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Promises

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Boda
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Nervios, estrés, miedo y enojo.

Stella jamás pensó que una boda conllevaba tanta e moción negativa, pero debía admitirlo.
Estaba nerviosa, públicamente sería reconocida como la señora de Lake ante el mundo a partir de unas horas.
Estaba estresada, una boda no era solo un padre y el "acepto" era una enorme preparación, y en ese caso, al venir en un mundo de Trolls y tener demasiados conocidos humanos, eran más preparativos.
Tenía miedo de que su poda de ensueño fuese un desastre total.
Y estaba enojada con la mujer que era encargada de los vestidos, le enviaron el que no quería ella, le enviaron el que todas sus conocidas quisieron.

Sentada frente al enorme espejo del lugar donde se llevaría a cabo su mejor momento, suspiró cansada, la obligaron a estar separada de Jim por una semana y media ante los preparativos de la boda.

Los tacones imponentes de aguja que portaba con elegancia Claire Nuñez, ya lista con su vestido color crema; resonaron por toda la estancia, caminaba de un lado a otro quejándose con servicio al cliente.

—¡Es que no lo entiende, maldita sea!.— gritó viendo a la ventana de aquella edificación con toques del siglo XII, a petición de la chica.

Si bien no tendría a sus padres con ella, quería estar conectada con Amelia Le Fay y Merlín de alguna manera, por lo que una mansión con detalles de su época, fue la mejor opción.

Miró el vestido enviado, estaba colgado esperando a ser usado por ella; y ella no lo quería.

—Ella no pidió ese vestido.— reclamó la mujer de ahora apellido Casperan.— ¿Si sabe que se trata de la boda de la pareja que salvó al mundo y que gracias a eso todos respiramos y usted tiene un trabajo?

—Calma, 'Ella, no es tan malo.— Mary Wang acarició la espalda de la joven, sintiendo lo tensa que estaba.

—Quiero ver a Jim.— pidió con casi súplica, quiso llorar cuando las tres acompañantes se negaron.

—Es de mala suerte.— Darci Domzalski llegó a su lado, comenzando a cepillar su cabello dispuesta a colocarle la peineta con el velo blanco bordado a mano.— el vestido no es feo.

Y no lo era, pero su definición de hermoso no se basaba en un vestido de tubo sin mangas con escote en corazón, y una falda ajustada a sus piernas.
Por crecer en un ambiente demasiado antiguo, su vestido perfecto iba en uno de mangas pequeñas que colgaban en sus brazos con detalles de seda y blonda, mas una falda en corte princesa y largo, sujetada por una pequeña cinta en su cintura.

Al menos los zapatos eran lo que más le gustaban.

—Se supone que debería sentirme contenta y no me siento así.— confesó, mientras que Darci comenzaba su labor de peinarla y Mary sacaba su maquillaje para prepararla.

Claire colgó el celular con desesperación, fantástico, la tienda no podía ser abierta un sábado. Era día libre.

Al diablo su día libre

.

Aja aún no llegaba, y ella conservaba los arreglos finales.
Todo iba de mal en peor.

Con cuidado, Stella Miracle bajó las escaleras, usando aquel vestido que amenazaba en dejarle sin respirar por su ajuste, aunque debía admitir que tenía curvas que jamás pensó tener. Ya que se vestía con pantalones y algunas camisetas de Jim.

—¡'Ella!.

Se asustó al bajar la última escalera, Claire la había atrapado, pero es que estaba por llorar, faltaban menos de 1 hora para decir "acepto" y Aja no estaba, Krel tenía problemas con el equipo de sonido y quien los casaría llegaría con retraso.

—Solo quiero buscar a Aja.— explicó tomando la baranda de las gradas para sostenerse.— estúpido vestido.— se quejó cuando tuvo que subirlo.

—¡CUIDADO!

Una enorme cubeta de agua fría que sería para las rosas blancas, le cayó encima, arruinando el vestido, el maquillaje, el peinado.
Lo único bueno fueron los zapatos.

No dijo nada, tenía un enorme nudo en su garganta que ni tragando duro podía bajar, Claire tampoco le dijo algo, la chica estaba haciendo un enorme esfuerzo para no llorar frente a ella, por lo que, solo se giró y retornó las escaleras para encerrarse a solas.

—Alguien que llame a Jim, es urgente.— dijo a través de los auriculares que lo comunicaban con todo el grupo, excepto a la pareja prometida.

Ella creó un portal y des apareció por unos segundos.

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¿Dónde estás Jim?

Ahora sí que lloraba, ni siquiera se molestó en cambiarse o secarse, podría contraer un resfriado por ello, pero todo lo demás le pesaba en sus ganas de llorar.
Afortunadamente estaba sola, no quería que Mary o Darci vieran el desastre en el que se había convertido su obra dd transformación.

Una mano acarició su espalda, y aunque quería estar sola, el gesto solo logró hacer que llorara más.

—Princesa, ¿Por qué lloras?.

