-Bridgette baja, llegarás tarde-se había escuchado decir a una voz desde debajo de la escalera

Las sabanas la arropaban de tal modo que era muy difícil dejar su suavidad y comodidad

-¡BRIDGETTE!-se escuchó por segunda su nombre, pero esta vez en un tono más alto

Esta vez, el sonido haciendo que se levantará de un brinco y en medio del proceso se enrolló uno de sus pies con la franela haciéndola tropezar con su seminario haciendo que muchos de los objetos que guardaba en sus cajones se acabaran cayendo al suelo

-Ught, un gran comienzo de día-se quejó ante el desastre que estaba viendo ante sus ojos-lo recogeré después-suspiro al ver lo que esperaba hacer al regresar de su primer día de clase.

Antes de bajar abrió su armario, tomando la primera ropa que vio. Una camisa blanca, con una chaqueta y un pantalón vaquero hacían un outfit decente. Sin más demora, tras recoger su maleta fue a la cocina a desayunar.

-Buenos días Mama, buenos días papa-saludo la chica peliazul

-Buenos días hija-respondieron al unísono sus padres

Tras sentarse en una mesa, puso algo de café en su taza mientras que comía a un croissant recién horneado. A pesar de que la tienda de sus padres era mayormente era una panadería también funcionaba como cafetería, por lo que en el exterior habían mesas blancas con sombrillas, que permitían disfrutar del paisaje parisino. Era un día soleado por lo que, Bridgette había salido a desayunar afuera.

Estaba con la mirada perdida observando a la gente pasar cuando vio como un anciano pasaba al lado de una mesa en la que la cafetera estaba a punto de caerse debido a que unos niños jugando habían dado a la mesa provocando que esta se tambaleará, su cuerpo se movió por si solo y sin pensarlo aparto al anciano de tal modo que el líquido caliente cayó sobre la piel de la joven.

-Señorita ¿se encuentra bien?-pregunto el anciano

-Oh sí, no se preocupe no es nada, me pasa todo el tiempo-dijo quitándole hierro al asunto, mientras se limpiaba con una servilleta las zonas donde el café había sido derramado.

El sonido de las agujas de un reloj marcaban las nueve

-Oh no, llegare tarde-el sonido la había vuelto a la realidad haciendo que se apurará a dirigirse a su instituto, no quería llegar tarde en su primer día.

Un primer día lleno de eventos inesperados que nunca se hubiese imaginado que ocurriesen.