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La Juguetería

En cuanto salieron de la casa de Holmes, Basil le ordenó a Toby que se detuviera. El sabueso obedeció y el detective y la heroína tocaron tierra a la vez que Chat Noir, Dawson y Olivia los alcanzaban. Basil subió al lomo de Toby trepando por la correa. El doctor y la niña intentaron subir como el detective, pero no pudieron. Al verlos, Ladybug y Chat Noir se miraron con una sonrisa y cada uno tomó su arma. La catarina-roedora cargó a Olivia, el felino-roedor a Dawson y subieron al lomo de Toby fácilmente y ante los jadeos de asombro de los tres ratones protagónicos.

—¡Eso fue asombroso! —exclamó emocionada la niña

—¿Cómo... cómo hicieron eso? —preguntó el doctor, recuperándose de la conmoción

—¿Acaso no es obvio, doctor? ¡Usaron magia! —dijo burlonamente Basil

El héroe cada vez odiaba más al detective ¡¿quién rayos se creía ese roedor?! Iba a decirle algo, pero su lady lo detuvo y ella respondió:

—En efecto, usamos magia

Basil detuvo su risa y vio desconcertado a los jóvenes ¡él no lo dijo en serio! Ladybug sonrió al ver su expresión, ya eran suficientes burlas como para tener que soportar más, así que la mejor forma de bajarle el ego era mostrándole que algo irreal para él —como la magia— existía. Con yoyo en mano la joven iba hacer una demostración, pero Basil le ordenó a Toby que buscara a Fidget y el sabueso avanzó haciendo que la heroína apenas tuviera tiempo de sujetarse y no caer.

Toby olfateaba las calles empedradas, buscando atentamente el olor de Fidget. Entretanto, Ladybug y Chat Noir observaban su entorno. Después de la lluvia, una espesa niebla había llenado las calles, luciendo fantasmal a la luz de las farolas. Ciertamente emitía una atmósfera misteriosa e inquietante.

—He recorrido antes las calles de Londres en la noche, pero nunca me había parecido tan lúgubre como ahora —comentó Chat Noir

—Por lo mismo da la impresión de que en cualquier momento se nos podrían aparecer Sweeney Todd y Jack el Destripador —dijo Ladybug

Toby se detuvo, levantó la cabeza y aulló, indicando que había encontrado el olor de Fidget. Les tomó un segundo recordar que iban en el lomo de un animal sin nada con qué sujetarse. Ladybug rápidamente abrazó la cintura de Basil con fuerza y Olivia envolvió sus brazos alrededor de la cintura de la heroína riendo, Chat Noir cayó de espaldas y dio un par de rodadas hacia atrás hasta que logró sujetarse de la correa con fuerza y ponerse de pie mientras Toby salía corriendo.

—¡Es emocionante, ¿eh, Dawson?! —preguntó el detective al doctor

Ladybug no necesito voltear para saber cómo iba el médico, Chat Noir sí lo hizo y vio preocupado a Dawson aferrarse desesperadamente a la cola de Toby.

—¡Cla... Cla... Cla... Claro! —tartamudeó el ratón robusto riendo nerviosamente

—¡Nuestra presa debe estar cerca! —exclamó entusiasmado Basil

—¡Ladybug, ayuda al Dr. Dawson! ¡No creo que resista mucho! —pidió Chat Noir

Basil, Olivia y la heroína miraron sobre sus hombros y vieron la situación del pobre doctor. La catarina-roedora abrazó con fuerza la cintura del detective con una mano y con la otra lanzó su yoyo hacia el médico. Al verlo, Dawson levantó una mano con dificultad y el yoyo se enredó en su muñeca. Ladybug tiró y el médico fue lanzado hacia donde estaba Chat Noir. El héroe sujetó la muñeca libre del doctor con una mano y con la otra la correa.

—¿Mejor? —preguntó el felino-roedor

—¡Bastante! —respondió Dawson, aferrándose a la cintura del joven para no caer y así permitirle sujetar la correa con ambas manos

La heroína recogió su yoyo y lo guardó sonriendo aliviada al ver que Dawson estaba a salvo. Una vez pasada la estupefacción de lo que acababa de ver, Basil regresó su atención al frente cada vez más cerca de donde se encontraba Fidget. Pasó por la cabeza de Ladybug la escena donde el murciélago terminaba de recoger los uniformes de la Guardia Real Británica de unos soldados de juguete y revisaba su lista. Sus pensamientos se interrumpieron cuando Toby se detuvo enfrente de una juguetería y aulló con fuerza.

Chat Noir soltó la correa, Dawson soltó al joven y lo vio caminar apresurado hacia la cabeza del perro.

—¡Cállate, perro tonto!

Ladybug iba a decirle algo, pero enseguida entendió. Nunca lo había pensado antes a pesar de ver muchas veces la película. Soltó a Basil, Olivia a ella y fue con su compañero a tranquilizar a Toby.

—¡Sh! ¡Silencio Toby!

—Oh, cálmense, jóvenes. Es solo la forma en que Toby nos dice que estamos en el camino correcto —explicó Basil de manera brusca después de que Ladybug y Chat Noir callaron a Toby, creyendo erróneamente que estaban asustados por el ruido—. Lo entrené bien. ¡Vaya "héroes", muy valientes!

—¡Ay claro, búrlate! —dijo Ladybug enojada encarando al detective—. No es por miedo, genio. El aullido de Toby no solamente nos dice que estamos cerca ¡sino que también alerta a los sospechosos de que llegamos!

Basil se quedó boquiabierto, eso nunca cruzó por su mente. Comenzó a tener sentido el por qué Ratigan había logrado escaparse por tanto tiempo. Pensar que unos jóvenes —y como extra una mujer lo reprendiera como si fuera un niño— se dieran cuenta fácilmente de tal error. Se frotó incómodo la parte posterior de su cuello mientras desviaba los ojos de ella.

Pero siendo extremadamente orgulloso, sacudió la cabeza y miró desafiante a Ladybug.

—Te crees muy lista, ¿no? —preguntó en un leve murmullo.

—No es un creo, es realmente inteligente —declaró Chat Noir alcanzando a escuchar—. De los dos ella es el cerebro, sabiendo cómo derrotar al enemigo en turno y cuándo podemos combatir nosotros dos solos o si necesitaremos ayuda. —volvió su atención hacia su lady con una sonrisa—. No me extrañaría que tu profesión de civil sea de detective o algo parecido

—Sabes que no te puedo decir nada de mi vida personal, pero no es mala la idea —opinó la aludida

Basil bufó ante eso, ¿una mujer detective y más inteligente que un hombre? ¡Era lo más absurdo que había escuchado en su vida! Aunque desde que esos dos llegaron todo ha sido un disparate. El detective saltó de la nariz de Toby al alféizar de la ventana.

