Oxford
Estaban listo para salir a continuar con el caso/misión. Antes de irse, la Sra. Judson les obsequió a Olivia y los jóvenes algunos bollos de queso para el camino, a lo que los más jóvenes del grupo aceptaron con una sonrisa. La ama de llaves se despidió de todos y fue a la cocina a limpiarla. En cuanto perdieron a la mujer de vista, Tikki y Plaga salieron de sus escondites y Alex y Severus volvieron a transformarse en Ladybug y Chat Noir.
—Bueno ¡de vuelta a la acción! —dijo emocionado el joven. Se acercó a su compañera y le susurró al oído—. Si se diera de nuevo la microscópica oportunidad de que intercambiemos Miraculous, será mejor usar los atuendos que estamos usando ahora mismo y no estar cambiando.
—Hecho —concordó la joven. Luego se volvió hacia el dueño del 221½—. Muchas gracias por la hospitalidad, Basil —agradeció la joven.
—Fue un placer —respondió el detective—. Aunque no deberías dar nada por sentado todavía.
—¿A qué te refieres?
—Digo que el caso podría tomar tiempo, lo digo por experiencia, así que tomen por seguro que las puertas estarán abiertas para todos hasta que el caso termine —lo último lo dijo no solo mirando a Ladybug, sino también a Chat Noir, Dawson y Olivia.
El médico agradeció algo apenado por las molestias, Olivia lo hizo feliz y Chat Noir... se conformó con solo darle un asentimiento de cabeza al detective. Una vez aclarado ese asunto, los cinco ratones fueron a la residencia de Sherlock Holmes a buscar a Toby, sería más fácil rastrear de nuevo a Fidget con la ayuda del sabueso.
Basil abrió con cuidado la puerta de la ratonera. Ladybug también asomó su cabeza con cuidado y vieron caminando de un lado a otro por la estancia al famoso detective humano y a su compañero médico viéndolo preocupado, y no era para menos gracias a lo que escucharon.
—¿Esta seguro que pensó y analizó todo, Holmes? —preguntó el doctor preocupado.
—¡Claro que sí, Watson! ¡Se lo he dicho cinco veces! —respondió irritado el detective—. ¡No puedo entender qué es lo que sucede! La gente nos ve y se asombran como si no debiéramos estar en la ciudad. ¡Incluso dijeron en nuestras caras que era imposible que fuéramos reales! ¡Rayos, Watson! ¿Qué somos? ¿Personajes ficticios? ¿Fantasmas? Debemos salir a investigar más, aunque continuemos llamando la atención de las personas en la calle.
Con eso, Sherlock Holmes y John Watson salieron del 221B. En cuanto la puerta se cerró, Ladybug abrió la puerta de la ratonera por completo, pero antes de salir Basil la sujetó del cuello de su capa Inverness. Ladybug miró sobre su hombro para reclamarle, pero la queja murió en su boca cuando vio la expresión de enfado del detective.
—¿Y bien? —preguntó Basil
—Eh... la verdad es que Sherlock Holmes es un personaje ficticio de literatura, por eso la reacción de la gente al verlo. —vio que Basil iba a decir algo, pero lo impidió—. ¡La prioridad es Ratigan! ¡Lo que está sucediendo incluso en el mundo humano es su culpa, así que démonos prisa para encontrarlo antes de que empeore las cosas!
—Mh, en eso tienes razón
El detective soltó a la heroína y todos, uno por uno, salieron de la ratonera en busca del sabueso. Esta vez Basil silbó y enseguida Toby apareció. Dejando de lado las pantomimas, el ratón le dio al perro la boina de Fidget para olfatearla. Una vez con el aroma, los cinco ratones subieron al lomo de Toby y el perro salió corriendo de la casa en busca de su presa.
Para desconcierto de todos, Toby los llevó a los límites de la ciudad. Pero en cuanto salió, el sabueso se detuvo y aulló dando a entender que encontró el origen del olor. Eso desconcertó a los cinco ratones, no había nada ahí ¿cómo era posible que el rastro terminara ahí? Toby olfateó el suelo y ladró. Basil y Ladybug bajaron del lomo del perro y revisaron el suelo encontrándose con una nota. El ratón lo recogió y él y la heroína leyeron a la vez:
Ahora que estas interesado en "desenterrar" el pasado, parece ser que va siendo hora de "recordar los viejos tiempos".
P.R.
Las orejas de Basil palidecieron. Sabía exactamente a lo que se refería el profesor. Lo estaba llevando al origen de todo: Donde se conocieron, donde se convirtieron en enemigos intelectuales...
La catarina-roedora miró preocupada al detective. Ella supuso que la nota se refería a cuando Basil y Ratigan se volvieron archienemigos, y todo comenzó en una universidad. Esa rata debía estar en Oxford o Cambridge ya que son las dos universidades más prestigiosas y populares de Reino Unido.
«Bueno, en parte tiene sentido. Hablando de Moriarty, este era profesor de universidad, y siendo Ratigan su contraparte roedora también era de esperarse.» razonó la heroína.
Miró a Basil y se asustó al ver que las orejas del detective estaban demasiado pálidas, casi sin color. Y su rostro... al parecer lidiar con esa parte de su pasado sería más difícil y doloroso que revivir el recuerdo de Relda. Para desagrado del ratón, si querían detener a Ratigan tenían que ir tras él hasta Oxford. Ladybug posó una mano sobre la del detective, que todavía sujetaba con fuerza la nota. Basil se sobresaltó ante el tacto y miró a la joven.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Ladybug. Sabía que su pregunta estaba fuera de lugar, pero no sabía qué decirle al detective.
El ratón se dio cuenta de la preocupación en los ojos de la catarina-roedora, posó su mano libre sobre la ella y respondió.
