Alex. La chica lo rechazó.

—Léalo en voz alta, por favor

—Claro. Veamos... «Trae lo siguiente: Herramienta. Mecanismos...»

—¿Qué?

Basil se detuvo al escuchar a Dawson y se acercó rápidamente hacia ellos a la vez que se retiraba de la boca la pipa.

—«¡Chica!»

—Trae lo si...

—«Unifor...»

El detective le arrebató la lista al médico y la revisó rápidamente. La emoción se reflejó en su rostro.

—¡Dawson, señoritas, los felicito! ¡Está lista es precisamente lo que necesitamos!

Corrió hacia la ventana, pasando rápidamente junto a Dawson, Alex y Tikki.

—¿Qué? ¿Qué?

—¡Pronto! ¡Vamos a Baker Street! —dijo Basil recogiendo su cervadora y saltando sobre un par de juguetes de camino hacia la ventana.

Dawson, Alex y Tikki siguieron al detective, pero antes de salir la kwami detuvo a su portadora.

—¿Qué pasa?

—Alex, debes volver a transformarte antes de salir

Basil y Dawson se detuvieron al escucharlas y se volvieron hacia ellas.

—¿Transformarse? —repitieron los ratones

—¿No recuerdan que al llegar vestía como detective con estampado de catarina? —recapituló la joven—. ¿Y cómo creen que Tikki apareció?

—Lo que dijeron fue que los kwamis ayudan a los portadores de Miraculous. —recordó Basil regresando sobre sus pasos hacia Alex y Tikki—. Nunca explicaron cómo funcionan esas joyas y cómo exactamente los kwamis les ayudan

Portadora y kwami se miraron. Al parecer el detective tenía razón y omitieron algunos detalles.

—¿Ups? —dijo Alex con una tímida sonrisa—. Bueno, ahora les mostraremos esos poderes. ¡Tikki, motas! ¡Ha! —la luz rosa que Basil y Dawson vieron antes cubrió a la joven y cuanto está se desvaneció vieron a Ladybug donde antes estaba Alex.

—¡Asombroso! —exclamó Dawson fascinado—. ¿Así funcionan todas esas joyas?

—Sí, eso con referencia a la transformación. Pero como les explicamos, cada Miraculous tiene su poder. El mío, como explicó Tikki, es el de la creación. El de Chat Noir es la destrucción.

—¡Sorprendente!

—Como sea —interrumpió Basil, aunque igualmente estaba impresionado—. Debemos regresar a Baker Street ahora mismo

—Claro. Para analizar esa lista y obtener más pistas

—Elemental, mi querida Ladybug

Un leve color rosado apareció en las orejas de la joven y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no gritar a causa de la emoción.

«¡Ahora sí se parece a mis fantasías de la película: Resolver casos al lado de Basil y pasarla genial!»

Sin más, los tres salieron de la juguetería. Montaron sobre el lomo de Toby, quien movía la cola con entusiasmo esperando pacientemente a su amo, y esta vez el sabueso ni siquiera le gruñó a Dawson cuando él también montó.

Y con eso, regresaron a Baker Street, decididos a encontrar y rescatar al joven portador del Miraculous del Gato Negro, al juguetero y su hija.

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Eran muy pocas las veces en las que se asustaba, y esa situación era una de ellas. Sabía que era ridículo espantarse por una película infantil, pero al no conocer la trama y peor aún siendo capturado por el enemigo, algo que nunca había sucedido antes, hacia que su preocupación y miedo crecieran. ¿Lo estaría llevando ante Papillombre? ¿Ladybug, Basil y Dawson los encontrarían antes de que le quitaran su Miraculous? Eso último hizo que otra duda surgiera y el temor aumentara: una vez que le hurtaran su anillo ¿Qué harían con él?

Los pensamientos de Chat Noir fueron interrumpidos al ser abruptamente arrojados al piso. Olivia se abrazó con fuerza al chico y el felino-roedor abrazó a la niña tratando de transmitirle seguridad, algo que él mismo carecía en ese momento. No obstante, no podía dejar que sus emociones negativas lo dominaran, y no solamente porque corría el riesgo de ser akumatizado, sino que necesitaba tener la mente fría para poder idear un plan de escape y contactarse con su lady y los dos ratones.