—¡Excelente trabajo, Toby!

Ladybug suspiró con resignación y Chat Noir bufó molesto; sabían que estaban en una época diferente gracias al akuma, pero aun así no podían evitar molestarse con una conducta tan retrógrada como esa.

Olivia caminó hasta el borde de la nariz de Toby y le tendió los brazos a Basil sonriendo con inocencia. El detective puso los ojos en blanco y exhaló con resignación extendiendo los brazos hacia ella. La niña saltó, pero no tanto como él esperaba. Casi teniendo un mini ataque al corazón, se abalanzó hacia delante, la atrapó en el aire y la atrajo hacia sí. Pero enseguida la preocupación se desvaneció tan rápido como llegó. Apartó a Olivia de sí mismo tanto como sus brazos se lo permitieron antes de dejarla con seguridad en el alféizar de la ventana y empujándola hacia adelante.

—Sigue pareciéndome una enorme imprudencia traer a una infante. Pero bueno, no se puede esperar mucho de un par de jóvenes como ustedes —comentó Basil en voz fuerte y clara. Evidentemente con la intención de molestar a los héroes.

Antes de que Chat Noir intentara, otra vez, hacerle algo al detective, Ladybug se le adelantó caminando por la nariz de Toby hacia donde estaba el ratón.

—¿Vas a estar todo el tiempo con esa actitud?

Su atención estaba totalmente sobre el detective que la catarina-roedora no se fijo por donde caminaba. Ladybug dio el último paso sobre la nariz de Toby sin cuidado. Aprisa movió el otro pie hacia delante alcanzando la orilla del alféizar, pero no piso bien y perdió el equilibro. Basil rápidamente agarró su mano y tiró hacia adelante poniéndola a salvo. Sin embargo, Ladybug tropezó con sus propios pies, chocó contra Basil y ambos cayeron sobre la superficie del alféizar de la ventana. Ambos gimieron de dolor por el impacto. Se miraron y se tensaron al darse cuenta de que estaban en una posición bastante embarazosa... de nuevo: Ladybug estaba acostada encima de Basil.

«¿¡Otra vez!? ¿¡En serio!?» pensó avergonzada la heroína

Con las orejas completamente rojas, los dos se separaron y se pusieron de pie sin mirarse a causa del bochorno.

—Gracias por eso, Basil —agradeció la joven sin mirarlo. Lamentablemente, el haberla salvado no cambiaría nada y el detective seguiría desconfiando de ella.

Desde la nariz de Toby, Chat Noir hervía de celos. La primera vez que eso sucedió en Baker Street no dijo nada porque tanto él como su lady habían sido arrojados por el sentimonstruo hacia los ratones que salían de la casa y por ende fue un accidente. ¡Pero al salvar a la joven de una caía y tropezar, era demasiado! Eso para nada podía ser un simple accidente.

—De nada, Srta. Ladybug —contestó Basil arreglándose la capa Inverness y la corbata antes de enderezar la espalda y con la cabeza en alto, más las orejas todavía teñidas de rojo, se alejó tratando de fingir que no pasó nada.

—Sí sabes que ese sujeto no es real y para colmo es un ratón ¿cierto?

La heroína miró a su derecha sobresaltada al encontrarse con su compañero, quien se veía molesto.

—¡Sí lo sé! ¿Por qué dices eso?

—Pregúntale a tus orejas, que están del mismo color que tu ropa

Ladybug sintió un vuelco en el corazón, se cubrió avergonzada las orejas con las manos y mirando hacia la ventana avanzó seguida de cerca por Chat Noir.

Dawson era el único que faltaba, estaba de pie sobre la nariz de Toby a punto de bajarse cuando el perro le gruñó de nuevo. Sobresaltado, el doctor sonrió nerviosamente quitándose el sombrero hacia el sabueso apuntó de saltar y alejarse de él. Decidiendo que el ratón bonachón tardaba demasiado, el perro estornudó y arrojó al médico dando vueltas como una pelota por el alféizar de la ventana hacia los demás. Al escuchar a Toby gruñir, Ladybug supo lo que pasaría; se quitó del camino y a Chat Noir haciendo que Dawson chocara contra la espalda de Basil, quien gruñó por el golpe, volteó y vio al doctor acostado boca arriba. Miró a Toby severamente.

—Bueno, Toby. ¡Sentado! —ordenó al perro, pero el sabueso no lo obedeció. Siguió de pie y moviendo la cola alegremente. Impaciente, Basil se acercó al perro pisando firme, señaló con un dedo repitiendo la orden con un tono más estricto—. ¡Toby! Sentado.

—Siéntate, Toby —ordenó Olivia (siguió al adulto sin que este se diera cuenta) al perro con un tono más amable y haciendo una seña con la mano para que se sentara.

El sabueso obedeció a la niña sentándose al instante conservando su expresión alegre.

Basil vio celoso a Olivia. Tantos años de entrenamiento ¿y Toby obedecía a la primera a una niña pequeña? En verdad que esa no era su noche.

—Bueno. Con permiso —dijo el detective y pasó junto a la pequeña.

Olivia vio por un momento al adulto alejarse antes de volverse hacia Toby.

—Pórtate bien —ordenó la niña, se inclinó hacia el can y le dijo en un susurro como su compartiera un secreto—. Encontraremos a mi padre

En el otro extremo del alféizar de la ventana, Basil inspeccionaba tratando de descubrir cómo entrar mientras tarareaba para sí mismo y los demás solo lo observaban.

—¿Ahora qué está haciendo? —preguntó Chat Noir en un susurro a Ladybug

—Buscando una entrada —contestó la heroína del mismo modo

—Y tú sabes dónde está ¿cierto? —Como respuesta, Ladybug tomó la mano de Chat Noir, lo llevó al penúltimo círculo de la ventana y le señaló al héroe el pequeño agujero que tenía el vidrio. El joven miró con una ceja arqueada a la heroína—. Es broma ¿verdad?

—No

Ladybug levantó la mano de su compañero cerrándola en un puño, dejando expuesto el dedo índice y lo metió en el agujero. El felino-roedor miró confundido a su compañera ¿eso qué significaba? Su respuesta apareció enseguida al momento de tirar su mano para sacar su dedo y vio con asombro el vidrio de la ventana abrirse como si de una puerta se tratase.

Basil detuvo su búsqueda cuando escuchó un chillido a sus espaldas. Miró sobre su hombro y vio a los jóvenes descubriendo la entrada; o más bien Ladybug porque Chat Noir se veía claramente sorprendido. Los ojos del detective se abrieron con desconcierto. ¿Cómo es que ella...?

—¡Asombroso! —dijo impresionado Dawson—. ¿Cómo lo descubrieron?