—Sí, ahora lo estoy. ―separó sus manos de los de ella y regresó su atención a la nota―. Si Ratigan está fuera de Londres, lo más probable es que se encuentre en Oxford. —explicó Basil
—¿En una universidad? ¿Qué, quiere recuperar su puesto como docente o qué? —preguntó sarcásticamente Chat Noir desde la cabeza de Toby.
Los demás ignoraron al joven, al felino-roedor ni le importo; él solo dijo eso para "arruinar el momento" entre ese ratón y su lady. Ladybug y Basil regresaron al lomo de Toby. Si de verdad el profesor estaba en la Universidad de Oxford tardarían mucho en llegar allá, aun con el sabueso corriendo con todas sus fuerzas y sin descanso, pero eso sería un abuso contra el pobre can. La Aparición no era una opción porque ni la heroína ni el héroe sabían hacerlo, sin mencionar que ni siquiera tenían la edad permitida para aprenderlo. Tal vez sus portales podrían llevarlos más rápido allá.
La joven fue la primera en actuar. Se paró en la nariz de Toby y la acción de la chica llamó la atención del detective.
―Ladybug ¿qué estás haciendo?
La catarina-roedora no contestó. Extendió su mano al frente, su Miraculous brilló y ante ellos apareció un portal circular rojo con motas negras. Los tres ratones y el perro miraron sorprendidos el portal, pero Chat Noir no.
―¡Claro, el portal! ¡Bien pensando, Bugaboo! ―felicitó el felino-roedor
―¡Ah, claro! Ahora te vas a vengar por eso ―reclamó la joven, a lo que su compañero encogió los hombros.
Toby estaba asustado por la repentina aparición de esa cosa circular roja con puntos negros. Pero esta desapareció cuando su nariz captó un olor familiar, el olor que el ratón le pidió seguir. Con cautela se acercó al portal y olfateó, aulló e hizo una pose de puntero hacia eso llamando la atención de los ratones.
―Ajá. Como siempre, tenías razón Basil.
―¿De qué hablas?
―Este es un poder extra que Chat Noir y yo descubrimos para poder movernos por el país. De hecho, así fue como los dos llegamos rápidamente a Baker Street. A tiempo de verlos a ti, Olivia y Dawson llegar al 221½.
―¡Ay, Ladybug! ¡Usted me sorprende! ―exclamó impresionado Dawson
La chica sonrió. Le dio la indicación a Toby para que atravesara el portal. El perro lo hizo siguiendo el rastro, pero en cuanto el can tocó el portal, Ladybug sintió una horrible punzada en su cabeza. Se llevó las manos a la cabeza a causa del dolor y se cerró el portal.
―¡Ladybug! ―gritaron todos preocupados
Basil era quien estaba más cerca de ella, por lo que pudo atraparla entre sus brazos a tiempo ya que el dolor hizo que la chica se mareara y casi cayera.
―¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ―preguntó angustiado el detective
La heroína soltó un quejido antes de responder.
―Supongo que ahora sí se mostró una limitante de mi poder. ―miró a sus amigos, quienes se veían confundidos―. En realidad, nuestros Miraculous no deberían permitirnos crear esos portales y viajas a través de la Tierra. Pero como desde un principio esta acción fue una emergencia, Chat Noir y yo pudimos desarrollarla. Sin embargo, debido a que ahora somos ratones, supongo que abrir el portal no es el problema porque si no tampoco hubiera podido usarla desde el principio...
―Fue porque intentaste hacer que más personas lo atravesaran, incluso alguien enorme ―dedujo Basil
―Elemental, mi querido Basil
Esta vez no molesto al detective escuchar a la chica decir su frase, sino que sus orejas se tiñeron de rosa cuando le dijo "mi querido Basil".
―¿Entonces cómo llegaremos a Oxford? ―preguntó Olivia
El detective ayudo a la heroína a permanecer de pie. Ladybug sacó su yoyo, lo abrió, lo tocó con ambos pulgares rápidamente (ante la vista de los ratones así era, pero ante Chat Noir, él sabía que le estaba enviando un mensaje a Rena Rouge), permaneció inmóvil unos segundos hasta que su yoyo soltó un extraño pitido, metió la mano en su yoyo y de este sacó unas gafas oscuras.
―Usaremos un Miraculous para llegar allá sin problemas. Este es el Miraculous del Caballo, con el poder de teletransportación. ―dijo Ladybug mostrándoles los lentes oscuros―. Es decir, nos llevara a donde queramos ir. ―la explicación la hizo mirando a Olivia porque la pequeña no había entendido la palabra «teletransportación»
―Pero ¿cómo? No podemos usar dos Miraculous a la vez ―recordó Chat Noir
―Por eso me destransformaré un momento y lo usaré.
―Mejor lo hago yo, Mi Lady. Es más importante que el Miraculous de Catarina este activo que el del Gato Negro
―O podrían dejarnos a uno de nosotros usarlo ―sugirió Basil
―Se agradece, pero como todavía no los entienden del todo es mejor que Chat Noir y yo seamos los únicos en usarlos.
Al detective no le hizo gracia, pero comprendía que al ser algo nuevo para ellos era natural que no quisieran ponerlos en riesgo.
―¡Garras Fuera! ―dijo el felino-rodent y volvió a ser Severus Snape.
Era una ventaja el que Basil sugiriera que los jóvenes conservaran la máscara y bufanda en caso de emergencia. Ladybug le tendió los lentes al azabache, pero antes de que este pudiera tomarlos, Plaga se puso entre ellos.
―¡Un momento, primero debes quitarte mi Miraculous! Es demasiado peligroso que con su estatura usen dos joyas a la vez.