Con delicadeza soltó a Olivia y le indicó silencio llevándose un dedo a los labios. La niña asintió en señal de entendimiento y se quedó callada. Chat Noir tomó su bastón y permaneció alerta. En cuanto el saco fue abierto, el héroe extendió su bastón dándole de lleno en la cara a Fidget, que retrocedió chillando de dolor y cubriéndose la nariz con las manos.

El felino-roedor salió del saco y golpeó al murciélago con su bastón arrojándolo varios metros lejos de él y de Olivia. Desafortunadamente, enseguida fue rodeado por otros ratones e incluso una lagartija, y lo sometieron. Uno de ellos le sujetó con fuerza la muñeca derecha y el héroe forcejeó para evitar que le robaran su Miraculous. No obstante, en su lugar sintió que algo apresaba su muñeca y al mover la mano sintió que algo redondo y metálico la cubría por completo.

—¿Qué demonios...?

Una risa maligna captó su atención. Dos ratones sujetaron de los brazos a Chat Noir y lo pusieron de rodillas. El héroe levantó la mirada y se encontró cara a cara con el villano akumatizado en turno.

—Vaya, vaya, vaya. El capturar a un héroe no estaba anotado en la lista, Fidget

—Esta es una bonificación, profesor —contestó alegremente el murciélago, a pesar de todavía sentir dolor en su nariz

—Bueno, mi joven amigo. —dijo Ratigan sonriéndole a Chat Noir—. Te preguntarás por qué cubrieron tu mano dónde está ese lindo anillo con esa esfera de metal en lugar de quitártela. Sencillo, los necesito a ti y a la niña como carnada para tu amiga. Y en cuanto la tenga ahora sí tomaré tu anillo y los aretes de ella, y se los daré a mi buen amigo Papillombre

—En verdad que eres alguien demasiado optimista —dijo Chat Noir—. Pero estas cometiendo un gran error al subestimar a Mi Lady. Lo que sea que estés tramando, ella no caerá fácilmente

—Eso ya lo veremos —contestó desafiante el profesor. Entonces le habló a Fidget—. Ve por la niña y espérame en la puerta de la "habitación" del Sr. Flaversham

—¡A la orden, profesor! —contestó el murciélago haciendo un saludo militar

Sustrajo a Olivia del saco y la llevó hasta un barril que tenía la puerta cerrada con un candado y la ventana tenía barrotes, clara señal de que no era una habitación sino una celda. Ratigan vio con una enorme sonrisa a Fidget y Olivia, después se volvió hacia sus secuaces que aún sujetaban a Chat Noir.

—Encierren a nuestro joven invitado. Ya saben donde

—¡Sí, profesor! —contestaron los maleantes

Los matones llevaron a Chat Noir hasta una enorme botella verde de vino vacía. El felino-roedor luchó por liberarse, pero uno de los matones lo golpeó con fuerza en el estómago sacándole el aire bruscamente y de ese modo someter fácilmente al joven héroe. Lo metieron a la botella, aunque tuvieron dificultades por la esfera de metal en su mano, y cerraron la botella con un corcho. Una vez recuperado el aliento, Chat Noir revisó su ropa y suspiró aliviado al comprobar que aún conservaba su bastón.

—No gastes tiempo y energía, joven amigo —dijo Ratigan captando la atención de Chat Noir. El profesor le sonreía burlonamente—. Reforcé esta botella para hacerla irrompible. Así que tu arma no servirá, ni tu "abracadabra". La única forma sería que usaras tu poder de destrucción, pero de hacerlo solo destruirías la esfera de tu mano y minutos después volverías a ser un simple muchachito. Así que, de un modo simple, y patético para ti, estás atrapado —Ratigan rio y se alejó de la botella yendo hacia donde lo esperaba Fidget con Olivia.

Chat Noir miraba con ira a la rata y el murciélago. Ladybug tenía razón cuando le advirtió que enloquecería con el villano ¡y apenas había intercambiado algunas palabras con él!