—En realidad, Ladybug...

—Observando la ventana todo el tiempo al caminar y de ese modo se pudo descubrir ese pequeño agujero en el vidrio, deduciendo fácilmente que por ahí entró Fidget.

—¡Ay, señorita! Usted me sorprende

—A mí también. Aunque eso es algo de todos los días —admitió Chat Noir, retirando por fin su dedo del agujero.

—Gracias —dijo Ladybug. Miró sobre su hombro a Basil sonriéndole con superioridad—. De hecho, era elemental «¡Siempre quise decir eso en un verdadero caso!» —apartó la mirada del detective y sin chistar entró a la juguetería—. Vamos, busquemos a ese murciélago pata de palo

Chat Noir, Olivia y Dawson la siguieron dejando afuera Basil. El detective los vio entrar apretando los puños con ira. Observar la ventana ¡sí, cómo no! ¡Era imposible que ella pudiera encontrar la entrada tan fácilmente! Era absurdo, para eso tendría que saber de antemano donde se encontraba. Y eso no fue lo peor... ¡se había robado su línea!

—¡Pequeña descarada...!

—¿Te quedarás ahí haciendo berrinche? ¿O vas a entrar?

Por estar rabiando, Basil no se dio cuenta que Ladybug regresó y estaba recargada en el marco de madera sobre un hombro, de brazos cruzados y sonriéndole burlonamente. El ratón gruñó ante la desfachatez de la chica. Sin esperar respuesta, la heroína volvió con los demás; el detective entró pisoteando fuerte, a causa de su irritación, a la juguetería y cerró la puerta tras él.

Mientras Ladybug y Basil seguían en la entrada, Chat Noir, Dawson y Olivia caminaban observando el lugar. El médico chocó por accidente contra la pierna de una muñeca.

—Mil perdones —se disculpó Dawson con los ojos cerrados y quitándose el sombrero. Abrió los ojos y se dio cuenta de a quién, o en realidad qué, se estaba disculpando. Chat Noir, Dawson y Olivia contemplaban fascinados la juguetería—. ¡Oh, cielos! ¡No puedo creerlo! Jamás había visto tantos juguetes

—¡Detrás de alguno podría estar escondido un asesino! —advirtió Basil, asomando la cabeza por detrás de la pierna de la muñeca con la que Dawson chocó—. ¡Por favor, doctor! ¡Tenga mucho cuidado!

Basil pasó alrededor de la muñeca, presionando su espalda contra la pierna del juguete ocultándose en las sombras formadas por el vestido.

«Me burlaría de él haciendo alusión a las películas de Misión Imposible sino fuera porque son del futuro, incluso para Chat Noir» pensó Ladybug poniendo los ojos en blanco al ver al detective hacer eso.

Se acercó a su compañero, sacando su yoyo, y le dijo:

—Yo iré al frente. Tú ve atrás de nosotros y permanece alerta

—Tú conoces esto mejor que yo, Bugaboo

—¿Bugaboo?

Los jóvenes se volvieron hacia Olivia y Dawson. La pequeña fue quien preguntó.

—Es solo uno de los apodos que este "gatito"-ratón me dice. Como sea, avancemos con cuidado. Chat Noir y yo los protegeremos. Y a Basil también, aunque él no quiera.

Y con eso, el grupo avanzó.

El detective seguía moviéndose cautelosamente entre las sombras. De repente vio a Ladybug pasar junto a él con calma y llevando ese yoyo rojo con motas negras en la mano.

—¿Practicando el "modo sigiloso"? —preguntó la joven sin siquiera mirarlo y conteniendo una sonrisa burlona

Enojado, Basil salió de las sombras arreglándose la capa Inverness. Metió las manos en los bolsillos y caminó lanzándole miradas asesinas a la catarina-roedora. Cuando la alcanzó, la agarró de la mano que no tenía el yoyo, haciéndola chillar por la sorpresa y la hizo girar hacia atrás en un movimiento similar al de un baile, de este modo tomo el liderazgo del grupo nuevamente. Sonrió con superioridad cuando ella se alejó torpemente de él al momento de soltar su mano. Tropezó con sus propios pies y la heroína cayó de espaldas.

Ladybug gruñó levemente sentándose y acomodándose el sombrero. Lo que hizo Basil ocasionó que la joven recordara una escena del fanfiction Silver and Gold que "casualmente" era igual a lo que acababa de pasarle.

«Aún sin esta rara coincidencia con la historia, igual que el personaje de Anna Johnson no creas que me quedaré de brazos cruzados» pensó Ladybug, lanzándole una mirada desafiante al detective, a pesar de que este no la vio

Se puso de pie, guardó su yoyo, sacó su varita y se acercó sigilosamente a Basil por detrás asegurándose de que no la viera.

¡Incarcerous! —murmuró la joven apuntando su varita a la pierna de una marioneta donde una cuerda apareció y ató uno de sus extremos.

Apuntó su varita a la cola del detective y con cuidado el otro extremo de la cuerda se ató a esta. Guardó su varita y se tapó la boca con ambas manos para amortiguar la risa que amenazaba con salir. Basil dio un par de pasos cuando de pronto su cola fue jalada y él cayó abruptamente de cara.

—¿Qué rayos...? —Miró sobre su hombro derecho descubriendo que su cola había sido atada a la pierna de una marioneta—. ¿Cómo...?

Escuchó pasos a su izquierda acompañados del silbido de una melodía que nunca había escuchado. Volteó y vio enojado a Ladybug pasar junto a él con las manos detrás de la espalda y silbando esa melodía desconocida. La canción era Whistle Stop de la película de Disney Robin Hood. La joven dio media vuelta, caminando de espaldas, movió los dedos saludándolo y volvió a dar media vuelta avanzando de frente.

Refunfuñando, Basil se sentó y desató su cola. El único que había visto esa "pelea" fue Chat Noir, a pesar de ir hasta atrás. Se palmeó la frente a la vez que respiraba profundamente varias veces para tranquilizarse.

«Nunca creí que llegaría a suceder algo como esto. ¿Así de molesto me veo cuando hago bromas?» pensó el héroe avergonzado de sí mismo.

Llegaron a una escalera de juguete. Ladybug y Basil se acercaron a esta para subir, pero enseguida se apartaron al ver al otro hacer lo mismo. Intentaron subir otra vez, pero se repitió la acción. Trataron de nuevo, esta vez empujando al otro para subir primero. Irritado por esa actitud infantil, Chat Noir se acercó a ellos y tiró del cuello de sus capas Inverness terminando así la "pelea" y apartándolos de la escalera.

—Yo iré primero —indicó el felino-roedor—. Después Dawson, Basil, Olivia y Ladybug.

