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Hogwarts

Por mucho que The Great Mouse Detective fuera la película favorita de Ladybug ¡estas persecuciones para derrotar a Ratigan ya la tenían harta! Y no era la única; Chat Noir parecía que quería usar su Cataclysm con cualquier cosa que se le atravesara para desahogarse. Incluso Basil estaba fastidiado de todo esto, llevaba años enfrentándose a Ratigan y siempre ha burlado su ingenio, pero ahora gracias a Papillombre las cosas empeoraron. Lo único emocionante de todo esto era que el detective había tenido la oportunidad de usar un Miraculous; lamentablemente, eso no fue suficiente para detener al malvado profesor y su secuaz.

—Ladybug... ¿cuánto tiempo más vamos a tener que soportar estas tonterías de Ratigan? —preguntó el felino-roedor a su compañera, descansando una vez más en Baker Street—. Esto se está volviendo un fastidio. Peor que tener que lidiar contra Sr. Pichón veinticuatro veces —para desconcierto de Chat Noir, no recibió respuesta—. ¿Ladybug?

—Está afuera —contestó Basil, sin apartar la mirada de su diagrama de telaraña buscando pistas—. Dijo que necesitaba salir a tomar aire fresco, que la ayudaría a pensar

Dudoso, porque para empezar nunca vio a su lady salir, Chat Noir se levantó del sillón verde y salió a buscar a su lady.

—¿Ladybug? —no encontró a su compañera en la entrada del 221½—. ¡Ladybug!

—¡Aquí arriba! —respondió ella

El felino-roedor miró hacia donde la catarina-roedora indicó encontrándola en la barda del porche del 221B. Chat Noir trepó la barda con ayuda de su bastón, una vez arriba se sentó a su lado. Ladybug tenía abierto su yoyo en la función de minicomputadora viendo un video que hablaba ¡¿sobre Ratigan?!

—¿Pero ¿qué...?

—¡Sh!

El héroe se acercó más al yoyo. La página de internet se llamaba «YouTube» y el video tenía el nombre de «La HISTORIA de RATIGAN | LA ENCICLOPEDIA DEL MAL» de un tal Cinema Club. Chat Noir alcanzó a escuchar que el video explicaba el pasado de Basil y Ratigan, algo que ellos ya sabían puesto que ambos se las contaron en Oxford.

—¿Qué estás...?

—¡Oh, que la...! ¡Chitón!

En la canción eliminada, «La mente criminal más grande del mundo», se menciona que uno de sus planes, conocido como «Tower Bridge» —explicaba el narrador del video—, consistía en lanzar a varios ratones a las aguas del río Támesis y disparar a cualquiera que saliera a la superficie. Aunque, por supuesto, el plan fue frustrado por Basil.

El video continuaba contando la historia de la película; para esa parte Ladybug pausó el video, abrió otra ventana del navegador de internet y buscó la versión alterna de dicha canción. En efecto, la canción eliminada tenía en sus estrofas el plan del río Támesis y otros que provocaron escalofríos en el héroe. La heroína salió de esa página web y buscó más acerca del villano.

—¿Ya puedo hablar? —preguntó sarcásticamente Chat Noir

—Sí —respondió vagamente Ladybug

—¿Me vas a explicar qué estás haciendo? ¿O tengo que esperar a que termines?

—Estoy tratando de buscar algo que nos ayude para derrotar a Ratigan. Según el video de Cinema Club, Ratigan apareció en dos libros de la saga: Basil y la Colonia Perdida y Basil en México. Pero regreso a lo mismo ¡los libros nunca los he leído y por lo mismo no tengo idea de cómo piensa esa rata inmunda...!

—Tranquila, tranquila, tranquila. Respira. Cuenta hasta diez —la joven hizo lo que dijo su compañero, pero se interrumpió por el comentario que hizo—. ¿Te sentirías mejor si cantas completa esa canción? Porque la estabas citando —Ladybug le dio un zape—. ¡Auch! Solo quería liberar la tensión

—Bueno, perdón

—Lo bueno es que ayudó a que te relajaras

—En eso tienes razón —la catarina-roedora suspiró antes de continuar—. Como Ratigan se nos ha escapado varias veces en el día, creo que lo hemos enfrentado más que Sr. Pichón... —Chat Noir rio llamando su atención—. ¿Qué?

—Eso te lo dije hace rato en la casa de Basil, pero no me di cuenta de que saliste hasta que él me lo dijo

Ladybug también rio por la coincidencia. Tranquila, prosiguió:

—En fin, se me están acabando las ideas.