«Ladybug, por favor dense prisa»

Chat Noir vio a Ratigan abrir la puerta donde estaba encerrado el padre de Olivia. Gracias a sus poderes pudo escuchar a la rata hablarle al hombre revelándole a la niña. La pequeña le dio un pisotón a Fidget para soltarse y correr hacia los brazos de su padre en un tierno reencuentro. Lamentablemente, ese momento fue interrumpido por Ratigan; separó a Olivia de Hiram entregándola al murciélago y este la sacó del barril. Antes de irse, el profesor amenazó al juguetero de dañar a su hija sino terminaba su trabajo esa misma noche y cerró de un portazo.

Mientras Ratigan intimidaba al pobre Sr. Flaversham, Fidget llevó arrastrando a Olivia hacia la botella donde Chat Noir estaba encerrado.

—¡No! ¡Suélteme! ¡No quiero ir con usted! —gritaba Olivia mientras forcejeaba para liberarse del agarre del murciélago.

Fidget quitó el corcho, empujó a Olivia dentro de la boca de la botella solo hasta la mitad de su cuerpo.

—¡Ya cállate! ¡Ahí te quedarás junto a tu amigo! —dijo el murciélago mientras tomaba el corcho y lo empujaba contra el trasero de la niña, metiéndola por completo en la botella y haciéndola chocar contra el héroe.

—¿Estás bien? —preguntó el felino-roedor

—Sí —contestó la pequeña—. ¿Y tú?

—Igual estoy bien

Olivia abrazó a Chat Noir permitiéndole así sentir su miedo. El héroe la abrazó con cuidado por la esfera de metal y vio sobre la cabeza de la niña la mirada burlona de Fidget.

—¡Solo espera a que salgamos de aquí!

—¡Uy, que miedo niño!

—¡Auxilio! —suplicó Olivia—. ¡DÉJENOS IR! ¡¡¡AUXILIO!!!

—Grita cuanto quieras —Fidget le mostró la lengua a la pobre niña y se alejó de ellos

El murciélago fue hacia donde estaba el profesor revisando el contenido del saco con alegría.

—¡Ah, los uniformes! —dijo con deleite sacando uno de los uniformes robados de la juguetería—. ¡Oh, Fidget! ¡Sabía que podía confiar en ti! —Metió la cabeza en el saco riéndose alegremente, sacó la cabeza y preguntó sonriente—: A ver ¿no olvidaste nada?

El murciélago rio antes de contestar.

—No, profesor. Traje lo que me pidió. Todo lo de la lista —mostró el bolsillo de su ala y descubrió que la lista ya no estaba—. Oh, oh —murmuró asustado Fidget abriendo más su bolsillo

Ratigan al escucharlo, desapareció su sonrisa y frunció el ceño.

—¿Qué ocurre?

—Eh... la lista. La lista... —Fidget se revisó el cuerpo buscando ese papel

—¿Dónde está la lista? —preguntó enojado el profesor

—¡Ay sí, la lista! ¡Sí, sí, sí, sí! Pues verá... estaba... estaba en la juguetería, juntando los uniformes, cuando de repente oí ¡AUUUUUU!

—¿No has terminado? —preguntó Ratigan frotándose una ceja

Fidget imitó a un perro jadeando. Se incorporó y continuó su historia.

—Llegó un perro ¡corrí! —dijo fingiendo correr—. Traía muchas cosas —se ató las orejas a la barbilla—. La chica y al héroe en el saco. Y a Ladybug y Basil de... de... de... detrás de mí

—¿Qué? ¿Basil está en esto? Espera ¡¿BASIL ESTÁ AQUÍ?!

—¡¿Qué dices?! —preguntó desconcertado y molesto Papillombre. A pesar de permitirle a Ratigan hacer las cosas a su manera, estuvo en todo momento al pendiente de lo que hacía en caso de que el profesor lo traicionara—. ¡Creí que habías dicho que los papeles de detective y asistente los harían Ladybug y Chat Noir!

—¡Así fue! ¡No me explico cómo ese revienta crímenes apareció!

