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Calle Baker

—Debo decir que me impresiona, a la vez de decepcionarme, que no pensaran en la posibilidad de que yo apareciera en el famoso 221½ de Baker Street —se mofó Ratigan ingresando a la casa de su némesis, pasando la mirada por la estancia—. Lo que no me esperaba es que nuestros jóvenes amigos decidieran quitarse por un momento sus "trajes heroicos" para relajarse un momento. Y me decepciona ver que no les tienen la suficiente confianza para decirles quiénes son en realidad.

Esto tenía que ser una pesadilla. Alex nunca se imaginó que llegaría el día en que viera a Padraic Ratigan en el 221½ Baker Street en busca de su enemigo, Basil de la Calle Baker.

«De por si esa rata de alcantarilla es peligrosa, ahora con los poderes otorgados por Papillombre es peor.» pensó Alex preocupada.

Severus por fin pudo quitarse a Fidget de encima, arrojándolo a los pies del villano y el azabache corrió hacia sus amigos.

—Bueno, ya que los jóvenes regresaron a la normalidad —Ratigan tendió una mano hacia ellos con la palma hacia arriba—, entréguenme sus joyas y todo arreglado.

—Tu arrogancia es cada vez más grande, Ratigan, y honestamente, creí que no sería posible. —dijo Basil colocándose ante los adolescentes para protegerlos—. ¿En serio crees que los jóvenes te entregarán sus Miraculous?

—La verdad sí. Si no quieren que las cosas se pongan peor.

—Como si eso fuera posible —murmuró sarcásticamente Severus

Para su mala suerte, Ratigan pudo escucharlo y su sonrisa malvada se agrando.

—Pensé que no les daría curiosidad

El profesor chasqueó los dedos y de pronto un aura negro-púrpura cubrió a Alex y Severus inmovilizándolos, otro chasqueó de dedos por parte de Ratigan hizo que los jóvenes levitaran hacia él y el murciélago.

—¡Ladybug! ¡Chat Noir! —gritó Basil corriendo hacia ellos.

Fidget le cortó el paso al detective amenazándolo con su pata de palo, mostrándole el cañón de su arma.

—Desde un principio esto no te concernía, Basil. —dijo Ratigan haciendo que los adolescentes pasaran entre él y el detective y salieran de la casa—. Así que, busca otro caso y después tú y yo volveremos a nuestros asuntos.

El profesor salió de la casa riendo malignamente. Fidget siguió a su jefe sin dejar de apuntarle al detective. En cuanto el murciélago se encontró afuera, Ratigan usó su poder para cerrar por fuera la puerta dejando encerrados a su enemigo y sus amigos. Basil corrió hacia la puerta y trato de abrirla, para su mala suerte descubrió que los dejaron atrapados en su propia casa.

—¡Demonios! —gritó el detective golpeando la puerta.

—¡Debe haber una manera en que podamos salir de aquí! —dijo Dawson, recostando a la Sra. Judson en un sillón azul de tres asientos.

—Sí ¡nosotros!

Los tres ratones miraron a la puerta junto al sillón azul y vieron aparecer a Tikki y Plaga.

Afuera del 221½, Alex y Severus trataban de escapar de Ratigan, pero el poder del profesor era fuerte, y más ahora que los dos no estaban transformados.

—¿Cómo no se me ocurrió antes esperar tranquilamente a que regresaran a ser unos débiles adolescentes para quitarles sus Miraculous? —preguntó retóricamente el profesor.

—Eso prueba que no eres tan inteligente como crees —contestó Alex desafiante—. No cabe duda de que Basil es mucho más inteligente que tú

El sonido de una bofetada seguida de un objeto de cristal cayendo a suelo y quebrándose rompió el silencio de la Calle Baker.

—¡LADYBUG! —gritó preocupado Severus al ver a Ratigan abofetear a Ladybug tan fuerte que le tiró los lentes—. ¡Desgraciado cobarde!

El profesor ignoró al chico, su atención estaba por completo en la chica.

—¡SOY DIEZ VECES MEJOR QUE ESE DETECTIVE DE SEGUNDA! —gritó fúrico Ratigan. Sin delicadeza, e ignorando el gemido de dolor de Alex, la agarró con fuerza del mentón obligándola a mirarlo a los ojos—. Ni creas que tu "héroe" vendrá a salvarte, niña. En cuanto le entregue tus aretes y el anillo a Papillombre haré un trato con él para que me permita usar esas joyas y así convertirme en rey ¡Y ANIQUILAR A BASIL PARA SIEMPRE!

—Buena suerte con eso —contestó desafiante la castaña

Ratigan miró encolerizado a la chica. La mocosa no estaba en posición para actuar tan descaradamente y aun así tenía las agallas para seguir desafiándolo. Soltó a la joven rasguñando con fuerza su rostro ocasionando que sangrara, llevó ambas manos a las orejas de la castaña y, sin cuidado, le quitó los aretes.

