sweet sin. final
Jess miraba junto a Claire Casperan a la pareja de recién casados desde lejos, ambas féminas esperaban a sus amigos y respectivas parejas para ir a una aventura nocturna por las calles de Nueva Jersey; pero todos demoraban en llegar o en el caso del matrimonio Lake, estaban un poco ajenos al mundo real.
Y ambas miraban con confusión a lo lejos del restaurante de Jim, dejando de lado sus tazas de café para concentrarse en el panorama.
E incluso cuando llegaron los restantes del grupo, ellos quedaron de igual forma viendo atentos a los acontecimientos.
—¿Quiénes son ellos y qué hicieron con mi Jella?.— Steve Tarron miraba con recelo a la parejita del fondo, llevando a su boca un par de galletas sin despegar la vista de los susodichos.
—Estás viendo al matrimonio Lake ultra mejorado.— dijo Jess con una sonrisa de orgullo.— Stella me debe muchas explicaciones.
—Nos las debe.— apoyó Aja de brazos cruzados.— se van 2 meses juntos y parece que los han pegado con silicona.
—Hasta aquí puedo ver los corazones salir.— bromeó Toby.
Todos carcajearon.
—Esto es demasiado irónico.— mencionó Claire siendo apoyada por Mary y Darci
—Explica para los foráneos de Arcadia.— pidió Jess levantando su mano.
—Pues a sus 16.— miró a la pareja.— cada que estaban en peligro, como que se enamoraban más.— sonrió nostálgica.
Pues todos los besos de despedida estaban presentes en la historia de ellos.
—Del peligro te refieres a la tía bruja de Stella y esa noche, etcétera.
—Sí, esos peligros.
—¡Mira su sincronización!.— observó Tobías.
Jim limpiaba la mesa justo a tiempo para que Stella pasara la escoba, él quitaba los platos par darse la vuelta y que la pelirroja girara a la mesa para acomodar el menú de mañana. Terminando ambos de acomodar las pequeñas flores que decoraban las mesas.
Él robando pequeños besos de esquimal y ella besando las mejillas con dulzura.
Empalagoso
Pero, en un mundo legal y de ensueño propio, Jim Lake Jr., terminaba de guardar los menús de su restaurante en los muebles correspondientes, mientras, su ahora esposa, Stella Lake, pasaba la escoba para que no quedara ni una seña de polvo. Y entre ambos acomodar las mesas.
Si pudiera resumir su luna de miel en 3 palabras serían, mágico, espectacular y caliente.
Demasiado caliente, y no era precisamente por el clima.
—Ese vestido te queda precioso.— soltó su esposo azabache, tomando con fuerza la cintura ajena para apretarla contra él.— ¿Te he dicho lo hermosa que te ves hoy?
Ella, con cierta mirada juguetona, negó con su cabeza, acariciando las mejillas contrarias dejando caer la escoba.
—¿Por qué no me besas?.— preguntó ella en protesta, pues desde que cerraron Jim tentaba sus labios mas no los unía.
Jugaba con ella.
—Porque si te arruino ese labial sabes que no habrá vuelta atrás.— le respondió abrazandola por detrás, dejando su cabeza sobre el hombro derecho de ella.— y desde que regresamos prometimos esta salida. Debemos cumplir.
—¿Y si cumplimos otro día? Huyamos a casa mientras no nos ven.— aportó su idea con una sonrisa.
No la culpen, el descubrimiento de algo nuevo y satisfactorio le hizo enloquecer más por el de ojos azul cielo. Parecía que con cada día la enamoraba más, algo posible en ellos e imposible para los demás.
—Huyes de aquí Stella y te seguiré a donde sea.
Tragó apenada cuando recordó que sus amigas esperaban por ella, y puchereó un poco cuando su improvisada idea no sería tomada en cuenta.
—Una luna de miel y te pegas a él.— el tono dramático de Jess la hizo ir a abrazarle, murmurando una sincera disculpa, pues no pretendía ser grosera.— ahora, querida, vamos a caminar al parque mientras los muchachos van al bar.
.
—Bien, damiselas.— Aja se sentó en uno de los columpios que habían en el parque de Arcadia.
Por motivos de visita y de aventura, Stella y Claire decidieron hacer un portal para que todos fueran al pequeño pueblo de Arcadia Oaks, con Jess que estaba más que encantada con la idea de conocer el pueblo que todo soportó en la adolescencia de Stella Lake.