El burro por delante —murmuró en español la catarina-roedora molesta, acomodándose la ropa

Al menos no actuó de manera infantil en una situación peligrosa

En momentos como ese Ladybug se arrepentía de haberle enseñado español a Chat Noir, aunque el héroe también aprendió por su cuenta para poder entenderla mejor. Subieron como el chico indicó. Todavía enojada, la heroína pensó en vengarse de Basil mientras este subía la escalera.

—¡Ni siquiera lo pienses, Bugaboo! —advirtió Chat Noir. La joven vio al chico al final de la escalera ayudando a Dawson a terminar de subir. Antes de que Ladybug dijera algo, el héroe se le adelantó—. Te conozco lo suficiente como para saber de lo que eres capaz de hacer cuando estás enfadada

Basil había llegado al final de la escalera cuando el joven le habló a la chica y soltó una carcajada al escuchar ese sobrenombre. Miró con burla a la heroína.

—¡Bonito nombre! Creo que te queda mejor que "Ladybug"

Olivia y Ladybug alcanzaron a los hombres. Chat Noir veía nervioso a la chica; no obstante, la heroína tomó de la mano a la niña y siguieron su camino. El felino-roedor vio de reojo a Basil que sonreía con superioridad al creer que había ganado esta vez contra la joven.

Con cautela, los hombres avanzaron. Todo estaba en calma y en completo silencio, hasta que una música ensordecedora sonó detrás de ellos, sorprendiendo a los tres individuos. Dawson saltó a los brazos de Basil y Chat Noir sacó su bastón y se puso en guardia. Voltearon hacia el origen del ruido, haciendo que el miedo en el detective y el héroe enseguida fuera reemplazado por el enojo: ¡la niña había encendido una caja musical de una banda de bomberos!

—¿Qué rayos...? —preguntó desconcertado y enojado Basil

—¡Olivia, silencio! —dijo Ladybug acercándose a la palanca de la caja musical y apagándola.

Basil se quitó a Dawson de encima y se acercó a las chicas. Chat Noir encogió su bastón, lo guardó y también fue hacia ellas. El detective le habló primero a Olivia.

—¡Por favor! —dijo tensamente a causa de los nervios, luego sonrió tan forzado que en realidad hizo una mueca al susurrar suavemente—. Silencio —Luego se volvió hacia Ladybug y la sujetó del brazo con fuerza—. ¡Tú insististe en traer a la niña, ASÍ QUE HAZTE RESPONSABLE DE ELLA COMO SE DEBE! —soltó a la joven, fue con Dawson y le susurró—. ¡Que la niña y la joven no se separen de usted! —después de dar las respectivas indicaciones, Basil reanudó su camino.

Dawson saludó por instinto, tal como lo hacía en Afganistán. Miró a las chicas por el rabillo del ojo y vio que ambas también saludaban, aunque solo por diversión.

¡A sus órdenes jefe! —dijo Ladybug en español con un extraño, pero a la vez cómico, tono de voz.

A pesar de no haber entendido lo que dijo la joven, el modo como habló fue suficiente para hacer reír al médico y a la niña. Chat Noir también se rio, aunque no muy animado porque se preocupó al ver como Basil trató a su lady hace unos momentos. En cuanto al detective, se masajeó las sienes y siguió caminando.

Una vez pasada la risa, Dawson se volvió hacia las chicas.

—O... O... Olivia, Srta. Ladybug. No se alejen

—No se preocupe, Doc. Estaremos bien

El médico sonrió por ese pequeño apodo. Tomó la mano de Olivia y reanudaron su andar. Ladybug se acercó a Chat Noir, quien se veía serio y la catarina-roedora no necesitó preguntar qué tenía.

—Tranquilo, estoy bien —aseguró la joven, frotándose la parte del brazo donde Basil la agarró—. Ni siquiera me dolió

—Nunca había estado tan aprueba mi paciencia como ahora —dijo el joven mientras ambos caminaban detrás de los ratones—. Si estoy enojado con el "héroe" de la película, seguramente enloqueceré con el "villano".

—Eso tenlo por seguro

—Por cierto, me sorprendió que te rindieras tan fácilmente de vengarte de él por lo de "Bugaboo"

—Eso me recuerda

Ladybug le dio un fuerte puñetazo en el brazo a Chat Noir. El héroe sobó el lugar golpeado y vio entre sorprendido y ofendido a la joven.

—¡Auch! ¿Y eso por qué?

—¡Ves cómo me ha estado tratando Basil y le ayudas!

—¿Cómo diablos iba a saber que se burlaría al escuchar "Bugaboo"? Que en mi parecer es una gran falta de respeto, es un adorable sobrenombre para ti

—Chat Noir

—Ya, perdón

—Regresando al tema ¿de verdad crees que no me vengue?

—¿Eh? ¿Qué fue lo que hiciste?

—No detener a Olivia de encender la caja musical

—¿Qué? Espera un momento... ¿recuerdas el más mínimo detalle de la película?

—Sí. Lamento que el Doc y tú también tuvieran que sufrirlo

—¡¿Por qué dejaste que pasara?! ¡Se supone que debemos tener cuidado!

¡Ay por favor! SentiFidget sabe que estamos aquí desde que Toby aulló, así que no es gran cosa

—Espero que sepas lo que haces

Tú tranquilo y yo nerviosa

Desafortunadamente para el héroe, no tenía muchas opciones, así que como siempre confiaría ciegamente en Ladybug. Aunque por esta ocasión no se sentía "tranquilo" como ella dijo.

«De verdad que los papeles cambiaron y ahora entiendo porque Ladybug nunca me dice nada, el comportamiento bromista e infantil no ayuda en nada.»

Sin que los cinco individuos lo supieran (o más bien cuatro), Fidget los vigilaba desde un estante alto y oscuro. Caminaron por un tablero de ajedrez, Basil pasó junto una torre. Con una sonrisa movió la pieza de ajedrez frente al grupo, casi dándole en la cara a Ladybug.

—Hm, jaque Mate —dijo el detective a la vez que sacaba de su bolsillo su lupa.

Dawson, Olivia y Chat Noir rodearon la torre. El héroe se detuvo al sentir un pequeño tirón en la parte inferior de su levita. Volteó y vio a la pequeña mirándolo preocupada.

—¿Qué sucede?

La niña solamente miró hacia atrás y señaló con un dedo. El felino-roedor siguió la dirección y arqueó una ceja al ver a su lady actuar de manera extraña.

En cuanto Basil posicionó la torre frente a ella, Ladybug inconscientemente recordó cuando tenía once años y ella y sus mejores amigos (Harry, Ron y Hermione) tuvieron que enfrentarse a varias pruebas de protección de la piedra filosofal y la tercera había sido una partida de ajedrez mágico en un tablero gigante. Tan absorta estaba en el recuerdo que empezó a moverse por el tablero como esa vez hasta finalmente llegar a la última casilla donde ella estuvo.