La ventaja de que los aretes fueran mágicos era que podían quitarse sin dañar al usuario, lo que sí la lastimó fueron las garras de Ratigan. El profesor fue hacia el azabache, tomó con fuerza la muñeca derecha del chico haciendo que abriera la mano y así quitarle de un jalón el anillo. Extrajo del bolsillo interior de su chaleco una bolsita de cuero negra y metió los Miraculous de Catarina y Gato Negro ante la mirada de horror e incredulidad de los adolescentes.

No, no, no ¡NO! ¡Era imposible! Después de tanto tiempo y de precauciones, alguien logró hacer lo que nadie había hecho antes: Robarles sus Miraculous.

—¡Por fin! ¡POR FIN! —gritaba victorioso Papillombre en su guarida y en la mente de su víctima akumatizada—. ¡Ahora, tráeme sus Miraculous!

—Sabes que eso es un hecho —contestó Ratigan—. Pero...

—Pero ¿qué?

—¿No quieres saber quiénes son los mocosos entrometidos que han sido un dolor de cabeza durante todo este tiempo?

—Lo normal sería que no, pero como Ladybug ahora es la guardiana de la Caja de los Miraculous tengo que saber quién es para ir a su casa y tomarlos

—¿Lo quieres saber con ellos vivos... o muertos?

Papillombre permaneció en silencio unos segundos antes de responder.

—Muertos. De ese modo no podrán seguir interfiriendo

—Excelente elección —Ratigan rompió la comunicación y se volvió hacia su sentimonstruo—. Fidget

—¡A la orden, profesor!

—Elimina a estos jóvenes entrometidos

—Será un placer

Fidget apuntó primero a Ladybug. La castaña solamente podía observar con horror lo que sucedía ante ella y Chat Noir por culpa del poder de Ratigan. Lograron arrebatarles su Miraculous y no por cualquier villano de Papillombre, sino un villano Disney ¡de una película animada! Lo que más le dolía, era que se trataba de su película favorita.

Escuchó el arma del murciélago cargándose, Alex (derrotada) cerró los ojos a la espera de su final.

Un disparo y gritos se escucharon seguidos por varios sucesos a la vez. El disparo se hizo, pero nunca le dio a la castaña. Alex abrió temerosa los ojos y de la sorpresa soltó un jadeo ante lo que sucedía; Fidget recibió un disparo haciendo que él no pudiera ejecutar a la chica y llamara la atención del profesor quien se volvió hacia el origen del ataque encolerizado, encontrándose con el detective, libre de su casa, apuntándoles con un revólver a ambos villanos.

—¡Basil! —exclamaron felices Alex y Severus

—¡Imposible! —bramó el profesor—. ¡¿Cómo lograste salir?!

—Tuve un par de ayudas "mágicas" con la apariencia de una catarina y un gato negro antes de que abruptamente desaparecieran —contestó el detective, aun apuntándole con el arma a su enemigo

¡Tikki y Plaga! Alex recordó que Basil los envió a ocultarse en su dormitorio mientras tanto, eso sirvió de ventaja para que él pudiera salir y salvarlos.

—¡¿Cómo que "ayuda mágica"?! —bramó Ratigan

—¡Los kwamis! —contestó Papillombre—. La fuente de poder de los Miraculous son unas criaturas magias llamadas kwamis. ¡Debieron permanecer ocultas todo este tiempo y por eso el detective logro salir!

—¡Pero eso no le servirá de mucho! —Ratigan se abalanzó contra Alex, la colocó ante él y le sujetó el cuello con fuerza clavándole sus garras a pesar de los guantes que usaba. El profesor sonrió a ver al detective asustarse y la mano que sostenía el revolver temblaba—. En estos momentos no es Ladybug, sino una chiquilla común y corriente. Así que, si no quieres que la degolle ¡baja tu arma ahora mismo!

—¡Maldito! —los rivales intelectuales se volvieron hacia Severus, que seguía atrapado en la energía maligna del profesor—. ¡Ocultarte detrás de alguien, y lo más deshonroso, esconderte detrás de una mujer sabiendo que tu oponente es un verdadero caballero! ¡EN VERDAD QUE SOLAMENTE ERES UNA ASQUEROSA RATA DE ALCANTARILLA!

Era todo, ese mocoso tenía una enorme boca y ya era hora de que alguien lo pusiera en su lugar.

—Mala elección de palabras, niño —sentenció Ratigan

La rata apretó con fuerza el cuello de su víctima. Severus gritó exigiéndole al profesor que la soltara; desgraciadamente, el profesor presionó con más fuerza ante las exigencias, y ahora suplicas, del adolescente. Aprovechando esa distracción, Basil encontró un punto donde disparar sin lastimar a Alex, apuntó y disparo al costado derecho de Ratigan. El villano aulló de dolor a la vez que liberaba a la chica y el chico por fin era libre del poder maligno. Ambos adolescentes se abalanzaron sobre Ratigan en busca de sus Miraculous y el objeto akumatizado.