—Cuando llegué me parecieron ver en ese video algunas imágenes de Sherlock Holmes y el profesor Moriarty

—Sí, porque hizo el mismo énfasis que todos hacen cuando hablan de los libros de Eve Titus: Basil of Baker Street está inspirado en las obras de Sir Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes. Si Basil es Holmes, entonces Ratigan es Moriarty. Asimismo, en el video se dice que la película además de ser, obviamente, una adaptación de las obras originales de Titus, también está basado en la obra de Conan Doyle, El Problema Final, donde Holmes hace frente a su némesis y ambos "mueren" al caer en unas cataratas en Suiza, las comillas son porque Holmes se salvó, aunque se suponía que esa historia era la última obra porque Sir Arthur se cansó del personaje y quería darle un digno final matándolo mientras luchaba...

Ladybug se calló abruptamente preocupando a Chat Noir por esa acción.

—¿Mi Lady...? —la joven no respondió. El joven pasó una mano enfrente al rostro de ella, pero seguía sin reaccionar—. Uh... Ladybug, comienzas a asustarme ¿qué ocurre?

Podría ser... ¿existía la posibilidad de que Ratigan y Papillombre estuvieran usando al profesor Moriarty como referencia para esta pelea? Honestamente, no le encontraba sentido porque el Napoleón del Crimen humano no se la pasaba huyendo ¿cierto? Así que ¿qué podría ser? Pensándolo bien, con el final de la película afirmaba que sí se parecía a El Problema Final por la batalla final entre ellos.

—¡Ladybug! —gritó Chat Noir

—¿Qué? —respondió ella molesta

—¡Tú dime! De repente te quedaste callada y me asustaste. ¿Ahora en qué estás pensando? ¿Tuviste alguna idea?

—Eso creí, volví a quedarme estancada

—¡Ladybug! ¡Chat Noir! —los mencionados miraron al borde de la barda encontrándose con la pequeña Olivia—. ¡Dice la Sra. Judson que el té está listo!

—¡Enseguida vamos! —respondió la heroína y la niña regresó a la casa

—También es un fastidio el que tener que transformarnos y destransformarnos a cada rato —comentó el héroe bajando de la barda—. Pero ya no podemos inventarnos otra excusa, la Sra. Judson conoce a "Shana" y "Ringo"

—Pero igualmente es algo bueno —dijo la joven—. Así no presionamos a Tikki y Plaga por estar transformados todo el tiempo, aunque siendo ratones no afecta su energía porque ni notan cuando lo usamos.

—Eso sí, y no tengo que estar alimentando casi todo el día a Plaga

—Deberías tener un mejor control sobre su glotonería. Sí, la salud de los kwamis es diferente a la humana, pero tampoco es bueno que se la pase comiendo 24/7 casi sin parar. ¡Fuera Motas!

—Créeme que lo he intentado, pero es un diminuto barril sin fondo. ¡Garras Fuera!

—¿A quién le dices "diminuto"? —preguntó ofendido el kwami de la destrucción—. Te recuerdo que en estos momentos ustedes son los diminutos. Bueno, Terroncito y yo tenemos tamaño de ratón también ¡pero somos más altos que ustedes!

—Plaga, mejor cállate y vámonos a la habitación del Sr. Basil —interrumpió Tikki

Aburrido, el kwami de la destrucción siguió a su compañera de la creación. "Shana" y "Ringo" entraron a la casa y vieron a todos sentados ante el fuego disfrutando del té y los bollos de queso.

—Esos bollos son la especialidad de la Sra. Judson ¿cierto? —preguntó "Ringo" sentándose junto a Olivia en el sillón azul que fue acercado al fuego

—Sí, es su distintivo —respondió Basil, con la mirada puesta en el fuego en lugar de la mesa de centro con el servicio de té

Con el tono de voz que usó el detective, la castaña se dio cuenta de que Basil estaba molesto. No era para menos, llevaban casi veinticuatro horas persiguiendo a Ratigan y no podían capturarlo. Siempre se les escapaba esa rata cuando se veía acorralada; ya no sabían qué hacer, tampoco ayudaban las llamadas que Su-Han, por medio de Rena Rouge, hacía para reprenderlos por permitir que una persona inocente permaneciera tanto tiempo akumatizada.

—"Shana" ¿estás bien?

La latina salió de sus pensamientos y se volvió hacia Olivia; la niña la miraba preocupada, pero no era la única. "Ringo", Doc y Basil la miraban fijamente mostrando su preocupación hacia ella y comprendió en lo que ella pensaba, se sentían igual que ella.