—Yo quiero saber qué pasó en tu luna de miel.— soltó sin vergüenza la de Nueva Jersey.
—¡Jess!.— chilló con vergüenza.
—¡Oh, vamos!.— se quejó.— todos aquí queremos saber qué pasó, apagaron sus celulares por 2 meses; si no fuera por Claire que los medio visitó, juraría que seguirían allá.
Y no era mentira, el anhelo de estar juntos en aquel tiempo superó cualquier percance, apagando sus celulares para que no sucediera la interrupción de la segunda vez, donde Tobías Domzalski salió regañado por su mejor amigo y por Darci también, por meterse.
—¿Qué quieren saber?.
—¿Cómo estuvo?, ¿Durmieron juntos?, ¿Hubo acción?, ¿Usaste la ropa que te compramos?, ¿Usaron protección?, ¿Me dejas ser madrina?, ¿Fue bueno?, ¿Te dejaste llevar?, ¿Lo hiciste en todo el viaje?, ¿Te sientes bien?.
—¡Mary Wang!.— Jess cortó la bomba se preguntas que soltaba la de rasgos asiáticos.— que descortés de tu parte no preguntar lo primordial.
Ambas silenciaron por el tono serio que mostraba, dejando confundidas a las restantes.
—¿La tiene grande?.
Y ambas estallaron a carcajadas.
Vale, que Stella tenga una vida sexual activa no la preparaba para la bomba de preguntas que se le vinieron encima. Jim le hizo el comentario que si ella quería contar algo o sus sentimientos al respecto no tenía problema, estaba orgulloso de sí y sus habilidades.
Pero ser un poco atrevida con tu esposo no es igual a una amiga.
Fácilmente pudo haber dicho anoche monté a Jim", "anoche vi estrellas", "anoche supe más sobre anatomía", "me dio la vuelta y se me olvidó hasta mi nombre", "me tomó dónde y cuando quiso"
Pudo haber relatado, lo que Jess clasificaría como la gran acomodada de útero que recibió
Mas solo calló y miró al suelo, un poco cohibida. Bueno, muy cohibida.
—Ya, no la agobien.— dijo Claire abrazando a la chica por los hombros.— mejor dime, 'Ella. ¿Cómo estuvo el paisaje?
Tragó duro.
¿Cómo estuvo el paisaje? Ella también quería saber en ese momento, sintiéndose tonta por no haber ido a explorar con Jim en algún momento del viaje.
El único paisaje que vio fue del cuadro de la habitación y la sala de estar, y las vio casi con lágrimas en los ojos. Y hasta hoy se da cuenta que pasó toda su luna de miel en la cabaña, la mitad de las veces por petición de ella y la otra mitad por petición de Jim.
Y porque en una parte del viaje estaban más durmiendo que otra cosa.
—Fue, refrescante.— le sonrió.— estoy ansiosa por volver ahí.
Y vaya que lo estaba, pero ahora por el viaje, no por otra cosa.
—Oh por Dios.— la chica de apellido Wang la tomó de las mejillas.— Stella Miracle Lake, tú no has salido de esa cabaña ¿O me equivoco?
—Mary ya basta, Stella acaba de decir que fue refrescante.— Darci alejó a la asiática del perímetro de la pelirroja para darle espacio.
—¿Y porqué no está bronceada?
Me lleva Unkar
—Stella... ¿No saliste? ¿Ni para ver el sol?.— quiso saber Claire, viendo incrédula a su mejor amiga y hermana de portales.
Y ahí la chica sollozó abrazando a la castaña, murmurando cortos lo siento y ocultando su rostro para que no vean su enorme sonrojo de vergüenza por ser descubierta en su mentira.
—¡PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN!.— suplicó sin poder verlas a los ojos.— es que- fue mágico.— se alejó de la castaña.— y no quería- quería más... pero... Jim... noches... sala... no sé... yo... es que... me gustó... y yo, bueno él... él y yo.
—Cariño, tranquila.— le murmuró Darci.— no tienes porqué sentirte tan mal ni sollozar. Solo debiste decir que no tuviste tiempo de explorar, no es para dramatizar o criticar ¿Si? Simplemente queríamos saber si disfrutaste el paisaje porque era tu primera vez en un mundo nuevo, con nuevas experiencias.
—Y aunque haya sido un poco pesada.— admitió Jess con una pequeña sonrisa.— estábamos nerviosas por cómo reaccionarías, me siento orgullosa que tomaste este nuevo reto de la mejor manera.