Basil corrió a auxiliar a los jóvenes, pero Fidget (recuperado del disparo gracias a que en realidad era un sentimonstruo) lo atacó y alejó de la pelea entre su jefe y los jóvenes rivales.

La lucha entre el villano y los héroes los llevo sin darse cuenta a la calle y tampoco se dieron cuenta de que un coche iba avanzando por la calle hacia ellos.

—¡Ladybug! ¡Chat Noir! ¡Cuidado! —advirtió Basil

Los tres contendientes voltearon. Apenas los tres tuvieron tiempo de alejarse de los cascos del caballo; esa pequeña distracción bastó para que Alex, por fin, lograra quitarle la bolsita de cuera a Ratigan, pero él se dio cuenta y al atrapó por la muñeca.

—¡Devuélveme eso! —exigió la rata

—¡Antes muerta! —contestó la latina, forcejeando para liberarse

—¡Con mucho gusto!

El caballo pasó dándole paso al coche. Ratigan puso la joven por donde pasaría la rueda, en cuanto muriera aplastada podría eliminar al chico y al detective de una buena vez. Sin embargo, algo, o más en alguien (Fidget), cayó sobre él provocando que tirara de más de la bolsita y esta se rompiera, a la vez que Alex logró quitarse del camino de la rueda a tiempo. Esos segundos de obscuridad fueron suficientes para recoger los Miraculous, pero tres manos desconocidas aparecieron y los recogieron antes que ella y uno de ellos la abrazó de la cintura y la sacó de la calle llevándola al pórtico del 221B.

—¡Alex! ¿Estás bien?

La joven levantó la mirada y se alegró al ver que era Basil.

—Sí, gracias a ti. ¡Pero alguien recogió los Miraculous antes que yo!

—Esos fuimos Dawson, Olivia y yo. —el detective le tendió su mano cerrada a la chica para entregarle la joya mágica—. Lo siento, pero solo logre recoger uno de tus... ¿aretes?

Basil abrió la mano y dentro de esta no había ningún arete ¡era el anillo del gato negro! Al otro lado de la calle, Severus se encontraba en compañía de Dawson y Olivia y ambos afirmaron que recogieron su anillo; pero ante el desconcierto de que ambos ratones afirmaron recoger una joya, el médico y la niña abrieron sus manos y descubrieron que cada uno había recogido un arete. ¡Accidentalmente intercambiaron los Miraculous!

—¿Dónde están, mocosos cobardes? —llamó Ratigan enloquecido de furia—. ¡No he terminado con ustedes ni con el revienta crímenes!

Alex apartó la mirada del profesor y regresó su atención al anillo en la mano de Basil. Solo utilizó el Miraculous de su compañero una vez y pensó que nunca más volvería a usarlo.

—Pues ya que —dijo la joven

Tomó el anillo de la mano del detective, se lo puso, la joya libero una luz verde y de esta surgió Plaga. El kwami de la destrucción se sorprendió al ver que no era su portador.

—¿Qué pasó? ¿Por qué tienen mi Miraculous? —preguntó Plaga

—Una confusión con los Miraculous, de nuevo —contestó Alex

—¿Otra vez? ¿Ya había pasado? —preguntó Basil

—Solo una vez, pero eso no significa que no podamos hacerle frente a Ratigan

—Al parecer regresan a la acción Lady Noire y Mister Bug —dijo Plaga

—Exacto. ¡Plaga, las garras!

Esta vez una luz verde cubrió a Alex, en cuanto está desapareció Basil sintió una opresión en su pecho al ver la nueva apariencia de la castaña usando el Miraculous del Gato de Negro: Usaba un vestido negro con los hombros y el borde verde, guantes largos negros con garras y detalles verdes, medias y zapatos de tacón bajo igualmente negros. Traía un cascabel dorado con un listón verde a modo de gargantilla y un sombrero de ala ancha negro con las orillas verdes. Un antifaz negro cubría la mitad de su rostro y sus ojos castaños se volvieron verdes. Su cabello se volvió negro y lo tenía recogido en una trenza que le llegaba a la cintura, siendo atada la punta con un listón verde.

Basil estaba atónito, con esa aparecía se parecía a... ella, La Mujer. Imposible ¿por qué? ¿Por qué de todas las apariencias de las cuales inspirarse (como la suya) tenía que ser la de ella?

—Lo sé, incluso para mí es extraño, aunque es la segunda vez que uso el Miraculous del Gato Negro

El detective se volvió hacía la heroína, la ahora felina-roedora creía que su asombro era porque en estos momentos no era Ladybug, sino...

—Con este Miraculous, llámame Lady Noire. —dijo la joven, guiñándole un ojo al detective. Luego se volvió hacia la calle—. Por favor, quédate aquí —y sin más, la joven salió a pelear.