—Solo estoy cansada, Olivia —respondió la joven sonriéndole

Gracias a la aventura que estaba viviendo, la pequeña Flaversham comprendió de inmediato que Ladybug le estaba miento para no preocuparla. Olivia dejó el bollo de queso a medio comer en la mesa y abrazó a la castaña. La joven se sorprendió, pero enseguida correspondió el abrazo de Olivia. Casi un día completo de conocerla y ya estaba completamente encariñada a ella.

—Gracias por hacerme sentir mejor —agradeció "Shana"

Dawson y "Ringo" miraban con una sonrisa a las chicas. En cuanto a Basil, había visto a muchas chicas siendo amables con niños; mayores a ella que ya era madres o institutrices. No cabía duda que la chica ante él, que no era igual a las demás porque sabía que su vida era mucho más de los estándares establecidos por la sociedad de lo que debería hacer, también tenía su lado bondadoso. Se preocupaba por todos y hacía lo que fuera necesario para proteger a los que amaba. Basil tenía la impresión de que ahora, todos los presentes en su sala-despacho, eran lo más importante para la joven heroína en este mismo instante.

De repente sus pensamientos dieron un giro inesperado: Se imaginó a sí mismo en el lugar donde el joven azabache estaba sentado conversando y pasándola bien con Alex y una niña pequeña. La joven le sonreía con ternura y amor...

¡Un momento! ¡¿AMOR?! ¡Por la reina ¿en qué diablos estaba pensando?! Desde lo de Relda se juró nunca más volver a sentir ese sentimiento ¡y mucho menos hacia alguien a quien apenas estaba conociendo! Miró la mano derecha de la castaña donde descansaba el anillo de compromiso que pensó darle a Relda; es verdad que se le obsequio a Alex, pero él mismo dijo que era un símbolo de amistad y nada más. ¿Qué diablos le sucedía?

—¿Se encuentra bien, Basil?

El detective miró a Dawson sentado en el sillón verde frente a él viéndolo preocupado. Volteó hacia los más jóvenes del grupo dándose cuenta de que ellos también lo miraban angustiados, pero la mirada que más capto su atención fue la de ojos castaños oscuros a través de los cristales de unos anteojos plateados; se veían intranquilos y preguntaban en silencio por su bienestar.

Sin poder evitarlo, las orejas del detective enrojecieron. Para evitar que sus invitados se dieran cuenta, se levantó y dijo que saldría a fumar, sin más salió de su propia casa. Se detuvo en las escaleras del porche del 221B, recargó la espalda en la barda y se pasó una mano por el cabello. ¡Por todos los cielos! ¿Qué le sucedía? ¿Por qué actuaba tan diferente? Estaba trabajando como siempre, era un caso urgente porque se estaba enfrentando su rival intelectual más grande del reino y esto ocasionó que conociera a todos los que se encontraban ahora mismo en su sala-despacho. Pero en particular... a ella.

Se alborotó el cabello y gruñó frustrado. ¿Acaso esa chica usó su poder de la creación sobre él o qué? No, no podía ser; Alex no parecía la clase de chica que hiciera cosas malas para conseguir la atención de las personas. Al contrario, ella prefería pasar desapercibida. Se pasó una mano por el rostro y miró el ocaso reflejado en las ventanas de los enormes edificios humanos. Nunca creyó que después de Relda tendría un caso como ese, que involucrara sus sentimientos. Era una verdadera locura ¿cómo podía ponerse así por alguien que acababa de conocer? Aunque, desde un principio le pareció que Alex lo conocía de toda la vida; sabía cosas que no debería y actuaba como si no fuera de ese tiempo, literalmente.

—Alex

—¿Sí?

Basil miró a su derecha encontrándose precisamente con la jovencita que lo tenía hecho un desastre emocional. Se felicitó internamente por no perder la cordura en cuanto la vio, a pesar de que su corazón latía desbocadamente a causa de la sorpresa de ver a la chica ahora mismo junto a él.

—Me impresiona que supieras que estaba aquí. —dijo la joven, quitándose la bufanda. No había nadie, ni siquiera humanos, así que estaba a salvo de que alguien la viera y reconociera—. Aunque me da la impresión de que en realidad no esperabas verme aquí.

—Bueno, yo... —Basil carraspeó antes de continuar— sabes que soy un excelente detective, así que nadie puede sorprenderme.

—¡Ay, cálmate "súper ratón"! ¡Los superpoderes son de los Miraculous, no creo que tengas de verdad!

—El intelecto es un "superpoder"

—¡Ay, ajá!

Ambos ratones rieron y conversaron por un rato. Basil admitía que hacía mucho tiempo que no se divertía así y tampoco recordaba la última vez que tuvo una compañía tan amena como la de Alex. Aún no descifraba lo que empezaba a sentir por la castaña, pero el detective estaba totalmente seguro que no quería separarse nunca de ella. Eso lo llevó a acercarse a ella y abrazarla.