Al escuchar aquella voz, levantó su rostro con lentitud, viendo aquellos ojos azul cielo que tanto amaba, verla con preocupación. Y en cuanto Jim la vio, no evitó sentirse mal, ni siquiera él se atrevía a hacerla llorar y verla con el maquillaje corrido, sus mejillas y nariz rojizas a causa del llanto y sus ojos lagrimosos, le rompió el corazón.

—Es un desastre.— murmuró escondiendo su rostro nuevamente.— ni siquiera he podido verte por casi dos semanas y ahora el vestido no funciona y mi cabello se arruinó.

—Al menos sé que no fui el único en enloquecer por no verte.— confesó el azabache en su elegante traje, sin dejar de acariciar la espalda del chico.— pero tengo algo que te hará sentir mejor.

—¿Huir de aquí?.— se atrevió a cuestionar.

Levantó su vista nuevamente, abriendo sus ojos con sorpresa, Jim tenía entre sus manos el vestido que ella siempre quiso, habían conseguido su vestido predilecto.

—¡Lo tienes!.— limpió sus gruesas lágrimas y observó a detalle el vestido.

—Sí, y me parece que usted debe arreglarse, no querrá dejar al novio plantado en el altar.— dijo con una sonrisa, acariciando las mejillas de la contraria.

—¿Me das un beso?.— preguntó la chica con un pequeño puchero, algo nuevo para Jim.

La chica no era de pucheros o caprichos, nunca los hacía frente a él solo los tenía pucheros ante el dolor de su "semana sangrienta" pero a solas.

Quería decirle que sí, lo juraba con su alma viva, era como el llamado de una sirena. Quería besar aquellos labios color cereza, y más en aquel primer puchero que hizo para él.

Jim concentrate, ya tendrás tiempo para besarla después

Se acercó a la chica, solamente rozando las narices en un pequeño beso esquimal, y cuando la chica quiso hacer contacto con sus labios, se alejó un poco, obteniendo un quejido.

—Espera a que termine la boda.— dijo con burla, sonriendo ante la protesta de la de mirada zafiro.

No se vale...

—Antes de que me vaya, quiero pedirte un favor.— dijo él buscando algo en los bolsillos internos de su saco.

Cuando obtuvo aquel delgado objeto de tela, se lo mostró a la de cabellos carmesí, viendo como ella fruncía el ceño confundida del porqué quería que ella usara aquel trozo de rela fruncido.

—¿Una liga de pelo?.— preguntó tomándola entre sus manos, viendo que tenía elástico y algunos detalles mínimos. No entendía el objeto y su función.

Jim negó confundiendola más.

—Es una liga, pero no para el cabello...— le explicó con una pequeña sonrisa.

—No lo entiendo, ¿Es para toda mi cabeza? Porque estira demasiado para ser para una coleta.— comentó estirando aquella tela para demostrarle su punto al azabache.

—Solo pontelo para mí, ¿Si?.— preguntó ansioso, ahora se preguntaba si fue buena idea seguir las ideas de Douxie y Toby, ya que ellos ya eran expertos en el tema.

Aunque Stella no era cualquier chica humana de edad promedio, pero también confesaba que se veía tentador el uso de aquella prenda.

—Está bien, no sé en dónde me lo pondré, pero si es lo que quieres...

Ahora se sentía mal con aquella preciosa inocencia, ¿Había hecho lo correcto? Eso lo sabría hasta que toda la boda terminara.

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—¿En la pierna?

Mary Wang estaba mostrándole a Stella el cómo usar el objeto que Jim le pidió que usara, y se mostró incrédula al saber que aquello se usaba en la pierna.

—Esto debió ser obra de Douxie.— murmuró Claire tomando la prenda entre sus manos.

—¿Por qué debo ponerme eso en la pierna? ¿Y si me corta la circulación?.— sus preguntas eran para morirse de ternura, y cualquiera que la viera probablemente se burlaría por la actitud de una chica de 24 años.

—No, 'Ella. No te cortará la respiración.— Darci le sonrió, llevándola hasta el baño para que pudiera cambiarse.— ahora ve y ponte la ropa interior que te di.

La chica tomó entre sus manos aquella caja adornada con un moño dorado, era un regalo de Darci Domzalski para ella; al destaparlo, se boca se tornó en una mueca.

De todas las bodas a las que había asistido, jamás vivió tantas emociones como ahora.

—¡Esta ropa interior no parece ropa interior!.— su boda era confusión total y eso causaba gracia en sus damas de honor.

—¿Darci, qué hiciste?.— preguntó una risueña Claire.

—Le di su regalo, no tiene nada de malo.— se encogió de hombros.— ¡Vamos, 'Ella! Pontelo y sal para que pueda ver cómo te queda.

—¡Ni hablar! Esto no tapa nada... ¡ES CASI TRANSPARENTE, POR DEYA!