—¡Lo sentimos, no creímos que recogeríamos el Miraculous equivocado! —se disculpaba Olivia llorando entregándole el arete a Severus

—Tranquila, no pasa nada —dijo el azabache, tratando de tranquilizar a la pequeña—. Lo hicieron para ayudarnos y eso es lo importante. Lo bueno de esto es que los dos recogieron los aretes y no termino siendo que uno tuviera un arete y el otro el anillo.

—En eso tienes razón —reconoció Dawson

De pronto se escuchó un combate. Los ratones miraron a la calle y vieron a una joven vestida de negro luchando contra Ratigan y Fidget usando un bastón plateado.

—¡Lady Noire! —exclamó emocionado Severus

—¿Quién? —preguntaron el médico y la niña

—Es Ladybug, pero como ahora está usando el Miraculous del Gato Negro usa el nombre de Lady Noire.

—¿Entonces tú usarás el Miraculous de la Catarina? —preguntó emocionada y curiosa Olivia

—Exacto

—Pero, joven, no tiene las orejas horadadas ¿Cómo podrá usar esas joyas? —preguntó Dawson

—Esa es la ventaja de que sea mágica, cualquiera los puede usar

Confiando en la palabra del chico, el doctor le entregó el otro arete a Severus. Rápidamente el azabache se los puso, la joya libero una luz rosa y de esta surgió Tikki. La kwami de la creación se sorprendió al ver que no era su portadora.

—¡Ay no! ¡Otra vez se intercambiaron los Miraculous! —chilló Tikki

—Lo bueno es que ya sabemos qué hacer —la tranquilizó Severus

—Eso es cierto

—De acuerdo ¡Tikki, motas!

Esta vez una luz rosa cubrió a Severus, en cuanto está desapareció Dawson y Olivia soltaron un grito de asombro al ver la nueva apariencia del azabache usando el Miraculous de Catarina: Usaba una capa Inverness, cervadora y zapatos rojos con motas negras. Pantalones y guantes negros y de las mangas de la capa Inverness sobresalían las mangas de una camisa blanca. A pesar de usar la cervadora, se podía ver que el cabello negro del chico estaba recogido en una coleta baja siendo la mitad de esta roja al igual que el flequillo. Una máscara roja con motas negras cubría la mitad de su rostro.

—¡Increíble! —exclamó emocionada Olivia

—¡Asombroso! —exclamó impresionado Dawson

—¡Usando el Miraculous de Catarina ¿cómo te llamas?!

—Mister Bug —contestó la catarina-roedor—, ahora quédense aquí —y sin más, el joven salió a pelear.

Tenía que admitir que, por muy genial que fuera usar otro Miraculous, este era el peor momento para no tener el suyo. Si teniendo su propio Miraculous le era difícil pelear contra Ratigan, usando otro era mucho más difícil.

Para empeorar las cosas, Ratigan se percató de la incomodidad de la joven para pelear y usaba esa ventaja. Aunque debía reconocer que esa joven se veía mejor con eso que con esos atuendos masculinos de detective; inclusos sus movimientos eran más agraciados y delicados que lo estaban hipnotizando... ¡En qué diablos estaba pensando! Seguramente era algún truco de la mocosa para distraerlo y derrotarlo, pero no caería tan fácilmente. Recuperaría esas joyas, los eliminaría y a su némesis también de una buena vez.

—Tu hermosa y delicada apariencia tendría que ser prueba suficiente de que una dama como tú no debería pelear —comentó sarcásticamente el profesor

—La ropa no tiene nada que ver en esto —dijo Lady Noire—. Pero me parece que lo dices más que nada porque te estoy pateando el trasero y tienes miedo de que te derrote.

—Nueva apariencia, pero sigues siendo la misma ruda y sin modales chiquilla

Ratigan fue hacia Lady Noire, pero algo atrapó su tobillo y lo hizo caer.

—La apariencia no delimita quién es uno como persona. Mi Lady es una dama.

El profesor miró sobre su hombro encontrándose con el mocoso ahora vestido como detective y usando el Miraculous de Catarina. Mister Bug recuperó el yoyo y corrió al lado de su compañera.

—Vaya, Mister Bug, el atuendo de detective te queda muy bien

—Gracias, mi hermosa Lady Noire. Tú también te ves muy bien

—Sí, sí, los dos son muy lindos. —los portadores de Miraculous volvieron su atención a la rata—. Aunque, ahora que los veo bien, con sus nuevos atuendos me recuerdan a dos personas que conozco, pero no recuerdo bien. En fin, eso será para después. En estos momentos, si yo fuera ustedes, podría más atención a mi entorno

Antes de que los jóvenes pudieran decir algo, su respuesta apareció a modo de disparos que les llegaron por detrás. El primero pasó entre ellos a modo de advertencia, el segundo rozó el brazo de Mister Bug afortunadamente como un rasguño superficial y el tercero cerca de los pies de Lady Noire. En cuanto el ataque ceso, los portadores de Miraculous vieron que no era otro más que Fidget. El murciélago iba disparar de nuevo, pero otra vez él recibió otro está vez en su pata de palo haciendo que su ataque se desviara hacia su jefe dándole en el hombro izquierdo.