—¿Se puede saber qué está haciendo?

Ladybug volvió en sí sobresaltada encontrándose cara a cara con Basil, que la miraba con suspicacia.

—Ah... lo siento. Cuando moviste esa torre, casi dándome en la cara, no pude evitar recordar algo

—¿Qué cosa?

—Eh... esto sonará demasiado extraño...

—Como si todo lo demás desde que aparecieron no lo fuera

—... pero cuando tenía once años, mis mejores amigos y yo tuvimos que jugar una partida de ajedrez en un tablero como este —enfatizó señalando con sus brazos el tablero donde estaban parados—, para llegar hasta donde se encontraba resguardada una piedra muy valiosa y evitar que la robaran. El ajedrez solo fue una de las pruebas a superar para poder avanzar.

Todos permanecieron en silencio. Ladybug cometió el error de contar algo de su pasado, pero la ventaja de ser del futuro es que nunca podrían descubrirla con eso, así que en parte no había problema en que le contara eso a Chat Noir. ¿Qué probabilidades había de que conociera en el futuro al felino-roedor, que lo recordara y estuviera en el momento en que sucedió?

Y, aunque le doliera reconocerlo, los tres ratones frente a ella eran solamente personajes de una película animada que desaparecerían en cuanto derrotaran a Ratigan y SentiFidget capturando el akuma y el amok.

Chat Noir estaba estupefacto ¿en qué demonios se había metido Ladybug para que ella y sus amigos, con tan solo once años, tuvieran que arriesgar sus vidas por una piedra que, según la joven, era valiosa?

«Ahora entiendo porque Ladybug tienden a hacer actos heroicos peligrosos que más de una vez me han provocado una taquicardia por el susto y la preocupación»

Basil también estaba pasmado y pensaba exactamente lo mismo que el chico. Igualmente entendiendo en parte ese carácter testarudo y temeraria. Eso hizo que tuviera una nueva perspectiva sobre ella, aunque la desconfianza continuaba. Carraspeó para reponerse del estupor, haciendo que los demás reaccionaran también y siguieran con su camino.

Salieron del tablero de ajedrez. El detective observó su entorno buscando alguna pista sobre Fidget; al bajar la mirada encontró algo.

—¡Ajá! —exclamó Basil entusiasmado examinando el suelo con su lupa—. Huellas de nuestro enemigo, Pata de palo —señaló con la lupa las pisadas. Las siguió tarareando emocionado por la pista encontrada hasta que se detuvo en seco debido a que algo le bloqueó el paso. Se incorporó encontrándose de frente con un muñeco—. Hm, es muy extraño —dijo pensativo tocándose la barbilla.

—¿Qué ocurre, Basil? —preguntó Dawson

—Esto es penosamente obvio, doctor

—Los soldados de juguete están desnudos —contestó Ladybug. Todos voltearon hacia ella, la joven señaló con su mano el empaque donde claramente se leía Guarida Real con Uniformes y que, obviamente, ya no tenían—. Una pieza del plan de Ratigan son los uniformes.

La heroína observó los estantes con cautela. Sabía que SentiFidget estaba vigilándolos en lo alto cubierto por las sombras, así que tenía que estar más atenta que nunca, o como siempre decía Alastor Ojoloco Moody: Alerta Permanente.

Basil arqueó una ceja notando el extraño comportamiento de Ladybug, además del obvio comentario respecto al plan de Ratigan. Sus ojos miraron hacia los estantes que la joven examinaba. El detective no tenía idea de por qué los analizaba con tanta atención. Aunque tenía que darle crédito por su aguda, aunque algo distraída, observación y opinión.

—En efecto, a estos muñecos les han quitado sus uniformes —reiteró Basil mientras se inclinaba para examinar las huellas nuevamente, con Olivia también inclinada para mirarlas—. Y no lo hizo ningún niño —el detective y la niña se miraron.

—Eso es más que obvio —evidenció Chat Noir

Basil ignoró el comentario sarcástico del joven, ya tenía suficiente con la chica como para que él se le uniera también. Levantó la cabeza y la giró observando todo a través de su lupa, jadeó al descubrir otra pista.

—Ajá —se levantó y se apresuró a examinar dos muñecos que estaban huecos—. Alguien se ha tomado la libertad de apropiarse de los mecanismos de estos juguetes

—Me preguntó ¿quién fue? —dijeron sarcásticamente los héroes

Ladybug puso los ojos en blanco, mirando arriba de donde estaba Basil... y finalmente lo vio. Los ojos amarillos de Fidget se abrieron cuando se encontraron con los castaños de ella y sus orejas se levantaron en alerta. La joven jadeó, rápidamente envolviendo su brazo alrededor de los hombros de Olivia. Retrocedió y gritó:

—¡Ahí está! ¡Arriba! —al momento de retroceder, Ladybug chocó accidentalmente con Dawson, haciéndolo gruñir y retroceder causando que su pie pisara la lista que Fidget dejó caer.

El murciélago se alarmó y se alejó. Al escuchar a su lady gritar, Chat Noir sacó su bastón y miró hacia donde ella señaló. Ladybug, sin soltar a Olivia, sacó su yoyo y se puso en guardia.

—¿Qué? —exclamó Basil. Levantó la mirada hacia donde la heroína indicó

—¿Qué sucede? —preguntó Dawson, sin entender lo que pasaba

—¡Fidget! ¡Esta allá arriba, vigilándonos! —advirtió Ladybug

Basil y Chat Noir examinaron el punto señalado, pero no había nadie. Dawson también vio hacia el lugar indicado por la joven, pero tampoco vio al murciélago.

—No hay nadie —dijo el médico

Basil suspiró y miró a Ladybug.

—¿Segura que no fue su imaginación?

La catarina-roedora vio incrédula al detective. Soltó a Olivia apartándola con cuidado de la discusión.

—¡¿Bromeas?! ¡Claro que no! ¡NUNCA INVENTARÍA ALGO COMO ESO!

—Yo no dije eso. Solo digo que probablemente se estaba imaginando cosas

—¡Es lo mismo! ¡En lugar de ignorarme hay que evitar que Fidget se escape!

Irritado, Basil se acercó a la joven apuntándola con su lupa.

—¡Ahora escúchame, tú...!

—¡Suficiente! ¡Tranquilícense los dos! —intervino Chat Noir colocándose en medio de ellos y alejándolos—. Iré a revisar

—Ese lugar es muy alto —observó Basil viendo al joven yendo hacia donde la chica supuestamente vio a Pata de palo—. Es imposible que su bastón tenga un alcance...