—Podría ser...

—¿Qué?

—Desde hace un tiempo Ladybug y Chat Noir han incrementado sus poderes. Me atrevería decir que han develado poderes de sus Miraculous que no aparecen en el grimorio...

—¿Grimorio?

—Un antiguo libro que explica los Miraculous y sus poderes. ¡El punto es! Probablemente Ladybug trajo a tu enemigo para que los ayude; ella debe saber lo peligroso que eres y sabía que ni siquiera con la ayuda de sus nuevos aliados podrán derrotarte.

—Vaya, vaya. Al parecer la chica no está tan perdida como creí. Pero aun así... —Ratigan rompió la comunicación telepática y regresó su atención a Fidget enfurecido—. ¡Pedazo de murciélago...!

Fidget se estremeció y se escondió en sus alas mientras su jefe se alzaba sobre él. Ratigan jadeó cayendo de rodillas, agarrándose el pecho gimiendo y gruñendo tratando de contener la rabia que se acumulaba dentro de él. Su rostro se puso rojo, listo para explotar en cualquier segundo... Pero luego se tranquilizó, su rostro volvió a su color normal, rio entre dientes e inhaló profundamente.

—¡Ah, mi querido Fidget! —dijo el profesor con afecto. Tomó al murciélago en sus brazos y lo cargó como si fuera un niño pequeño—. Mh, has estado de cabeza un largo rato —dijo eso último dándole un pequeño toque en la nariz al sentimonstruo

—¿Entonces no está enojado? —preguntó Fidget riéndose aliviado y abrazando de los hombros a su jefe mientras Ratigan caminaba hacia la parte trasera del barril de su salón principal—. ¡Pues me alegra que no lo esté!

Chat Noir tuvo un mal presentimiento. Tomó su bastón al momento que se escuchaba el tintineo de una campana seguido de gritos. Activó una función de su arma que le permitía ver y escuchar a través de objetos sólidos y vio con horror al sentimonstruo, siendo sostenido por una enorme y obesa gata con un moño púrpura en la cabeza, revoloteando tratando de huir. La gata sonreía mientras abría la boca, lista para devorarlo.

—¡Ay no, no, no! ¡No lo hagas! ¡No lo hagas! ¡Bájame! ¡Bájame! —Fidget se las arregló para escapar de las fauces de Felicia a pesar de su ala rota— ¡Ay, ay, ay! ¡Déjame!¡Suéltame! —la gata lo tomó en el aire y se lo metió a la boca. Fidget forcejeaba desde el interior de la boca de Felicia y gritaba con voz apagada — ¡Ay, ay, ay! ¡No, no, no! ¡Mi ala! ¡Mi ala! ¡Me lastimas mi alita! ¡Mi alita!

Mientras Felicia intentaba comerse a Fidget, Ratigan estaba recargado en una botella verde de vino vacía y se masajeaba las sienes.

—Que Ladybug estuviera involucrada era obvio. ¡¿Pero él?! —dijo furioso el profesor sujetándose la cabeza con frustración—. ¡¿Cómo se atreve Basil a meter la nariz en mi maravilloso plan para causarme problemas?!

—¡Déjenme salir de aquí! —suplicó Fidget revoloteando dentro de la boca de Felicia, logró abrir las fauces de la gata con el pie y la pata de palo, y aleteó tratando de huir—. ¡Ay, ay! ¡AUXILIO! —imploró el murciélago, pero Felicia lo metió de nuevo a su boca con un dedo.

Ratigan miró su reflejo en la botella y refunfuñó:

—Puedo ver esa sonrisa burlona en su fea cara —se golpeó la cabeza dos veces contra el cristal, haciéndolo tintinear y se agarró la cabeza con dolor—. ¡Uh! —Felicia maulló siendo una señal de que una maligna idea apareció en la retorcida mente del profesor. Quitó las manos de su rostro revelando una sonrisa siniestra y rio—. Sí... ¡sí, puedo verla! —se volvió hacia su gata riéndose y le ordenó dulcemente—: Felicia, suéltalo

—¡Ay, por favor! ¡Ay, déjenme salir de aquí! —seguía suplicando el sentimonstruo dentro de la boca de la gata

Felicia frunció el ceño decepcionada de perder su bocado, la pata de palo de Fidget sobresalía de su boca. La gata lo escupió y el sentimonstruo aterrizó en el suelo con un gruñido. El murciélago terminó con una forma tosca; su cuerpo estaba retorcido, sus orejas tenían agujeros y su lengua colgaba de su boca.