Alex estaba estática. Era la tercera vez que Basil la abrazaba. Esta vez respondió el abrazo; dejó que su niña interior se emocionara ¡estaba abrazando a su personaje favorito desde niña! Era consciente de que la misión tenía que culminar pronto, pero no quería que eso sucediera porque si no Basil, Olivia y Dawson desaparecerían... La cruda realidad la abofeteó provocando que se sobresaltara y llamara la atención del detective. Basil se alejó un poco de ella para mirarla a los ojos, sin romper el abrazo.

—Alex ¿qué sucede?

La castaña miró directamente a los ojos verdes del detective. No quería arruinar ese lindo momento, pero necesitaba... no, debía decirle la verdad a Basil. Por muy doloroso e inverosímil que fuera, el ratón detective merecía la verdad y no permitiría que se cometiera el mismo de que Ratigan lo usara en contra de ellos para debilitar al equipo.

—Basil, hay algo que debo decirte. Necesitas y mereces saber respecto al caso, la relación de Ratigan con Papillombre... y sobre nosotros y nuestros amigos. Prometimos que no habría más secretos y voy a cumplir mi palabra.

Basil no dijo nada; era consciente de que la joven todavía no le decía todo, el confirmar que seguía ocultando información le dolió un poco, porque ella estaba tomando la iniciativa de confesarle todo. El detective sacó su pipa, la preparó para fumar y le pidió a Alex que comenzara hablar.

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No cabía duda de que le hacía honor al Miraculous del Gato Negro ¡seguía perdiendo contra una simple caricatura por la atención de Ladybug! A pesar de saber que ella nunca le correspondería se sentía como un verdadero idiota y un perdedor; nunca había sido bueno en el amor, desde su primer enamoramiento con Lily supo que esa área emocional sería un desafío para él; aun así... quiso volver a intentarlo con Ladybug, aún cuando desconocía su identidad.

Le molestó ver a Ladybug ir detrás de Basil en cuanto este cerró la puerta al salir. Intentó detenerla, pero simplemente lo ignoró y fue a ver al ratón. Iba a seguirla, pero Dawson lo detuvo. Le preguntó si debía beber más de esa poción Crecehuesos (que tenía el sabor más horrible que el médico haya probado en su vida) que encontraron en su camino de regreso a Londres desde Oxford para ayudarlo a curarse la lesión del tobillo.

Severus suspiró resignado y examinó a Dawson. Gracias a que era una leve lesión, la recuperación con ayuda de la poción fue de un segundo; no obstante, el azabache sabía que el ratón bonachón hizo eso para "darles privacidad" a Alex y Basil. Después de "revisar" al médico, el azabache se encaminó a la puerta y salir a buscarlos; pero ni siquiera piso un escalón cuando la latina y el detective entraron repentinamente a la casa; ambos se veían alterados, pero más Ladybug. Ella se veía enojada.

—¡Oh, cielos! Basil. "Shana" ¿qué ocurre? —preguntó Dawson, levantándose de su asiento.

—Ratigan se encuentra en Escocia. —informó Basil—. Debemos ir allá lo más pronto posible

—¿Cómo lo saben?

Basil sacó del bolsillo de su pantalón un pedazo de papel con manchas rojas en esta. Se lo tendió al médico y este junto con Severus y Olivia vieron impreso un escudo de armas conformado con las siluetas de un león, una serpiente, un tejón y un águila rodeando una gran letra H salpicada de rojo. Debajo del escudo había solamente unas palabras.

Al parecer "hacerle cosquillas a un dragón dormido" es el menos de sus problemas.

Como era de esperarse, ni Olivia ni Dawson comprendieron las palabras, pero el ratón bonachón comprendió que el asunto era serio porque la salpicadura roja era en realidad sangre.

Severus seguía viendo consternado el papel. No podía... era imposible, sin mencionar que no tenía sentido ¡¿qué carajos estaba haciendo esa rata allá?! Apartó la mirada del papel y su mirada se cruzó con la de Alex.

—¿Cómo consiguieron esto? —preguntó el azabache

—Lo trajeron —contestó la castaña

—Y se notó que solo era un mensajero —añadió Basil

—¿Por qué lo dicen? —preguntó Dawson

Como respuesta, Basil y Alex se hicieron a un lado para dejar pasar a ambos ratones. Severus y Dawson salieron, Olivia también lo iba hacer, pero la latina la detuvo diciendo que era mejor para ella no hacerlo. Un gritó de asombro llegó desde la calle, Basil y Alex esperaban esa reacción mientras que Olivia solo miraba a los mayores confundida. En la calle, junto al porche del 221B estaba tendido en el suelo boca bajo un hombre cubierto de sangre, lo más extraño era que el desconocido se veía como si hace varios días hubiera muerto.