Lady Noire y Mister Bug miraron hacia el origen del disparo y vieron a Basil acercarse a ello con revólver en mano.

—¡Basil! —exclamó Lady Noire—. ¡Te dije que te...!

—¡No me voy a quedar de brazos cruzados! —amenazó el detective—. ¡Ustedes se encargan de Papillombre, yo de Ratigan!

—¡En estos momentos no puedes hacer mucho porque tiene poderes! ¡Regresa ahora mismo antes de que...!

—¡CUIDADO! —advirtió Mister Bug

El héroe se colocó ante su amiga y el ratón haciendo girar el yoyo y protegiéndolos rápidamente del ataque de Ratigan, para estar dotado con los poderes del akuma de Papillombre al parecer el profesor también traía consigo su propio revólver.

—Insisto, Lady Noire me recuerda a alguien, pero irónicamente el nombre no me viene a la memoria —dijo Ratigan con burla—. Me alegra ver que quieras enfrentarte a mí, Basil. No sabes cómo voy a disfrutar el eliminarte yo mismo

—Eso está por verse —dijo Basil

—Ya lo creo

El profesor cargó el revólver y volvió a disparar. Mister Bug protegía a Lady Noire y al detective con el yoyo.

—¿Alguna idea? —preguntó la catarina-roedor

—¡Tú tienes el poder de la creación! ¡Tú deberías pensar en algo! —reclamó Basil

—Sí, pero una cosa es tener el poder y otra es tener el cerebro —comentó la felina-roedora

—Gracias por el apoyo, Lady Noire

—Es un placer, Bugaboo

Basil rio ante eso, el héroe solo lo dijo una vez, pero la heroína aprovechó para devolvérselo a su compañero. Sin embargo, las risas se detuvieron cuando un disparo le dio en el costado derecho a la joven.

—¡Lady Noire!

El detective sujetó a tiempo a la joven antes de caer, escuchó una risa detrás de ella y vio a Fidget riendo, olvidó por completo al murciélago. Con la mano libre cargo su revólver y disparó al sentimonstruo. Fidget lo vio venir a tiempo y se hizo a un lado a la vez que volvió a atacar a los tres ratones. Con dificultad, a causa del dolor, Lady Noire extendió su bastón y lo hizo girar para protegerse.

—¿Ya me harás caso y te irás a poner a salvo? —preguntó la joven, notándose un toque de sarcasmo en su voz

—¡No! ¡Y menos ahora que estás herida! —contestó el detective

—No te preocupes. Cuando Mister Bug invoque el Lucky Charm y al final de la pelea repare todo, también me curara. Lo importante ahora es que tú estes a salvo, los dos estaremos bien

Para demostrárselo a Basil, Lady Noire se levantó y cargó contra Fidget aún girando su bastón protegiéndose de los disparos. En cuanto estuvo frente a su oponente, en un rápido movimiento golpeó al murciélago directamente en la cabeza noqueándolo al momento. La joven encogió su bastón y miró al ratón con un gesto que claramente decía «¿Ves?» No obstante, eso cambio cuando los sonidos de disparos cesaron y al momento en que Mister Bug bajó su yoyo las orejas de los tres ratones palidecieron al ver que Ratigan ya no estaba. Lady Noire regresó con los hombres y entre ella y su compañero cubrieron a Basil y levantaron la guardia.

—Por una vez en tu vida escucha a alguien ¡y vete de aquí! —ordenó la felina-roedora

—¡Te dije que no lo haré! —replicó el ratón—. Aun contando con el apoyo de Mister Bug ¡no te dejaré sola!

—¿Qué rayos pasa contigo? —Lady Noire bajó su bastón y encaró enojada al detective—. ¿Por qué de repente quieres protegerme? ¡Sabes que puedo defenderme sola!

Basil la sujetó con fuerza de los brazos y la zarandeó un poco al momento de responder:

—¿POR QUÉ SIEMPRE TIENES QUE SER TAN TEMERARIA? ¡POR UNA VEZ EN TU VIDA PREOCUPATE POR TU SEGURIDAD, RELDA!

Los tres ratones se quedaron de piedra, en especial Basil. ¿Qué había hecho? ¿Acababa de llamar a Lady Noire como La Mujer?

En la cabeza de Mister Bug solo había una duda rondando por su mente: ¿Quién era Relda?

En cuanto a Lady Noire, ella enseguida lo comprendió, recordando su pelea en la juguetería. Así que ella tenía razón de que hubiera una versión ratonil de Irene Adler y su nombre era Relda. Aun así ¿por qué Basil la llamó con ese nombre?

Una risa maligna sacó de su trance a los tres ratones, que miraron a su alrededor en busca de la fuente.