El detective se calló cuando vio a Chat Noir extender su bastón llegando sin problemas hacia el estante donde Ladybug dijo que vio a Fidget. El felino-roedor observó con cautela el lugar con la ayuda de su visión nocturna. Una ventaja de que su Miraculous fuera de un gato, y a pesar de que ahora era un ratón, esa función todavía funcionara. Desafortunadamente no lo encontró.

Dawson se movió y escuchó un ruido debajo de él. Miró el suelo, encontrándose con lo que piso cuando Ladybug tropezó con él dándose cuenta de que era un trozo de papel. Apartó el pie, recogió el papel y leyó su contendido comprendiéndose de que era una lista, bastante extraña.

Después de una última inspección, Chat Noir bajó y se reunió con los demás.

—No está —informó el héroe

—¿Ves? —recalcó Basil

—¿Estás seguro? —preguntó Ladybug, ignorando al detective

—Sí. Incluso usé mi visión nocturna porque ese lugar estaba muy oscuro, pero no encontré nada

—¿Visión nocturna? —repitió desconcertado Basil

Labybug gruñó a la vez que tiraba de sus orejas. ¡Acababa de ver a esa rata alada! ¿Cómo era posible que de repente...? Enseguida recordó una escena de la película donde Fidget se había escapado cuando creyó que Basil lo había descubierto mientras analizaba los juguetes sin sus mecanismos.

«Ese murciélago sí está aquí, escapó en cuanto lo vi y por eso Chat Noir no lo encontró»

—Hay que estar alerta —advirtió la heroína—. Debió escapar antes de que Chat Noir subiera a buscarlo...

—Es obvio que Fidget está aquí y debemos estar alerta. Pero no haremos nada en base a tu loca imaginación...

¡A que afán! ¡Que no lo imaginé!

Dawson sabía que tenía que acabar con esa discusión antes de que las cosas se salieran de control. Sin mencionar que debía mostrarle a Basil y a los jóvenes lo que encontró.

—Basil. Srta. Ladybug. Joven Chat Noir

—¡Ahora no, Dawson! —gritaron a la vez el detective y la heroína

—Pe... pe... pe... pero Basil, señorita...

—¿Qué sucede, doctor? —preguntó el héroe, cansado de la actitud de esos dos.

De repente sonaron las cajas musicales y los juguetes de cuerda se movían a lo largo de los estantes. Los cinco individuos miraban a su alrededor con los ojos muy abiertos: Un cachorro asomaba la cabeza por un sombrero y ladraba; un conejito abría y cerraba un cascarón mientras un pollito cantaba dentro. Un violinista tocando una melodía y un carrusel giraba. Los juguetes cobraron vida sin que nadie los encendiera.

El corazón de Ladybug comenzó a latir con fuerza a causa del miedo porque sabía lo que iba a pasar a continuación. Una parte de ella quería encontrar a Fidget, pero la otra parte quería proteger a Olivia. Ahora que lo pensaba, había sido un error traer a la niña con ellos, a pesar de ser parte de la película. Apretó con fuerza la mano donde tenía su yoyo, sabía que tendría la oportunidad de atrapar a SentFidget más tarde, pero en ese momento tenía que proteger a Olivia sin importar nada.

Dio media vuelta para ir por la niña, pero Basil la detuvo sujetándola del hombro y así llamando su atención.

—¿A dónde cree que va?

—Sacaré a Olivia de aquí —contestó Ladybug, liberando su hombro de un tirón—. Prometí que la protegería y lo voy a cumplir. ¡No es coincidencia que de repente todos esos juguetes y cajas musicales se encendieran!

Se dio la vuelta, pero Basil la detuvo nuevamente agarrándola esta vez del brazo.

—Eso está fuera de discusión, Srta. Ladybug

Volvió a mirar a Basil, esta vez con una expresión de enojo en su rostro, no tenía tiempo para estar lidiando con él.

—Suéltame, por favor —dijo en voz baja.

—No, no se irá de mi lado por ningún motivo, señorita... —Basil se interrumpió cuando la heroína le dio un fuerte pisotón en el pie logrando así que la soltara. Agarró su pie adolorido y saltaba sobre el otro gritando de dolor.

—¡En primer lugar, deja las formalidades y solo dime Ladybug! ¡Segundo, pondré a salvo a Olivia y después Chat Noir y yo nos encargaremos nosotros mismos de Fidget PORQUE ES IMPOSIBLE HACER EQUIPO CONTIGO!

Se volvió hacia donde había dejado a la niña... pero ella ya no estaba. Miró a su alrededor y no la vio por ningún lado, ni a Chat Noir.

—¿Dónde están Olivia y Chat Noir? —preguntó la heroína y después se volvió hacia el médico—. ¿No estaban con usted?

—Así era —contestó Dawson—. Me pareció ver que Olivia siguió unas burbujas y el joven... digo, Chat Noir fue tras ella para cuidarla...

Al escuchar eso, las orejas de Ladybug palidecieron. Sabía lo que significaba y, a pesar de que el héroe estaba con la niña, no garantizaba la seguridad de ambos. En especial Olivia.

—Ay no. —la joven pasó junto al ratón bonachón corriendo como alma que lleva el diablo siguiendo el rastro de burbujas—. No, no, no, no, no, no, no ¡NO!

Dawson miró a Basil, que todavía se estaba masajeando el pie lastimado. Enseguida se escuchó el grito de la niña acompañado de una risa malvada y al joven gritar el nombre de la pequeña.

—¡Vaya, Dawson! ¡No se preocupe por mí! —dijo el detective. Dawson corrió detrás de Ladybug, justo cuando Basil terminaba de masajearse el pie. El dolor disminuyó, pero continuaba con una mirada ceñuda—: ¡Maldita sea, esa exasperante mujer! —Con eso, fue a alcanzar al médico.

La catarina-roedora dio vuelta encontrándose con el lanza burbujas de Dumbo y detrás de este vio a Fidget sujetando a Olivia de su bufanda triunfante.

—¡Te tengo!

—¡Suéltala, ahora! —ordenó Chat Noir amenazando al murciélago con su bastón

El sentimonstruo repentinamente fue derribado, evitando así meter a la niña en el saco. Olivia fue arrojada de la mano de Fidget y aterrizó en el suelo. Chat Noir se acercó a ella y la ayudó a incorporándose. Después de asegurarse de que la pequeña estuviera bien, ambos vieron a Ladybug luchando contra Fidget.

—¡Saca a Olivia de aquí! —ordenó la joven al chico

—Pero, Mi Lady...

—¡AHORA!

El héroe no dejaría a la mujer que amaba sola, aun sabiendo que podía protegerse sola. Ayudó a Olivia a levantarse y la empujó lejos de la pelea.