―Pero tampoco creo que sea una buena idea que lo tengas, considerando que ahora es pequeño ―razonó Severus
―¡Solo será por un segundo! Llegamos a Oxford, te destransformas, devuelves el Miraculous de Caballo y regresar a ser Chat Noir
Diciéndolo de ese modo sonaba fácil. Todavía algo dudoso, Severus le entregó el anillo a Plaga; pero en cuanto este toco la pata del kwami, el Miraculous del Gato Negro creció, más exacto, tomó el tamaño adecuado para uso humano.
―¡Ay, demonios! ―exclamó Ladybug
―Tranquila, cuando se lo devuelva regresara a su diminuto tamaño ―tranquilizó Plaga
Las palabras del kwami de la destrucción sí calmaron a los portadores de Miraculous. Severus se puso el Miraculous de Caballo adquiriendo enseguida la apariencia de unos lentes rectangulares de armazón plateado y de este salió un kwami con forma de caballo. En cuanto vio a quien usaba su Miraculous, Kaalki se sobresaltó.
―¿Qué es esto? ¿Un ratón usando mi Miraculous? ¡Esto es...!
―¡Kaalki, tranquilízate! ―dijo Ladybug―. Es Chat Noir y ya sabes porque ambos estamos así
El kwami de la teletransportación se volvió hacia la guardiana, pero enseguida se dio cuenta de la presencia de los tres ratones y que todos estaban en la cabeza de un sabueso. Kaalki iba a decir algo más, pero enseguida Severus dijo la frase de transformación.
―¡Kaalki, a todo galope!
Los lentes absorbieron al kwami y una luz azul celeste cubrió al chico. Cuando esta desapareció mostró la apariencia del héroe: Su atuendo era exactamente el mismo, solo que en lugar de negro era café, su cabello ahora era café en una coleta alta que le llegaba a la mitad de la espalda, un boomerang con forma de herrada apareció sobre su espalda, entre los omoplatos, y encima de un antifaz café se encontraban los lentes oscuros, los cuales en la parte inferior del lente derecho había cinco pequeños puntos celestes.
―Solo es temporal, pero con este Miraculous llámenme Cheval Brun.
―Okey, ahora ¿podrías llevarnos a Oxford, por favor Cheval Brun? ―pidió Ladybug
―Claro. ―el héroe se paró sobre la nariz de Toby y extendió una mano hacia enfrente―. ¡Voyage!
Frente a ellos apareció un portal celeste, el cual después mostró la imagen de la Universidad de Oxford. Toby olfateó y ladró al percibir de nuevo el olor de su presa. Atravesó el portal ante los gritos de sorpresa de Basil, Dawson y Olivia. En un abrir y cerrar de ojos se encontraban ante las puertas de una de las prestigiosas universidades de Reino Unido.
―¡Et voilà! ―exclamó Cheval Brun haciendo una reverencia apuntando al edificio.
―Presumido ―murmuraron Ladybug y Plaga
―Bueno, ya llegamos. Muchas gracias, ahora regresa a ser Chat Noir ―apresuró el kwami de la destrucción
―¿Celoso?
―¡CHAT!
―Está bien, está bien. ¡Fuera Galope! ―dijo el héroe regresando a ser civil.
―¡Eso fue lo más maleducado que...!
Las quejas de Kaalki se interrumpieron cuando Severus se quitó el Miraculous, se lo devolvió a Ladybug y ella lo guardo de nuevo en su yoyo. Plaga le regresó el anillo a su portador y tal como dijo el kwami de la destrucción, en cuando el anillo estuvo en las manos del chico, este se encogió como antes.
―Esta aventura ha servido para aprender más sobre los Miraculous ―comentó la heroína
―Ya lo creo ―concordó el azabache mirando impresionado el anillo en su dedo―. ¡Plaga, las Garras! ―y regresó a ser Chat Noir.
Pasado el asombro, el sabueso corrió hacia la universidad, pero alguna clase de pared invisible impidió que el can entrara a las instalaciones; lo más extraño fue que al momento de que Toby chocara, los cinco ratones salieron volando ingresando al campus y estrellándose contra el suelo.
—Eso fue extraño... y doloroso —comentó Chat Noir, todavía tendido en el suelo
—Agh... ¿están todos bien? —preguntó Ladybug incorporándose
—Sí —respondió Basil, también poniéndose de pie
—¡Auch, eso dolió! —se quejó Olivia levantándose
—¡Oh, cielos! —chilló Dawson levantándose lentamente
—¿Dónde está Toby? —preguntó Basil
—En la entrada, y eso es lo extraño. ―respondió Ladybug, mirando hacia la entrada del campus―. Él no pudo pasar, pero nosotros sí
—Y eso no es lo único extraño —añadió Chat Noir. El felino-roedor había ido a buscar al perro en la entrada.
—¿Por qué lo dices?
—Vengan aquí y lo verán ustedes mismo, Mi Lady
La heroína y los demás así lo hicieron. Lo primero que les llamo su atención era que las puertas principales de la universidad estaban más grandes. Se acercaron al joven y su sorpresa y confusión creció más ¡Toby estaba de pie en la entrada tratando de entrar, pero ahora era pequeño! Como si tuviera el tamaño de...
—Un perro normal —dijeron a la vez Ladybug y Chat Noir
—¿Qué tratan de decir con esto? —preguntó Basil
Los portadores de Miraculous se miraron y después a los ratones.
—No sé por qué, pero lo que sea que Ratigan este tramando aquí en Oxford necesita que los cinco tengamos tamaño humano.
—¡¿Qué?!
Los tres ratones miraron al, ahora pequeño, cachorro de sabueso y después su entorno. En efecto, el edifico humano ya no se veía gigantesco, hablando de la perspectiva de un ratón. Se miraron unos a otros comprobando que solamente habían crecido de tamaño, su apariencia ratonil seguía igual. Dejando las dudas a un lado, los cinco ratones ingresaron a la Universidad de Londres en búsqueda de su enemigo y respuestas a su actual situación.