—Tampoco tienes que responder a las preguntas, sé que me escuchas a mí o a Jess hablar de nuestras experiencias pero eso no quiere decir que a fuerzas debes hablarlo con nosotras.— apoyó la pelinegra.
—Solo responde algo, es importante.— dijo Claire un poco preocupada.— ¿La pasaste bien? ¿No te lastimó?
La de ojos zafiro negó con una sonrisa. Tranquilizando a la chica de ahora apellido Casperan, pues ella estaba más preocupada por el cuido hacia Stella que otra cosa, recuerda que su primera vez fue un caos con Douxie, pues ella aunque tomaba la iniciativa de iniciar, nunca podían seguir porque se ponía demasiado nerviosa, y aunque Douxie le entendió y tranquilizó, ella no evitaba sentirse mal.
Y se preocupó por la chica de raíces del siglo XXI.
—Te aseguro que ella está en las mejores manos, Claire.
—Ay Santo Dios.— dijo Jess poniendo una mano en su pecho.— Jim, te tengo que poner una campanita o qué, siempre me espantas.
—No dudo de ti, Cazatroles.— dijo riendo Claire por el comentario de la chica.— dudo de tus hormonas.
—Hola, 'Ella.— Krel Tarron fue a darle un enorme abrazo a la chica de cabellos carmesí, siendo correspondido al instante.
Podría decirse que ambos llevaban una hermosa amistad, aunque Varvatos llegaba a hacer bromas sobre el enamoramiento de Krel por la pelirroja en su adolescencia. Y aunque Jim se llegaba a sentir incomodo por el tiempo que el sufrió separado de ella, su novia le daba los mejores mimos en casa.
—Stella, ¿Quién es tu amigo?.— dijo una voz, más aguda y llamativa de lo normal.
Sorprendiendo a los presentes.
—Jess, Krel... Krel, Jess...
.
—¿Cómo te fue con los chicos, amor?.— preguntó Stella, siendo cargada como Koala por Jim en lo que iban a su hogar.
Pues la chica estuvo usando unos tacones de plataforma los cuales le llegaron a cansar debido a la caminata, probablemente se hubiera ahorrado problemas usando sus portales, pero Jim insistió en llevarla mientras caminaban a casa.
—Fue perfecto, preciosa.— dijo besando la mejilla sonrojada.— planean que acampemos en las vacaciones de otoño, y estuvimos hablando con Krel de asociarnos e innovar la cafetería.
—¡Suena maravilloso!.— aplaudió ella desde la espalda de él. Sintiendo un quejido de parte del acompañante.— ¿Estás herido? ¿Te lastimé?
Un pequeño beso fue dejado nuevamente en la cabeza cuando llegaron al hogar.
—Un poco, un pequeño ángel que le han gustado sus uñas largas fue un poco brusca anoche.— respondió quitándose la chaqueta y camisa para mostrarle la evidencia a su esposa.
Por Deya...
—Jim, perdón no fue mi intención.— dijo ella apenada.— aunque tu no te quedas atrás, tramposo.
Y él le entendió cuando bajó el short que andaba puesto y se había quitado el suéter que cubría parte de su cuello.
Ahora él se apenó.
—Te juro que no pensé que llegaran a ponerse así los de tus piernas.— rascó su cabeza sin atreverse a verla, sí, fue un poco bruto anoche.
—Creo que no me molesta.— le dijo abrazandolo con fuerza y levantando la mirada para verlo, dejando caer su barbilla sobre el pecho de él. Demonios, su esposo era alto.— estamos a mano.
—Definitivamente soy la persona más afortunada del mundo.— dijo él con galantería.— mi amada esposa, ¿Cómo quieres pasar tu noche el día de hoy?.— la chica se sintió desfallecer cuando detectó el tono ronco en su voz.— tu mandas.
Un tu mandas y ella se moría.
—Creo que tu cuello necesita unas marcas, para nivelar un poco tu piel...— dijo con picardía escondida, aquella que solo Jim veía siempre.
Y sonrió cuando la mirada dulce pasó una dura y hambrienta, ¿Podía ser loca? No lo sabía, pero amaba ver al amor de su vida tan enamorado de ella como ella de él, dispuesto a darlo todo y complacerla en todo lo que quisiera.
El dulce pecado fue inventado por alguna razón que ella no le interesaba saber de momento, pero ahora que había probado la tentación del sabor, no hacía daño sentirlo cuando quisiera.
De todas formas, su esposo era el primero en aceptar y quien terminaba dominando la situación a la perfección.
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