—¡Busca a Basil y Dawson y salgan de aquí! —dijo Chat Noir y sin esperar respuesta se unió a la lucha

La niña no se movió de su sitio, veía asombrada a los jóvenes combatir contra el murciélago usando el yoyo y el bastón. Tan concentrada estaba en la pelea que no se dio cuenta que los adultos llegaron y se detuvieron a cada lado de ella.

Debido a que Fidget era un sentimonstruo su fuerza era mayor a comparación de la película, causándole dificultades a los portadores de Miraculous de someterlo.

—¿Alguna idea, Mi Lady?

—En eso estoy. No creí que tuviera tanta fuerza. Se nota que es un...

—¡Alto ahora mismo!

Los héroes y el murciélago se volvieron hacia el origen de la voz. Basil se había acercado a ellos y miraba amenazante a Fidget. Ladybug sintió su corazón detenerse unos segundos al ver a los tres ratones y después miró asustada al sentimonstruo, que veía boquiabierto a los recién llegados.

—¡No es posible! —gritó Fidget señalando al detective y al médico. Después se volvió hacia los portadores de Miraculous—. ¡Ellos no deberían estar aquí! ¡SE SUPONE QUE USTEDES DOS TOMARON SUS LUGARES!

—¿Qué? —dijo Basil desconcertado

Aprovechando la distracción de SentiFidget, Ladybug lo tacleó alejándolos a ambos de los presentes. En cuanto la joven vio que estaban solos, tumbó al murciélago y lo encaró.

—Como puedes ver, las cosas no salieron como Ratigan lo planeó. ¡Así que ahora mismo nos llevarás con él te guste o no!

A pesar de seguir confundido por ver a Basil y Dawson, Fidget pateó a la joven en el estómago con su pata de palo logrando quitársela de encima. El sentimonstruo volvió a patear a la heroína esta vez en el rostro aturdiéndola por un momento.

—¡Déjala en paz!

Chat Noir llegó al rescate de Ladybug. Fue hacia Fidget listo para derribarlo con su bastón, pero el murciélago saltó esquivando el ataque y pateando la espalda del héroe tirándolo al suelo. Regresó a buscar su saco, pero Basil apareció enfrente de él bloqueándole el camino.

—¡Se acabó! ¡Vendrás con nosotros y nos darás respuestas!

—Lo único que te daré, detective ¡es esto!

Fidget levantó su pata de palo hacia Basil y les disparó dándole en el costado izquierdo. El detective gritó y cayó de rodillas sujetándose la herida. El murciélago pasó junto al ratón herido, recuperó su saco y fue tras Olivia, que había escapado junto con Dawson en cuanto escucharon el disparo. No le fue difícil encontrarlos y finalmente capturar a la niña, solo bastó con golpear en la cabeza al médico con su saco dejándolo en el suelo semiinconsciente.

Ladybug y Chat Noir se levantaron justo cuando se escuchó un disparo. Asustados, corrieron hacia el origen encontrándose al detective de rodillas y sujetándose con ambas manos su costado izquierdo. La joven fue la primera en llegar, se hincó y vio con horror la sangre correr entre los dedos del ratón.

—¡Basil! ¿Cómo...? ¡Fidget no tenía un arma!

—Al parecer Ratigan le hizo una nueva pata de palo —respondió Basil con dificultad a causa del dolor

—¿Qué?

—Fidget me disparó con su pata de palo

Ladybug y Chat Noir se miraron perplejos. Habían luchado contra sentimonstruos antes, pero nunca algo parecido a Fidget; en verdad, o Ratigan estaba descubriendo nuevos poderes del amok o era más sádico que cualquier villano a los que se han enfrentado.

Un grito los sacó de sus pensamientos. Miraron hacia donde provino y vieron a Fidget huyendo.

—¡Yo iré tras él! —dijo el héroe tomando su bastón

—Ten mucho cuidado —dijo la heroína

Chat Noir le sonrió y corrió tras Fidget. Ladybug apartó con delicadeza las manos de Basil para examinar la herida. A simple vista el corte ocasionado por el disparo parecía que más bien fue hecho con un arma blanca y no de fuego, por lo mismo de que no se encontraba la bala. Con fuerza y cuidado de no tocar la herida, la joven rasgó la ropa del detective y así poder atenderlo mejor. El corte no paraba de sangrar y vendarlo no sería suficiente. Sacó su varita y la acercó a la herida, pero Basil la sujetó de la muñeca y alejó la varita de su herida.

—¿Qué rayos piensas hacer con eso?

—¿Pues tú que crees? ¡Curarte, cabeza dura!

—¿Con qué? ¿"Magia"? ¡Lo de antes fue sarcasmo! ¡NO ES MOMENTO PARA QUE SIGAS CON ESE DISPARATE!

—¡No es ningún disparate! ¡La magia es real! ¡Y SINO ME DEJAS USARLA PARA CURARTE MORIRÁS DESANGRADO, IMBÉCIL NARCISISTA ARROGANTE!

Basil se quedó en shock. Ladybug aprovechó para soltarse del agarre del detective y por fin curarlo. Sabía que el encantamiento Episkey no serviría, utilizaría el que Severus inventó y le enseñó a ella y a Lily.

¡Vulnera Sanentur!

Pasó la varita por la herida tres veces como Severus le explicó. A los oídos de Basil, parecía que la joven estuviera murmurando una canción. Una vez cerrada la herida guardó su varita, sacó su yoyo, lo abrió y de este saco una botellita marrón; el detective se sorprendió al ver eso, observó la pequeña botella y vio que tenía una etiqueta que decía «Esencia de díctamo». Ladybug abrió la botella y vertió tres gotas en la herida curada. Sabía que el díctamo era suficiente para curar la herida desde el principio, pero no tanto como para evitar que quedara una cicatriz. Pasados unos segundos, la heroína guardó la botella de díctamo, sacó de nuevo su varita y apuntó al costado de Basil.

¡Tergeo! —la sangre desapareció del cuerpo y ropa del detective—. Listo, si ignoras como quedó tu ropa pareciera que no te ocurrió nada

El ratón apartó la ropa y el asombro se reflejó en su rostro; tal como le dijo la joven, parecía que no le sucedió absolutamente nada. Paso sus dedos por su costado cerciorándose de que efectivamente no era una ilusión: Ladybug usó magia, real, para curarlo.

¡Reparo! —el detective quitó su mano cuando vio que su ropa se remendó por arte de magia, literalmente hablando—. Listo. Ahora sí, como si nada hubiera pasado

El ratón contempló a la catarina-roedora guardar su varita, sin saber que decir. Ladybug sintió la mirada de Basil sobre ella haciendo que se sintiera un poco apenada y eso se reflejó en el leve color rojo que apareció en sus ojeras.