Al abrir la puerta la oscuridad del lugar los recibió. Ladybug y Chat Noir sacaron sus armas, activaron la función de linterna e ingresaron al edificio con los tres ratones detrás de ellos y cerca. El lugar era grande (hablando de tamaño normal, humano) y no se veía nada sospechoso; no obstante, no podían confiarse, con el lugar en penumbras era un hecho que Ratigan, Fidget y el resto de los matones los atacarían en cualquier momento.
Y como si los hubieran invocado, las luces se encendieron de repente cegando un momento a los cinco ratones. En cuanto se acostumbraron a la luz, vieron de pie ante ellos a Fidget. El murciélago solamente estaba ahí parado sin hacer nada.
―Bienvenidos ―dijo el sentimonstruo―. El profesor los está esperando en su despacho ―señaló Fidget un pasillo a su izquierda, derecha de los demás.
El murciélago empezó a caminar, los cinco ratones se miraron estupefactos. Fidget se detuvo y los llamó; eran conscientes de que se trataba de una trampa, pero tampoco teniendo muchas opciones, siguieron al secuaz del profesor.
Dawson y Olivia miraban a su alrededor impresionados; es cierto que nunca habían estado en Oxford, pero lo que les impresionaba era que ahora tuvieran el tamaño de un humano y pudieran caminar dentro de uno de sus edificios como si nada. Basil y los portadores de Miraculous no le quitaban la mirada de encima a Fidget; muy educado y todo, pero ese pillo era un sentimonstruo (dato que únicamente sabían los héroes) y secuaz de Ratigan, por lo que en cualquier momento podrían ser emboscados o encontrarse de frente con el profesor y siendo atacados por este sin oportunidad de defenderse. Era vital no perder de vista al enemigo y estar atentos en todo momento de su entorno.
Llegaron al ala de ciencias y entonces Basil sintió una opresión en su pecho. Había estado algunas veces en ese lugar humano porque cuando no tenía clases y estaba aburrido se colaba a las aulas y escuchaba las clases y cátedras de los humanos. En una de sus incursiones fue donde conoció al profesor Ratigan; en ese entonces había sido su modelo a seguir en el ámbito académico debido a su mente brillante. También Ratigan había sido el único que comprendía su brillante mente científica, lo había tomado como pupilo y le enseñó todo lo que sabía sobre química y otras ciencias, pero en especial química que era su favorita y fuerte.
«En estos momentos esos buenos tiempos están siendo un arma a favor del profesor y en contra mía.» pensó dolido Basil.
Lo que había sido la mejor etapa de su vida se convirtió en la peor gracias a Padraic Ratigan... como su vida a partir de ese momento.
―Llegamos ―anunció Fidget.
El murciélago los llevó a la oficina del director del Departamento de Química en la División de Matemáticas, física y ciencias de la vida. Fidget tocó la puerta y del interior pudieron escuchar claramente a Ratigan decir «adelante». El murciélago abrió y habló a su jefe.
―Profesor, sus invitados por fin llegaron ―anunció el secuaz. Se hizo a un lado y les hizo un gesto a los cinco ratones para que entraran.
Los recién llegados así lo hicieron. La oficina era amplia, con una basta biblioteca personal cubriendo las paredes de la izquierda. A la derecha había una chimenea con un gentil fuego encendido. En medio de la estancia una mesa de centro rodeada por un sillón para tres personas, uno para dos, un sillón individual y un sillón de orejas, todos de color negro. Un gran ventanal al fondo de la habitación, ante esta un escritorio y silla de cuero, y mirando por el ventanal, y dándoles la espalda estaba de pie Padraic Ratigan.
Fidget le preguntó al profesor si necesitaba algo más y este respondió que trajera un servicio de té para él y sus invitados. El murciélago dijo que enseguida los traería y se retiró. Se hizo un pesado silencio, percibiéndose en el ambiente la tensión y el miedo. Ladybug y Chat Noir se colocaron ante sus amigos sacando sus armas y en guardia por cualquier cosa que el profesor pudiera hacer, y Basil se llevó una mano al bolsillo donde tenía su revólver listo por cualquier cosa.
―Por favor guarden sus armas, jóvenes héroes. Y tampoco necesitas sacar la tuya, Basil. ―solicitó el profesor. De acuerdo, eso sorprendió a los tres mencionados. Ratigan les daba la espalda ¿cómo es que él...? Y como si hubiera usado Legeremancia, dio media vuelta para observar a sus "invitados" y les respondió―: Aún sin mi brillante mente, es más que obvio que ustedes tres están atentos a cualquier cosa que yo pudiera hacerles. Pero les aseguró que no haré nada malo, solo quiero conversar con ustedes. Y compartir los viejos tiempos con mi viejo discípulo, Basil Holmwood*; actualmente conocido como Basil de la Calle Baker.
Todos miraron sorprendidos al detective y al profesor. Nunca se habían esperado es: el malvado profesor Ratigan ¿fue el mentor de Basil? La más sorprendida de todos fue Ladybug, lo dicho por la rata solo lo había leído en el fanfiction The Professor's Portrait de FantasmaTraNoi; pero confirmarlo... era una locura.
Basil y Ratigan se mirarían fijamente a los ojos. El profesor miraba al detective con superioridad mientras que el ratón veía a la rata con furia. Además de su pasado con Relda, su historia con el profesor en ocasiones, como está, le dolía recordar. Ratigan fue su inspiración en sus años de universidad debido a su brillante mente científica; la prueba eran los trabajos que publicó, las clases que impartió en esta misma institución, los libros que recomendaba tanto dentro como fuera de sus cátedras y el tiempo que pasó a su lado como su asistente.