Tras una larga charla de 5 minutos tratando de convencer a Stella de cambiar su ropa interior, la chica accedió. Claire fue muy persuasiva al explicarle que su ropa interior combinaria con la liga que Jim le regaló.

Stella no podía estar más sonrojada de la vergüenza.

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Y sin más, la boda dio comienzo.

—Damas y caballeros, estamos hoy aquí reunidos, para dar comienzo a la unión eterna de estos jóvenes en sagrado matrimonio.

Blinkous Galadrigal limpió sus lágrimas constantes, estaba viendo a Stella casarse, no esperó que el día llegara tan pronto.
Pero ahora no podía evitar recordar aquella niña pequeña curiosa de la vida que anhelaba un amor como el de sus libros de cuentos.

Si Amelia la viera, estuviera orgullosa

Krel, alias "El tío millonario soltero" abrazó a los dos sobrinos que tenía con sus brazos, muriendo de ternura al ver los ojos curiosos y asombrados de Stella Miracle al ver a su alrededor; el amor platónico por la de cabellos carmesí, había cesado, ahora era recordado con la primera experiencia fuerte que tuvo en el mundo humano.

Al menos la amistad de ambos seguía intacta, y ahora que era el tío soltero y millonario; podía gastar en sus 10 sobrinos, los hijos de Aja y Steve; los gemelos de Claire y Douxie, el hijo de Toby y Darci... ¿Quién sabe? Pronto habría un nuevo pequeño en la familia si Stella se embaraza pronto.

—Si hay alguien que no quiera que se lleva a cabo la unión de Stella Miracle y Jim Lake, que hable ahora o calle para siempre.

Aja y Claire lanzaron una amenazante mirada hacia los invitados tanto de la raza Troll como la raza humana.
Jim solo sonrió con suficiencia cuando miró entre los invitados a aquel castaño cuyo nombre olvidó que siempre estaba cerca de Stella.

Ella no lo invitó, al contrario, Jim le entregó la invitación personalmente para sonreír con satisfacción ante el desagrado y sorpresa de aquel descarado.

"Tal parece que ella ya eligió con quien quiere amanecer todas las mañanas"

Ah, aquella frase fue el detonante. Casi se carcajea ante la molestia del otro, pero él pudo no ir, sin embargo, ahí estaba, dándole más satisfacción a Jim Lake.

—Jim Lake, ¿Aceptas a Stella Miracle como esposa y compañera de vida; para amarla, cuidarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

Con las manos entrelazadas, se miraron a los ojos, donde aquel brillo que cualquier estrella o diamante podría envidiarles. ¿Decir que no? Primero se cortaría la lengua antes de decirle que no.

Aquella preciosa cara de fina porcelana, cuyos ojos zafiros de colección exclusiva brillaban solo para él, donde aquel cabello carmesí y suave como la seda podía ser acariciado por sus mortales manos. Portadora de suaves y un poco regordetas mejillas, y donde todo contrastaba con unos labios tono cereza, cubiertos por un brillo de aquel sabor.
Y ahora verla portando su anillo de compromiso, un vestido único y un velo precioso; era como ver a una princesa, una reina, una guerrera, una diosa.

Era ver al amor de su vida.

—Acepto.— dijo sin rechistar, con una sonrisa tímida, la chica tenía una profunda mirada capaz de poner nervioso a cualquiera.

—Ahora, Stella Miracle.— suspiró contenta al escuchar su nombre.— ¿Aceptas a Jim Lake como tu legítimo esposo, para amarlo, cuidarlo y respetarlo, hasta que la muerte los separe?

Y más allá de la muerte también

Apretó sus manos heladas contra las de su contrario, mordiendo un poco su labio inferior, estaba pasando realmente, todo era su vida real. No un cuento que ella leía donde de vez en cuando se imaginaba como la protagonista.
Tenía algo mejor que un príncipe, que un rey, tenía una obra de arte digna de la adoración de cualquier ser humano desde el rango más alto al rango más bajo; tenía a su Cazatroles, y ella ya había ganado todo.

Veia al amor de su vida.

—Acepto.— respondió sintiendo su corazón golpear con más fuerza su pecho.

—Ahora yo los declaro, marido y mujer.— dijo para ser recibido por todos los gritos y celebraciones de alegría.— puede besar al.-

Stella no perdió el tiempo, tomando del cuello del esmoquin de Jim y atrayendolo hacia ella. Besandolo con euforia y amor, una escena peculiar, Jim era quien estaba un poco inclinado ante el beso exigente que ella le daba.

Bueno, casi dos semanas sin estar juntos lo ameritaba en realidad.

—... al novio.— concluyó el padre con una sonrisa, pues era extraño y casi imposible ver aquel comportamiento en las novias. Pero era tierno en Stella Miracle.

Ahora no podrás huir de mí, señor Lake.— murmuró la fémina en español, solo para él.

Ahora eres mía, y ningún tonto hechizo podrá detenerme, señora Lake.—  le fue contestado.

Y ambos volvieron a besarse.

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