—De nada por curarte

Basil salió de su trance, haciendo que sus orejas también enrojecieran.

—Gracias

Ladybug se levantó y le tendió una mano a Basil en un claro gesto de ayudarlo a ponerse de pie. El detective la aceptó y se paró. Escucharon un grito y ambos corrieron hacia el origen. Enseguida se toparon con Dawson y los tres siguieron corriendo hasta encontrar a Fidget metiendo en su saco a...

—¡Chat Noir!

El murciélago cerró su saco y huyó siendo perseguido por los tres ratones restantes.

—¡Deprisa, los dos! —exclamó Basil. No obstante, en un esfuerzo por perder a sus perseguidores, Fidget empujó una enorme rueda de la fortuna hacia ellos—. ¡Oh no! ¡Atrás, los dos, atrás!

Ladybug saltó a un lado y Basil al otro, agarrando a Dawson por el abrigo y rodando fuera del peligro. Los ratones aterrizaron en un mapa de La vuelta al mundo y vieron la rueda de la fortuna de juguete pasar junto a ellos. Antes de que pudieran suspirar de alivio, una muñeca de porcelana gigante se balanceó precariamente y cayó hacia ellos. Intentaron salirse del mapa, pero al correr solo hacían rodar las imágenes del mapa debajo de ellos como una cinta de correr. Al percatarse que ni Basil ni Dawson la seguían, Ladybug se detuvo y vio a ambos correr sobre el juguete. Tomó su yoyo, lo lanzó atando a ambos de la cintura con este y tiró sacándolos de ahí justo a tiempo de que la muñeca se estrellara. Los dos cayeron ante la chica y la joven los liberó de su yoyo. Basil fue el primero en volver a ponerse de pie y continuar la persecución seguido por Ladybug.

Dentro del saco de Fidget, Chat Noir trataba de romperlo para liberarlos a él y a Olivia, a la vez que se pregunta cómo demonios era posible que en el saco pudieran caber sin problemas herramientas, mecanismos, uniformes, la niña y él, y que el murciélago pudiera cargarlos sin problemas. Sin mencionar que se sentía como un completo idiota al dejarse capturar por alguien como Fidget, sobre todo porque era un sentimonstruo transformado en un personaje de Disney.

«Esto debe ser lo más humillante que me ha pasado en la vida, hablando como Chat Noir»

Ni sus garras ni su bastón lograron hacer siquiera un rasguño. Usar su Cataclysm no era una opción; de usarlo se destruiría el saco, pero tendría solamente cinco minutos antes de perder su transformación. Sacó su varita y apuntó al saco.

¡Diffindo! —para su mala suerte, el saco no se rompió—. ¡Esto es el colmo!

—¿Qué hacemos? —preguntó asustada Olivia

El felino-roedor guardó su varita y abrazó a la niña.

—Solo nos queda esperar a que Ladybug, Basil y Dawson nos rescaten

Fidget dio cuerda a un caballero montado en su caballo y con una lanza; lo soltó y el juguete fue hacia sus enemigos con su lanza extendida. Los tres ratones se detuvieron al ver al caballero ir directo hacia ellos. Ladybug lo esquivó sin problema gracias a que recordó esa parte de la película y fue tras el murciélago. Basil y Dawson solo tuvieron un segundo para reaccionar; el detective saltó y se sujetó a una trompeta que se encontraba encima de él, pero la lanza atrapó al doctor por la chaqueta y lo arrojó hacia una diana de dardos, clavándolo justo en el blanco.

Basil soltó la trompeta, cayendo de pie y miró desafiante a Fidget. Pero sin previo aviso, la banda de bomberos cobró vida y los platillos le aplastaron la cabeza. Debido al golpe hizo una expresión tonta y su cuerpo se tambaleó, colapsando en una pila de canicas y dispersándolas por todas partes. Algunas de las canicas fueron en dirección a Dawson, que logró esquivar cuatro, y una quinta consiguió golpearlo directamente en la cara atolondrándolo.

Ladybug escuchó las canicas dispersarse, usó su yoyo como escudo evitando así que le dieran. Fidget se acercó a la ventana por donde entró y se despidió de ellos burlonamente.

—¡Adiós! ¡Adiós!

Abrió la ventana, solo para encontrarse con Toby gruñendo. El perro ladró y Fidget cerró la ventana detrás de él, su única salida bloqueada. Miró a su alrededor y vio una ventana abierta en el techo. Al ver que era la única opción, huyó perdiendo su gorro rosa de bebé en el proceso mientras trepaba por una caja registradora y se lanzaba impulsado por la palanca, haciendo sonar la caja registradora y apareciendo un aviso de Sin venta.

—¡Alto ahí, malvado! ¡Detente! —ordenó Basil, recuperado del aturdimiento

El detective corrió hacia un caballo de resorte. No obstante, Ladybug le llegó por detrás, abrazándolo de la cintura con un brazo mientras que con el otro sacaba su yoyo y lo lanzaba hacia el estante más alto.

—¡Sujétate fuerte! —dijo la joven

Basil la abrazó del cuello y los dos escalaron los estantes. Al llegar a la cima vieron una pila de juguetes y al murciélago escalándola rápidamente. Se soltaron y treparon. Una vez que llegaron a la cumbre, vieron a Fidget en la parte superior de pie sobre un bloque de juguete. Saltaron hacia él, pero el murciélago también saltó usando sus alas casi inútiles impulsándolo lo suficiente como para poder agarrarse al techo. Ladybug atrapó a Fidget del pie y la pata de palo, pero Basil cayó sobre el bloque superior lo que provocó que se desequilibrara la torre, derrumbándose y él cayó junto con la avalancha de juguetes.

—¡Basil! —gritó Ladybug

SentiFidget liberó su pata de palo del agarre de la heroína y la pateó varias veces en la cabeza logrando que la joven lo soltara y cayera también. Fidget rio malévolamente y arrojó por la ventana del techo el saco.

—¡Auxilio! ¡Tío Basil! ¡Ladybug! ¡Auxilio! —suplicó Olivia

—¡Ladybug! ¡Basil! ¡Dr. Dawson! —llamó Chat Noir

Fidget salió por la ventana y recogió el saco. Victorioso, saltó por los techos y chimeneas de vuelta a la guarida de Ratigan cantando para sí mismo:

—¡Mecanismos, herramienta, y uniformes! ¡Y chica también! ¡Y como premio a Chat Noir! —rio melódicamente al compás de su canción

Sin embargo, su alegría se esfumó al escuchar a la niña y al héroe llamar al detective. Sabía que la noticia disgustaría mucho a su jefe, pero tenía que advertirle: Basil de la Calle Baker apareció y ayudaba a Ladybug y Chat Noir.

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