Ratigan rodeó el escritorio y se sentó en el sillón de oreja, luego con un gesto de su mano invitó a los presentes a tomar asiento. Naturalmente, ninguno lo hizo. Olivia se ocultó detrás de Dawson asustada, el médico se escondió detrás de Basil y el detective era protegido por Ladybug y Chat Noir que estaban en guardia. El profesor sonrió ante el actuar de sus "invitados", era de esperarse algo así; hizo otro gesto con la mano usando su poder para que los recién llegados se sentaran. La niña y el médico bonachón en el sillón de tres dejando libre el asiento cerca de él, los jóvenes en el sillón de dos y a Basil en el individual.
—Ahora que todos estamos cómodos, podremos conversar a gusto —comentó el profesor, como si todos los presentes fueran amigos desde hace años y no enemigos.
—Exactamente ¿de qué quiere hablar... profesor? —preguntó desafiante Ladybug, pero a la vez con educación. Era mejor actuar lo más precavido posible ante la rata.
—Lo acabo de decir, recordar los viejos tiempos que Basil y yo pasamos en Oxford como mentor y discípulo —respondió Ratigan tranquilo y sonriente.
—Sí, claro. —bufó Chat Noir—. Espera que nos traguemos el cuento de que tú y Basil se llevaban bien y después se convirtieron en enemigos ¡cómo no! ¡Mejor...!
El felino-roedor iba a levantarse, pero la catarina-roedora lo detuvo sujetándolo del brazo y obligándolo a tomar asiento de nuevo, a lo que el joven obedeció a regañadientes. Todos sabían que ese teatrito de "conversación" solo era una trampa; sin embargo, si querían descubrir qué planeaba el Napoleón del Crimen, quisieran o no, tenían que seguirle el juego.
—Eso sí que es una sorpresa. Sí tienes modales, mi querida Ladybug.
La joven solo asintió con la cabeza, tenía ganas de decirle varias cosas a esa rata...
«Respira. Relájate. No dejes que esa rata de dos patas nos provoque.» meditó la heroína.
La puerta de la oficina se abrió, entrando Fidget con un servicio de té y bocadillos para los seis. Sirvió todo, pregunto a su jefe si necesitaba otra, a lo cual Ratigan negó y le dijo que se retirara. El murciélago hizo una pequeña reverencia y salió de la oficina.
—Adelante, sírvanse por favor —invitó Ratigan antes de darle un sorbo a su té ya preparado.
Los portadores de Miraculous, Dawson y Olivia no se movieron ¿quién sabe que le habría puesto Fidget a las bebidas y bocadillos? ¡No iban a caer tan fácil! De repente, Basil tomó una de las tazas, se preparó un té negro y lo bebió sin más ante las miradas estupefactas se sus amigos.
—Por el momento estamos a salvo, tranquilos —dijo el detective
Los cuatro ratones confiaban en la palabra de Basil, pero siendo algo que les ofrecía Ratigan hacía que no quisieran probar nada; no obstante, también corrían el riesgo de que el profesor usara de nuevos sus poderes sobre ellos y era preferible no darle excusas al enemigo para tener poder sobre ellos. Chat Noir y Dawson también se prepararon té negro, el héroe trataba de no perder de vista a Ratigan mientras lo hacía. Ladybug se preparó para ella y Olivia té de menta; al igual que su compañero, mantuvo vigilado al profesor. Le entregó su taza a la niña y las dos tomaron un pequeño sorbo. La heroína admitía que la bebida estaba deliciosa, lástima las circunstancias y la compañía.
—¿Qué es lo que realmente quieres, Ratigan? Además de los Miraculous de Ladybug y Chat Noir, claro está. —comenzó Basil la conversación—. Porque no parece muy común de ti "hablar de los viejos tiempos".
Ratigan rio por lo bajo, dejó su taza a medio beber sobre la mesa y miró al detective.
—Tan directo como siempre, es una cualidad que me alegra no la perdieras con los años. Pero, aunque no lo creas, mi amigo, sí quiero revivir los viejos momentos juntos. Después de todo, estoy seguro de que habrás dejado intrigados a tus nuevos amigos después de compartirles tu historia con Madeimoselle Relda.
—Eso solo lo compartí con Ladybug.
—¿En serio? Bueno, es lógico. Fue a ella a quien llamaste «Relda» inconscientemente para empezar.
—Disculpe... profesor —interrumpió Chat Noir, dejando su taza medio llena en la mesa—. ¿Por qué esa insistencia de "hablar del pasado"?
—Me pareció de buena educación conocernos un poco mejor, puesto que tendremos que enfrentarnos quién sabe cuánto tiempo. El conocernos será beneficioso para ambos, así podremos hacer este encuentro más... interesante.
Para la inocencia de Olivia, lo dicho por el profesor tenía sentido. Su padre siempre le decía que no juzgará a nadie antes de conocerlo; de ese modo la niña podrá entender por qué el profesor era malo y se llevó a su padre. En cuanto a Ladybug, Chat Noir y Dawson... ¿ERA UNA BROMA? ¿Qué clase de...? ¡Desde un principio sabían que esa rata estaba demente, PERO NO PENSARON QUE LLEGARA A LA LOCURA! ¡¿Conocerse?! Cualquiera con sentido común sabría que eso era una MALA IDEA. Es cierto que un enemigo ya era peligroso sin conocerlo y saber más de este sería una gran ventaja para derrotarlo ¿pero a cambio darle información sobre ellos?
El felino-roedor iba a levantarse de nuevo, esta vez para gritarle a la rata sobre lo desquiciado que estaba; pero, de nuevo, la catarina-roedora le puso un alto. Ladybug lo pensó mejor y, por muy loco que fuera, tenía sentido lo que planeaba Ratigan; por muy sanguinario y despiadado que fuera siempre conservaba su porte elegante, digno de admirar en la alta sociedad del Londres Victoriano, sin mencionar su gran intelecto probando así que Padraic Ratigan analizaba al oponente antes de hacer sus movimientos.