—¡Sabía que esos dos me recordaban a dos personas! —dijo Ratigan en algún lugar oculto en las sombras—. ¿Cómo pude olvidarlo? Mister Bug se parece a ti y Lady Noire a tu "queridísima" Mademoiselle Relda. Ha pasado mucho tiempo desde que escuché ese nombre y apuesto a que te sigue doliendo ¿eh, Basil? —el profesor soltó una carcajada cargada de burla.

El detective soltó a Lady Noire y bajó la miraba dolido. Era el colmo, su némesis de reía de su dolor, uno que hacía años no sentía y que creyó olvidado hasta que conoció a esta jovencita que trajo ese recuerdo como si nunca se hubiera ido de su mente... ni de su corazón.

La heroína, al ver la expresión del ratón, supo que algo no andaba bien. Para empezar ¿Quién era exactamente Mademoiselle Relda? Nunca se mencionó en la película por lo que dejaba en claro que su aparición debía ser en uno o varios de los libros de la saga de Eve Titus. Segundo ¿Qué sucedió con ella? Estaba claro que algo malo tuvo que pasarle para que Basil reaccionara de ese modo y Ratigan se mofara de él; y eso debía ser la razón por la que el detective, repentinamente, era sobreprotector con ella. Inconscientemente, aun sin conocer a la mujer, ella trajo de vuelta un recuerdo doloroso de la vida de Basil.

Aprovechando ese momento de paz, Mister Bug tomó su yoyo e invocó su poder.

¡Lucky Charm! —activó su poder y en su mano cayó...—. ¿Una linterna? ¡Ay, por favor! Sé que es de noche y esta oscuro ¡pero no creo que esto funcione!

—Sabes que no funciona así —recordó la heroína—. El Lucky Charm no te da el objeto para derrotar al villano así nada más, debes descifrar cómo usarlo para ganar la batalla. ¡Usa tu cabezota!

—Bien, bien. Ya entendí.

Mister Bug miró a su alrededor buscando cómo usar el objeto. Para su mala suerte, no tenía idea de qué hacer. Lady Noire se palmeó la frente, no era posible que el chico todavía no supiera cómo usar el Lucky Charm.

—¡Al parecer hoy es mi día de suerte! —dijo Ratigan, todavía en las sombras—. ¿Qué piensan hacer? Tal vez dejaron fuera de combate a Fidger, pero yo sigo en pie ¡y no pueden vencer algo que no ven! —y soltó una carcajada

Esas últimas palabras le dieron una idea a Lady Noire. Fue con Mister Bug y le susurró al oído.

—Recuerda que el Lucky Charm también hace aparecer un objeto acorde al modo de actuar de la persona. Tú eres simple y directo, por lo tanto...

—¡Mi estrategia debe ser simple y directa! —susurró emocionado el héroe

La heroína asintió. Con eso, la catarina-roedor supo qué hacer. Basil y los héroes miraron su alrededor, espalda con espalda, a la espera de algún ataque de Ratigan. El silencio era pesado a causa de la tensión, tanto que podría cortarse con un cuchillo... o un disparo. Escucharon el cañonazo de un revólver, y casi le daba a Basil de no ser porque Lady Noire lo protegió a tiempo con su bastón haciéndolo girar. Mister Bug escuchó movimiento detrás de ellos, enseguida apuntó hacia el lugar, desde un callejón al otro lado de la calle, revelando a Ratigan y cegándolo momentáneamente.

El héroe usó su mano libre para capturar al profesor son su yoyo.

—¡Ahora, el objeto akumatizado! ¡Es un reloj de bolsillo! —exclamó Mister Bug sujetando con fuerza a Ratigan

—¿Qué? —exclamó Lady Noire

—¡Entendido! —respondió Basil

—¡Espera!

El detective no escuchó a la heroína. Mister Bug sujetó con todas sus fuerzas al profesor, de ese modo el ratón pudo acercarse a su némesis y extraer de uno de los bolsillos internos de su chaleco el reloj de bolsillo dorado. Basil se alejó de Ratigan, sin darse cuenta de la sonrisa del profesor.

—Aquí está. ¿Ahora qué? —preguntó el detective mostrándoles el reloj

—Hay que romperlo, así saldrán el akuma y el amok —respondió Mister Bug

—¿Amok?

—Una pluma azul eléctrico que... le dio poderes a Fidget. ¿qué otra explicación habría de que ahora sea más fuerte?

No muy convencido con la respuesta del joven, el detective tiró al suelo el reloj de bolsillo y lo pisó rompiéndolo en el acto. Apartó su pie, pero no salió ni la mariposa negra ni la pluma azul eléctrica. Los hombres miraron preocupados el reloj destrozado mientras que la heroína se golpeaba la frente. Ratigan soltó una carcajada llamando así la atención de sus enemigos.

—¡Que fácil fue engañarte, niño! —se mofó el profesor

—¡¿Qué?! —exclamaron los hombres

—¡Es imposible! —exclamó Mister Bug—. ¡Yo mismo vi cómo se liberó su poder para retroceder en el tiempo!