«Esto es el colmo. ¡¿También puede crear Inferi?!» cuestionó preocupado en su mente Severus.

Eso solo podía significar que Ratigan estaba aprendiendo magia, específicamente magia tenebrosa, para aumentar sus poderes. ¡Eso era! Por eso siempre los hacía a él y a su lady combatir con todas sus fuerzas ¡para conocer sus habilidades y usarlas en su contra! El profesor tenía poderes ilimitados, por lo que le facilitó tener acceso a poderes mágicos, emplearlos (para su mala suerte, magia sin varita) y aprenderlos a fondo. Severus sacó su varita y quemó el Inferius ante la atónita mirada de Dawson.

—¡Muchacho ¿qué haces?!

—No llegaremos a Escocia con Toby, pero eso no significa que tengamos que movernos mágicamente hacia allá desde la casa arriesgándonos a que la Sra. Judson nos vea. Es mejor en la acera, asegurándonos de que no haya nadie, y usar el Miraculous del Caballo para llegar rápidamente hasta allá. Y para eso, lo mejor es desaparecer ese cadáver para que Olivia no lo vea

—En eso tienes razón

—Vamos por los demás para partir de inmediato

—No hace falta, estamos detrás de ustedes

Ambos ratones voltearon encontrándose con el resto del equipo saliendo del 221½. Olivia llegó junto a ellos, pero se detuvo cuando un asqueroso olor llego a su nariz. Se cubrió con su bufanda y les preguntó a los hombres.

—¿Qué están quemando que apesta horrible? —preguntó asqueada la niña

Dawson tartamudeó sin saber que responderle, lo bueno es que Severus fue más rápido para contestar.

—Un perro pasó y defecó en el porche. Quise quitarlo con magia, pero me equivoqué de hechizo y lo quemé por accidente

—¡Apesta horrible!

—Lo sé y lo siento mucho.

—Tranquilo, chatón. Yo lo hago —dijo Alex, sacando su varita

Con una floritura las "heces" desaparecieron y con este el mal olor. La castaña guardó su varita, silbó con fuerza y salieron de la casa los kwamis.

—¿Encontraron algo que valga la pena? —preguntó aburrido Plaga—. Espero que por fin podamos ponerle fin a esa rata

—Nosotros también, y más porque se metió donde no debe —respondió Severus

—¿De qué hablas? —preguntó confundida Tikki

—Ratigan se encuentra en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería —contestó Alex

—¡¿QUÉ?! —gritaron shockeados los kwamis

—Sus reacciones nos dicen que ese lugar es más que un centro educativo, metafóricamente hablando —dijo Basil

—Para muchos estudiantes, Hogwarts es un hogar —explicó Alex—. Te sientes seguro en el castillo, que al fin encontraste el lugar a donde perteneces. Que siempre estará ahí para ti y que nunca te va abandonar

—Dices que es magia ¿Entonces ustedes aprendieron magia en una escuela? —preguntó emocionada Olivia

—Sí

—Esa rata... —los presentes miraron a Severus, en todo el tiempo que llevaban en el caso/misión, nunca lo habían visto así—. ¿Cómo se atreve a profanar Hogwarts con su presencia?

—No te preocupes, lo sacaremos de ahí —prometió Alex

—¡Hora de hacer un trabajo de exterminio!

¡Tikki, motas!

Una vez más como Ladybug, la joven abrió su yoyo, sacó el Miraculous de Caballo y se lo dio a Severus. El joven enseguida se lo puso, e ignorando los reclamos de Kaalki, se transformó en Cheval Brun. Invocó el portal y los cinco ratones se encaminaron de inmediato al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; su hogar.

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Cheval Brun abrió el portal en la entrada principal del castillo, suntuosas verjas de hierro flanqueadas por columnas de piedra coronadas por estatuillas de cerdos alados... un momento ¡los cerdos alados de la entrada fueron reemplazados por estatuillas de Ratigan! ¡Esa asquerosa rata estaba apoderándose de Hogwarts!

«Oh, no. ¡Esa rata panteonera se metió con el lugar equivocado!» pensó furiosa Ladybug

¡Fuera Galope! —el héroe se destransformó rápidamente y revolvió el Miraculous—. ¡Plaga, las garras! —se transformó rápidamente en Chat Noir.