«Vaya cliché de las grandes mentes intelectuales; se mueven como si ante ellos tuvieran un tablero de ajedrez y analizan los movimientos del oponente antes de hacer su jugada.» meditó la heroína. «Así que todo este tiempo la pelea de Basil y Ratigan ha sido solo un "juego de ajedrez"; ambos están dotados con un gran intelecto, por esa razón no se han eliminado; el único rival a su nivel... es el otro, y si se pierden, una parte de su sentido existencial se perdería. Sin embargo, ya es momento de que alguno de los dos haga el Jaque Mate definitivo. Y ese será Basil.»
—Creo que los primeros en comenzar esta conversación seremos tú y yo, Basil. —dijo Ratigan.
—En efecto. —concordó el detective, mirando seriamente a su "anfitrión".
—Y deduzco que la primera pregunta que todos ustedes tienen es cómo nos conocimos Basil y yo ¿cierto?
—Esa respuesta nos la dieron vagamente al momento de traernos a Oxford y revelarnos que usted antes fue catedrático de esta prestigiosa escuela, y fue el mentor de Basil. —dijo Ladybug.
—Vaya, vaya. Impresionante. —felicitó el profesor, dando un flojo aplauso a la joven—. Ahora comprendo porque de este pequeño "dúo dinámico" tú eres el cerebro. Aunque eso también se demostró al controlar a tu "mascotita".
Chat Noir le lanzó una mirada asesina a Ratigan gruñendo por lo bajo. Si no fuera porque su lady sabía a lo que se estaban enfrentando (por eso tanta cautela y medidos los movimientos), lo más probable es que actuara impulsivamente, como siempre, y empeorara las cosas. Respiró profundo y se acomodó mejor junto a Ladybug en el sillón, era fundamental que conservara la calma y la presencia de la chica era lo único que lo conseguía, al menos en esos momentos.
—En efecto, Ratigan y yo nos conocimos en mi segundo semestre aquí en Oxford. —empezó a relatar Basil—. Él solía trabajar como profesor y asistente universitario en el Trinity College de Dublín hasta que fue designado para ocupar una cátedra vacante aquí en Oxford. Con mucho, el profesor más joven de nuestro Departamento (solo eres quince años mayor que yo) y el más talentoso, llamó mi atención de inmediato, ya que había leído varias de sus publicaciones y admiraba mucho su extraordinaria investigación, que era más innovadora y detallada que cualquier cosa con la que me hubiera encontrado antes y, de hecho, había leído una gran cantidad de publicaciones académicas.
»En mi tercer semestre pude inscribirme en una de las clases que impartía y se cumplieron mis altas expectativas. Era realmente un científico brillante y único que se destacaba del resto, además del hecho obvio de que él era, bueno, una rata, en contraste con sus colegas y estudiantes, que eran, sin excepción, ratones. Su coeficiente intelectual era, y es, el más alto que el de cualquiera de los otros profesores que conocía, por la forma en que describía sus métodos durante las clases, demostrando su increíble habilidad para reconocer de inmediato los conceptos y patrones abstractos detrás de detalles pequeños y aparentemente inconexos, era absolutamente sorprendente. Me molestó un poco que la mayoría de mis compañeros de estudios no apreciaran su ingenio, pero lo atribuí a su capacidad limitada para reconocer realmente el genio cuando estaba justo frente a sus ojos. Es más, me parecía que incluso algunos de los otros disertantes tenían un poco de prejuicio contra el Profesor, porque no todos los días se le daba a una rata la oportunidad de obtener el puesto que él tenía.
Era una suerte que Ladybug hubiera tomado su taza, de ese modo pudo amortiguar un grito de asombro. ¡La historia de Basil era, textualmente, el escrito en The Professor's Portrait!
«¡Esto tiene que ser un mal chiste!»
En cuanto a Chat Noir, no pudo disimular una sonrisa burlona cuando el detective dijo varias veces la palabra "rata" y el profesor hizo un gran esfuerzo por no perder la cordura ante estas. Ratigan dio un sorbo a su bebida antes de hablar.
—Estaba al corriente de que sentías una gran admiración por mí, Basil. Pero no creí que tanta.
—Aunque ahora me duela decirlo, reconozco que me cegué por ese gran talento a la química que posees. —aceptó Basil.
—Lo noté. Nunca había conocido a alguien tan interesado en mis cursos. Participaste con entusiasmo en mis clases y sobresalías en las tareas y exámenes ocasionales que les aplicaba. Leíste todos los libros de la lista recomendada de lecturas adicionales e hiciste todo lo posible para impresionarme regularmente; me atrevería a decir que me convertí en tu ídolo académico. Esperabas con ansias mis cursos y siempre eras el primero en llegar a mis clases, 15 minutos antes de comenzar; creo que para ti cada minuto perdido habría sido una gran decepción para ti ¿cierto?
«Ahora fue el turno de Ratigan de citar la historia, claro con el cambio de que fue contado desde su punto de vista.»
—En mi cuarto semestre, y el segundo en el que nos conocimos, Ratigan, llegó ese fatídico día de febrero cuando te me acercaste después de una lección y me elogiaste por mis magníficos logros y compromiso. He de admitir que, en ese momento, aunque traté de mantener la calma, estaba extremadamente nervioso por dentro y podía sentir mis orejas sonrojarse por tus cumplidos.
—Sí lo noté. Y admito que te veías adorable en ese momento. —comentó el profesor.
Basil miró desafiante a Ratigan. Ignoró el comentario y continuo con su narración.
—Me dijiste que era un estudiante sobresaliente y excepcionalmente dotado intelectualmente... —el detective hizo una pausa antes de continuar— y así fue como comenzó todo, me preguntaste si me gustaría trabajar para ti como asistente de investigación en algunos de tus proyectos más importantes. —luego se volvió hacia sus amigos—. Como se pueden imaginar, me emocioné más allá de las palabras y, sin más reflexión, accedí de inmediato.