—Un pequeño engaño, mocoso ingenuo. —mientras hablaba, la rata aflojaba la atadura del yoyo; Papillombre le advirtió que las armas de los portadores de Miraculous eran indestructibles—. Buena suerte en encontrar el objeto...

—Yo sé cuál es —dijo Lady Noire

Mister Bug, Basil y, sobre todo, Ratigan miraron incrédulos a la joven. El héroe y el detective tenían curiosidad respecto a cómo lo sabía al igual que el profesor, pero este estaba molesto ¿cómo demonios esa chiquilla sabría eso? Entonces recordó las acciones de ella, más de una vez le dio la impresión de que ella conocía la historia, por ende, de ese modo es que sabría que su campana tenía el akuma y amok.

«Maldita chiquilla. Resulto ser más lista de lo que creí, para tratarse de una mujer» pensó enojado Ratigan

—Más te vale mantener bien salvaguardado el akuma y amok —amenazó Papillombre

—Para eso tendrán que pasar sobre mi cadáver —respondió el profesor

Con esa afirmación, Ratigan se puso en acción. Logró liberarse del yoyo, tomando con fuerza ese extremo lo jaló trayendo consigo a Mister Bug y lo atrapó del cuello.

—¡Mister Bug! —gritaron Lady Noire y Basil

—¡Ha, vaya héroe resúltate mocoso! —dijo Ratigan apretando su agarre—. Se nota que quien hace todo es la chica y tú solo eres el segundón que no puede hacer nada por sí mismo. ¡Mírate ahora! ¡No puedes contra mí!

—¿Quieres... apostar? —preguntó entrecortadamente la catarina-roedor por la falta de aire

—¡No me hagas reír! ¡Una apuesta perdida!

—Piénsalo... dos... veces...

Una de sus manos sujetaba la muñeca de Ratigan, la otra la llevó a su costado derecho tomando la linterna, la apuntó al rostro del profesor y la encendió cegándolo bruscamente. La rata soltó a su presa y se cubrió el rostro con ambas manos. Mister Bug cayó de pie y se abalanzo sobre el villano en busca del akuma. Lady Noire y Basil corriendo a auxiliar a su amigo; pero Ratigan agarró al héroe del cuello de su ropa y los arrojó contra la heroína y el detective derribando a sus enemigos. Con su poder, Ratigan fue por Fidget y ambos desaparecieron en una voluta de humo negro, púrpura y azul eléctrico, como en la juguetería.

—¡Demonios! ¡Escapó otra vez! —bramó Mister Bug

—Eso podríamos tomarlo como algo bueno —dijo Lady Noire, cruzándose de brazos

—¿Cómo?

—Es un reflejo del miedo que el profesor está desarrollando hacia nosotros. Sabe que somos una amenaza para él y prefiere "retirarse" a ser derrotado definitivamente.

—Buen punto, Mi Lady

—Fuera de eso ¿estás bien, Bugaboo?

—Sí, gracias. Por cierto, yo solo te llame así una vez desde que llegamos

—De hecho fueron dos también, pero tampoco es como que tengamos la oportunidad de cambiar de Miraculous todo el tiempo —Mister Bug ya no dijo nada, por lo que añadió—. Vayamos por Dawson y Olivia. —luego la heroína se volvió hacia el detective—. Basil ¿estás bien?

Los portadores de Miraculous se sorprendieron al descubrir que el ratón detective ya no estaba al lado de ellos. Los jóvenes miraron preocupados a su alrededor buscándolo, escucharon un silbido y se volvieron hacia el 221B. Era Dawson.

—Los tres estamos aquí, sanos y salvos —explicó el médico

—Que alivio —suspiró tranquila la joven. Habló a su compañero—. Será mejor que repares los daños de la calle antes de que entremos a la casa

—¿Cuáles daños? Ni siquiera usaste el Cataclysm.

—¿Y la acera levantada por los choques contra el pavimento? ¿Y las marcas ocasionadas por los disparos?

El joven miró la calle y sus orejas se volvieron rojas, como su traje, al ver el caos causado por la pelea.

—De acuerdo, ya entendí. —la catarina-roedor recuperó la linterna que se le cayó—. ¡Miraculous Mister Bug! —exclamó lanzando al aire la linterna.

Está brillo y aparecieron miles de catarinas, reparando Baker Street. En cuanto todo volvió a la normalidad, Mister Bug y Lady Noire entraron al 221½ siendo recibidos por un gran abrazo de parte de la pequeña Olivia.

—¿Están bien? —preguntó la niña separándose de los adolescentes

—Sí, estamos bien. —contestó la joven con una sonrisa—. ¿Ustedes?

—También estamos bien, gracias a ustedes —contestó Dawson

—¿No tuvieron problemas por usar el Miraculous del otro? —preguntó preocupada Olivia

—Solo un poco —admitió el joven—. Es la segunda vez que nos pasa, pero aun así se sintió como la primera vez

—Lo que me recuerda... ¡Garras Fuera! —La luz verde de destranformación recorrió el cuerpo de la chica y frente a ella apareció de pie Plaga.