Los portadores de Miraculous se acercaron a las verjas para abrirlas, pero en cuanto la tocaron esta les dio una fuerte descarga eléctrica y los arrojó varios metros.

—¡Ladybug! ¡Chat Noir! —exclamaron los ratones, corriendo a auxiliar a los jóvenes

—¡Oh, cielos! ¿Qué fue eso? —preguntó Dawson, ayudando a Chat Noir a levantarse junto con Olivia—. Nunca había visto un sistema de seguridad como ese.

—Porque eso no debería estar ahí —respondió el joven—. Esa rata debió usar su poder para que la verja, al momento de tocarla, hiciera eso

—¿Existe otra entrada? —preguntó Basil a Ladybug

—De hecho, existen siete —respondió la heroína. Aguantó una risa burlona que amenazaba con salir y explicó—. Hogwarts siempre ha tenido esos pasadizos secretos. Bueno, no tan secretos porque el celador de la escuela, Argus Filch, conoce cuatro. Un grupo de chicos bromistas que se hacen llamar «Los Merodeadores» conocen los siete...

—Y ustedes dos también conocen esos pasadizos —añadió Basil

—Básicamente

—¿Cuál usamos? —preguntó Chat Noir

—Podríamos usar el de la Casa de los Gritos...

—¡¿Estás loca?! ¡Su pasadizo en Hogwarts son las raíces del Sauce Boxeador! ¡¿Cómo esperas que salgamos por ahí sin matarnos?!

—¡A esta hora todavía hay gente en Honeydukes así que entrar a la dulcería para usar su pasadizo no parece buena idea!

—¡Hay otros cinco, podemos pensar en alguno QUE NO SEA LETAL!

Los tres ratones miraban confundidos a los jóvenes. En todo este tiempo juntos nunca los habían visto pelear. No había tiempo para eso, Basil se interpuso y les dijo que escogieran un bendito pasadizo para entrar a la escuela y buscar a Ratigan.

El pasadizo más fácil de usar era el que se encontraba en la tienda de dulces Honeydukes. Así que los cinco se encaminaron rápidamente al pueblo de Hogsmeade, en el camino el equipo se dio cuenta de que una vez más tenían tamaño humano. Genial, ahora sería más complicado entrar a la dulcería ¿por qué? Sencillo ¡los habitantes del pueblo no eran ratones! Al parecer el poder de Ratigan sí se limitó a la ciudad de Londres, por lo que fuera de ahí el resto de Gran Bretaña las personas continuaban siendo humanos.

Cuando pensaban que las cosas no podían empeorar, descubrieron también que el pueblo estaba invadido por los matones de Ratigan. No eran ratones, sino que ellos estaban transformados en humanos y preguntaban a los pobladores si habían visto a los portadores de Miraculous junto con tres cómplices, ente ellos una niña pequeña. A regañadientes, Chat Noir sugirió que usaran el pasadizo de la Casa de los Gritos. Estaba un poco separada y más elevada que el resto del pueblo, e incluso a la luz del día resultaba escalofriante con sus ventanas cegadas y su jardín húmedo, sombrío y cuajado de maleza.

—Incluso los magos y brujas tienen sus casas embrujadas ¿verdad? —preguntó asustada Olivia al ver la casa abandonada.

—La verdad es que lo de "embrujada" es un rumor —explicó Ladybug

—Sino tiene nada "paranormal" ese lugar ¿Por qué...?

—¡Mi Lady!

Chat Noir interrumpió la pregunta de Basil. Llamó a los demás oculto entre los árboles y ellos hicieron lo mismo. Antes de que alguien pudiese formular una pregunta, vieron a Fidget y un par de matones más vigilando la casa. La única explicación era que Ratigan conocía los pasadizos y para eso Filch debió decirle al profesor.

—¿Ahora qué? —preguntó el felino-roedor

—Ustedes entren a la Casa de los Gritos. Yo los distraeré. —indicó la catarina-roedora

—¡¿Qué?! —gritaron los demás

—¡Sh!

—¿Estás loca? ¡Es demasiado arriesgado, por no decir estúpido! —riñó Chat Noir—. Entraremos todos juntos, no te dejaremos

—Bien —contestó ella a regañadientes

Sacó su yoyo, lo abrió, metió la mano y extrajo una bolsa de plástico colorida con una etiqueta que decía «Sortilegios Weasley» en letras llamativas anaranjadas, y de bajo de estas decía «Pastillas Vomitivas». Ladybug guardó su yoyo, sacó su varita y murmuró Wingardium Leviosa a la bolsa. Esta levitó en el aire yendo hacia el sentimonstruo y los matones, para su suerte ninguno de ellos vio la bolsa ir hacia ellos. La heroína dejó la bolsa a un metro de ellos y lo suficientemente visible para que uno de ellos se diera cuenta. Por suerte, no tardó mucho para que uno de ellos encontrara la bolsa, la abriera y llamara emocionado a sus compañeros.