Sonriente, Ratigan levantó a su secuaz sujetándolo de las mejillas.

—¡Fidget, mi simpático maniático! ¡Tú me has ofrecido una singular oportunidad! —soltó al murciélago dejándolo caer al suelo sin cuidado—. ¡Pobres Basil y Ladybug! —se burló con tristeza antes de que su rostro se volviera malvado emitiendo una sonrisa maliciosa y dijo riéndose—. ¡Les reservo una gran sorpresa!

Chat Noir apartó la mirada de su bastón, y él y Olivia se miraron horrorizados. ¡Basil y Ladybug corrían peligro! El héroe activó la función de teléfono de su bastón, pero no funcionó. Cambió al de mensajes de texto y tampoco sirvió.

—¿Qué rayos...?

—¡Chat Noir!

El felino-roedor levantó la mirada encontrándose con el profesor Ratigan mirándolos a él y a Olivia con una sonrisa maligna. El joven abrazó a la niña con el brazo derecho y sostuvo con fuerza el bastón con la mano izquierda.

—¿Intentando comunicarte con tu compañera y el detective de segunda? —preguntó el profesor a pesar de saber la respuesta. Chat Noir gruñó y Ratigan rio—. Algunos de tus truquitos me los contó Papillombre; por ejemplo, sus medios de comunicación. Pero no te apures, muy pronto se reunirán con ellos.

—Lo que sea que estés tramando, Ladybug y Basil saldrán victoriosos —aseguró el héroe

—Tal vez sí, tal vez no. Pero lo que tengo planeado requiere que los cinco estén juntos

—¿Qué?

Ratigan estuvo con las manos tras su espalda todo el tiempo. Su mano izquierda fue hacia el bolsillo interno de su chaleco y de este sacó un reloj de bolsillo dorado; la mano derecha seguía oculta tras su espalda, y en esta tenía su campana.

Chat Noir miró fijamente el reloj de bolsillo ¡ese debía ser el objeto akumatizado! La sonrisa de Ratigan se amplió al ver el rostro del héroe, había mordido el anzuelo.

—¿Qué hará? —preguntó asustada Olivia sin entender lo que sucedía

—Me alegra que preguntes, pequeña —contestó el profesor—. Los enviaré de vuelta con Basil y Ladybug. Pero... con una leve regresión de tiempo

—¿Regresión de tiempo? —repitió Chat Noir

Ratigan no respondió. Levantó el reloj de bolsillo; a la vez que presionaba el botón del reloj activó el poder de su campana. Al principio no ocurrió nada, o eso parecía. Chat Noir bajó la mirada hacia Olivia para asegurarse de que estuviera bien, pero la niña estaba quieta, como si estuviera... congelada en el tiempo. El héroe levantó la mirada y lo último que vio fue una energía negra cubriéndolo todo.

Ladybug, Basil, Dawson y Toby llegaron a Baker Street. Estaban por bajar del lomo del sabueso cuando el perro comenzó a ladrar angustiado.

—Toby ¿Qué pasa, amigo? —preguntó el detective tratando de calmar al perro

—¡Basil! —gritó Dawson señalando asustado detrás de sus amigos

La heroína y el detective voltearon y vieron una extraña luz negra cubrir la ciudad y dirigirse hacia ellos. Ladybug la reconoció ¡Ratigan usó el poder de su akuma otra vez! Fue hacia Basil y Dawson, los abrazó por los hombros para protegerlos y así asegurarse de que la energía negra le diera a ella y no a sus amigos.

—¡ALEX!

El grito de Basil llamando a la joven por su nombre real fue lo último que se escuchó antes de que todo se obscureciera.

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