—Nya... que día. O debería decir noche —comentó Plaga estirándose y bostezando

—Siempre tan delicado. —regañó el héroe—. ¡Fuera Motas! — La luz rosa de destranformación recorrió el cuerpo del chico y frente a él apareció de pie Tikki.

Alex y Severus se devolvieron mutuamente los Miraculous. Después de colocarse los aretes, la latina se dio cuenta de que en la estancia no se encontraba Basil, eso comenzó a asustarla ¿Dónde podría estar el detective?

—Me alegra ver que volvieron a la normalidad

Los presentes miraron hacia la puerta del recinto, encontrándose ahí de pie a Basil. La castaña suspiró aliviada, por un momento creyó que el profesor se hubiera llevado al detective o algo peor. Prestó atención al ratón y se sorprendió al descubrir que él la mirada fijamente, con nostalgia. La chica enseguida comprendió que eso tenía que ver con Mademoiselle Relda. Su sospecha se confirmó cuando Basil se volvió para entrar más a la casa y miró sobre su hombro a la joven.

—Ladybug, necesito hablar contigo. En privado —hizo énfasis en privado mirando fijamente a Tikki.

La kwami de la creación miró preocupada a su portadora, pero Alex la tranquilizó diciéndole que no era nada grave, solamente hablarían. Más tranquila, Tikki dejó a la chica seguir al detective. Severus los vio irse frunciendo el ceño, aunque no se le notara con la máscara que el detective le dio, o eso creyó porque de repente Plaga le dio un golpe en la cabeza.

—¡Auch! ¿Eso por qué?

—El celoso no vino, pero te envió a ti ¿cierto?

—Cállate

—¡Relájate, por todos los quesos! El detective dijo que hablarían en privado, pero estoy totalmente seguro que le hablara sobre esa tal Relda

—¡Plaga! —lo regañó Tikki, tirando uno de sus bigotes

—¡Auch! ¡No hagas eso, Terroncito!

—¡Entonces no te metas en donde no te llaman!

—¡Yo solo di mi opinión!

—¡Suficiente los dos! —interrumpió Severus, con eso los kwamis guardaron silencio. El azabache se volvió hacia Dawson—. ¿Dónde está la Sra. Judson?

—Mientras ustedes luchaban contra esos malvados, Olivia y yo regresamos con cuidado a la casa encontrándonos en la puerta a la Sra. Judson muerta de miedo. Le dije que ustedes tres estaban bien y tenían todo bajo control. Después le dije que se fuera a su habitación, que todo estaría en orden. No se veía convencida, pero al menos me escuchó y se quedó en su alcoba desde entonces.

—Menos mal, sino ni Terroncito ni yo podríamos estar aquí afuera tan tranquilos. —comentó Plaga—. En fin, iré a la cocina a buscar esos deliciosos bollos de queso

—Tú te quedas aquí —dijo Tikki, sujetando a su amigo de la cola reteniéndolo—. No puedes andar por ahí husmeando en donde no te llaman, espera a que el detective regrese y le pides alguno

—Pero tengo hambre

—Tú siempre tienes hambre —dijeron Tikki y Severus

El kwami de la destrucción hizo un puchero y le dio la espalada a su compañera y portador. Dawson y Olivia se rieron ante la situación; de conocer mutuamente sus identidades ¿así sería la interacción de los jóvenes y sus kwamis?

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Alex debía reconocer que estaba nerviosa, pero eso era ridículo. Basil solo quería hablar con ella y lo más probable fuera con respecto a esa mujer ¿entonces por qué sentía su corazón palpitar con demasiada fuerza? Tanta que le hizo pensar que en cualquier momento su corazón se saldría de su pecho. Llegaron a la puerta del fondo a mano izquierda y el detective la abrió haciéndose a un lado para que la chica entrara primero. Ella lo hizo e ingresó a la habitación de Basil. A simple vista parecía una habitación cualquiera; cama, mesa de noche con una lámpara pequeña y un libro a su lado. Un armario de madera y un escritorio enfrente de la cama. Al lado derecho de la cama una ventana circular y a la izquierda de esta, junto a la puerta, un tocador con espejo.

—Toma asiento, por favor. Puedes hacerlo en la cama —invitó Basil a Alex.

La joven así lo hizo. Vio al detective acercar la silla al armario, subirse a esta y buscar algo en lo más alto del armario. En cuanto lo obtuvo, se bajó y se lo tendió a la latina. Alex lo recibió y vio que se trataba de una pequeña caja de madera. Antes de que ella pudiera formular una pregunta, Basil habló primero.

—Sabes que te contaré sobre ella, La Mujer. Bueno, en esa caja encontrarás las respuestas. Una vez que la termines de inspeccionar, te contaré más sobre la hermosa cantante de ópera, Mademoiselle Relda.

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