El detective regresó su atención hacia el profesor.
»Una semana después, y de firmar un contrato laboral que expiraría después de dos años, ya estaba ayudándote, Ratigan, con tus investigaciones. Mi pasión por la química casi se convirtió en una especie de obsesión.
―Yo diría que, en efecto, la química se volvió tu obsesión. ¡No hubo ni un solo día que no estuvieras trabajando en está! ―comentó el profesor. ―De hecho, una tarde que estábamos trabajando me confiaste que deseabas convertirte en profesor algún día, para poder ganarte la vida descubriendo constantemente cosas nuevas y aprendiendo más sobre cómo funcionaba el mundo. Pura felicidad, así lo expresaste. En otra ocasión, estábamos en mi oficina, me entregaste algunos informes de proyectos, cuando te dije que solía ser como tú cuando era estudiante y que veía mucho de mí mismo en ti. Creo que mis palabras le dieron un gran impulso a tu ego. Te aconsejé seguir una carrera académica, porque estabas hecho para una y poseías todo lo necesario para tener éxito y hacerte un nombre como científico en el campo.
―Así fue como te convertiste en mi mentor, mi inspiración para perseguir mi sueño. ―Basil se volvió hacia sus amigos de nuevo―. Por eso guardé un retrato de él donde siempre lo vería. Aspiraba a ser como él algún día. Su genio y ética de trabajo capital fueron mi principal fuente de motivación.
Chat Noir, Dawson y Olivia estaban impresionados con la información. Era más que obvio que los dos se llevaban bien, y con el enorme intelecto que ambos poseían podrían haber alcanzado grandes metas en el campo de la química. Entonces ¿qué fue lo que sucedió para que ambos terminaran siendo enemigos mortales? Ladybug disimulaba su asombro ¿quién hubiera dicho que un simple fanfiction se volvería realidad? Estaba al corriente de lo que vendría a continuación, eso podía desatar un caos y necesitaban tener una vía de escape listo para cuando se presentara la ocasión.
«Gracias, Fred y George.» pensó la joven sonriendo internamente.
―¿Y qué sucedió después? ―los grandes miraron a Olivia, que veía curiosa al detective y al profesor―. Por lo que entiendo ambos se llevaban bien, creo que hasta eran amigos. ¿Qué fue lo que pasó para que se volvieran enemigos?
Nadie dijo nada al principio, les impresionaba lo inocentes que podían llegar a ser los niños, aún en situaciones peligrosas como esa. Ratigan y Basil se miraron a los ojos; esa acción puso en alerta a los portadores de Miraculous. La mirada de ambos roedores se ensombreció, por lo que solo significaba una cosa, y Ladybug ya lo había previsto, las cosas empeorarían.
Ratigan se levantó, fue hacia la ventana de la oficina y miró el exterior, con las manos detrás de su espalda. Basil y los demás miraron por unos momentos al profesor, hasta que el detective soltó un suspiró y continuo la historia.
Al parecer, un año después de convertirse en el asistente del profesor, Basil encontró algo en la oficina de Ratigan, un documento en el cual explicaba sobre una especie de droga que el profesor llamó como Cogito; una píldora de diseñada para uso oral. Según el papel, la droga tenía como objetivo "ayudar" a las personas a ser más razonables, más alertas y más productivas en su vida cotidiana; al menos ese era el argumento por el cual Ratigan tenía pensando distribuir al mercado las píldoras. La verdadera razón era que quería destruir el cerebro de la población.
El plan era simple: pequeñas dosis de estos medicamentos serían realmente beneficiosas, pero dosis más altas serían tóxicas e inevitablemente causarían daños considerables e irreversibles al cerebro. La intención de Ratigan era hacer que el Cogito estuviera disponible para las masas fácilmente y por un precio económico, e incluir un folleto de instrucciones en su paquete explicando que primero se debía comenzar con una píldora y luego, después de unas tres semanas, aumentar la dosis a dos, y luego más pastillas al día. Una sobredosis haría que el nivel de dopamina de uno disminuyera extremadamente, lo que llevaría a poder concentrarse solo en una sola actividad a la vez y comportarse como un robot: uno se sentiría desconectado de su propia percepción y emociones, se volvería pasivo y depresivo, perdería completo interés en interactuar con los demás y, lo peor de todo, sufriría de déficits cognitivos, que es exactamente lo contrario de lo que logran pequeñas dosis de las drogas.
Por lo tanto, las intenciones del profesor Ratigan eran enviar a los habitantes de Londres a su propia perdición; una vez que sus cerebros estuvieran dañados por una sobredosis del producto, ya no habría remedio; estarían vacíos de su libre albedrío y podrían ser controlados fácilmente por alguien que tuviera la capacidad y el deseo de hacerlo. Alguien que quería tener poder sobre millones, alguien que quería crear un mundo que le sirviera a él y solo a él. Alguien que no tuviera conciencia, ningún sentimiento de culpa o remordimiento alguno. Alguien lleno de odio hacia todo el mundo de los ratones.
En pocas palabras, su peligro era similar a la cocaína, la única diferencia era el alcance económico. La cocaína era costosa mientras que el Cogito sería más accesible a cualquiera que tuviera dinero.
En cuanto Basil terminó de contar la historia la oficina se quedó en completo silencio. Lo único que se escuchaba era la madera quemándose en la chimenea. Hablando como una historia para entretener, ese parecía un buen comienzo para una eterna rivalidad, pero escucharlo de primera mano y tener cara a cara a los protagonistas de esta historia... ¡Dios! Aunque fuera producto de un akuma, bien tenía razón la frase «la realidad supera la ficción» y más tratándose de una historia inventada por un fanático de The Great Mouse Detective con la única intención ―según Ladybug― de compartir su idea de cuál podría ser la historia de origen de Basil de la Calle Baker y el profesor Ratigan.