Fidget estaba reacio de comer uno, pero después de la insistencia de sus compañeros, finalmente lo probó. En cuanto el lado anaranjado del dulce tocó sus lenguas, estos inmediatamente comenzaron a vomitar. Chat Noir y los ratones se asquearon al ver eso; Ladybug los hizo reaccionar y aprovechando que los malos estaban impotentes, el equipo por fin ingresó a la Casa de los Gritos.

—¿Qué rayos les diste? —preguntó el felino-roedor, guiando a sus amigos a la trampilla de la casa—. ¿Qué es «Sortilegios Weasley»?

—Es la tienda de bromas de unos amigos. —respondió la catarina-roedora—. De ahí saque el Polvo Peruano de Oscuridad Instantánea. —se volvió hacia el detective—. Y los detonadores trampa que use en el jardín en Oxford

—Bueno, hay que reconocer que los "dulces" que les diste son efectivos, pero asquerosos —dijo Basil

Chat Noir abrió la trampilla y se metió, seguido por Dawson y Olivia. Basil iba a indicarle a Ladybug que entrara primero, pero la joven empujó al detective para que entrara primero y ella lo siguió cerrando la trampilla. Se deslizó por una rampa de tierra hasta la boca de un túnel de techo muy bajo.

—¡Cielos, no veo nada! —dijo el médico

¡Lumos! —el héroe había sacado su varita y al decir el hechizo en la punta apareció una pequeña esfera de luz—. Cuidado al pisar. Olivia lo tiene más fácil, pero nosotros no.

Con esa advertencia, el grupo caminó por el estrecho y serpenteante túnel, arrastrándose a cuatro patas los mayores puesto que, como dijo el héroe, Olivia podía caminar sin problema por ser la pequeña del grupo.

«La ventaja de ser una niña»

Anduvieron por un largo rato hasta que una tenue luz, que no era de la varita de Chat Noir, se veía al final del túnel. El héroe asomó la cabeza y vio al enorme sauce boxeador, sus ramas crujían como azotadas por un fortísimo viento y oscilaban de atrás hacia adelante. Gracias al Miraculous del Gato Negro, Chat Noir pudo salir y esquivar las ramas deslizándose como una serpiente por entre las ramas que azotaban el aire y se agarró con las garras a un nudo del tronco. De repente, como si el árbol se hubiera vuelto de piedra, dejó de moverse.

—¡Listo, pueden salir! —llamó el felino-roedor.

Dawson, Olivia, Basil y Ladybug salieron del túnel del sauce boxeador y se alejaron del árbol seguidos por Chat Noir. En cuanto se vieron a salvo del peligroso árbol, los tres ratones contemplaron en lo alto del acantilado que se elevaba sobre un lago, las numerosas torres y atalayas del castillo de Hogwarts.

—¡Wow! ¡Parece sacado de un cuento de hadas! —opinó emocionada Olivia

—¡Asombroso! —exclamó Dawson

—Fascinante —dijo Basil

Ladybug se puso feliz ante las reacciones de sus amigos ratones, recordaba que ella había reaccionado así la primera vez que vio Hogwarts. Sus pensamientos fueron interrumpidos por Chat Noir, sacudiendo un poco su hombro para llamar su atención.

—¿Qué?

—Además de que no es momento para que se queden admirando Hogwarts ¿no te parece extraño que puedan ver el castillo? Ninguno de ellos puede hacer magia

—Una de dos: O es por el akuma o es por el Magical Charms. Pero tienes razón, no es momento para esto. —se volvió hacia sus amigos y llamó su atención—. Cuando derrotemos a Ratigan, les mostraremos el castillo ¿de acuerdo?

—¿Qué?

La heroína le dio un codazo en las costillas al héroe para callarlo. Con esa promesa, el equipo se encaminó al castillo. No se detuvieron a contemplar los límites del Bosque Prohibido ni el Lago Negro, donde el calamar gigante asomaba los tentáculos (afortunadamente los ratones no vieron al animal). Llegaron a la cabaña de Rubeus Hagrid y estaban por pasar de largo cuando detrás de la casa salió... ¿un gigante?

Los portadores de Miraculous sacaron sus armas y varitas y se colocaron ante los ratones para protegerlos de la criatura mágica.

—¡Ladybug! ¡Chat Noir! ¡Esperen, soy yo! —dijo el gigante sacudiendo sus inmensos brazos—. ¡Soy yo, Rubeus Hagrid!

—¡¿Qué?!

Los jóvenes bajaron las armas y vieron mejor al gigante: En apariencia era exactamente igual al guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts; la ropa, el cabello, la barba, el modo de hablar. Detrás del ser salió un gran perro jabalinero de pelaje negro.

—¡¿Fang?! —exclamaron los héroes

Eso fue suficiente para comprobar que lo dicho por el gigante era cierto.

—Hagrid ¿qué te pasó? —preguntó Ladybug

—Todo el mundo siempre pensó que eras parte gigante o algo así por tu enorme tamaño ¡pero no era en serio! —dijo Chat Noir, ganándose un zape de parte de su compañera.

«Él no lo sabe, pero literalmente Hagrid paso de "semigigante" ¡a ser completamente gigante!»

—Lo mismo que les sucedió a ustedes, que ahora son ratones, una rata "elegante", un murciélago y un grupo de ratones, más una lagartija, causaron esto. —entonces Hagrid se dio cuenta de la presencia de los otros tres ratones, sorprendiéndose de ver en el grupo a una niña pequeña—. ¿Son sus amigos?

—Sí. Basil de la Calle Baker. Dr. David Q. Dawson y Olivia Flaversham —presentó rápido la heroína—. Si tú estás así, entonces los profesores...

—De entrada, el profesor Flitwick se convirtió por completo en duende. Los demás profesores en animales.

—¿Animales? —repitió Basil—. ¿Ningún ratón?

—Hasta donde alcance a ver, no. Todos están atrapados en el castillo, yo pude escapar gracias a mi nueva condición. Quise salir a pedir ayuda, pero si la gente me juzgaba como era antes, ahora...

—Entendemos, Hagrid. —consoló Ladybug—. Ahora que nosotros estamos aquí detendremos a esos malvados. «Que lo hemos tratado desde ayer»

—Vayan con cuidado, me pareció que esa rata tiene magia y aprendió algunos trucos de magia tenebrosa —advirtió el, ahora, gigante

Con eso, el equipo corrió hacia el castillo. Subieron la escalinata de piedra, encontrándose al final de esta unas gigantescas puertas de roble, abrieron con cuidado, en el interior un vestíbulo, iluminado con antorchas, acogía una magnífica escalera de mármol que conducía a los pisos superiores. A la derecha, abierta, estaba la puerta que daba al Gran Comedor. No había nadie y eso puso en mayor alerta a los cinco ratones. Con varitas y armas en mano ingresaron a Hogwarts y fueron al Gran Comedor. El lugar estaba desierto; no estaban las mesas de las casas ni del profesorado, ni las velas flotantes y el encantamiento del techo retirado. De repente las puertas del Gran Comedor se cerraron, empujando a los ratones al interior.

—¡Bienvenidos a mi nuevo castillo! —saludó la voz de Ratigan.

Los recién llegados miraron al frente y en el fondo del lugar estaba sentado sobre un gran trono de oro el malvado profesor.

—¿Disculpa? ¿Tu nuevo castillo? —preguntó sarcásticamente la heroína—. ¡Sigue soñando que te quedarás con Hogwarts, rata de alcantarilla!

Las manos de Ratigan, que estaban recargadas en los brazos de su trono, se cerraron en puños con fuerza. Esa sería la última vez que esa mocosa se atrevería a decirle ese asqueroso apodo. Se puso de pie, bajó los escalones y miró con superioridad a sus enemigos.

—Si fuera tú, mejoraría ese carácter y lenguaje —dijo con burla Ratigan

—Tratándose de ti ¡claro que no! —respondió desafiante la heroína

—Hazlo, o ellos morirán

—¿Ellos?

Ratigan chasqueó los dedos. La puerta situada al fondo del Gran Comedor se abrió y por esta entraron Fidget (podría ser que al ser un sentimonstruo el efecto de las Pastillas Vomitivas le duro menos) y diez matones más entraron sometiendo a un fénix, una gata atigrada, una tejona, un oso pardo y un duende.

Las orejas de Ladybug y Chat Noir palidecieron bruscamente al reconocer a los cuatro animales (dos porque uno tenía un fénix de mascota y la gata porque la habían visto tomar esa forma varias veces. La tejona por el sombrero con remiendos y desgastados, y su ropa casi siempre cubierta de tierra, al igual que sus garras sucias y el oso por su inmenso bigote que le quedaría mejor a una morsa.) y al duende. ¡Eran Dumbledore, McGonagall, Sprout, Slughorn y Flitwick! ¡Ratigan tenía de rehenes al director y los jefes de casa de Hogwarts!

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