Aprovechando el silencio, el detective y el profesor se sumergieron en el recuerdo de ese fatídico día que comenzó su historia: Ratigan trató de convencer a Basil de que, al ser muy similares, deberían estar sobre cualquiera de mente inferior puesto que siempre eran marginados por ser diferentes al resto; poseían un don que debían usar para su propio beneficio.
―«La inteligencia no es un privilegio, es un don. Se usa para el bien de la población» ―citó el detective mirando fijamente a Ratigan.
Ladybug se llevó un puño a la boca. ¡La frase que Basil acababa de citar lo había dicho Otto Octavius en El Hombre Araña 2!
«¡¿Hasta cuándo van a seguir las referencias?! ¡Esto superaría al entendimiento de referencias del Capitán América!»
El detective se puso de pie mirando desafiante al profesor.
―¡Esas fueron las primeras palabras que me dijiste cuando comencé a trabajar contigo como asistente! Se supone que nuestro intelecto debe usarse por el bien de la población ¡pero todo este tiempo has usado ese don para tu propio beneficio Y SIMPLEMENTE POR LA DISCRIMINACIÓN QUE SUFRES POR SER UNA...!
―¡NO LO DIGAS! ―bramó Ratigan volviéndose hacia Basil.
―¡RATA!
El profesor paso un brazo por todo el escritorio derribando todo lo que tenía encima a su paso. Los portadores de Miraculous se levantaron de su brinco sacando sus armas. Dawson y Olivia también se pusieron de pie refugiándose detrás de los jóvenes héroes. Basil se quedó inmóvil en su lugar. A grandes zancadas se dirigió hacia Basil y ambos némesis estaban frente a frente casi sus narices tocándose. Ninguno de los dos apartó la mirada del otro, sino que permanecían firmes en sus lugares.
―¿Cuánto tiempo más vas a seguir jugando al héroe, Basil? ―preguntó Ratigan en un susurro, pero debido al silencio que reinaba el lugar, todos los presentes lo escucharon sin problemas―. Recuerda que tú y yo no somos tan diferentes.
―No somos iguales. ―dijo firme Basil―. Tú eres un criminal sádico, con aire de grandezas. Un terrorista.
―¡¿TERRO...?! ―Chat Noir le cubrió la boca a Ladybug con una mano.
―Bueno, a cada quien lo suyo. Yo elegí mi camino, tu decidiste convertirte en un detective privado de segunda para ayudar a las personas. A la gente de esta ciudad durante un tiempo les pareciste divertido, pero hay algo que aman más que a un héroe: ver que un héroe cae y muere en una hazaña. A pesar de todo lo que has hecho al final te odiaran, sino es que no lo hacen ahora mismo. Un ejemplo, el inspector Bradstreet y Scotland Yard. Así que ¿para qué te molestas?
«¡No bueno! ¡Ahora pasamos del Dr. Octopus al Duende Verde! ¡YA PÁRENLE!»
―Porque es lo correcto
―Pongámoslo de este modo; las proliferas masas existen con el único propósito de levantar en hombros a la poca gente excepcional. Tú y yo somos excepcionales. De nuevo te presento mi oferta: unete a mí ¡imagínate lo que lograríamos juntos! ¡Lo que tú y yo crearíamos! ¡O lo que destruiríamos! ―Ratigan se alejó de Basil y miró a Ladybug y Chat Noir―. Esa oferta también está en pie para ustedes. ¿de qué sirve proteger a todas esas personas? Me imagino que incluso le han salvado la vida a personas que odian, pero ellos no lo saben porque usan esas máscaras. También piensen en esto, de no ser por el poder de restaurar las cosas de la jovencita ¿Cuánta destrucción y muerte de inocentes habrían causado una y otra y otra vez enfrascados en una batalla egoísta hasta morir? ¿Es lo que quieren lograr? ¿es eso lo que quieres?
»Si hubieran entregado los Miraculous a Papillombre desde el principio él no seguiría existiendo ni atacando a personas inocentes para que hagan su trabajo sucio enfrentándose a ustedes. Todavía pueden enmendar ese error entregándome sus joyas mágicas y uniéndose a mí y a Papillombre.
―En verdad que ustedes, los villanos, no entienden nada. ―dijo Ladybug desafiante―. Lo único que les importa es su propio bienestar. No sé si Papillombre me escuche, pero de pura casualidad ¿es consciente de lo que sucederá si usa en conjunto el poder de los Miraculous de Catarina y Gato Negro? Sí, su deseo se hará realidad ¿pero pensó en los daños colaterales? ¡La existencia como la conocemos se destruirá para reescribir todo a causa de ese deseo! Así que, por eso mismo, ni Chat Noir ni mucho menos yo le entregaremos estos Miraculous ―señaló sus aretes y el anillo de su compañero―. Ni ningún otro.
La estancia permaneció en silencio. Después de unos minutos, Ratigan soltó una risa maligna llamando la atención de los demás, en cuanto se tranquilizó lanzó una mirada asesina a sus enemigos.
―Como buen caballero traté de resolver esto por las buenas y civilizadamente. Tendremos que seguir como estábamos: a la mala.
El profesor chasqueó los dedos. De pronto la puerta de la oficina se abrió y entraron Fidget y los matones apuntándolos con diversas armas de fuego. Chat Noir colocó detrás de él a Dawson. Ladybug iba a colocar a Olivia detrás de ella, pero Basil cargó a la niña, la puso en los brazos de la joven y se posicionó ante las chicas para protegerlas.
Este era un excelente momento para sacar a la luz el plan B, lástima que no pensaron en ninguno.
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*Nunca se ha revelado el apellido de Basil, así que busque uno parecido a «Holmes».
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